TITULO: Cartas Olvidadas - Ya no podemos vivir sin ellos,.
Ya no podemos vivir sin ellos,.
foto / España registra un alarmante incremento de la covid, los médicos alertan del posible colapso de centros de salud y hospitales, Israel vuelve a estar confinado desde ayer, la OMS advierte de que este va a ser un otoño duro debido a la pandemia... y entre tantas informaciones desalentadoras que tienen como protagonista al amenazante y mortífero virus, no sé por qué razón –en el puzle de mi memoria aparecen a veces datos sin importancia que una vez leí o escuché–, me he acordado de que los emoticonos celebran hoy su cumple (si estuviese escribiendo un wasap podría ese tan mono de una tartita con sus velitas correspondientes). Será que, como cantaba Alaska hace unos años, «no quiero más dramas en mi vida, solo comedias entretenidas...» y prefiero evadirme pensando en otras cosas y alejarme un poco de esta realidad que a ratos nos agobia.
Volviendo a la fecha que comentaba, el 19 de septiembre de 1982 el experto en redes neuronales Scott Fahlman publicó los primeros emoticonos en el tablón de anuncios de la Universidad Carnegie Mellon, en Pittsburg (EE UU). Parecía una bobada, pero :-) y :-( fueron los primeros emojis, dos elementos gráficos que él pretendía que sirvieran para distinguir cuándo un texto era en broma y cuando en serio. Y resulta que una cosa tan simple nos está siendo útil en estos tiempos de prisas en los que recibimos decenas –a veces hasta cientos– de wasaps al día. Te mandan un mensaje y no hace falta que te enrolles con la respuesta. Si una amiga te escribe contándote que una conocida ha pillado al marido acostándose con otra, puedes contestarle con un simple emoticono –el de una carita frunciendo el entrecejo y echando humo por la boca o el de color naranja con cara de mala leche– y ya sabrá lo que piensas al respecto sin tener más que añadir. O si te cuenta que se marcha de viaje para evadirse durante el fin de semana y tú le respondes con la bailarina flamenca con la melena al viento vestida de rojo con los volantes levantados por encima de la rodilla y taconeando, seguro que entenderá que tu intención es decirle: «¡A divertirse!, ¡que te quiten lo bailao!»... Si estás de acuerdo con lo que te cuentan es más fácil contestar con un puño cerrado con el pulgar hacia arriba; si quieres dar la enhorabuena a alquien, le aplaudes; si quieres desearle suerte, le mandas un trébol de cuatro hojas, si quieres decirle «te quiero» envías un corazón y si te hace gracia lo que te ha mandado colocas el muñequino que está llorando de risa.
Admitámoslo, ya no podemos vivir sin ellos, y tal vez utilizar los emoticonos es una forma de sentirnos más cerca de nuestros interlocutores en unos momentos en los que la presencia física se hace cada vez más complicada. Nos vemos y nos tocamos menos, y nos da la impresión de que si la persona que está al otro lado del móvil nos envía una carita sonriente es porque está sonriendo y eso la acerca más a nosotros. Es algo simple y práctico. Hay incluso estudios que dicen que el uso o no de emojis en las conversaciones de WhatsApp define rasgos de nuestra personalidad y afirman que las personas que utilizan emoticonos tienden a ser más simpáticas que las que no los usan. Pues si es por esa razón, debo ser una persona muuuuy sociable. Claro, que también podría ser que fuera perezosa para escribir... o que me resulta más sencillo utilizar los emoticonos en los mensajes porque a cierta edad en la pantalla del móvil se distinguen mejor los dibujinos que las letras, ¿a ustedes no les pasa también?
Me gustaría despedirme mandándoles un emoticono guiñando un ojo y con un beso del que sale un corazón, así que dense por besados.
TITULO: Cartas en el Cajon - Vuelta al cole: ¿qué hacen los padres?,.
Vuelta al cole: ¿qué hacen los padres?,.
Las
fotografías de terrazas llenas de estudiantes sin mascarilla y muy
juntos que circulan por la red en estos primeros días de reencuentro
puede ser la antelasa de problemas en la universidad. La causa no será
la actividad académica, foto,.
DURANTE estos días se está hablando y escribiendo con pasión de la vuelta al cole y a la universidad y, consecuentemente, de las nuevas medidas de convivencia derivadas de esta nueva y extraña normalidad. Se habla de la situación y riesgos de los alumnos y profesores, cuestionando, en muchas ocasiones, su posible comportamiento. Y de paso nos metemos con la Administración para hacer un poco de crítica política, que ahora se hace con más intensidad y ardor aunque es verdad que algunos cargos públicos hacen también sus méritos para ello.
Pero lo curioso es que nunca he oído ni leído algo sobre la actitud y el comportamiento de los padres, más que en su queja por el temor ante la situación. Y es aquí donde quiero centrarme. Para evitar la crítica fácil diré que ya no tengo hijos en edad escolar, pero tengo tres maravillosos nietos que ya están yendo a sus centros respectivos. Uno en guardería y dos en Primaria.
