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DESAYUNO CENA FIN DOMINGO - REVISTA BLANCO Y NEGRO - La 'penúltima' cena en Palma ,.
DESAYUNO CENA FIN DOMINGO - REVISTA BLANCO Y NEGRO - La 'penúltima' cena en Palma ,. , fotos,.
La 'penúltima' cena en Palma ,.
La Familia Real sale a cenar al nuevo restaurante de Berasategui como despedida de su estancia en Mallorca,.
El martes por la noche, cuando los expertos (si es que alguien puede ser experto en la agenda informal de los Reyes) daban por finalizadas todas sus apariciones públicas en la presente temporada mallorquina, Felipe, Letizia y sus hijas volvieron a sorprender dejándose ver una vez más por las calles de Palma de manera relajada... La escapada en este caso fue para ir a cenar al Txoko de Martín, el restaurante que Berasategui inauguró en mayo en la capital balear y cuya existencia queda patente desde que el turista pone un pie en el aeropuerto de Palma, gracias al enorme cartel luminoso que lo publicita.
Esta ha sido la cuarta salida de los Reyes con sus hijas por Mallorca. Y, aunque no hay confirmación oficial, probablemente sea la última, porque todo apunta a que las vacaciones de la Familia Real en Marivent concluyeron ayer. Ahora deberían empezar lo que se ha dado en llamar sus vacaciones privadas, que este año quizás no tengan lugar en destinos tan exóticos como en otras ocasiones por culpa de la pandemia.
La primera aparición real de este verano en Mallorca consistió en una excursión, el miércoles 4, al santuario de Lluc. La segunda se produjo el pasado sábado por la mañana con una inesperada visita de Letizia y sus hijas al Club Náutico de Palma, donde Felipe VI competía con el Aifos en la 39 Copa del Rey Mapfre de Vela, en la que quedó cuarto. La tercera ocurrió ese mismo día por la noche, cuando salieron a cenar al restaurante Ola de Mar con doña Sofía y su hermana Irene. Y la cuarta, ayer martes, de nuevo solo los cuatro, para probar el flamante restaurante de Berasategui.
'Gestología' real
Y como en las cuatro ocasiones los Reyes y sus hijas no se han quitado en ningún momento la mascarilla ni han pronunciado palabra, más allá de los protocolarios saludos («Buenos días», «Buenas tardes»), su atuendo y sus gestos han ocupado en las crónicas el lugar que antes (los añorados tiempos del posado de Marivent) rellenaban las declaraciones. A este paso la 'Gestología real', pseudociencia dedicada a la interpretación del lenguaje no verbal de los 'royals', acabará convertida en carrera universitaria...
En esa línea, lo más comentado este verano ha sido: la reciente afición de la Reina a las alpargatas planas (¿quizás para dejar claro que sus hijas ya la superan en estatura?); el bronceado de doña Letizia, Leonor y Sofía (mucho más intenso que en veranos anteriores); la predilección de las tres por los vestidos cruzados y anudados a la cintura; las llamativas trenzas francesas de la princesa y la infanta, la noche que salieron a cenar con su abuela paterna y no se despegaron de ella y, por encima de todo, el bolso de 'llengües' mallorquinas de la Reina, que por fin el martes era de 'ikat' artesanal y no una imitación como los que había lucido en ocasiones anteriores. Joana Borrás, presidenta de Moda Mallorca, hasta le envió un agradecimiento público.
Ese bolso, el de verdad, lo llevó doña Letizia a la cena del Txoko, que no disfrutaron en la terraza sino en el comedor interior. Con una variada carta que va desde las divertidas aceitunas chupadedos o el perrito rock and roll, a clásicos como el bacalao con porrusalda, el jarrete meloso de cordero lechal o, ya en la línea más sofisticada, el gazpacho con tartar de verduras, aceituna líquida y lascas de paleta ibérica de bellota, el nuevo restaurante del chef donostiarra (recién recuperado de la covid) se encuentra en Santa Catalina, antiguo barrio de pescadores hoy considerado el 'Soho balear', una zona de moda que los Reyes no quisieron perderse antes de dejar Mallorca. Porque si no fue su última cena en la isla, fue la penúltima.
TITULO: Las rutas Capone -Un total de 68 deportistas de todas las edades se dieron cita en la “IªPrueba Nocturna de Orientación Urbana,.
