BLOC CULTURAL,

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jueves, 12 de agosto de 2021

Órbita Laika - La maldad inocente ,./ Zona indie - Cine - Secreto nupcial (TV) ,. / + Cotas - Abejarucos,. / Generaciones - Del adobe a las vidrieras ,.

 

TITULO: Órbita Laika - La maldad inocente ,.

Lunes -9- Agosto las 22:00 en La 2 / foto,.

 La maldad inocente,.

 

La incorporación del cuchillo a su repertorio le supuso un ascenso jerárquico inquietante,.

A Joaquín Hernández Fresno, de 32 años de edad y sin profesión conocida, le dicen el Bienhablado porque habla muy mal. Cada vez que abre la boca, el lenguaje común se convierte en una jerga que sólo entiende él, y aun eso habría que comprobarlo.

Desde que era adolescente, el Bienhablado nos ha dado mucha guerra en comisaría: uno de nuestros clásicos imperecederos, digamos. Al principio, raro era el día en que no salía corriendo de un ultramarinos con un par de bolsas de patatas fritas o con una tableta de chocolate. Luego fue yendo a más con la sustracción de zapatillas deportivas y de prendas de vestir, hasta que tuvo su gran momento delictivo la tarde en que se le ocurrió presentarse en Calzados Núñez con un cuchillo y con la exigencia de que le diesen dos pares de kiowas, uno negro y otro marrón, del número 43. Aquello fue llevar las cosas un poco más lejos de la cuenta, pero al Bienhablado lo salvó ante la ley lo mismo que lo condenaba ante sí mismo: su mente estropeada.

El cabo primero Heredia, que anda muy metido en las cosas del pensamiento asiático, diagnosticó que el Bienhablado tenía un problema provocado por la dislocación de los chacras, lo que ni de lejos coincidía con el criterio de Millares, el psiquiatra forense, que se inclinaba menos por lo de los chacras que por un trastorno catalogable en el subtipo de la esquizofrenia desorganizada. A saber. Fuese por lo que fuese, el caso es que el Bienhablado, a partir del incidente que tuvo lugar en Calzados Núñez, pasó de ser para nosotros un raterillo a convertirse en un elemento potencialmente peligroso: del hurto al atraco. La incorporación del cuchillo a su repertorio le supuso un ascenso jerárquico inquietante.

Millares tuvo un par de charlas con el Bienhablado, imagino que menos esperanzadas que preceptivas, y provocaba una mezcla de risa y de escalofrío el hecho de imaginar lo que el Bienhablado pudiese sacar en claro de las disquisiciones profesionales del loquero, a quien sin duda daba por loco, por esa actitud relativista que tienen los locos con respecto a la locura: algo que afecta al resto del mundo. Lo que quiera que el Bienhablado le dijese a Millares sería capítulo aparte, y a saber lo que Millares alcanzaba a interpretar de aquellas rebujinas verbales que salían de la boca de su paciente como entes informes, en medio de los gestos vehementes con que solía acompañarlas.

Como no hace falta decir, el Bienhablado siguió a lo suyo, aunque sin cuchillo por medio. Le dio, sobre todo, por los bazares chinos, de los que lo mismo se llevaba unos alicates que un juego de rotuladores. El Bienhablado tenía contentos, en fin, a los chinos, que llegaron a juramentarse para lincharlo si ponía un pie en alguna de sus tiendas, ante lo que el Bienhablado optó por una solución imaginativa: birló en un bazar una peluca, unos bigotes postizos y unas gafas y se presentaba disfrazado ante sus víctimas asiáticas, aunque sin demasiado éxito con el camuflaje, pues raro era el día en que no recibíamos la denuncia de un chino o incluso el aviso de que lo tenían retenido en su local. En una ocasión, los dependientes del Gran Bazar Pekín llegaron a atarlo a una silla, con la boca tapada con cinta americana, lo que nos obligó a advertirles de que esas cosas tal vez podían hacerse en China, pero aquí no tanto.

Aparte de la comunidad china en pleno, el Bienhablado tenía un antagonista: el Niño Parodi, que se dedica al camelleo de cocaína y a la venta amateur de coches usados. Nunca he sabido el origen de esa inquina, pero el caso era que, cada vez que el Niño Parodi veía al Bienhablado, se iba para él y, sin mediar palabra, le daba una tunda.

Una noche nos avisaron de un incendio en las dependencias abandonadas de la Cooperativa de Pescadores. Mandé para allá una patrulla, porque detrás de un fuego suele haber algo más. Al rato, los agentes me llamaron para decirme que me personase allí sin perder ni un minuto.

Cuando llegué, los bomberos ya habían hecho su tarea, porque el fuego resultó no ser más que una fogata. Pero lo otro…

Los muros de la antigua cooperativa están recubiertos de pintadas con mensajes obscenos o vagamente libertarios, con símbolos satánicos y con firmas artísticas de los maestros juveniles del espray. Sentado en el suelo, estaba el Bienhablado, esposado y con aire ausente, como si la mente se le hubiese fugado del cuerpo. A pocos metros de él, con las manos atadas, colgaba de una soga el cadáver del Niño Parodi. Uno cree llevar visto de todo, pero el mundo es siempre una novedad.

