TITULO:
Viva la vida - Àlex Brendemühl ,. - ,.SABADO -16- Enero,.
El sabado -16- Enero a las 16:00 por Telecinco , foto,.
Àlex Brendemühl,.
Un actor que corre en el bosque y busca la paz en las iglesias,.
A este hombre de mirada perturbadora le llaman para dar vida a psicópatas. No saben que es un trozo de pan. Habla cinco idiomas y le gustan los juegos de mesa en familia,.
Barcelonés de padre alemán, el actor Àlex Brendemühl es bien conocido en el cine y el teatro, donde le reclaman para dar vida a personajes tremebundos. Algo paradójico, pues con su habla calmosa parece incapaz de matar a una mosca. De 48 años, ha encarnado más de un centenar de personajes a las órdenes de los más reputados directores, desde Jaime Rosales a Cesc Gay. A finales de enero se le podrá ver en 'Los espabilados', una serie creada por Albert Espinosa y que se empieza emitir el día 29 en Movistar. Esta vez se pone en la piel de un psiquiatra de la vieja escuela que añora la mano dura para tratar a chavales inadaptados.
Lunes
7.30 horas. Preparo el desayuno para la familia, mi mujer, mi hijo de 15 años y mis dos niñas de 9 y 7. A veces pongo la radio y miro el correo. Acompaño a mis hijas al cole, al que vamos andando.
12.00 horas. De aquí a diez días empiezo dos rodajes. Estoy inmerso en la pruebas de vestuario de una película de Félix Viscarret. Y también ando metido en los ensayos para buscar una actriz de cara a la próxima película de Cesc Gay. Hasta hace poco he representando en la sala Beckett de Barcelona 'El combate del siglo', una obra de Denise Duncan que habla sobre Jack Johnson, el primer boxeador negro que ganó el campeonato mundial de pesos pesados contra Jim Jeffries.
18.00 horas. Vamos todo el día de prueba médica en prueba médica, haciéndonos PCR y test de antígenos y rellenando formularios. La verdad es que no me puedo quejar, tengo trabajo y hago cosas interesantes. Durante el confinamiento he estado en casa con la familia, preparando un espectáculo que se llama 'Exilio', una función poético-musical con textos de quienes tuvieron que dejar el país, como José Hierro o María Zambrano. Pudimos estrenarla en Menorca, pero en seguida nos cerraron el teatro por la pandemia.
Martes
8.00 horas. Para mí un día perfecto consiste en correr por el bosque. Correr es mi forma de meditar y ordenar las ideas. Lo hago dos o tres días a la semana. Lo ideal es hacerlo temprano, cuando está saliendo el sol y hace fresquito. Y después de eso, ir a comer a un restaurante con la familia. Un buen fin de la jornada sería encerrarse en casa y ponernos con juegos de mesa.
16.00 horas. La vida del actor es sacrificada. La gente piensa que es una juerga constante, pero a veces es muy duro. Es una industria muy exigente y muy olvidadiza también. Yo, con 48 años, no dejo de presentarme a 'castings'. Fingir emociones cuando no te apetece desgasta mucho. Una vez tuve que trabajar en un rodaje cuando se había muerto mi padrino. No quería ir, pero la productora me amenazó con una demanda por incumplimiento de contrato porque no era un familiar directo. A contrapelo tuve que rodar una secuencia por el capricho del director. Y me tuve que joder.
Miércoles
10.30 horas. Toco el fagot y el saxo, aunque ahora no tengo tiempo para estudiar. Entre mis aficiones también están el esquí, el windsurf, la vela, que es un deporte que me apasiona y que últimamente no practico demasiado.
12.30 horas. Los que me conocen sabe que soy buena gente, un trozo de pan. También un poco cabroncete, hay que admitirlo. Pero por mi físico o mi voz, en el cine se me ha visto encarnando personajes hieráticos, fríos y contenidos. Hubo épocas en que hice muchos psicópatas y esquizofrénicos. Luego pasé a interpretar asesinos en serie. Va por rachas. Es curioso porque la gente tiende a pensar que soy así.
23.45 horas. Soy trasnochador. Es muy saludable correrse una juerga. Me gusta salir a bailar, estar con los amigos y hacer tonterías. Es maravilloso poder salir sin mirar el reloj, ir y venir, moverte con libertad. Me parece muy necesario y ahora lo echo mucho de menos.
Jueves
19.00 horas. Si no hubiera sido actor me hubiera dedicado a la comunicación o los idiomas. Cuando terminé Arte Dramático estudié Traducción. También estuve un año cursando Filología Árabe, aunque ya lo he olvidado. Hice de intérprete de francés y alemán, y me salió bastante trabajo como traductor, cosa que también me gustaba. De padre alemán y madre catalana, soy trilingüe y hablo cinco idiomas: las lenguas maternas de ellos, además de inglés, francés y español. Mi pasión y mi fuerte son las lenguas, el hablar diferentes idiomas me estimula y activa el cerebro.
