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domingo, 26 de julio de 2015

A FONDO - Tiger, el mago del 'todo a 100' nórdico,./ ENTREVISTA - Marine Le Pen: "Jamás me reconciliaré con mi padre. Está lleno de odio y venganza",.

TÍTULO: A FONDO -  Tiger, el mago del 'todo a 100' nórdico,.

A fondo, Tiendas / foto

Tiger, el mago del 'todo a 100' nórdico

La clave de su éxito: añadirle a los objetos una dosis de emoción. Que una taza nos despierte una sonrisa. Diseño, corazón... y buenos precios, esa es su fórmula. Hablamos con Lennart Lajboschitz, el padre de las tiendas Tiger, que ya rondan las 500 en el mundo.
A la hora de definir la cadena Tiger, se recurre a menudo a las comparaciones: el Ikea de las 'pijaditas', por aquello del diseño nórdico y los bajos precios; o el 'todo a cien de diseño'.
Tiger no proviene de la palabra 'tigre' en inglés. Sino del danés tier, y se refiere al billete de diez coronas, equivalente a algo más de un euro. De modo que sí: estamos ante un 'todo a cien'. Los precios aquí siempre son redondos y no superan los 30 euros. Una fórmula sencilla que está conquistando a una creciente clientela: con 477 establecimientos en 26 países, el año pasado abrió una media de dos tiendas nuevas por semana. En España están presentes desde en Bilbao hasta en Málaga, pasando por Valencia, Barcelona, Asturias, Canarias o Madrid, donde se inauguró el primer local español en 2008. El primero, en realidad, del sur de Europa.
El responsable del fenómeno Tiger es un danés de apellido impronunciable, Lennart Lajboschitz, que hace tres años vendió el 70 por ciento de su compañía, llamada Zebra, a un fondo de inversiones sueco, lo que los ha convertido a su mujer y a él en multimillonarios.
Más que un emprendedor, un filósofo
Sin embargo, a pesar de su fortuna, el creador de este imperio no es un individuo con grandes cifras económicas en la cabeza. Lennart es un tipo amigable, padre de cuatro hijos con una filosofía entre Yoda y John Lennon. «¡Somos un puñado de aficionados que no tienen la menor idea de lo que están haciendo! afirma, en referencia a su éxito. Nuestra existencia se basa en una paradoja: ¡darle más cosas a la gente y cobrar menos!».
Al preguntarle por la fórmula del éxito, responde: «Creo que hay una cosa que hacemos bien: coger productos funcionales y convertirlos en productos de tipo emocional y añade: usted va a una tienda normal y encuentra un tazón blanco para el café. Un tazón funcional. Si va a una tienda Tiger, el tazón tiene un dibujo y le aporta un poquito más, así que usted lo percibe de otra manera. Escogemos nuestros productos poniendo todo el corazón. Le sorprendería saber cuánto corazón ponemos en nuestro trabajo».
Nuestro hombre tampoco ha sido el primero en ponerle un dibujo a un tazón. Así que cuál es de verdad su secreto: «Yo no soy un tendero, sino que soy un antropólogo. Me fijo en la gente». ¿Y qué cree que le lleva a la gente a cruzar el umbral de sus tiendas? «¿Quién necesita más cosas? Yo no, desde luego». Pero es que, para este emprendedor, sus productos no son meras cosas. Son mucho más. Son objetos diseñados de tal forma que fomentan la interacción social y, por tanto, incrementan la felicidad. «Si usted me dice que lo que le hace feliz es estar con su familia y sus amigos, bueno, pues me parece estupendo. Pero eso solo es un impulso electromagnético de su cerebro. Pero si usted se va al parque a jugar al fútbol con ellos, está convirtiendo ese impulso en algo real. Nosotros nos consideramos un catalizador de ello. Queremos que convierta el pensamiento en realidad por medio de la acción. Es todo muy filosófico», concluye.
Para Lennart Lajboschitz, esta visión optimista es producto de la época que le tocó vivir en su infancia. Nació en Copenhague en 1959. Su padre era un judío huido de Polonia, comerciante de espárragos al por mayor, mientras que su madre era una maestra sueca de guardería. Sus años de formación coincidieron con el afianzamiento de la socialdemocracia en Dinamarca. «En los años sesenta, a los niños se les enseñaba sobre todo a tener confianza en sí mismos. Lo principal no era aprender, sino expresarse con libertad. Así fue mi niñez». Sus primeros recuerdos son estar sentado a la mesa con sus padres, quienes lo animaban a cuestionarlo todo y tomaban en serio sus opiniones.
Dejó el colegio a los 16 años, «porque me parecía que la vida tenía otras cosas más interesantes que ofrecer», y se dedicó a viajar. Conseguía el dinero vendiendo tebeos, haciendo fotos, entrenando a un equipo de tenis de mesa o lo que fuera. A su mujer la conoció durante una manifestación del primero de mayo cuando tenía 20 años. La pareja pasaba un par de meses viajando con la mochila a la espalda y después volvía a Dinamarca y ganaba algo de dinero. Lo primero que hicieron fue comprar una partida de paraguas rotos, arreglarlos y venderlos en un mercadillo. «Nos dijimos: 'Esto es muy divertido; ¿por qué no compramos más?'». Así comenzó su imperio.