Al rato llegó el juez y descolgaron al Niño Parodi de la viga, operación que fue seguida con una extraña sonrisa por parte del Bienhablado. Una sonrisa inocente y se diría que primitiva, como la del tipo que acaba de aplastarle el cráneo con un hueso de mamut a su vecino de cueva. Y creí comprender algo tal vez incomprensible: que la realidad asciende a la categoría de ficción cuando el bien y el mal no son dos categorías opuestas, sino dos opciones aleatorias. No creo que el Bienhablado lo entendiese así, pero desde luego lo puso en práctica, con el Niño Parodi como cobaya del experimento.

Los comerciantes chinos descansarán, en fin, durante una temporada. 

 

TITULO :   Zona indie - Cine -  Secreto nupcial (TV) , .

Este lunes-9- Agosto a las 23:30, en la ‘Zona indie’ de La 2 se emite la película, foto.

 Secreto nupcial (TV)

Reparto
 
Carnegie, una organizadora de eventos, se va a encargar de una de las bodas más importantes de la ciudad, donde contraerán matrimonio dos hermanas de una de las familias más ricas. Pero cuando, durante la ceremonia, una de las damas de honor muere, todo se convierte en una pesadilla. Carnegie intentará descubrir al culpable. 
 
 

TITULO:  + Cotas -  Abejarucos ,.

El Sabado -7- Agosto  a las 9:30 por La 1, foto,.

  Abejarucos,.

 

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Abejarucos
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Taxonomía
Reino: Animalia
Filo: Chordata
Clase: Aves
Orden: Coraciiformes
Familia: Meropidae
Géneros

Los merópidos (Meropidae) son una familia de aves del orden Coraciiformes que comprende los abejarucos, especializados en comer insectos voladores, sobre todo abejas. La mayoría de las especies se encuentran en África pero también existen en el sur de Europa, Madagascar, Australia y Nueva Guinea. Se caracterizan por sus plumajes de ricos colores, cuerpos delgados y usualmente colas con plumas centrales largas. Todos son coloridos y tienen picos curvados hacia abajo y alas puntiagudas, que les dan apariencia de golondrinas cuando se ven de lejos.

Historia natural

Además de las abejas, como sugiere el nombre, comen avispas y cualquier insecto volador que atrapan en vuelo súbito desde una percha despejada. Pero las abejas melíferas son su dieta predominante. La distribución de los abejarucos es casi idéntica a la distribución natural original de las cuatro especies de abejas más comunes [cita requerida]. Fry et al.1​ plantean que 20 estudios separados de las dietas de 16 tipos de abejarucos, muestran que los Hymenoptera (hormigas, abejas y avispas) constituyen del 20 al 96 % de todos los insectos comidos, y que las abejas melíferas eran en promedio alrededor de un tercio de los himenópteros consumidos.

Antes de tragarse la presa, un abejaruco le quita el aguijón golpeando repetidamente el insecto contra una superficie dura. En este proceso, la presión que le aplica al insecto va extrayendo la mayor parte del veneno. Notablemente, los abejarucos sólo capturan sus presas en vuelo, pero si esos mismos insectos no están volando los ignoran.

Los abejarucos son gregarios. Forman colonias anidando en túneles excavados en los lados de banquinas arenosas, como las que se forman al colapsar los bordes de un río. Gran número de estos agujeros pueden verse a menudo juntos, con las huellas blancas, por el reguero de sus deposiciones, acentuando las entradas. La puesta es de 2 a 9 huevos (dependiendo de la especie) blancos. La mayoría de las especies son monógamas y ambos padres cuidan sus hijos.

Taxonomía

La familia Meropidae contiene 27 especies en tres género2​ distribuidos en dos subfamilias, Nyctyornithinae (los abejarucos barbudos, que en las últimas versiones de la lista de Charles Sibley se separan con el estatus de familia Nyctyornithidae) y Meropinae (los abejarucos típicos),.

 

TITULO: Generaciones - Del adobe a las vidrieras ,.

 

Del adobe a las vidrieras,.

León es un territorio de contrastes: entre Tierra de Campos, de vocación agrícola, y el Bierzo minero hay 60 grises intermedios, foto.

A ver, centrémonos un poco. Por 'adobe' no me refiero a la empresa de software con sede en California, sino a la masa de barro mezclada con paja y piedras que pusieron de moda los árabes y que lleva siglos siendo el material de construcción sobre el que se levanta buena parte de la España vaciada. Pues bien, atravesamos un territorio salpicado de casas de apariencia tosca que han aguantado el paso de los siglos, aunque a menudo parezca que bastaría el lobo de los tres cerditos para echarlas abajo de un soplido. Seguro que quien las construyó nunca oyó hablar ni de la Bauhaus ni del Art Nouveau, pero son frescas de día y transfieren calor a la noche, y eso es algo que se agradece por estas soledades.

