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TITULO: LAS HUCHAS DE LAS MONEDAS -   Las diez respuestas que aclaran el laberinto del recibo de la luz, por si vuelve a subir,.

 LAS HUCHAS DE LAS MONEDAS - Las diez respuestas que aclaran el laberinto del recibo de la luz, por si vuelve a subir ,.  , fotos,.

 

Las diez respuestas que aclaran el laberinto del recibo de la luz, por si vuelve a subir,.

Tarifa, descuentos, potencia, bono social y hasta el nombre de la compañía son claves para desenmarañar el laberinto eléctrico,.

 Cada vez que la luz se dispara, los ciudadanos rebuscan en sus cajones su última factura para comprobar cuál es el precio que están pagando. No es sencillo interpretar un recibo que está plagado de términos con los que no todas las familias están acostumbradas a tratar. Estas son las cuestiones clave que hay que tener en cuenta para aclarar el panorama energético en un momento de máximo consumo y tras un repunte histórico, récord, de los costes. Los precios van calmándose este fin de semana, pero el consumidor debe estar preparado para afrontar cualquier auge futuro.

 

 

 

¿Por qué sube... o baja? Un mercado 'marginal'

El precio de la electricidad cambia día a día. Se negocia en un mercado en el que van «casando» los precios de cada central y la demanda. Primero entra la electricidad de las plantas a las que producir les resulta más barato (solar, eólica, hidroeléctrica, nuclear, térmica y ciclos, por ese orden). ¿Y por qué se paga entonces a todas el más caro? Juan Antonio Martínez, analista del grupo ASE, aclara que el precio marginal «obliga a los productores a mejorar su eficiencia para que sus ofertas sean aceptadas». Otro sistema provocaría que «una central ineficiente ofertara a unos precios superiores» y tendría que mejorar o cerrar.

¿Afecta a todos los hogares? Directa o parcialmente, sí

Que el precio varíe impacta en el recibo de la tarifa regulada (PVPC). Representan el 40% de los consumidores. El otro 60% tienen tarifas libres. Pero cuando las empresas revisen sus ofertas, lo harán previsiblemente al alza.

Pero... ¿Qué tarifa tengo contratada? PVPC o un 'pack'

Hasta un 60% de los consumidores desconoce qué tipo de tarifa pagan a su eléctrica. Y esa ignorancia se vuelve mayor en etapas de subida de los precios. Existen dos grandes grupos de tarifas energéticas: la regulada (PVPC) y las libres. En este último colectivo se incluyen todo tipo de ofertas, 'pack', rebajas, planes de pago, servicios adicionales... Cualquier concepto diferente al 'PVPC' será una tarifa libre.

Entonces... ¿cuál es la mejor opción? Fijo o varible, como un crédito

No hay tarifas mejores o peores de por sí. Sino contratos que se adaptan a las necesidades de cada hogar. La regulada resulta más económica que cualquiera de las mejores tarifas libres. Así lo demuestran los datos históricos de facturación, a pesar de subidas como las de este enero. El problema del PVPC es que el precio del kilovatio/hora (kwh) cambia cada hora, con subidas y bajadas. Frente a ellas se encuentran las tarifas libres, estables y totalmente predecibles porque el consumidor sabe a priori cuánta luz pagará al mes. Cada familia debe decidir si opta por asumir un pago fijo, habitualmente algo más elevado, o un coste inferior, pero variable, según sus posibilidades.

¿Puedo tener el bono social? Solo con la PVPC

Los hogares que puedan acogerse al bono social solo lo pueden hacer si tienen contratada la tarifa regulada. Se trata de un descuento en la parte del consumo eléctrico (no de toda la factura, sino de una tercera parte de lo que se paga) que va del 25% al 40%, dependiendo de los ingresos familiares y de la situación socioeconómica de cada hogar. Hay que renovarlo cada dos años.