La primera situación paradójica me la sugerían las manifestaciones de los padres sobre la supuesta falta de seguridad que los niños tendrían en los centros escolares y los enormes riegos que iban a correr. Y reitero el término paradoja porque algunos de los padres que se manifestaban estaban de manera frecuente con sus hijos en los parques, playas o lugares donde era visible la aglomeración de personas, incumpliendo las medidas de seguridad que son de obligado cumplimiento. Parece que no ponen pegas a estas concentraciones, ni a las celebraciones de comuniones, bodas o cumpleaños que más de un disgusto nos han dado, tanto en ciudades como en pueblos pequeños, y nos siguen dando. ¿Será que consideran más importante estos actos que la educación de sus hijos? Considero que, con las medidas de seguridad adoptadas en los colegios, los niños están más controlados en referencia a la covid-19 en sus centros escolares que en la playa o los parques.
Cuando escribo estas letras ya ha empezado el curso escolar y los niños han tenido que ir al colegio. Pues bien, dos situaciones son manifiestas en relación a la falta de responsabilidad de los padres. La primera es el amontonamiento de los padres en las puertas de los centros escolares sin guardar las medidas de seguridad, como hicieron siempre. Pareciera que tuvieran que coger al niño en la misma puerta, cuando posiblemente este mismo niño ande libre por otros lugares de la ciudad, y seguro que se relacionará con sus compañeros fuera del colegio.
La otra situación tiene por protagonista a adolescentes todavía bajo la custodia de los padres. Las imágenes de estudiantes de Secundaria y Bachillerato en las puertas de los centros de enseñanza, con abrazos y besos por doquier, en muchas ocasiones sin la preceptiva mascarilla, no tiene nada que ver con la administración educativa, ni con la organización escolar. Estos comportamientos y las concentraciones que veíamos en la puerta del Pilar y otros lugares de Badajoz están en relación directa con la educación que estos adolescentes reciben en sus casas y que actúan, en muchas ocasiones, con la permisividad de sus progenitores a incumplir algunas normas sociales. ¡Si no pasa nada! La información de HOY (11/09/2020) señalando que los jóvenes se desplazan de unos lugares a otros cuando se acerca la Policía indica un comportamiento intencionado y un nulo interés en ayudar a aminorar el problema de contagio de la covid-19.
En general, no he visto a los padres preocupados por este tipo de aglomeraciones y comportamientos. No hay disculpa para este mal comportamiento de los adolescentes, como no la hay para la irresponsabilidad, en muchos casos dejadez, de los progenitores que no tienen la suficiente autoridad moral para convencer a sus hijos de que actúen civilizadamente. Muchos de estos padres, cuando surja algún problema, culpabilizarán al sistema educativo y los centros del problema. Y olvidarán que posiblemente sus hijos, como portadores asintomáticos, estén en el origen del brote que pudiera surgir y con su desidia está ayudando a la transmisión del virus como señalan los datos actuales.
Esta última situación se está dando, con mayor intensidad, en los estudiantes universitarios, que estos días empiezan a verse paseando por las calles. Las fotografías de terrazas llenas de estudiantes sin mascarillas y muy juntos que circulan por la red en estos primeros días de reencuentro puede ser la antesala de problemas en la universidad. La causa no será la actividad académica universitaria. Lo será la actividad social de los jóvenes que, ajenos a las estadísticas que indican que son el principal grupo transmisor, siguen actuando con total libertad, al margen de lo que sería el sentido común. También, los padres de estos chicos tendrán algo que decir y hacer, ya que no te desentiendes de la educación de tus hijos cuando alcanzan los 18 o 20 años.
TITULO: REVISTA TENIS - Nadal busca el pase a semifinales ante Schwartzman,.
Nadal busca el pase a semifinales ante Schwartzman,.
Tras superar a Carreño y Lajovic, el balear también es claro favorito ante el argentino, foto,.
Rafa Nadal busca este sábado el pase a las semifinales del Masters 1.000 de Roma contra el argentino Diego Schwartzman. Tras superar a Pablo Carreño y al serbio Dusan Lajovic el balear también es claro favorito ante el jugador sudamericano, decimoquinto cabeza de serie en el Foro Itálico.
Schwartzman sobrevivió el viernes a un duro partido de octavos contra el polaco Hubert Hurkacz, al que remontó para terminar ganando por 3-6, 6-2 y 6-4.
En el partido ante Lajovic, Nadal dio sus primeros signos de cansancio cuando pensaba tener el partido sentenciado, con 4-0 a favor en el segundo set. El serbio le presionó entonces, ganando tres juegos seguidos, pero el manacorense finiquitó el duelo a continuación (6-1 y 6-3).
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