Una casualidad que los hizo millonarios
Tuvieron su primer hijo y abrieron una primera tienda, a la que llamaron Zebra. El concepto de Tiger nació en el verano de 1995 cuando abrieron un segundo local, que dejaron en manos de la hermana de su mujer mientras estaban de vacaciones. Le dijeron que lo vendiera todo al precio de diez coronas, pues no se acordaban de lo que costaba cada objeto. Las palabras tiger y tier (un billete de diez coronas) tienen la misma pronunciación en danés. La iniciativa fue acogida con un éxito desbordante. «Y entonces abrimos otra tienda, y luego otra... Y me di cuenta de que teníamos algo serio entre manos». Tres años después, el matrimonio era propietario de 40 locales en Dinamarca. Hoy tienen 12 veces más repartidos por todo el mundo. La empresa diseña en torno al 50 por ciento de sus productos y manufactura cerca de un tercio de ellos en suelo danés (la mayor parte son de fabricación china).
Lennart cuenta todo esto como si hubiera sido el resultado de una especie de casualidad feliz. Durante los primeros años andaban tan necesitados de personal que, sencillamente, paraban a las personas en plena calle y les ofrecían un empleo. El primer país al que se expandieron fue Islandia. «Y no fue por un motivo empresarial, qué va. Lo hicimos porque Islandia es un país muy bonito, y así teníamos una excusa para visitarlo a menudo».
A pesar de tanta confianza en el azar, salta a la vista que Lajboschitz tiene talento para los negocios y es un trabajador infatigable. Y si algo ha aprendido a lo largo de su carrera es el valor de tratar bien a la gente. Lennart pasó a diseñar sus propios productos cuando comprobó en una feria de mayoristas celebrada en Birmingham que a nadie le importaba la calidad de los objetos. «En Inglaterra hay más ricos y más pobres que en Dinamarca, donde casi todo el mundo es de clase media. En Inglaterra, los ricos tienen acceso a productos de calidad excelente, mientras que los pobres tan solo pueden comprar basura. Vimos que podíamos ofrecer a quienes no tienen mucho dinero algo con mayor valor, algo de mejor calidad, algo que seguramente les gustaría».
Al preguntarle por los contratos basura y la forma en que muchas cadenas tratan a sus empleados, sacude la cabeza. «Tengo la impresión de que en muchos lugares tratan a ciertas personas como si fueran estúpidas. Las cosas son muy distintas en Dinamarca. En mi país, las personas no aceptan que se les hable en mal tono. Y, además, así no se puede motivar a un empleado. Es fundamental que te sientas vinculado a lo que haces. Si no, estás en desventaja. Siempre decimos a nuestros empleados que esperamos de ellos que se impliquen en el proyecto. Que la nuestra también es su compañía. Que si necesitan alguna cosa, trataremos de ayudarlos. Que si queremos algo, esperamos que nos ayuden a conseguirlo».
Un hombre rico en Dinamarca 
¿El hecho de ser rico le ha planteado problemas? «No asegura, y se echa a reír. Sigo viviendo igual que antes. Seguimos comiendo lo mismo. Sigo teniendo la misma estatura». Lajboschitz insiste en que, en Dinamarca, el estatus social no viene ligado a la riqueza material y que la ostentación está mal vista; a su esposa le entra mala conciencia al coger un taxi. Su única preocupación es que sus cuatro hijos (entre 18 y 29 años) puedan convertirse en unos monstruitos. «Un asesor fiscal me recomendó donar parte de mi dinero a mis hijos. Me dijo que me saldría a cuenta a largo plazo. Respondí que no iba a darles nada». ¿Por qué? «Porque les haría un flaco favor al privarlos de las experiencias difíciles que pueden llevarlos a crecer como personas».
Los sueños de un visionario
No es de sorprender que sus ambiciones vayan más allá de los platos de papel y los aparatos de masaje en forma de pulpo. El año pasado dejó de ser el consejero delegado, pero sigue formando parte del consejo de administración de Zebra. Hace poco colaboró con Yoko Ono en un libro, Conceptual photography, que tan solo está a la venta en Tiger, al precio de diez euros. «Queremos democratizar el acceso al arte», afirma. Lajboschitz también ha abierto anticafés en Kioto, Génova y Copenhague, unos locales en los que se anima a los desconocidos a jugar al tenis de mesa o al ajedrez entre ellos. Pero su proyecto preferido es la transformación de una iglesia de Copenhague en espacio comunitario. Está previsto inaugurarla en agosto con un torneo de tenis de mesa con estelares participantes europeos y chinos; más tarde, el local incluirá una cantina comunitaria donde las personas que vivan solas puedan reunirse y comer juntas.
«Si pienso en mi vida, ¿qué es lo que más valoro? Mi mujer y mis hijos. Si conseguimos que las personas acudan a comer o a jugar al ping-pong, es posible que lleguen a conocer a alguien con quien tener hijos. Si lo conseguimos, nos sentiremos muy felices».