¿Qué compañía contrato? Decenas de posibilidades

Si opta por la tarifa regulada solo pueden contratarla con alguna de las cinco grandes eléctricas: Iberdrola, Endesa, Naturgy, Repsol, Total y CHC a través de sus denominaciones como 'comercializadoras de referencia' (ver gráfico). El precio es el mismo en todas. A la vez, esas mismas compañías, junto a otras decenas de empresas más pequeñas (superan ya las 200)también ofrecen las tarifas libres (con el nombre comercial correspondiente), cada una con sus condiciones.

¿Puedo bajar la potencia? Entre 4 y 5 Kw

Sí. Desde 2018 se permite contratar la potencia en tramos de 0,1 kw, desapareciendo los tramos amplios de potencias anteriores. Para un hogar medio, sería suficiente entre 4 y 5 kilovatios (Kw).

¿Se ahorra con la tarifa nocturna? Sí, sin dudas

Existe la posibilidad de contratar (tanto en PVPC como en las libres) la tarifa de discriminación horaria (así se denomina a la nocturna). En invierno permite pagar un precio de la luz más barato entre las 22.00 y las 12.00 horas. En su factura actual le deben informar cuál sería el importe a pagar en un mes si hubiera tenido contratada la nocturna.

¿Puedo cambiar la parte fija? Es inamovible

Cuántas veces habrá oído hablar de facturas de casas que, aunque estén sin habitar, tienen un gasto mínimo. Es la parte fija del recibo, que abonan todos los consumidores dependiendo de su potencia. En esos conceptos se encuentran las retribuciones que mantiene el sistema, primas a renovables y otros conceptos fijos.

Derechos del consumidor. Un mercado cambiante

Durante los últimos años se han ido aprobando varias iniciativas para limitar la acción comercializadora de las compañías. No está permitida la visita de comerciales a los hogares con el 'puerta a puerta'. Esta práctica, para muchos considerada 0agresiva, pasó a la historia en 2018 tras registrar un elevado número de reclamaciones, en muchos casos personas mayores vulnerables, que se sentían perjudicadas por el producto que contrataban en la puerta de casa, a veces sin tener conocimiento de ello. Por otra parte, está permitido el cambio de compañía, tanto del mercado regulado al libre (y viceversa), así como dentro de las opciones que hay dentro de este último.

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Alta tensión entre los socios de Gobierno en una política crucial,.

La subida de la luz se había convertido en un reclamo electoral que PSOE y Unidas Podemos afrontan ahora con posiciones divergentes,.

 

Los vicepresidentes Pablo Iglesias, Nadia Calviño y Teresa Ribera, en el Congreso.

Entre los conflictos que han mantenido los dos socios de Gobierno de coalición durante su primer año de legislatura, el de la subida de la luz era el que menos podían esperar en ambas partes. Porque el recibo eléctrico se había convertido en una de las armas electorales más potentes de Unidas Podemos desde su creación, y después para un PSOE que vio en la escalada de precios de hace ahora tres años –con Mariano Rajoy en La Moncloa– un reclamo político. 

 

 

Esta primera quincena se ha saldado con los precios más altos de la luz de toda la historia, desde que el mercado se encuentra liberalizado. Y han surgido chispas entre los miembros del Ejecutivo. Aunque ni el presidente, Pedro Sánchez, ni el vicepresidente, Pablo Iglesias, han aparecido para realizar alguna mención sobre este problema social.

 

 

En la parte del PSOE ha sido la vicepresidenta cuarta y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, la encargada de defender una postura contraria a la de sus socios, representada por el ministro de Consumo, Alberto Garzón; el portavoz parlamentario de Podemos, Pablo Echenique;y la Secretaria de Estado para la Agenda 2030, Ione Belarra. Los tres han hablado en las redes.

Los representantes del partido morado han criticado la estructura del sistema de formación de precios marginalista que rige en España;han instado a actuar contra los beneficios 'caídos del cielo' para determinadas tecnologías, como las hidroeléctricas;y han defendido la necesidad de crear una empresa pública eléctrica para resolver los problemas de la luz.