Un total de 68 deportistas participaron en la primera prueba nocturna de orientación urbana,.
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Se celebró el pasado jueves, día 19 de julio, y forma parte del circuito “Alimentos de Extremadura, Deporte y Naturaleza”, foto,.
Un total de 68 deportistas de todas las edades se dieron cita en la “IªPrueba Nocturna de Orientación Urbana” que se disputó el jueves 18 de julio en el entorno urbano de Castuera, sorprendiendo a viandantes y vecinos que veían a los corredores guiarse con un mapa por las calles de la localidad en busca de los testigos que la organización había dibujado por distintos lugares.
El evento estuvo organizado por el Área de Deportes del ayuntamiento de Castuera, en el marco del circuito “Alimentos de Extremadura, Deporte y Naturaleza”, programado por la Dirección General de Deportes de la Junta de Extremadura, con la colaboración de las Diputaciones Provinciales de Badajoz y Cáceres.
El recorrido de esta prueba deportiva nocturna de la modalidad de “orientación urbana” y de dificultad media-baja se desarrolló en parejas o tríos en un circuito que osciló entre los 4 y 5 kilómetros, dependiendo de la categoría y edad de los participantes.
Respecto a la clasificación, en la categoría absoluta los ganadores fueron los hermanos Pilar y Juan Antonio Delgado. Segundos, Ismael Pozo, José Pedro Caballero y Soledad Morillo, y terceros, Carlos AndrésFernández, José Manuel Morillo y Tomas Cáceres.
En la modalidad “Familias”, Pablo Tena, Alejandro Tena y Javier Sánchez, consiguieron la primera plaza, segundos fueron: Olga Martos, Juan Morillo y Luis Espejo Martos, y terceros: BelénFernández, Miguel Hidalgo, Javier Hidalgo y Álvaro Morillo.
El podio de la categoría 14-17 años, lo coparon: Dylan Anguas, Antonio Sánchez y JoséMaríaFernández, segundos: David Brime, Alberto Nogales y Francisco Fernández, y terceros: Gregorio Custodio, Alejandro Tena y Carlos Gallardo.
Y finalmente, en la categoría 10-13 años los ganadores fueron: Pedro Tena, Javier Romero, Diego Rodríguez y Álvaro Tena. Segundos: Ismael Peña, Daniel Conde, Ismael Parejo y Juan Romero, y terceros: Alejandro Sánchez, Nicolás Fernández y Eugenio Sánchez.
TITULO: Un país mágico - Ya somos caravanistas... O nuestra primera noche libre y salvaje ,.
El sabado -14- Agosto a las 18:30 por La 2, foto,.
Ya somos caravanistas... O nuestra primera noche libre y salvaje,.
Con la casa a cuestas,.
Nos ilusiona atravesar una frontera que hasta hace nada era solo una línea en la pantalla del móvil,.
Con la casa a cuestas una cree poco en las señales. De hecho, si hubiera creído en ellas seguiría soltera, porque la única señal que me dio mi santo al conocerme indicaba que yo no le gustaba, o eso interpreté astutamente tras darme plantón en nuestra primera cita. Pero hay días en que las casualidades te sorprenden: anoche nos quedamos dormidos con la radio encendida y hoy, la mañana en la que partimos para el Algarve, nos hemos despertado cuando sonaba 'María la portuguesa'. Es un buen presagio.
En La Temblorosa tarareamos la canción al tiempo que entramos en un país cuyo perfil hemos recreado muchas veces dibujando los mapas de Sociales: la nariz de Lisboa, la boca de Comporta, la barbilla prominente de Sagres. Nos ilusiona atravesar una frontera que, hasta hace unos pocos kilómetros, era solo una línea en la pantalla del móvil.
Por seguir con la literalidad de la letra de Carlos Cano pensábamos ir desde Ayamonte hasta Faro, pero parece que el espíritu caravanero empieza a poseernos porque nos aventuramos y nos dejamos llevar por la carretera: paramos en Cacela Velha, una aldea diminuta sobre un acantilado, para certificar tanto la belleza de las casas blancas rematadas en azul como la plaza de parking que el párroco tiene reservada en la puerta de la parroquia. «La iglesia y sus privilegios», dice el heredero. De verdad, qué cruz de anticlericalismo adolescente. Pero mejor revolucionario que tronista.