TÍTULO: ENTREVISTA -  Marine Le Pen: "Jamás me reconciliaré con mi padre. Está lleno de odio y venganza",.

Entrevista / foto

Marine Le Pen: "Jamás me reconciliaré con mi padre. Está lleno de odio y venganza"

Esta mujer podría ser, eso dicen las encuestas, la próxima presidenta de Francia. El rostro más reconocible de la extrema derecha europea habla de su rechazo total a la Unión Europea y al euro y de la agria disputa con su padre.
Es una de las políticas más controvertidas de Europa. Bajo el liderazgo de esta francesa de 46 años, el partido nacionalista de extrema derecha Frente Nacional se ha moderado, lo que a su vez según avisan algunos analistas lo hace más peligroso. La política radical de su padre, Jean-Marie Le Pen, la marcó desde niña: solo tenía ocho años cuando una bomba destruyó su casa familiar. Los autores de aquel atentado nunca fueron detenidos. Entró en el partido siendo adolescente y en 2011 sucedió a su padre en la presidencia. Mientras él es conocido por sus posturas antisemitas, ella intenta que el partido sea más aceptable para los votantes de centro. Y no le ha ido mal. En las elecciones europeas de 2014, el Frente Nacional fue el más votado de Francia. A comienzos de este año la relación padre e hija se rompió y, como ella afirma, para siempre. Fue cuando Jean-Marie Le Pen calificó las cámaras de gas de «detalle de la historia».
XLSemanal. Durante muchos años, su partido fue el paria de la extrema derecha en Francia. Ahora, la revista norteamericana Time la ha elegido como una de las cien personas más influyentes del mundo...
Marine Le Pen. Es una inclinación de cabeza ante los franceses, un reconocimiento de que en Europa existe una fuerza política potente que es contraria a esta globalización rampante.
XL. Suena usted como una activista de izquierda.
M.L.P. Conceptos como 'izquierda' o 'derecha' no tienen ningún significado para mí.
XL. Una vez dijo: «Soy francesa, no hablo inglés». ¿Por qué?
M.L.P. Porque creo que la francofonía está perdiendo buena parte de su relevancia. Y nuestros líderes políticos no hacen nada para evitarlo. Entiendo el inglés, pero no me gusta hablarlo. En el mundo ya hay bastante gente que lo habla y demasiado poca que hable francés.
XL. Desde que alcanzó la presidencia, ha intentado transmitir la imagen de que su partido ya no es solo un grupo de señores que minimizan el Holocausto y lamentan la extranjerización del país.
M.L.P. Nuestro partido ha mudado la piel. Defendemos los derechos del pueblo francés, por eso muchas veces nos posicionamos frente a las élites, los bancos y las multinacionales. Hace tiempo que no nos limitamos a protestar, nos hemos convertido en un partido capaz de alcanzar el poder en un futuro muy próximo.
XL. Entre los seguidores famosos del Frente Nacional de los viejos tiempos figuraban Alain Delon y Brigitte Bardot. ¿Siguen estando con usted?
M.L.P. A Brigitte la visité el pasado septiembre en Saint-Tropez. Siempre hablamos de nuestros animales. Yo tengo cuatro gatos; me gustaría tener quince, pero entiendo que sería poco razonable.
XL. Brigitte Bardot llegó a ser condenada por incitación al racismo. Es posible que también comparta su aversión a la cesión de soberanía...
M.L.P. La Unión Europea no funciona. Las dos nos referimos a ella como la Unión Soviética Europea.
XL. ¡Hombre! La Unión Soviética era una asociación forzada de dictaduras comunistas y la Unión Europea es una unión democrática de Estados...
M.L.P. Yo quiero que cada Estado pueda decidir por sí mismo. Para mí, el más importante de los derechos humanos es poder amar al propio país sin que se te tilde de belicista. En los Estados Unidos a todo el mundo le parece estupendo ir con la bandera de las barras y estrellas a todas partes. Si nosotros hacemos lo mismo con la tricolor, nos tachan de fascistas.