23.00 horas. Suelo ver series y películas en la cama, antes de dormir, en el ordenador. Soy bastante insoportable porque las veo con ojos de profesional. A veces las comento en voz alta y puedo llegar a ser insufrible. He cumplido la profecía de un profesor de la escuela de arte dramático que daba teoría literaria y que nos dijo: «a partir de ahora, dejaréis de disfrutar de las obras de teatro y las películas como hacíais hasta ahora, con una mirada virgen». Es cierto, ahora soy un espectador crítico y analítico, tanto que a veces no sé disfrutar de la ficción como antes.
Viernes
13.30 horas. Mi representante me anima a estar en las redes sociales. Trato de usarlas con moderación y control, sin ser esclavo de ellas, porque son muy adictivas. Ahora se contratan actores en función del número de seguidores que tienen en las redes. Es una gran falacia, esa gente tiende a vivir engañada, con una máscara social que se han construido ellos mismos.
19.00 horas. En momentos de dificultad, aunque no soy creyente, a veces me sorprendo diciendo: «si hay por ahí algún dios que me pueda ayudar, que se manifieste». Creo en la energía del ser humano. Me gustan los rituales, las ceremonias, los iconos de las iglesias, la paz que reina dentro de ellas. Los lugares de culto me parecen lugares de paz e introspección, sea cual sea la confesión.
TITULO: VIVA LA VIDA - Gregorio Luri Filósofo y pedagogo , DOMINGO -17- Enero.
El domingo -17- Enero a las 16:00 por Telecinco , foto.
Gregorio Luri Filósofo y pedagogo ,.
En una familia alguien tiene que resignarse a ser adulto»
Gregorio Luri Filósofo y pedagogo
Reivindica el valor del esfuerzo porque nada importante se nos entrega sin él, critica el desprecio a la memoria imperante en muchos ámbitos y defiende el valor del 'no'. «Uno de los derechos del niño es conocer los adverbios de negación», asegura,.
Gregorio Luri (Azagra, Navarra, 1955) es uno de los grandes especialistas españoles en cuestiones educativas. Ha sido maestro de Primaria, profesor de Filosofía en Bachillerato y en la Universidad y ha publicado numerosos ensayos sobre la escuela y sus retos. El pasado agosto, el Gobierno navarro le entregó la Cruz de Carlos III el Noble.
- Los sucesivos informes Pisa, como otros similares, no dejan en muy buen lugar a nuestro sistema educativo. ¿Hay una forma rigurosa de evaluarlo?
- No hay ninguna perfecta, pero la peor es la que no se hace. Si esos informes te dicen que aquí a los 16 años el porcentaje de alumnos excelentes es inferior al de muy deficientes, cuando no hay motivo para ello y en otros países no sucede, es que algo pasa. Todos los estudios muestran una división de España: hay un triángulo invertido con vértices en Madrid, Santiago de Compostela y Pamplona, donde los resultados son buenos, equiparables a la media de la OCDE. El resto es muy pobre.
«Soria tiene unos resultados mejores que Finlandia, pero nuestros políticos no van a Soria» MODELOS EDUCATIVOS
- Y todas las autonomías tienen el mismo sistema educativo.
- Claro, y si lo juzgas por el resultado de Castilla y León ese sistema parecería excelente, y con el de Canarias, muy malo. Las leyes educativas se aprueban siempre con polémica, pero su incidencia en el sistema es reducida.
- ¿Qué es más importante para una ley: el consenso político o el acuerdo con la comunidad educativa?
- Ninguna ley tendrá éxito sin la complicidad de los docentes. Y para contar con ella deberíamos conocer sus problemas. Por eso es urgente elaborar un Libro Blanco de la docencia, donde se identifiquen los problemas reales. Y un problema real es que un 25% de fracaso escolar es un escándalo, porque significa que al acabar la Secundaria uno de cada cuatro jóvenes no comprende un texto mínimamente complejo ni es capaz de hacer un cálculo de una dificultad menor.
- Le pido un diagnóstico. ¿Qué es lo mejor de nuestro sistema educativo?
- Hay comunidades que lo hacen bien. Castilla y León, País Vasco y Navarra, básicamente, aunque Navarra está bajando. ¿Por qué no aprender de ellas?
- Se buscan los modelos en otros lugares más lejanos.
- Soria ha tenido en las evaluaciones resultados superiores a Finlandia. Pero nuestros políticos no viajan a Soria, sino a Finlandia, donde hay un buen sistema aunque adaptado a su realidad social, que no es la nuestra. Centros con buenos resultados y centros con malos los hay en todas partes. Me pregunto por qué no aprendemos de los buenos.
- ¿Y lo peor del sistema?
- Que miramos por dónde van los vientos internacionales y no hacemos una práctica reflexiva, examinando qué hacemos bien y mal nosotros mismos.
Esfuerzo y motivación
- ¿Es más importante dedicar esfuerzos a que nadie se quede atrás o a atender a los mejores, que se aburren en cuanto se baja el nivel?