Continuamos hasta Santa Luzia, muy cerca de Tavira y famosa por su pulpo. Mi santo, un medio gallego capaz de comerse al mismísimo pulpo Paul sin remordimiento alguno, no quiere perder la ocasión de hacer una comparativa hispano-lusa, así que pedimos 'polvo à lagareiro', 'polvo grelhado' y 'salada de polvo'. Con tanto 'polvo' no sé si estamos leyendo la carta o las memorias de Pipi Estrada.
Comemos mirando al Parque Natural da Ria Formosa. Ante nuestros ojos pequeños barquitos de pesca, cangrejos violinistas y gaviotas; sobre la mesa una botella de vino blanco y frío. La felicidad era esto. Después iremos hasta la playa de Barril, a la que se llega a bordo de un trenecito, y nos encontraremos con el cementerio de anclas, un camposanto donde reposan unas doscientas áncoras clavadas alineadamente sobre las dunas y que son muestra de la flota de barcos que salieron a capturar atunes hasta los años sesenta, época en la que tuvieron que abandonar dicha actividad por la sobrepesca. Hoy las anclas muertas miran hacia una playa enorme, deslumbrante, donde los bañistas más atrevidos (el agua está helada) se cruzan con pijas que envuelven sus cuerpos delgados en camisolas floreadas mientras arrastran capazos de esparto y lucen gafas tamaño XXL. Las pijas son iguales en todo el mundo.
La temblorosa
Volvemos a la Temblorosa, aparcada a la entrada del pueblo en una zona arenosa donde estacionan varias autocaravanas y furgonetas. «Podríamos quedarnos aquí a dormir», digo. No sé ni cómo han salido esas palabras de mi boca. Yo, que cierro la puerta del armario cada noche para que no salgan los fantasmas; yo, que oigo cualquier ruido en la madrugada y me tapo la cara con la sábana, he pronunciado tamaño disparate. Pues sí, esa yo va a pasar la noche, por primera vez en su vida, fuera de un entorno controlado. En medio de la calle, vamos.
«Ey, companheiro!», le dice alguien a mi santo, que todavía no sale de su asombro tras escuchar mi propuesta. Es el tipo que está en la autocaravana más cercana. Cincuentón descamisado, enseña una barriga tan enorme y con una piel tan curtida y estirada que podría forrarse con ella los sillones de cualquier dictador ugandés. Y si Steinbeck cuenta en 'Viajes con Charley' que él siempre ofrecía café y un vaso de whisky a aquellos con los que se cruzaba en su camino, nosotros le ofrecemos una cerveza para pegar la hebra. Él habla en portugués, nosotros en español, y nos entendemos como los caravanistas profesionales que somos. Nos dice que es un sitio seguro, que lleva allí dos noches y la policía no ha pasado, pero que Portugal ha dejado de ser el paraíso que era para las caravanas. Y más en la zona del Alentejo, hacia donde nos dirigimos. «No hacemos daño a nadie», se lamenta pegándole otro trago a la cerveza.
El portugués viaja con su mujer y con su hijo. «¿Cuántos años tiene el chaval?», le pregunto. «Dieciséis». «Anda, como el nuestro. ¿Y protesta mucho?». «Sí, muchísimo», contesta. «Anda, como el nuestro». Nos reímos en dos idiomas. Los adolescentes, como las pijas, son iguales en todo el mundo.
Velar por nuestro sueño
A las diez y media ya estamos acostados. El vecino vela nuestro sueño junto a otros viajeros que pasan allí la noche. Y aquí hay que nombrar las desventajas del heteropatriarcado, que también tiene alguna: a pesar de que estamos bien acompañados mi santo no pega ojo, inquieto, preocupado. Le ha salido la cosa atávica de proteger a la familia, como si fuera Liam Neeson. Solo le ha faltado meterse un cuchillo de plástico bajo la almohada. El heredero y yo, en cambio, dormidos a pierna suelta.
A la mañana siguiente nos despertamos temprano; nosotros descansados, mi santo con unas bolsas delatoras bajo los ojos. Pero estamos contentos, porque Santa Luzia nos ha devuelto la vista, la perspectiva sobre este viaje. Ya somos caravanistas de verdad. O algo así.
TITULO: Diario de un nómada - Las huellas de Gengis Khan - El vigilante del agua,.
El domingo-15-Agosto a las 19:00 por La 2 , fotos,.
El vigilante del agua,.
