TITULO: Cartas Olvidadas - ¿No conoces a alguien?,.
¿No conoces a alguien?,.
foto / UNA de las enseñanzas que más agradezco es aquella que me inculcaron para intentar ser lo más justo y lo más ecuánime posible, algo que no siempre se logra. Tan importante como sumar o escribir es contar con unos valores universales que nos permitan convivir y que extiendan la solidaridad como un bien que hay que proteger, como si se tratara ,.
Mi teléfono se ha propuesto matarse: cada vez que vibra, se tira de la mesilla de noche. Inútil, fracasa en sus intentos de suicidio como yo fracaso en mis intentos por adelgazar los cuatro kilos que me sobran, pero a él le va mejor que a mí: ha conseguido resquebrajar el cristal de su pantalla, mientras que yo sigo sin entrar en mis vaqueros favoritos. Una vez más, la máquina se impone al hombre. Y, quien dice al hombre, dice a las señoras con querencia por los polvorones.
Estos días, las tentativas de mi móvil de acabar con su vida han aumentado considerablemente. No me extraña: quién no querría estrellarse contra el suelo después de recibir un mensaje que dice «Para Navidad, felicidad. Para Año Nuevo, prosperidad. Y para siempre, nuestra amistad». Definitivamente, no conoces de verdad a alguien hasta que no te envía un mensaje navideño. Es más revelador que un test de Rorschach y del Cosmopolitan juntos. Y más rápido.
A todo esto, yo también tengo que mandar mis felicitaciones. No voy a ser la única rara que no desee a los demás una Feliz Navidad y un próspero 2021, que luego nos sale un año falluto y me acusan a mí y a mi falta de buenos deseos de desencadenar una tragedia, como el asesinato del archiduque Francisco Fernando provocó la I Guerra Mundial o la herencia de Paquirri originó la Ofensiva Rivera. Así que aquí estoy, cardada y emperifollada como una vedette retirada en Las Vegas, a punto de que me detengan por exceso de lentejuelas y dispuesta a que el heredero me fotografíe junto al árbol de Navidad para enviar mi felicitación a todos mis contactos. Pero, cuando íbamos a echar la foto, hemos pillado a mi teléfono intentando ahorcarse de una rama. No llega al año que viene.
TITULO: Cartas en el Cajon - El 101 por ciento,.
El 101 por ciento,.
Illa no puede presumir de una brillante gestión en el Ministerio de Sanidad como aval para su candidatura a presidir la Generalitat,.
foto / Es
educado, atildado y parece buena gente. Tiene muy buena voluntad y
pocas veces levanta la voz; solo lo hace para reivindicarse como un
esforzado trabajador y presumir de que trabaja al 101 por ciento.
Salvador Illa, ya exministro de Sanidad y candidato a molt honorable
president de la Generalitat, es sin duda un fenómeno de la naturaleza.
Varias autonomías han decretado esta semana el cierre de la hostelería para intentar atajar la expansión de la tercera oleada de contagios de coronavirus. Ha sido, por ejemplo en la Comunitat, una de las restricciones más destacadas dentro de las resoluciones que los gobiernos autonómicos han podido poner en marcha cumpliendo con el decreto del estado de alarma. Ya defendió recientemente Fernando Simón que la medida más efectiva para frenar el coronavirus es el cierre del interior de los bares. Dicho y hecho.
Este jueves Fernando Simón, en rueda de prensa, ha ampliado su explicación respecto a la probabilidad de contagiarse en el interior de un bar. «La gente no va a un bar para estar solo en una esquina. No se trata de abrir o no un bar, sino que incita a situaciones de riesgo», ha explicado el director del CCAES.
Situación en España
Por otra parte, Simón ha confirmado este jueves que España ya se sitúa en la «fase de inflexión» de la tercera ola de contagios de coronavirus, aunque ha avisado de que la presión hospitalaria está siendo alta.
En una rueda de prensa, Simón ha comentado que, pese a que se está produciendo una estabilización de los contagios, esto no se va a observar hasta dentro de una semana o 10 días en los ingresos hospitalarios y en las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI).
«La presión sobre el sistema sanitario se va a mantener ya que existe ahora mismo una tasa de ocupación hospitalaria del 21 por ciento y de UCI del 36 por ciento. Esto supone que uno de cada tres hospitalizados en UCI es por coronavirus«, ha alertado.