- Los países más exigentes en las aulas son aquellos en los que los alumnos peores obtienen comparativamente los resultados mejores. Los malos de esos países son como nuestros alumnos medianos. Le doy un ejemplo: un alumno navarro de 4º de Primaria aprende en Matemáticas lo mismo que un catalán de 5º. Los hijos de obreros navarros sacan mejores notas que los de trabajadores de cuello blanco de Cataluña. Y sobre la atención a los mejores: en el País Vasco, por ejemplo, los excelentes han pasado en diez años del 13% al 9% del total, mientras los deficientes subían del 15 al 18%. Eso da un déficit de nueve puntos. En Singapur el saldo es un superávit de 30. No necesito explicarle más.
- ¿Nuestra escuela valora el esfuerzo? Los maestros escuchan a las familias despedirse de sus hijos al entrar al colegio diciéndoles 'pásalo bien'. No 'trabaja mucho'.
- Los valores del esfuerzo no están bien considerados en la educación. Pero eso pasa también en Francia, donde tienen ahora un sistema educativo desorientado. Allí y en Inglaterra, las escuelas con mejores resultados son las musulmanas femeninas, porque entienden que el deber de un musulmán es tener éxito. La herramienta esencial en la escuela son los codos. Nada grande se nos entrega sin esfuerzo.
- ¿El profesor tiene que motivar al alumno? ¿No debería ir motivado de casa?
- Es importante que no lo desmotive (se ríe). Pero tiene razón: se ha impuesto la tesis de que debemos motivarlos, se impone eso a la voluntad. Yo sostengo que la motivación no es el motor del conocimiento. El motor es el interés. Le contaré otra cosa: seguro que conoce gente que dice que no vale para estudiar porque no tiene memoria, y luego te recita la alineación del Betis que ganó la Copa en los setenta. O quien aprende sin dificultad la gran cantidad de información que contiene el 'Hola', que ha leído en las peores condiciones, mientras está en la peluquería o la consulta del médico. Cuanta más información tenemos, más rápido es el aprendizaje.
- Acaba de hablar de la memoria. No hay nada más denostado desde hace muchos años.
- Nunca he conocido a nadie que deseara tener menos memoria de la que tenía. Lo normal es lo contrario, quejarse de tener poca. ¿Por qué la escuela minusvalora algo que tanta gente quiere tener? El desprecio a la memoria es propio de ignorantes que en realidad desprecian el conocimiento. Lo aprendido se queda en la memoria. Si una experiencia no deja residuo en ella es que no es una experiencia educativa.
- ¿Y de dónde viene entonces ese desprestigio?
- Los nuevos profesores han sido educados en eso. El argumento es que todo está en internet. Pero es una falacia. En internet está todo, pero descatalogado. Y para saber si algo es relevante necesitas conocimientos previos. No se trata de acumular cosas que no se entienden, sino de comprender y ser capaces de situar una información en su contexto. Y el contexto está en ti.
- ¿Se están trasladando a la escuela tareas que antes se hacían en familia? Hablo de cuestiones de higiene, educación cívica, alimentación, sexo... Cuestiones importantes pero que quitan tiempo para las Matemáticas, la Lengua o la Historia.
- Las familias quieren hacerlo bien pero parece que decirle 'no' a un niño es condenarlo a algo malo. Hace poco me contaron que unos padres llevaron a una niña a una escuela y dijeron al director que ellos nunca le habían dicho 'no' a su hija y confiaban en que también allí fuera así.
«La educación es un sector en el que todo el mundo es libro de decir ocurrencias» propuestas
- ¿Y qué les respondió?
- Que no. Uno de los derechos del niño es conocer los adverbios de negación. En una familia alguien tiene que resignarse a ser adulto. La escuela debe asumir que su papel principal es transmitir conocimiento. Ahora se habla mucho de educación emocional, pero en cambio no nos preocupa que los alumnos no sepan comprender un texto. La conciencia de las familias sobre su propio papel educativo crece pero solo en algunos sectores sociales. Hoy el ascenso social depende más de las familias.
- Familias a las que, según parece, les importa más que sus hijos dominen la tecnología que lo que puedan aprender gracias a ella.
- El ser humano es tecnológico, así que no tiene sentido rechazar los avances porque son prótesis que amplifican lo que somos. Las nuevas tecnologías desarrollan al máximo tus intereses: del arte etrusco a la aviación. Lo importante es qué hacer con ella. El problema es que su progreso es más acelerado que nuestra capacidad de reflexión sobre el mismo y no sabemos el impacto que en el futuro pueden tener. Para algunas cosas, los padres tienen un olfato más fino que las autoridades educativas y saben que las personas que dominan las ciencias tienen algo valioso. Eso explica el crecimiento de juguetes relacionados con la ciencia.
- En el otro extremo, cada vez hay más gente que sostiene que no tiene sentido aprender a dividir puesto que hay calculadoras o hacer caligrafía ya que cada vez se escribe menos a mano.
- La educación es un sector en el que todo el mundo es libre de decir ocurrencias. La escritura a mano es un ejercicio extraordinario y en los países orientales se ha demostrado que está vinculada a la obtención de resultados mejores en las evaluaciones. Hoy ya sabemos también que la lectura en papel es mucho más fructífera que la que se hace en una pantalla. Y lo mismo pasa con el cálculo mental, que desarrolla muchas habilidades. El problema de confiar demasiado en las máquinas es que luego no detectas errores básicos. Esos trabajos escolares de 'copia y pega' sin ninguna reflexión que llevan a los alumnos usar información nada fiable, por ejemplo.