XL. Distorsiona usted la cuestión. Precisamente los franceses no tienen ningún reparo en mostrar su amor por su patria, sobre todo con banderas. ¿Y por qué no menciona las ventajas que implica la UE? Por ejemplo, el hecho de que no haya habido ninguna guerra en Europa Central en los últimos setenta años.
M.L.P. ¿Piensa usted que la UE es una zona libre de tensiones y conflictos? Nunca han circulado tantas ofensas entre las capitales europeas como ahora. A los alemanes se los considera los nuevos amos de Europa; a los griegos se los ve como ladrones; a los italianos, como tramposos; y a los franceses, como perezosos. Para mí, la UE no es una organización para la paz, sino una plataforma de guerra económica, una competición que se refleja en los diferentes niveles salariales de cada uno de los países miembros.
XL. ¿Y por eso quiere regresar al franco?
M.L.P. El euro no funciona. Muchos países solo siguen en el euro por el miedo a salirse.
XL. Ningún país quiere salir del euro, ni siquiera Grecia.
M.L.P. Pero si un país abandonara el euro se producirá un efecto dominó. Muchos países lo seguirían. El regreso a las divisas nacionales no puede ser precipitado, debería hacerse de una forma muy meditada y organizada.
XL. Usted demanda nuevas barreras y aduanas. En su opinión, ¿los franceses tendrían que pagar impuestos a la importación si se compraran un BMW, por ejemplo?
M.L.P. Estaría encantada si los franceses dejaran de comprar coches alemanes y solo compraran coches Renault y Peugeot. En cuanto que los países recuperaran su moneda, la cotización del marco alemán subiría y la del franco francés caería. De esa forma Francia sería mucho más competitiva, se venderían más coches franceses porque serían más económicos.
XL. ¿Quiere decir con esto que Europa es la única culpable de la debilidad económica francesa?
M.L.P. La UE es responsable porque nos impide combatir el mal que nos afecta. Nuestra alta tasa de desempleo también es consecuencia de la libre circulación de trabajadores impuesta por la UE, que se ha traducido en un aluvión de trabajadores baratos procedentes de otros países.
XL. En cuanto a la cuestión ucraniana, defiende la postura de Rusia y no la de Europa. Usted y el presidente Putin parecen tener el mismo objetivo: dividir Europa.
M.L.P. ¿A qué o a quién se supone que queremos dividir? Putin quiere que se le deje de hacer la guerra. La UE está llevando a cabo una guerra fría contra Rusia por encargo de los Estados Unidos. Una guerra contra Rusia no beneficia los intereses de Francia.
XL. Su partido ha obtenido un crédito de nueve millones de euros de un banco próximo a Putin. ¿Se ha dejado comprar?
M.L.P. Ningún banco francés o europeo quería concedernos el préstamo. Necesitábamos dinero para nuestras campañas, por eso agradecemos cualquier apoyo que recibamos.
XL. Ha vuelto a viajar a Moscú recientemente. ¿Por qué motivo?
M.L.P. Porque tengo una gran responsabilidad ante mi país y quizá sea la próxima presidenta de nuestra República. Creo que estas conversaciones son importantes en mi condición de líder político.
XL. El patriotismo muchas personas lo encuentran algo positivo; sin embargo, el nacionalismo...
M.L.P. No hay que demonizar la palabra 'nacional', es un concepto positivo. La defensa de la propia nación no tiene nada que ver con la guerra ni con la agresión.
XL. Pero sus declaraciones contra los inmigrantes sí que suelen ser bastante agresivas. Una vez calificó a los gitanos de «nómadas criminales».