Dicho esto, Fernando Simón ha informado de que la letalidad por Covid-19 en España es «baja», situándose la tasa en el 0,94 por ciento. Además, ha destacado que en España ya se han realizado 1.414.101 pruebas de detección del coronavirus, con una positividad del 17,60 por ciento.
TITULO: REVISTA TENIS -Carla Suárez: "No he tenido ningún día de bajón mental",.
Carla Suárez: "No he tenido ningún día de bajón mental",.
La tenista canaria (32 años), diagnosticada de
cáncer, finalizó el lunes la quimioterapia. Y mira al futuro: "Me
gustaría volver en mayo para poder despedirme". (fotos),.
Durante una visita a Madrid para atender compromisos con algunos medios de comunicación, Carla Suárez (Las Palmas, 32 años) atendió a AS poco antes del final del tratamiento de quimioterapia al que se sometió desde que le detectaron el pasado mes de septiembre un cáncer conocido como linfoma de Hodgkin. El lunes se terminó el calvario y todo va bien. La tenista canaria ya piensa en volver a jugar.
-¿Cómo se encuentra?
-Bastante bien, el cuerpo ha respondido muy bien al tratamiento y estoy
contenta. Ha sido un proceso bastante limpio, que ha seguido su curso, e
incluso me han recortado sesiones, algo que siempre es bueno. Me siento
bien.
-¿Cuál es su rutina?
-Las semanas de quimio me levantaba temprano el lunes para ir al
hospital. Allí me hacían una analítica para comprobar que las defensas
estaban bien y después venía la sesión de unas tres horas. Luego, a casa
para estar tranquila hasta el viernes. A partir de ahí, doy paseos para
entrar en una rutina de vida normal. Las semanas sin tratamiento voy al
gimnasio dos veces, juego tres días al tenis y algún día nado. Por lo
demás, hago lo que puedo con cuidado por las dificultades por la COVID,
pero dentro de la normalidad.
-¿Qué tal lleva los efectos del tratamiento?
-Estoy dos o tres días en casa con dolor corporal y un poco en la
barriga, pero muy llevaderos. En ese sentido creo que he tenido bastante
suerte. A partir del cuarto día ya estoy perfecta.
-¿Y de cabeza?
-Muy bien, porque me hice a la idea del tiempo que iba a ser y encima me
recortaron sesiones, como he dicho. Además, en Barcelona estoy
fenomenal, tengo gente que me ayuda y he pasado todo el proceso con mi
madre. No he tenido ningún día de bajón mental.
-¿Ha recurrido a un psicólogo?
-No, porque no lo he hecho casi nunca en mi carrera. Sólo una vez, en
2015, porque venía de hacer finales en Miami y Roma, y después de
Wimbledon encadené nueve derrotas en primeras rondas. Luego nada. ¿Que
de haber ido igual lo hubiera podido aprovechar? Quizás sí, pero había
veces que me resultaba difícil conectar, porque los problemas que tenía
eran compitiendo y era difícil que esa persona me entendiera. Ahora,
mucho menos. Me apoyo en mi madre y hablo casi a diario con mi hermano y
mi padre. Tengo muchos amigos, aunque con la pandemia no les he visto
todo lo que hubiera deseado. He tenido escapatorias con gente cercana y
del tenis. Me he ido distrayendo.
-¿Le costó mucho encajar la noticia de su enfermedad?
-Fue un proceso bastante fácil, porque cuando volví del confinamiento
que pasé en Las Palmas y empecé a entrenarme en Barcelona ya vi que el
cuerpo no me reaccionaba bien. Me cansaba muy rápido, tenía náuseas
constantes… Sabía que había algo raro, aunque no a esos niveles. Me
fueron haciendo pruebas hasta que el doctor me dijo que estaba la
posibilidad del cáncer. Desde esa reunión hasta que me dieron el
diagnóstico, pasaron siete o diez días, así que la noticia no me
sorprendió tanto, porque ya me había puesto en antecedentes. Lo primero
que le pregunté es qué tenía que hacer y cuánto tiempo necesitaría para
recuperarme. Me dijo, 'seis meses', y me metalicé tanto que no tuve
duelo.
-¿Cree que le ha venido bien para pasar esto el hecho de ser deportista?