- ¿Es posible o deseable mantener la ideología fuera de la escuela?
- La escuela ha sido concebida, entre otras cosas, para convertir a un hijo en ciudadano. En Francia durante un siglo lo han hecho muy bien. Les transmitían unos valores y unos cánones. Ahora sucede que hemos convertido el pluralismo en un valor constitucional supremo. Está bien, pero si nadie tiene derecho a decirme nada sobre mi vida ¿por qué tengo que llevar a mi hijo a una escuela que le diga cuáles deben ser sus valores? Es una contradicción. En España han desaparecido los valores predominantes y eso hace que recaigan sobre la escuela tensiones enormes.
- ¿Y cómo se desvincula la escuela de la religión? Porque en un Estado laico no debe ser obligatoria, pero entonces puede suceder que un joven vaya al Museo del Prado y no entienda la mitad de lo que ve.
- Un Estado laico es el que no se define en cuanto a la religión, pero aquí tenemos un laicismo militante, que es reticente ante cualquier religión, en especial la cristiana. Claro que las escuelas cristianas han terminado por diluir su papel. ¿Qué significa hoy llevar a tu hijo a los jesuitas, los maristas o las teresianas? Hay un interés colectivo tan grande por no molestar que esos colegios religiosos ni ponen belenes.
«La escuela ha sido concebida, entre otras cosas, para convertir a un hijo en ciudadano» EN LAS AULAS
Escuela y nivel social
- Se habla mucho de que el maestro debe acompañar al alumno en el aprendizaje. ¿Ha cambiado el papel, se ha desplazado el eje del sistema?
- Yo he definido al maestro como el amante celoso de lo mejor que puede ser el alumno. Tú estás para ayudarle a ponerse de puntillas, a ampliar su capacidad. Estás para llevarlo desde lo que no sabe hacer a lo que debe saber. Tienes que abrirle vías. El objetivo de la escuela no es hacer felices a los niños. Está en abrirles puertas. Porque si un alumno de una familia pobre no encuentra el conocimiento en la escuela, ¿dónde lo va a encontrar?
- La escuela ha sido un lugar donde reducir las diferencias.
- Un niño de un ambiente rico siempre está haciendo deberes: los hace con las películas que ve, los viajes que disfruta en familia, las visitas a museos o las sesiones de teatro en las que acompaña a sus mayores. Por eso, cuando va a la escuela el lenguaje cultural que allí se da no le extraña porque es el suyo. Un niño pobre se pierde una parte de todo eso. Siempre me ha gustado mucho la carta que Camus escribió a su maestro tras recibir el Nobel: «Nos consideró dignos de descubrir el mundo».
- Los jóvenes de hoy aprenden sobre todo gracias a vídeos y textos breves que leen en pantalla. ¿Ha terminado el tiempo del libro como herramienta crucial de aprendizaje?
- Hay objetos perfectos desde su nacimiento: la rueda, la cuchara o el libro. Si nuestros alumnos prefieren leer en una pantalla es que no les hemos enseñado a leer bien. Otra cosa es que tengamos una buena didáctica de la literatura. No lo creo. ¿Por qué, si no, los chicos -menos las chicas- dejan de leer a los 11 años?
- ¿Y los vídeos?
- En la pandemia hemos aprendido que vídeos cortos y bien hechos son útiles para el aprendizaje. Pero lo fundamental es lo que se cuenta cara a cara. Da igual lo que digan algunos gurús: los intereses de la educación no coinciden necesariamente con los de las grandes compañías tecnológicas.
TITULO: Ese programa del que usted me habla con - Blas Infante y el campo andaluz: jornaleros y propietarios,.
El martes -12- Enero por La 2 a las 21:30, foto,.
Blas Infante y el campo andaluz: jornaleros y propietarios,.
Desde sus inicios en la actividad política, Blas Infante (1) manifiesta una gran preocupación por el mundo campesino andaluz. En su intervención en el I Congreso Georgista Hispano-Americano, en Ronda, el 27 de mayo de 1913, que marca el arranque de su vida pública, y en relación con el problema de la tierra en Andalucía, afirmará: “La tierra más fértil de España está cerrada al trabajo”; y fijará como objetivo a alcanzar: “La libertad de la tierra, base necesaria de la libertad de los hombres”; por ello, “ha llegado la hora de que el hombre se emancipe del yugo del hombre” (2) . Retomará esta cuestión, como núcleo central de su proyecto para Andalucía, en su primera obra importante, Ideal Andaluz, aparecida en 1915. En ella, señalará que Andalucía es un mundo agrícola, con predominio mayoritario de la clase jornalera; que la tierra de Andalucía está dividida “entre muy pocos señores”, con una gran acumulación de la propie- dad, lo que originará una tensa polarización social; que hay que crear una clase media, “que no existe en la sociedad andaluza” . (3)
Por su parte, el movimiento andalucista, en su mismo comienzo, asumirá el georgismo y sus planteamientos sobre la cuestión de la tierra como base doctri- nal de sus propuestas económicas para Andalucía . Se ha señalado que el (4) georgismo tuvo una amplia influencia en medios españoles y que contribuyó sustancialmente al creciente clamor campesino por la tierra, en especial en Andalucía (5) . En éste sentido, los georgistas andaluces centraron su pensamien- 5 to en dos ideas básicas: 1) “la propiedad de la tierra (...) es la causa del des- equilibrio del progreso”; 2) “todo lo que el hombre produzca con su esfuerzo (...) pertenece al individuo en toda su integridad”.