Echamos a andar en Terradillos de los Templarios, que encaja como un guante con el escenario que les describo. Conejos y ratones de campo apuran los momentos de oscuridad como si el Camino fuera un 'afterhour', mientras los girasoles, por contra, lucen mustios y cabizbajos. Parece que la meteorología ha esperado a que dejáramos atrás Tierra de Campos para cubrir de nubes ese cielo de 180 grados, donde a lo largo de la jornada veremos cómo los trigales van dando paso a las vides y a los maizales, que reciben de los aspersores lo que la naturaleza les niega. Palencia queda atrás y cuando llego a las puertas de Sahagún un cervatillo se cruza en mi camino y me despisto tratando de seguirlo.

Cuatro kilómetros, entre ida y vuelta, a sumar a una jornada que ya superaba los 30. Vuelvo sobre mis pasos y me encuentro con que es día de mercado. Ando más perdido que un pulpo en un garaje, así que pregunto. Lógico, ¿no? Cuando corrijo el tiro oigo a mi espalda: «Yo a todos les digo 'al fondo a la izquierda', no falla». «Oye, no fastidies que ya he perdido bastante tiempo. A ver si voy a acabar en Algeciras». «Es broma, hombre. Toma unas cerezas para endulzar el paseo». Son grandes como ciruelas. Lo que yo decía: ¡qué majo este tipo!

La gente bebe prieto picudo y devora tablas de cecina y queso. Ah, me relamo. Dios aprieta, pero no ahoga

Serán en total 8 horas de travesía, con una parada para probar ese chorizo con el que sueño desde la víspera, que lo cortés no quita lo valiente. Unos metros por delante distingo a Gautier, inconfundible con su sombrero de la Policía Montada del Canadá. Avanza, marcial, desde que le vi en Nájera. Siempre impecable, como si estuviera de colonias: hasta los calcetines blancos refractan el polvo. A su lado, parezco el Grinch. Desde Sahagún a Bercianos del Real Camino hay más de 10 kilómetros, y de allí a El Burgo Ranero otros 7, sin más compañía que una larga hilera de plátanos de sombra a un lado y los coches que bajan lanzados por la carretera. Arrumbada entre la maleza asoma la tumba de Manfred Kress Friedrich, un peregrino muerto en 1998 cuando hacía el Camino, quién sabe si por un infarto o a causa de un golpe de calor.

Conozco entonces a Doreli, una venezolana que vive en Nueva Jersey (EE UU) desde hace 25 años, profesora de español y casada con un arquitecto. Le pregunto, cómo no, qué hace una chica como ella en un sitio como éste, y me habla de una visita a Compostela con su marido hace años y de la impresión que le causó ver a todos esos peregrinos llegando al Obradoiro, extenuados pero felices. «Comprendí que tenía que hacerlo, que me estaba perdiendo algo. Es un desafío», me dice con un crianza en la mano antes de echar de nuevo a andar. Hoy se ha extraviado una vez y volverá a hacerlo antes de salir del pueblo. Va cubierta de arriba a abajo porque el sol le hace daño –«Has venido al lugar indicado», pienso– y no sabe dónde ha dejado los bastones. Y eso que viene desde Roncesvalles. Va a ser cierto después de todo que los milagros existen.

Lomo adobado

El Burgo Ranero quedará grabado a fuego en nuestra memoria por su lomo adobado, cuya receta el carnicero se niega a compartir, terco como una mula. Torreznos, jamón, chorizos... Qué dura tiene que ser la Cuaresma aquí, por Dios. Falla el wifi, no hay nadie que selle la credencial, a las diez de las noche toca recogerse... Vamos, una fiesta. Menos mal que la puesta de sol nos reconcilia con el pueblo, que parece arder unos minutos mientras atronan las golondrinas. Por delante, seis horas de sueño seis, entre ronquidos, ventosidades y carraspeos varios. Por no hablar de las visitas al baño o los móviles que se activan de madrugada con el politono de 'El bueno, el feo y el malo'. Para liarse a tiros.

Hay 37 kilómetros hasta León, así que enfilamos el camino con resignación cristiana. Alguien ha vestido los árboles con forros de ganchillo y quedan hasta coquetos (aquí la gente se tiene que aburrir mucho, es un pálpito). Marchamos como carne de cañón que somos: mudos, disciplinados y en ayunas. En Reliegos, el bar de Elvis tiene la puerta abierta, pero en cuanto asomo el hocico su dueño se desprende de la oscuridad como un espectro. «Ya lo siento, rey, menuda noche. Hoy no abro», y cierra sin ceremonia alguna, deslumbrado por la claridad del día. Será vampiro. Allá a lo lejos, en Mansilla de las Mulas, suena el altavoz del penal. Puente Villarente, Arcahueja, Valdelafuente... León se extiende tras un carrusel de subidas y bajadas. Toca parada y fonda.

Lo decido nada más verlo. Detrás de las espigadas torres de la catedral y sus vidrios emplomados, me sale al paso un hotel con spa y con él la promesa de unos chorros que se lleven el polvo del Camino. La gente bebe prieto picudo en el Barrio Húmedo, y devora tablas de cecina y queso a la sombra de la muralla. Ah, me relamo. Dios aprieta, pero no ahoga.

 

 

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