 M.L.P. La emigración masiva es una catástrofe. Nuestros ciudadanos sufren por su culpa, nuestra libertad está en juego. Las personas que entran ilegalmente en nuestro país deben ser expulsadas. No podemos ser indulgentes.
XL. La actual posición de Nicolas Sarkozy no se encuentra muy alejada de ese extremo. ¿Mantiene contacto con él?
M.L.P. No, nunca he hablado con él. El señor Sarkozy me ataca desde los medios de comunicación, a veces también con golpes bajos. Es muy brutal y desagradable.
XL. ¿A quién ve como su principal rival para las elecciones presidenciales de dentro de dos años: a Sarkozy o al actual presiente, François Hollande?
M.L.P. Me alegro de poder enfrentarme a los dos, son dos antiguos jefes del Estado que cargan con la responsabilidad por los males de la última década. Tanto el fundamentalismo islamista como la inseguridad ciudadana se han extendido enormemente a lo largo de estos años.
XL. ¿Cree en serio que tiene opciones de ganar?
M.L.P. Por supuesto. Quiero llegar al poder para devolverles a todos los franceses lo que han perdido.
XL. Ha sido reelegida como presidenta del Frente Nacional con el cien por cien de los votos. Eso recuerda a las votaciones en Corea del Norte.
M.L.P. Todos los participantes estuvieron a favor de elegir a Marine Le Pen y ninguno en contra; todos ellos se mostraron de acuerdo con mi estrategia.
XL. Su padre fundó el Frente Nacional, usted es la presidenta, su sobrina ocupa un escaño en el Parlamento. Suena más a nepotismo que a funcionamiento democrático.
M.L.P. Si los militantes lo deciden, ¿qué problema hay? Hasta ahora soy la única de la familia en suceder a Jean-Marie Le Pen al frente del partido. En este apartado hay bastantes récords por batir. Como el de los Bush en los Estados Unidos, por ejemplo. Nosotros ni siquiera hemos colocado todavía a ningún miembro de la familia en la presidencia.
XL. Sin embargo, en estos momentos su familia parece estar dividida. Usted le exigió a su padre que abandonara el Frente Nacional cuando describió las cámaras de gas como «un detalle de la historia». ¿Siguen hablando entre ustedes?
M.L.P. No. Nos hemos distanciado de una forma irreconciliable. Sigue estando lleno de odio y le mueve la sed de venganza. No es la primera vez que nos peleamos. En 2011, cuando decidí presentarme a la presidencia del partido, llegó a hablar de «desdemonización del Frente Nacional» y añadió que eso no conducía a nada. Pero aquella vez seguimos trabajando juntos. Hoy no puedo imaginarme de qué forma podríamos recuperar el contacto.
XL. Su padre tiene 87 años. Sin embargo, ha acudido a los tribunales para intentar recuperar su voz en el seno del partido.
M.L.P. No lo conseguirá. Mi intención ahora es suprimir también el puesto de presidente de honor, que todavía conserva Jean-Marie Le Pen. Ha abusado de este cargo honorario para su campaña de venganza personal. Primero dejó el puesto, pero luego se dio cuenta de que no le apetecía hacerlo.
XL. No es la primera pelea que se produce en el seno de su familia. Tras la separación de sus progenitores en 1987, su padre se burló de su exesposa diciéndole que podía irse «a fregar escaleras», a lo que su madre respondió apareciendo ligera de ropa en la portada de Playboy.
M.L.P. Yo era una adolescente en aquella época, que fue horrible, pero ha llovido mucho. Ahora tengo una relación muy estrecha con mi madre.
XL. ¿Qué opina de Angela Merkel?
M.L.P. Defiende los intereses de los alemanes realmente bien; es una mujer enérgica, una dama de hierro. Pero su política va totalmente en contra de mis ideas. En el trasfondo de todas sus decisiones está la cuestión de si es bueno para Alemania y los alemanes. Me enerva que nadie le diga claramente: «Sabemos que lo hace por Alemania, pero no nos imponga sus medidas, son catastróficas para nosotros».