En definitiva, el georgismo fue impregnando sólidamente el ideario econó- mico andalucista, base fundamental de su proyecto político. Y Blas Infante, desde 1913, dejará constancia de su georgismo militante, sustento teórico de su re- flexión sobre el tema de la tierra, cuestión crucial en Andalucía y preocupación esencial del andalucismo (6).
BLAS INFANTE, EL ANDALUCISMO Y LA CUESTIÓN AGRARIA EN ANDALUCÍA.
Como antes se apuntaba, la “cuestión agraria” andaluza está en la médula del pensamiento de Blas Infante y de los planteamientos del andalucismo. El andalucista R.Ochoa lo expresa de la siguiente manera: “La cuestión agraria es la carne de nuestro programa” . Entienden que el problema de fondo, raiz de 7 todos los males, es la presencia mayoritaria de jornaleros sin tierra, la existencia de una minoría de grandes propietarios y la carencia de una clase media campesina.
Se dibuja así la realidad profunda del mundo agrario de Andalucía. De un lado: “El pueblo de los distritos, en su inmensa mayoría, está constituído por jornaleros”. De otro: “el suelo de Andalucía está dividido entre muy pocos señores, mientras que ningún derecho ostenta sobre él la inmensa mayoría de los andaluces”. Finalmente: hay que crear una clase media campesina “constituída por los que son poseedores de la tierra en cantidad bastante para satisfacer cómodamente sus atenciones, por la aplicación permanente sobre la misma del esfuerzo propio”. En conclusión: “Lo que determina la imposibilidad de la redención del jornalero, de su conversión en individuo de la clase media campesina, y mantiene inculto el solar andaluz, es la acumulación de esa denominada propiedad de la tierra y el régimen que la hace subsistir”, que atribuye “al propietario un absoluto poder sobre extensiones de terreno que constituyen la base de la existencia de muchos individuos y familias, poniendo así, a merced del primero, la vida y muerte del segundo” (8) .
Así pues, preocupación primordial de Blas Infante y de los andalucistas es la situación del campo y de los campesinos andaluces. Las soluciones que, desde el principio, aportan provienen del georgismo: ruptura de la propiedad privada, distinguiendo entre propiedad y posesión, mediante el impuesto único sobre el valor social del suelo. Ello dará como resultado el crecimiento de la producción y de los salarios y el descenso de los precios, así como el nacimien- to de una amplia clase media rural. Esta es la reforma agraria desde la óptica del programa andalucista (9).
La dramática realidad agraria andaluza arriba a sus más altas cotas de tensión en 1918-1920, el denominado “trienio bolchevique” (10) . En ésta fase, 1919 es un año clave. Una serie de trabajos publicados en el diario madrileño El Sol, así como análisis aparecidos en otros periódicos, expondrán las causas del malestar campesino en Andalucía. Aportarán ejemplos sobre la concentración de la propiedad y sobre la permanencia de terrenos “incultos o insuficientemen- te cultivados”; ofrecerán datos sobre los salarios de hambre y las penosas, a veces inhumanas, condiciones de trabajo, cuando lo hay; mostrarán que el ab- sentismo y el subarriendo son males que, desde muy lejanos tiempos, minan la economía agraria andaluza (11)
El ingeniero agrónomo Pascual Carrión, hombre estrechamente vinculado a Blas Infante y a los andalucistas, y uno de los redactores de su programa agrario, esboza en una serie de trabajos, aparecidos en 1919, un apretado panorama sobre las tierras incultas y la concentración de la propiedad en Andalucía. En cuanto a las tierras incultas, solo en Córdoba, Sevilla, Huelva y Cádiz, las provincias más ricas agrícolamente y las más afectadas por el problema social agrario, según sus estimaciones quedaban sin dar cosecha todos los años unas 600.000 Has., de las que 400.000 podrían utilizarse por ser buenas tierras. Los terrenos incultos en las otras cuatro provincias sumaban 1.700.000 Has., de las que eran susceptibles de cultivo unas 500.000. Aunque, de éstas, 100.000 se destinaran al barbecho, habría un total de 800.000 Has. cultivadas más que en el momento (1919). Sembradas de trigo, calcula Carrión que podrían proporcio- nar, a un promedio de 10 Qm./Ha., una cosecha de 8 millones de Qm., que, a 48 pts. por Qm., equivaldrían a 384 millones de pts. anuales (12).
