foto--ESTEFANIA DOMÍNGUEZ DEPORTISTA,
Todo es por el jamón para negra,.
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Estefanía Domínguez ha conseguido proclamarse campeona de España y de Extremadura en apenas dos semanas,.
Las triatleta pacense Estefanía Domínguez (Badajoz, 08/ 02/1984) nos ha regalado grandes alegrías en las últimas semanas con dos nuevos e importantes triunfos. Domínguez se proclamó campeona de España en Pontevedra, una tierra que ella conoce bastante bien. Y tan solo dos semanas después, consiguió el título de campeona extremeña en su localidad natal, Badajoz.
Al campeonato de España acudió sin presión. Éste pudo ser uno de los motivos principales por los que al final logró hacerse con la victoria. «Conocía el circuito con los ojos cerrados y eso fue un plus». Domínguez estuvo varios años entrenando en Pontevedra y afirma que esa situación le dio dicho plus. «El público me apoyaba». Aunque ya no esté en Pontevedra, sigue entrenando por tierras gallegas. Esta temporada ha vuelto al Club Triatlón Ciudad de Lugo, donde ya había estado durante seis temporadas. El año pasado estuvo en Valdemoro pero el club desapareció y volvió a recalar en la capital lucense.
El parcial en el que la triatleta pacense suele lograr sus mejores tiempos es la carrera a pie. «Es raro porque vengo de la natación, pero se me da mejor la carrera a pie», confirma Domínguez. También suele conseguir mejores resultados cuando más aprieta el calor. Este hecho lo achaca a haber pasado su juventud en Badajoz, uno de los lugares de nuestro país donde más calienta el sol.
Y si en Pontevedra se proclamó campeona al sentirse como en casa, en la capital pacense (que realmente es su casa) no podía ser menos. En Badajoz consiguió el título de campeona de Extremadura tan solo dos semanas después de lograr el nacional. «Ser campeona en mi ciudad me hizo mucha ilusión. Fue toda mi familia y se me puso la piel de gallina», asegura Domínguez.
Sobre el circuito en el que tuvo lugar la prueba, (por todo el Paseo Fluvial y el Puente de Palmas) considera que fue muy bueno, al igual que la organización a cargo de la Federación Extremeña y el Triatlón Badajoz. «Era un circuito súper bonito con el puente y el paseo nuevo». Del río Guadiana sí cree que deberían «adecentarlo un poco más», aunque está «mucho mejor que otros sitios en los que he competido». En cuanto a la competición propiamente dicha se encontró muy cómoda en todos los tramos. En natación incluso consiguió dejar atrás a las compañeras que le acompañaban en el agua.
Su próximo reto será el campeonto de España por Autonomías que se celebra este fin de semana en Almazán (Soria). Domínguez representará a Extremadura y espera darle el mayor número de puntos posibles. Para finalizar el verano, la pacense tiene puesto el punto de mira en el campeonato de España de distancia olímpica que se celebrará en Tarragona el próximo mes de septiembre.
Sobre la posibilidad de estar en los Juegos Olímpicos de Río 2016 las esperanzas se desvanecen. Estuvo luchando para ello en la época de Pontevedra, pero actualmente es sumamente complicado. «Es difícil porque hay que estar entre las 180 mejores del mundo y eso supone mucho gasto». En cuanto el apoyo económico de instituciones y empresas afirma que, sino es fútbol, es muy difícil que colaboren en ese sentido.
El triatlón extremeño goza de una gran salud en los últimos tiempos gracias al trabajo de Miriam y Alberto Casillas o de la propia Estefanía Domínguez. A ambos compañeros le guarda un cariño especial. «He visto crecer a Miriam y Alberto. Tengo muy buena relación con ellos». Además, cree que el buen momento de nuestro triatlón se debe a una curiosa circunstancia: «todo esto es por el jamón pata negra», afirma la pacense sobre uno de los alimentos estrella de Extremadura.