El vigilante del agua,.
Oficios de Verano,.
A punto de finalizar Ingeniería de Caminos, Samuel ejerce como socorrista en el camping donde antes trabajó de camarero. «Esto es como una gran familia», asegura,.
Aún faltan diez minutos para que, a las once en punto, abran las piscinas del camping de Bañares y ya hay gente esperando para poder zambullirse. Y eso que, aunque ha amanecido soleado, no aprieta el calor que se promete a partir del mediodía. Es una fila tan improvisada, heterogénea y bien avenida que no merece el rango de fila. La encabeza una veterana con la toalla enroscada a la cintura, le sigue un hombre con albornoz y el pelo alborotado y está rematada por una madre con dos mocetes a los que se les marcan las costillas mientras soplan fuerte para inflar sus flotadores. «Siempre son los primeros, nunca fallan», informa Samuel Riaño, que saluda a cada uno de ellos por su nombre mientras abre la valla para que vayan pasando después de confirmar el número de la parcela donde se alojan, aunque las conoce casi de memoria. El entorno está impoluto y todo huele a cloro, calma y césped recién cortado.
Igual que los bañistas cumplen su ritual y toman el sitio que ocupan cada día, Samuel completa la liturgia que le impone el trabajo de socorrista en el que se ha estrenado este verano y que comienza media hora antes de que el vaso empiece a agitarse. Activar el walkie talkie que le comunica con mantenimiento, recoger en recepción las llaves de acceso, revisar el botiquín, chequear los niveles del agua, verificar que no hay ninguna baldosa suelta, controlar el aforo que la pandemia ciñe ahora a 787 personas... Es su primer año en una tarea con la que se confiesa encantado, pero ya ha cumplido cuatro trabajando en el camping. Los anteriores, detrás de la barra de uno de las dos bares (además del chiringuito, ahora cerrado para respetar las limitaciones obligadas por la covid) que se reparten por unas instalaciones de más de 120.000 metros cuadrados ordenadas en calles y con todos los servicios imaginables a solo un par de kilómetros de Santo Domingo de la Calzada. Frontones, supermercado, farmacia, lavandería, restaurante , miniclub o, por supuesto, una extensa piscina principal y otra más recogida para los pequeños. «No es que sea como un pueblo, es que es mucho más grande que la mayoría de los pueblos de alrededor», comenta Samuel, mientras recuerda que también a él le sorprendió esa enormidad la primera vez que franqueó la entrada principal jalonada por una colección de banderas que anticipan la diversidad de los inquilinos que habitan dentro. Unos exclusivamente para el periodo estival o festividades, pero no pocos durante prácticamente todo el año, con picos de hasta 2.800 usuarios en las temporadas más concurridas.
Erasmus en Roma
A punto de completar sus estudios de Ingeniería de Caminos en la Universidad de Cantabria y después de un curso en Roma de Erasmus, Samuel siempre ha tenido claro que sus veranos de estudiante son un poco para disfrutar y un mucho para sacarse un dinero. «Así echo una mano en casa y tengo para mis gastos», cuenta mientras se cala una visera a la moda que le protege de un sol que va a aumentado en intensidad. Cuando contactó con Jon Salgado, el director de las instalaciones de Bañares, la primera opción fue la de camarero. Esta vez las prioridades han cambiado y ha preferido cambiar la bandeja por el bañador. «Muchos de mis amigos de Santander han acabado la carrera y ya tienen trabajo en diferentes ciudades, así que es el último que vamos a poder disfrutar todos y de esta manera tengo algo más de tiempo para poder compartirlo con ellos», expone este calceatense de 24 años que con esa flexibilidad –turnos de mañana o tarde compartidos con otro compañero, de 11 a 16 horas o de 16 a 21 horas– también puede ir y venir a casa cuando acaba su jornada.
Amante de los deportes acuáticos desde chaval y con una forma física bien acreditada, el curso para obtener el título de socorrista no le supuso un esfuerzo excesivo. Una parte teórica, otra exclusivamente práctica y un examen final para obtener la acreditación a la que suma una preparación específica en prevención contra el coronavirus y el manejo de desfibriladores que confía en no tener que utilizar. «En todos los veranos que llevo aquí nunca ha ocurrido nada y antes tampoco me consta que haya habido ningún incidente», dice. «El ambiente del camping es muy cercano, casi todo el mundo se conoce y la gente se comporta con mucha educación; somos una gran familia y a mí ya me conocen de antes», completa sin dejar de dirigirse a los que entran y salen –«¿cómo estás?; hoy parece que va a pegar fuerte; qué bien se respira aquí, agur, agur»– del recinto de una piscinas «que no tienen nada que ver con otras más concurridas de algunos municipios, donde las cuadrillas de adolescentes van a su aire y hay quien no respeta nada».