Panorama igualmente dramático ofrecía la concentración de la propiedad. En Sevilla, más de la mitad de la provincia estaba en poder de unos 900 propie- tarios, alguno de los cuales poseía de 25 a 30.000 Has. Uníase a ello que los toros de lidia ocupaban 49.000 Has., de las que unas 25.000 eran susceptibles de dar buenos frutos. Por contra, había unos 80.000 campesinos sin tierra. En Córdoba, un 60% de su superficie la ocupaban fincas mayores de 100 Has. y, entre ellas, las superiores a 500 Has. sumaban 394.000 Has., encontrándose todo este terreno en manos de 173 propietarios. En Cádiz, 69.000 campesinos no tenían tierra ninguna; en cambio, en Jerez, 19 terratenientes poseían más de 44.000 Has., y todo el término de Castellar de la Frontera, 17.000 Has., estaba en manos de un solo propietario (13).
Y concluye P.Carrión: “el panorama andaluz no es un problema de orden público, ni tampoco exclusivamentte de paz social, sino que es un problema más hondo, es de reconquista de un pedazo de nuestro suelo que en su mayor parte se encuentra en poder de unos cuantos señores que dificultan su normal desarrollo e impiden, quizá inconscientemente, que alcance la prosperidad que por sus condiciones naturales le corresponde” (14).
Por su parte, Blas Infante, en este mismo 1919, en una serie de cuatro artículos publicados en El Sol, y desde una perspectiva histórica de Andalucía, ofrece su análisis de los males y remedios posibles para el campo andaluz (15) . En su primer artículo, Infante reflexiona sobre la historia andaluza y la superficial visión que sobre la misma se tiene en España. Al abordar la cuestión agraria señala que, en el XIX, la desamortización y el caciquismo aumentaron la acu- mulación de tierras en pocas manos y convirtieron a los campesinos en jornale- ros. Esta realidad propiciará el estallido de intermitentes revueltas. Se alcanza así el XX, con jornales de miseria y “clamor constante (...) de trabajo y pan”.
Su segundo artículo se enfrenta con “el problema actual”, presentando un panorama de la situación campesina, con las tensiones propietarios-jornaleros y la equivocada política gubernamental, basada en la pura represión. El tercer artículo, cuyo texto se reproduce aquí, es un inventario de problemas del cam- po andaluz, a partir de la existencia de “feudos” y de la dicotomía señores- jornaleros. El balance sucinto es que más del 70% de la población rural andalu- za son campesinos sin tierra y, en contraste, hay una gran abundancia de tie- rras sin cultivar. Finalmente, en el cuarto artículo, se centra en la presencia de latifundios, el régimen de propiedad y los males del subarriendo. Resume en él los principales problemas del campo andaluz: la desequilibrada distribución de la propiedad de la tierra; sus efectos dramáticos sobre la agricultura y la vida social de Andalucía; el consiguiente paro y la situación desesperada de los jornaleros.
En suma, Blas Infante, desde una inicial reflexión histórica, se adentra en el proceso de acumulación de tierras en Andalucía en pocas manos y el desarro- llo de una mayoritaria clase jornalera. Se conforma de esta manera la chirriante estructura del campo andaluz: despliegue de la gran propiedad y el latifundio (16) ; miserable situación de los jornaleros, con salarios de hambre, escasez de tra- bajo y abundante presencia del paro (17) ; implantación del caciquismo como mecanismo de control de la oligarquía sobre las tierras y los hombres de Andalucía (18) . Colofón final, las espasmódicas agitaciones campesinas (19) .
Éste es el cuadro inmisericorde del mundo agrario andaluz. Los problemas estructurales afloran con virulencia en las coyunturas críticas. No se trata, como ya apuntaba P.Carrión, de una “cuestión social”, sino de una “problemática agrí- cola”. Expresado de otra manera: ésta segunda generaba la primera, confor- mando entre ambas lo que en la época se caracterizó como “la cuestión agraria andaluza”. Jornaleros, grandes propietarios y latifundios, sustentados por una sociedad oligárquica y caciquil, fueron las piezas sustanciales que configura- ron, entonces y por mucho tiempo, el dramático entramado de la realidad agrí- cola en Andalucía.
JORNALEROS Y PROPIETARIOS. UNA SOCIEDAD DESEQUILIBRADA Y TENSA.
Los textos que se recogen, reproducidos ambos en la Revista Andalucía (20) , constituyen un preciso análisis de los dos grupos estructurantes de la realidad social agraria andaluza, las dos fuerzas de su economía agrícola y los ejes de tensión de la conflictividad campesina. Configuran, de esta manera, los dos polos de articulación de la dual sociedad rural andaluza: por un lado, la inmen- sa base jornalera, los “dominados”; por otro, la reducida cúspide de propieta- rios, los “dominantes”. La existencia de esta estructura dicotómica es, para Blas Infante y los andalucistas, la causa fundamental de todos los males que aque- jan a la agricultura andaluza.