Pero Teresa Ribera, la responsable del Gobierno en materia energética, no ha asumido ninguna de esas propuestas. En sus múltiples apariciones públicas durante esta semana, la vicepresidenta ha rechazado una por una todas esas ideas «teóricas», como las ha calificado:Podemos ha aprovechado este contexto para relanzar su propuesta de nacionalizar las compañías. «Una empresa pública es un instrumento útil que ayudaría a bajar los precios», defendió Alberto Garzón. Nacionalizar «no es una buena idea», le respondió Ribera, decantándose por una reforma del mercado energético que reduzca la factura.

Ribera ha evocado la búsqueda de «mecanismos colchón» que amortigüen las fluctuaciones de precios, aclaraba este mismo jueves en otra entrevista.

Evitar el ruido, como Calviño

En sus intervenciones de esta semana, el discurso de la ministra Ribera ha sonado al que en ocasiones su compañera de gabinete, la vicepresidenta económica, Nadia Calviño, venía argumentando ante otras polémicas con Podemos. Ribera reconocía que le gustaría trabajar «de otro modo» con sus socios y evitar el «excesivo ruido» –un concepto acuñado por Calviño hace pocas semanas en una entrevista en este mismo diario– que en ocasiones se genera en torno a las discrepancias. A la vez, se mostró «partidaria de trabajar juntos, en equipo, en la misma habitación explicando las diferencias». «Poniéndonos de acuerdo, siendo discretos y no trasladando a la gente la sensación de incomodidad», añadía.

Por su parte, la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, cerraba la puerta a rebajar el IVA (del 21%) que se aplica a la factura eléctrica ante la vigilancia que mantiene Bruselas sobre los tipos reducidos de este impuesto en España.

En los últimos meses son frecuentes los choques en cuestiones como el aumento del salario mínimo, la reforma del mercado laboral o la de las pensiones, que tendrá que ir a la UE. Todas ellas agravadas ahora por el recibo de la luz.

 

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 Cae la noche

 Se ha hecho de noche sin darme cuenta. Parece que cada vez oscurece antes. La oscuridad permanece más tiempo en el ambiente y en el ánimo. Me asomo a la ventana y  veo el semáforo  que cambia del rojo al  verde pasando por el naranja. Un semáforo innecesario ante la ausencia de conductores, solo pasan ambulancias, coches de policía y camiones de la basura. La calle está vacía, solo se ven sombras. El virus nos ha vuelto a confinar. Pulso el mando de la televisión. Suena la música del telediario que ahora parecen campanas doblando.

Sé que esto no se hace en una columna, pero me gustaría volver a mi último artículo para enlazar con este. En aquel escribía de lo dolorosa que iba a ser la cuesta de enero con contagiados, ingresados y muertos según intuía por el ambientazo que tenían las calles en Navidad. Aunque todo tenemos una opinión sobre el virus, lo mejor es escuchar a los que saben y los que saben: científicos, virólogos, epidemiólogos… dicen que la  forma de mantener el virus a raya es la distancia. Ahora ya no tiene solución, las Navidades han pasado con el mismo ajetreo de otros años, por eso enero va a modificar su pendiente con duras cuestas de incertidumbre, dolor y muerte.

 

Sé que es tontería escribir de lo que pasó en Navidad, ya no tiene remedio. Si aquello tuvo algo bueno fueron las enseñanzas que nos trajo, aunque parece que no es así. El día de la nevada la gente cogió el coche y  fue a ver la nieve a Feria y  Montánchez con la misma alegría que en diciembre fueron a ver las luces. También  hay quien presume en redes sociales de ir a tomar cañas a bares de hoteles y gasolineras abiertas. No sé si la  vacuna está haciendo que la gente se relaje o que ya estamos cansados de estar encerrados. Los trabajadores de la salud mental tendrán que reforzarse.

 

 

Los hospitales vuelven a estar llenos, los centros de salud no dan abastos, y las funerarias siguen con exceso de trabajo.

 

 

 

Vuelvo asomarme a la ventana, el semáforo sigue su baile de colores sin público. A mí, que ya no me gusta salir de noche, no me importaría ponerme la chupa de cuero y escaparme al Mercantil hasta el 

 

 

 

amanecer, no lo haré, y no es porque el Mercantil ya no exista.