Como suele ocurrirles a este tipo de deportistas, no pueden permitirse el lujo de vivir simplemente con el ejercicio de su deporte. Estefanía Domínguez trabaja en el gimnasio Aqua Record de la capital pacense. Allí consigue llevarse alegrías a menudo por el interés de los clientes para iniciarse en triatlón. «Estoy comprobando que hay mucha gente interesada. Yo, además, siempre digo que el triatlón es un deporte que cualquiera que lo prueba se acaba enganchando».
TÍTULO: ME RESBALA - ¡AY QUE ME PICA!,.
ME RESBALA - ¡AY QUE ME PICA!,. fotos,.
¡Ay, que me pica!,.
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Las pulseras anti mosquitos son la sensación de este verano,.
Fascinante conversación en la farmacia. Una mujer muy dicharachera pregunta al mancebo por unas pulseras anti mosquitos. El dependiente confirma que, efectivamente, tiene las mágicas pulseras, que cuestan nueve euros y que funcionan con unas pastillas que huelen a citronella y a otros aceites esenciales. La botica queda en suspenso y, cual mosquitos en alerta, ponemos la antena.
Estas farmacias modernas están llenas de becarias y mancebos y enseguida me toca la vez, pero la cedo. No pienso irme con mi crema Biopel para las escoceduras sin que me desvelen los secretos de las pulseras de citronella. Pero ni la señora que me sigue ni el caballero que acaba de entrar parecen dispuestos a quedarse in albis y nadie quiere mi vez.
El mancebo, que ya ha entendido que va a disfrutar de unos minutos de gloria, empieza a explicar que la pulsera se coloca en la muñeca o en el tobillo y espanta a cuanto mosquito se encuentre a menos de un metro. Una chica pregunta que si funciona de verdad y una abuelita cuenta que le ha comprado a su nieta una muy alegre de muñequinos y parece infalible.
La farmacia se va animando, entran nuevos clientes y se suman al debate de las pulseras. Una esposa se queja de que huelen fuerte y su marido presume de su olfato para las ofertas: «Pues yo me la he comprado en el Lidl por uno y pico». La clienta que suscitó el tema tiene una duda importante: «¿Si me pongo una pulsera, valdrá también para mi marido? Como dice usted que hace efecto a un metro de distancia».
No hace falta más para que la tertulia tome un rumbo pícaro, repleto de dobles sentidos, del que ya no escapará. «Pues no sé qué será peor si un marido al lado con estos calores o los mosquitos», plantea su duda existencial la abuelita. Una anciana juiciosa apunta con sensatez: «Dependerá de lo que pique el mosquito».
La ancianita ha puesto el chiste a huevo y cuento los segundos que tarda en saltar la réplica picante, que llega en la voz de la esposa: «O de lo que pique el marido». La carcajada es general, una dulce becaria enrojece, el marido bufa, un mancebo se troncha, la anciana juiciosa hace como si se escandalizara, al tiempo que se le escapa la risa floja.
El dependiente intenta volver a despachar con normalidad y a poner orden en la farmacia, que a esas alturas parece más bien el escenario del teatro La Latina en los buenos tiempos de Lina Morgan. Solo falta el galán, que entra en escena como por ensalmo: una farmacéutico canoso y alto que sonríe divertido con el pitorreo de la pulsera.
«Las pulseras son buenas, pero ya saben que pueden sembrar albahaca y así espantan a los insectos», propone el dueño del negocio con poca vista comercial. Pero a los clientes, lo de la albahaca les da lo mismo, prefieren las pulseras milagrosas. La magia, siempre la magia... Y la picardía.
Porque la clienta que se interesó por la pulsera quiere saberlo todo antes de gastarse los nueve euros y exige precisión: «¿Tendré suficiente con una pulsera para la muñeca o necesitaré otra para el tobillo?». El farmacéutico galán le responde con demoledor sentido común: «Eso tiene que ver con la zona que prefiera usted proteger».
«Si le molesta que le piquen por abajo, la de tobillo, si por arriba, la de muñeca», sale al quite el mancebo y la lía. El escenario de La Farmacia-La Latina se convierte en un despendole, la clientela se libera definitivamente y aquello parece la escena de La Coquito y la pulguita, que pica por arriba, que pica por abajo. La clienta, azorada, acaba asociando la pulsera con el pecado y corta por lo sano: «Anda, dame un bote de Aután».
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