* 'Objetivo marine'. Colectivos feministas como Femen suelen recibir a Le Pen allá donde va con eslóganes como: «Marine, ¡arrepiéntete!» o «Sextremismo sí, fascismo no».

* En plena ascensión. Marine Le Pen en un retrato promocional tomado en 2003, con 35 años, cuando asumió la vicepresidencia del partido fundado por su padre.

* La sobrinísima. Marion Maréchal-Le Pen es, a sus 25 años, la figura emergente del clan y la parlamentaria francesa más joven de la historia.
Matar al padre
La guerra entre padre e hija es total. Ella, presidenta del Frente Nacional (FN), ha expulsado a su progenitor del partido que él fundó en 1976. Jean Marie ha pasado de la ira a las amenazas y coquetea con crear una nueva formación. Su hija, mientras, lo culpa por los malos resultados en las últimas elecciones regionales. El detonante del desencuentro fue una entrevista en la radio en la que el patriarca se despachó a gusto. «Las cámaras de gas son solo un detalle en la historia de la humanidad», soltó. Jean-Marie Le Pen no le ve ningún problema a la afirmación. «No lamento nada. No veo dónde está la perversidad de lo que dije». Del vodevil familiar solo ha salido indemne Marion Maréchal-Le Pen, nieta de Jean-Marie y sobrina de Marine. Por acuerdo entre padre e hija, será ella quien lidere la formación en la región Provenza-Alpes-Costa Azul en las elecciones del próximo diciembre. La cuestión es saber si seguirá el camino de su abuelo o si buscará una unión entre las facciones del FN.

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