BLOC CULTURAL,

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miércoles, 22 de julio de 2015

AQUEMARROPA - NEFERTARI SE MUDA AL GUADALQUIVIR,./ ¡ QUE TIEMPO TAN FELIZ ! -EL PRESENTE Y EL PASADO DE CESAR Y CLEOPATRA SE VEN LAS CARAS EN EL TEATRO,.

TÍTULO: AQUEMARROPA - NEFERTARI SE MUDA AL GUADALQUIVIR,.

Nefertari se muda al Guadalquivir

El artesano egipcio Hany Mostafa (centro) presenta, ayer en Sevilla, la exposición 'Ramsés, Rey de Reyes'.
El artesano egipcio Hany Mostafa (centro) presenta, ayer en Sevilla, la exposición 'Ramsés, Rey de Reyes'. foto
  • Una exposición sobre Egipto en Sevilla muestra una recreación del templo de Abu Simbel, erigido por Ramsés II,.

    'Una obra perteneciente por toda la eternidad a la Gran Esposa Real Nefertari-Merienmut, por la que brilla el Sol'. La reina Nefertari fue la esposa más amada por Ramsés II, tanto como para erigirle un templo en el que como muestra de su devoción las estatuas que representaban al poderoso faraón tenían el mismo tamaño que las de su compañera, algo inhabitual en Egipto. Hoy día, las colosales estatuas de la entrada a los templos de Abu Simbel siguen maravillando a los turistas por la complejidad de un trabajo que, a escala, puede verse desde ayer en una ambiciosa exposición inaugurada a orillas del Guadalquivir en Sevilla, pero que después iniciará un periplo por toda Europa.
    El templo de Nefertari, también conocido como 'templo menor' o 'de Hathor' (diosa egipcia del amor y la belleza'), es la gran novedad de la muestra 'Ramsés Rey de Reyes', y que hace unos meses ya recaló por diversos puntos de la geografía española mostrando la fachada del templo principal de Abu Simbel y algunas de sus salas mandadas construir por el faraón de la XIX dinastía. Su autor es Hani Mostafa, un artesano egipcio que ha dedicado los últimos diez años de su vida a reproducir en madera y fibra el gran emblema nacional de su país para poder mostrar al mundo su grandeza y acercar al menos una pequeña parte de su misterio.
    En la elaboración del templo de Nefertari -construido hace más de 3.000 años-, Mostafa, experto en industria metalúrgica y apasionado por el arte, empleó casi once meses, según los organizadores. La fachada, con unas dimensiones de seis metros de altura (la original mide 10) y otros 14 de ancho, muestra los dos grupos de estatuas a la entrada del templo que representan al faraón Ramsés con su doble corona y a su esposa Nefertari, que a diferencia de otros templos en los que las estatuas de las consortes no sobrepasaban la altura de las rodillas del faraón, aquí está representada con igual grandeza. Ambos están acompañados por otros príncipes y princesas, todos alzados y con un pie adelantado para dar sensación de marcha.
    Junto a la fachada del templo de Nefertari se exhibe la reproducción del templo de Ramsés II, uno de los símbolos egipcios y el primer ejemplo de propaganda de la historia. El templo está dedicado al propio Ramsés y narra en una de sus salas la batalla de Kadesh: el faraón Ramsés II, con apenas 24 años, quería seguir la estela de sus predecesores y se enfrentó en dicha ciudad a los hititas con el objetivo de mantener el control sobre la actual Siria. Aunque la batalla terminó con un tratado de paz, en lo que consideraríamos un empate técnico, Ramsés acabó abandonando y renunciando al control de dicho territorio. La vergüenza apenas pasó la frontera, y en los muros de los templos, especialmente en Abu Simbel, narró su propia versión de la contienda, que fue la que pervivió durante siglos. Así, los relieves del templo alaban su bravura.

    TÍTULO:  ¡ QUE TIEMPO TAN FELIZ ! - EL PRESENTE Y EL PASADO DE CESAR Y CLEOPATRA SE VEN LAS CARAS EN EL TEATRO,.

    El presente y el pasado de César y Cleopatra se ven las caras en el Teatro

  • Emilio Hernández junto a Marcial Álvarez, Lucía Jiménez, Emilio Gutiérrez Caba, Ángela Molina y la directora de la obra, Magüi Mira. Ángela Molina junto a Emilio Gutiérrez Caba, Lucía Jiménez y Marcial Álvarez dan vida a los dos personajes en la comedia que dirige Magüi Mira, fotos,.