En primer lugar “El jornalero andaluz” (21) . Se trata de un texto clásico en los escritos de Blas Infante. Las citas de autores y de datos de la Información del Instituto de Reformas Sociales muestran la gran preocupación de Infante por el problema del jornalero andaluz; su dramático retrato del mismo nos manifiesta su conocimiento directo del mundo jornalero. Quizás nadie, en tan breves pági- nas, ha sido capaz de transcribir, con tal precisión, su desgraciada vida. Desta- ca Infante que “la inmensa mayoría del pueblo andaluz” la conforman los jorna- leros, y que no hay, “por lo mísera, situación a la de éste comparable”. La exis- tencia jornalera en Andalucía es la más atrasada del país: “la última, la más espantosa de todas las situaciones, es la de los jornaleros andaluces”. Los datos de jornales que aporta constatan esta dura realidad. Por todo ello, el texto constituye una fuente esencial para conocer los medios y las formas de vida de este grupo social, en una coyuntura decisiva de la historia andaluza.
De otro lado, “Andalucía. Aspectos de la actualidad. Lo que verá en Anda- lucía un Ministro de Fomento. Los feudos y los señores” (22) . Es, en este caso, un crítico alegato sobre la estructura de la propiedad en Andalucía. Es el tiempo del “trienio bolchevique”. El mundo rural andaluz, en particular el cordobés, está convulso. La conflictividad campesina constituye una tensa confrontación con el poder oligárquico, en medio de una España en crisis. Como escribe Infante: “Andalucía jornalera siente en su seno agitarse una vida nueva de justicia reivindicativa”.
Dice Infante que “la actualidad manda” y que hay que referirse a ella, más que con ideas, con la dureza de los datos y los hechos. Al respecto, constata dos realidades fundamentales. Una, la existencia de los feudos andaluces, con referencias a grandes propiedades presentes por toda Andalucía, lo que mues- tra la amplia implantación del latifundio. Otra, el régimen de los feudos y sus consecuencias, destacando el dominio absoluto de los señores sobre los cam- pesinos, cuyas consecuencias son: más del 70% de la población andaluza de los distritos rurales son campesinos sin tierras; quedan grandes extensiones de tierra sin cultivar; fuerte presencia del arriendo y del subarriendo, lo que, en éste último caso, significa una especulación depredadora, que roba al cultiva- dor y esquilma la tierra; conexión grandes propietarios-caciques, que favorece la ocultación fiscal de la propiedad; tierras fértiles se sustraen al trabajo.
En suma, los textos recogidos presentan las dos caras contrarias - anverso y reverso - y confrontadas de la realidad social agraria andaluza. Como paisaje de fondo emergen los problemas profundos del campo andaluz, que, en buena medida, explican el atraso y el tradicionalismo de su agricultura en estos años decisivos del primer cuarto del siglo XX.
El jornalero andaluz*
Aseguro a V. E ., escribía al conde de Aranda el ilustre Campomanes, el que no ha logrado ser sustituido después, como dice Costa, por los seguidores de bandas políticas; aseguro a V.E. que al considerar la situación del jornalero acuden a mis ojos las lágrimas. Cuando a sí se expresaba el gran Campomanes, ganaba el jornalero cinco reales. Y desde entonces ha transcurrido cerca de siglo y medio. Las subsistencias han encarecido grandemente. El jornal no ha aumentado.
Yo tengo clavada en laconciencia, desde mi infancia, la visión sombría del jornalero. Yo le he visto pasear su hambre por las calles del pueblo, confundiendo su agonía con la agonía triste de las tardes invernales; he presenciado cómo son repartidos entre los vec inos acomodados, para que éstos les otorguen una limosna de trabajo, tan sólo por fueros de caridad; los he contemplado en los cortijos, desarrollando una vida que se confunde con la de las bestias; les he visto dormir hacinados en las sucias gañanías, comer el negro pan de los esclavos, esponjado en el gazpacho maloliente, y servido, como a manadas de siervos, en el dornillo común; trabajar de sol a sol, empapados por la lluvia en el invierno, caldeados en la siega por los ardores de la canícula, y he sentido indignación al ver que sus mu jeres se deforman consumidas por la miseria en las rudas faenas del campo; al contemplar cómo sus hijos perecen faltos de higiene y de pan; cómo sus inteligencias pierden, atrofiadas por la vir tud de una bárbara pedagogía, que tiene un templo digno en escuelas como cuadras o permaneciendo totalmente incultas, requerida toda la actividad, desde la más tierna niñez, por el cuidado de la propia subsistencia, al conocer todas, absolutamente todas, las estrecheces y miserias de sus hogares desojados. Y, después, he sentido vergüenza al leer en escritores extranjeros que el escándalo de su existencia miserable ha traspasado las fronteras para vergüenza de España y de Andalucía . *. Blas Infante, Ideal Andaluz. Sevilla. Arévalo, 1915; Reed. Sevilla. Junta de Andalucía, 1982, pp. 86-92; reproducido en Andalucía, nº 4, septiembre de 1916, pp. 4-5.
Dauzat (La misère en Espagne, artículo en La Revue, núm. 20, 1913) describe la vida del jornalero, tomando de la realidad sus tintes sombríos, y cita, para resumir el estado miserable del campesino andaluz, la ya célebre frase de Mr. Malhall (en su libro Progresos of the World) “no hay situación en el mundo a la suya comparable”. Angel Marvaud (L’ Espagne au XX siècle) y H. Loriu (artículo en Revue de deux Mondes, Octubre de 1913) nos habla también, compasivamente el primero, “de la masa considerable de campesinos, los cuales no tienen más capital que sus brazos ni otra retribución que su salario miserable...” y el segundo “de las grandes masas de jornaleros sin protección alguna, sometidos a merced de los propietarios de la tierra”.