«No es que el camping sea como un pueblo;es más grande que muchos pueblos de la zona y puede llegar a los 2.800 usuarios»,.
Que no haya una sensación de peligro acuciante no significa que Samuel baje la guardia. Entre la piscina grande donde nadan los mayores y la menos profunda para chapotear los chiquillos hay instalada una atalaya. Es la silla reservada para el socorrista en lo alto de unas escalerillas y desde la que se domina el entorno, aunque Samuel rara vez se sienta en ella. «Prefiero estar todo el rato en movimiento, dando vueltas alrededor y observando todo de cerca». «Lo más probable es que no pase nada –razona–, pero si hay que llegar a actuar, unos segundos pueden ser vitales».
La mujer que ha inaugurado el baño nada más abrirse las puertas da fe. «No quita ojo, siempre está encima; muy buen chaval». Se llama Gema, viene de Arrasate, achicharre o esté nublado pasa cada mañana caminando en la parte menos profunda para aliviar su ciática y ya casi ni se acuerda de cuándo fue la primera vez que recaló en Bañares. «Por lo menos hace 33 años que vamos viniendo», calcula. «Aquí se está en la gloria, y por las noches duermes de maravilla con la brisita que entra por la ventana, aunque el día haya sido criminal de calor».
Samuel está un poco colorado. O se ha sonrojado o el sol, que ya ha roto definitivamente cualquier tregua, se ha cebado con su piel pese a tener siempre cerca la crema protectora. Las bañistas que pasan por el pasillo central de las piscinas han mojado las baldosas. Dos críos corretean con sus flotadores y el socorrista les advierte:cuidado que resbala.
fotos , Un trío en la cocina -Osso bucco y risotto" ,.
Este episodio está dedicado a un plato de la cocina transalpina: el osso bucco y a su acompañamiento, el risotto. Para saber de esta receta, Julie habla con expertos en la cocina transalpina. La receta del chef, un risotto con acento vene-ciano. En Paris, una genovesa que regenta una tienda con productos italianos, reinventa el osso bucco con pescado e, incluso, un risotto al horno; conoceremos a un cultivador de la variedad risotto en la Camarga, y, por último, algunos trucos para usar las sobras del risotto.
TITULO: Documentos TV - Un año para salvar mi vida,. ,.
Documentos TV,.
Documentos TV' - Un año para salvar mi vida,.
Martes -10- Agosto a las 00:00 horas en La 2, foto,.
Un año para salvar mi vida’, el próximo estreno de ‘Documentos TV’, es la historia del biólogo George McGavin durante el año en el que convivió con un melanoma mortal. La inmunoterapia y la terapia dirigida son dos de los últimos avances científicos, de los que cada vez se benefician más pacientes con cánceres letales.
El cáncer no es una pena de muerte
A George McGavin le diagnosticaron un melanoma letal. “Es incomprensible, que una mutación en una única célula de uno de los talones pueda llegar a matarte en un año. Hace poco me han dicho, que estoy en la fase tres, lo que significa que el cáncer se ha expandido a los ganglios linfáticos”, relata este biólogo.
Los novedosos fármacos, sumamente específicos, van directos a tratar las mutaciones de las células malignas de un tumor, sin apenas afectar a las sanas.
Este tratamiento oncológico revolucionario, denominado terapia dirigida, junto a la pionera inmunoterapia están consiguiendo resultados sorprendentes. “La gente tiene que saber que un cáncer no es una pena de muerte, que los que llegaban a los tres o cuatro años, probablemente lleguen ahora a los quince, veinte o más”, incide el biólogo molecular y premio Nobel Jim Alison.
Como George McGavin, muchos otros pacientes se están beneficiando ya de estos últimos avances científicos de la investigación oncológica. “Hace diez años no se podía hacer absolutamente nada”, dice el protagonista de esta historia. “He tenido la mala suerte de sufrir esta enfermedad, pero por fortuna la he tenido ahora”.
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