-Me lo ha dicho todo el mundo, aunque no he hablado con nadie que pasara
por lo mismo sin ser deportista. No puedo comparar. Pero creo que el
ser tenista, en un deporte individual, me ha ayudado mucho en momentos
de dolor, porque convivimos con eso. Puede ser que por eso me diera
cuenta también de que algo iba mal. Luego lo he hecho todo de manera muy
natural, muy tranquila, y además me anunciaron todo lo que me iba a
pasar.
-Entonces sí hablo con alguien que ya lo había vivido.
-Sí, hace tiempo. Rubén Merchán, un tenista, pasó por una situación
similar, aunque a él se le complicó un poco más, hace unos 15 años.
Fuimos a comer y hablamos, porque quería saber cómo iba a ser el proceso
y tranquilizarme un poco. Los médicos, además, me dieron mucha
esperanza y confianza. Por eso tampoco quise buscar a más gente. Cada
cuerpo es diferente.
-¿Y ahora, después de las sesiones, qué?
-Me harán la semana que viene un chequeo para ver cómo ha ido todo. Hay
dos posibilidades, que haya desaparecido todo y ya se termine, o que
quede algo residual y tengan que hacerme alguna sesión de radioterapia.
Después de la cuarta de quimio que me hicieron, ya me dijeron que había
desaparecido casi todo, aunque no me adelantaron cómo iba a ir la cosa.
Por eso me he ahorrado cuatro, de momento. Iban a ser 12 y se han
quedado en ocho. Dos meses menos.
-¿Cómo se ve físicamente?
-Me canso mucho antes y la recuperación es más lenta, pero las semanas
libres estoy siempre activa, 45 minutos o una hora en el gimnasio y
media hora jugando al tenis.
-¿Lo ha echado mucho de menos?
-No, la verdad. Me apenó un poco no haber podido estar en Roland Garros,
porque no sé si podré jugar más allí y me hubiera gustado hacerlo una
última vez. Tampoco está siendo fácil por el coronavirus, así que no lo
he hecho de menos.
-Los compañeros y el mundillo del tenis le han arropado…
-Sí, muchos se ponen en contacto periódico conmigo, para ver cómo voy.
-Entre ellos Garbiñe Muguruza…
-Sí, estuvo en Barcelona y la vi dos tres veces Me haría mucha ilusión
poder jugar algún dobles más con ella, pero hasta que no sepa como
reacciona mi cuerpo, no sé qué pasará. Aunque si tenemos esa ilusión de
reencontrarnos.
-Así que ya piensa en volver a jugar.
-Me gustaría volver para poder despedirme (pensaba retirarse en 2020 y tuvo que aplazarlo a 2021 por la pandemia).
Si el chequeo sale bien y me dicen que todo ha terminado, estupendo.
Pero no sé cuando mi cuerpo eliminará todo lo que le han puesto. Me
gustaría estar lista en mayo. Pero no sé si podre. Para los Juegos, las
invitaciones son muy específicas, pero yo tengo un ranking protegido,
con el número 68, y podría entrar, porque el corte suele estar por ahí.
Ojalá que se puedan celebrar. Podría estar también Wimbledon y US Open
perfectamente.
-¿Está experiencia ha cambiado su percepción de la vida?
-Pues no, porque yo ya había decidido que 2020 sería mi último año por
motivos muy personales y sentimentales. Quería pasar más tiempo con mi
familia y no estar lejos, formar la mía propia… Esto no va me va a
quitar lo que yo ya valoraba. Mi estilo y mi percepción de vida no va a
cambiar, porque yo las cosas esenciales ya las valoraba mucho. Tenía
unos planes que se han roto ahora.
-¿Se han roto o sólo se han frenado?
-Más bien lo segundo, porque puedo seguir con todo. Porque es una
enfermedad que si te curas no vuelve a reproducirse. Tienes que ir
controlando y puede volver, pero no es lo normal. Podré hacer una vida
totalmente normal. El cuerpo me va muy bien.
-¿Cómo ve desde su posición lo que está pasando en Australia?
-Es complicado decirlo desde aquí, pero hay que mirarlo de forma global y
saber que estamos viviendo una pandemia mundial y a pesar de eso, el
Open de Australia se va a poder celebrar. Hay que aceptar las
condiciones, porque en el fondo son privilegiadas por poder jugar un
Grand Slam. Es con lo que hay que quedarse. Lo demás es mala suerte. Hay
gente que ha perdido su trabajo, familiares… Hay que ponerlo todo en
perspectiva. La mejor noticia es que van a poder jugar y deben dar las
gracias.
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