Y lo peor es que con relación a estos hechos evidentes no podemos consolarnos autogestionándonos con la idea de que son las anteriores declaraciones producto del empeño que los extranjeros muestran en exagerar nuestros males para conseguir desacreditarnos; cosa frecuente en España y frente a la cual Mr. Dauzat viene a asegurar es el que le inspira un sentimiento piadoso, provocado por nuestra incapacidad para redimirnos de nuestras tremendas desgracias. El hecho está vivo. La inmensa mayoría del pueblo andaluz está constituida por esas grandes masas de que nos hablan los escritores citados. Y todos los andaluces, con sólo querer observar, podemos convencernos de que no hay, por lo mísera, situación a la de éste comparable. Las más crueles desc ripciones alcanzarán, a lo sumo, a bosquejarnos lo que todos hemos podido y podemos ver. En un informe oficial consta acreditado el dich o del referido escritor inglés, cuyo texto cita la Comisión de Reformas Sociales, evacuando una consulta hecha por el Ministerio de la Gobernación (inserta en el Resumen de la Información a cerca de los obreros agrícolas en las provincias de Andalucía y Extremadura, publ. del Instituto de Reformas Sociales). “En general, dice dicha consulta, la situación del obrero español ha sido considerada como la más desventajosa de todos los obreros de las grandes naciones. Mientras en los Estados Unidos las necesidades de su vida nutritiva le distra en el 21 por 100, en España le consumen 67 p o r 100 del salario. Si se compara la situación de los obreros agrícolas con la de los industriales en nuestro propio país, es posible que demostrasen otras desventajas de los primeros. Si se comparase, en fin, la situación de los obreros agrícolas de Andalucía y Extremadura con la de otras regiones de la Península, se aparecerían seguramente diferencias muy significativas”. Es decir, que está oficialmente demostrado que la última, la más espantosa de todas las situaciones, es la de los jornaleros andaluces. Considerénse ahora los detalles de esta comprobac ión. Me circunscribo únicamente a los datos oficiales y prescindo de los adquiridos por la propia observación, los cuales pudieran parecer exagerados. Alcanzan los jornales más frecuentes (según la cita da “Información”) en las provincias andaluzas, los pagados en metálico, a 1’50 pesetas en Almería, Huelva y Jaén; a 1’40 en las de Málaga, Córdoba y Sevilla ; a 1’80 en la de Cádiz, y a 1’10 en la de Granada; y los que se satisfacen parte en metálico y parte en alimentos (generalmente de horrible calidad), ascienden: en Almería y Cádiz, a 1’50; en Sevilla, a 1’60; en Córdoba, a 1’65; en Granada, 1’40; en Málaga, a 1’45; en Huelva, a 1’80; en Jaén, a 2. Estos son, como hemos dicho, los jornales calificados en la “Información” referida los más frecuentes. Advirtamos que en este orden ha y jornales m nimos, y, por tanto, que existe cabeza de familia que gana ¡ 35 céntimos! (en algunos lugares de Almería). Considérese, a demás, que en los lugares donde el jornal se percibe parte en dinero y parte en alimentos, llégase a pagar hasta el 60 po r 100 en especie (como sucede en algunos pueblos de Sevilla y Málaga); que existe una proporción respetable de braceros (el 10 por 100 en la últimamente citada provincia) cuyo jornal (incluyendo metálico y especie) no llega a una peseta; que este mísero salario deja de cobrarse en las frecuentes holganzas por fiesta o falta de trabajo; que hay períodos en el transcurso delos inviernos, y en algunos pueblos en primavera y otoño, durante los cuales, al ser los obreros del campo repartidos entre las personas pudientes, perciben el jornal de un modo incompleto; prolongándose dichos períodos, en que la dignidad del trabajo sucumbre humillada por una repugnante y forzada caridad, hasta tres meses, como ocurre en algunos municipios de Almería; que aun en provincias como esta última, en que el jornal frecuente es el de 1’50, esto no es general, existiendo un respetable número de jornaleros que no alcanzan dicho salario (el 18 por 100); consideremos detenidamente todas estas cifras, que nos dan la clave de las expresadas miserias de los campesinos andaluces, y ante la imposibilidad en que éstos se encuentran,.
TITULO: TARDE DE TOROS - Piden una estatua para El Soro,.
Piden una estatua para El Soro,.
foto / Profesionales taurinos valencianos, entre ellos el matador de toros Manuel Carrión y los banderilleros Luis Blázquez y José Manuel Montoliu, han presentado en el registro de entrada de la Diputación de Valencia una petición de reconocimiento de esa institución a la figura de El Soro con ocasión del cuadragésimo aniversario de su alternativa levantando para ello una escultura en la plaza de toros de Valencia. En apoyo a la petición se han adjuntado numerosas cartas de aval emitidas por diversas asociaciones y entidades.
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