    Eternos son los clásicos, y eternos también resultan los grandes personajes que marcan un antes y después en la historia. Reales o imaginarios, sobre papel o sobre escenarios, para bien o para mal, resultan en cualquier caso inmortales. Y más si se trata de nombres con un eco trascendental que roza lo divino, como lo son César y Cleopatra. Eco que resuena más que nunca durante estos días en la capital autonómica.
    Con el ecuador de la LXI edición pisando los talones, y con la resaca que sabe a tragedia aun metida en vena, resulta el momento oportuno y más que propicio para recibir la mejor de las inyecciones. Esa que te proporciona la risa y la distensión emocional. Esa que conduce como nadie Magüi Mira, y más si es a través de la receta del dramaturgo Emilio Hernández.
    'César y Cleopatra' se estrena esta noche en el escenario emeritense para revivir de nuevo su historia de pasión en altas dosis, más que de amor, que también lo tuvo. De poderes enfrentados y la estrategia como mejor baza. De errores insubsanables y pasos poco acertados. Para recordar a los presentes quiénes fueron César y Cleopatra, por bocas y almas de Emilio Gutiérrez Caba, Ángela Molina, Marcial Álvarez y Lucía Jiménez.
    Eso sí, desde una perspectiva diferente e interesante. Con la eternidad como el mejor escenario, Mira juega al presente y el pasado, con lo real y con lo eterno, con los personajes llenos de juventud y ellos mismos con el peso de los años a sus espaldas. Con lo que fue y pudo haber sido, a través del desdoblamiento de personajes. Cuatro actores para dar vida a dos hitos de la historia. «Esta obra te enseña que el poder no garantiza el futuro, es algo que lleva el hombre en su ADN», explica la directora, quien además añade que «se trata de una propuesta sorprendente con mucho humor, donde también hay lugar para el erotismo».
    La actriz y directora, a partes iguales, además, ya sintió en su momento y a través de su cuerpo el peso y la responsabilidad de llevar a escena a una de las mujeres que mejor encarnan el tridente de valores tales como el poder, la seducción y la inteligencia. Como lo fue y sigue siendo Cleopatra. «Al recordar ahora qué fue en el año 1996 comprendes que el tiempo no pasa, no existe, y precisamente sobre esto gira la obra que estrenamos esta noche».
    Emilio Hernández, autor de la versión libre que dirige Mira, indica que su texto se basa sobre todo en preguntas y más preguntas. Utiliza como hilo conductor e ingrediente fundamental en esta comedia la erótica del poder, que está presente como mejor aderezo de la representación. «El poder no lo tengo yo, lo tienen ellos, yo me encargo de la erótica, y os puedo decir que el eros está servido», recalca Hernández.
    Uno más uno, son cuatro
    Dualidad convertida en cuatripartita. Es el principal atractivo que arrastra la versión libre de Hernández. Una versión que permitirá a los presentes reconocer a la Cleopatra y el César real que revive momentos cruciales de la historia y algunos que parten de la ficción remota, al mismo tiempo, que los mismos se descubren desde un plano astral. Desde la eternidad comprendida entre las columnas del Teatro Romano. Sin duda una apuesta singular con el aliciente de las caras más que conocidas que la llevan a escena.
    Emilio Gutiérrez Caba es el César eterno en este peculiar combate a cuatro. El actor, que con este ya son tres sus encuentros con la arena del escenario romano, reconoce que el texto que manejan «tiene mucho que ver con lo que está pasando ahora, para ellos resulta monstruoso el mundo con el que se encuentran dos mil años después y no dejan de sorprenderse».
    El presente y el pasado de César y Cleopatra se ven las caras en el TeatroMarcial Álvarez, la otra cara de esta misma moneda, el César inocente y joven, también regresa por tercera vez a la capital autonómica. Reconoce estar viviendo un sueño con esta obra. «Esta pareja además de todo lo que aportó a la humanidad, encarna perfectamente la pasión», explica. Álvarez indica que ambos personajes se encuentran en un momento crítico de sus vidas. «Ella está siendo atacada por su hermano en Siria y él tiene que demostrar muchas cosas».
    Para Lucía Jiménez, la novata entre entendidos del escenario romano, poder participar en el Festival Internacional de Teatro Clásico, también es un sueño, aunque en su caso por fin se hace realidad. «Vine por primera vez a este teatro cuando tenía 11 años y ya entonces supe que yo quería estar ahí, era uno de mis deseos pendientes», recalca la actriz, que simboliza la pureza, la juventud e inocencia de la gran Cleopatra. «Es una aventura y, sobre todo, un auténtico lujo poder estar aquí y más con este montaje con tanta fuerza y tan original», recalca la actriz, quien además añade que «será una sorpresa que seguro nadie se la espera».
    La cuarta en discordia en este 'uno más uno, igual a cuatro', es Ángela Molina. Como Caba, la actriz simboliza la Cleopatra que se mueve en el limbo de los que resultan inmortales. «Desde esta eternidad descubro mis defectos y ves las cosas, los hechos con otra ligereza», analiza Molina. Incide en que aún con la madurez y el conocer de cerca sus errores sigue metiendo la pata con César. «Pero también hay puntos cómicos, por ejemplo, yo le enseño a hablar inglés a César, en la eternidad nos da tiempo a todo», recalca.
    Pura magia
    Si algo demuestra el teatro con cada representación que se presta es que todo es posible. La apuesta de Magüi Mira y Emilio Hernández promete ser un ejemplo de ello. «Hay momentos muy mágicos y muy bellos», explica Lucía Jiménez.
    Emilio Hernández junto a Marcial Álvarez, Lucía Jiménez, Emilio Gutiérrez Caba, Ángela Molina y la directora de la obra, Magüi Mira. Emilio Hernández junto a Marcial Álvarez, Lucía Jiménez, Emilio Gutiérrez Caba, Ángela Molina y la directora de la obra, Magüi Mira.
    Esos momentos se corresponden con los encuentros entre los personajes del presente y los del pasado. «A veces les hablamos directamente y entramos en un debate interminable, y en otras ocasiones, son como una especie de pensamiento o incluso consciencia», explica Caba.
    Una relación entre ambos personajes que no deja de ser un reflejo de ellos mismos. «Y sin embargo a Cleopatra la siento desde la maternidad, como madres nos cuesta decir las cosas que hacen daño, pero aún así lo hacemos como madres que somos», explica la actriz, quien además subraya que a veces se olvida que es ella misma.
    Errores conocidos y que la historia obliga a que vuelvan a cometer. Porque por mucho que se muevan en la eternidad, no hay segundas oportunidades para estos personajes. O sí, esta noche tienen la oportunidad de encandilar al público emeritense. De que las risas retumben como sólo sucede en el Teatro Romano. De pasar un rato agradable. Esta noche, la magia del teatro hará posible que César y Cleopatra se vean de nuevo las caras.

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