Postre: Fresas con crema chantillí ligera
Tiempo de preparación: 40 minutos Ingredientes para: 4 personas
Elaboración: se introduce un bol en el congelador para usarlo más adelante. Se mezclan las fresas con la miel y el zumo de naranja y se refrigera. Se rascan los granos de la vainilla y se añaden a la leche concentrada. Sobre un bol con hielos, se coloca el bol congelado y se echan la leche concentrada, la vainilla y la pizca de sal. Se monta la leche concentrada bien firme. En otro bol se montan las claras bien firmes. Una vez montadas las claras, se añade la fructosa. Presentación y acabado: se mezclan las claras sobre la leche concentrada montada, girando el bol y revolviendo todo de forma muy delicada con una espátula de goma. Se colocan en copas las fresas maceradas con la miel y el zumo de naranja, se cubre con el chantillí ligero y se sirve.
Paso a paso
1. Se mezclan las fresas con la miel y el zumo de naranja y se reservan guardadas en la nevera.
2. Se rasca la vainilla y se añade a la leche concentrada. Se vierte todo, con una pizca de sal, en un bol congelado.
3. Se monta la leche concentrada bien firme. En otro bol se montan las claras a punto de nieve.
4. Se colocan en copas las fresas maceradas con la miel y el zumo. Se cubren con el chantillí y se sirven.
Mis trucos
La crema se puede aromatizar con café soluble, armañac, cacao en polvo..., con el sabor que más nos apetezca, para darle un toque distinto.
El vino
Luna Lunera 2014. El primer vino blanco de la albaceteña Dehesa de Luna está elaborado con sauvignon blanc cultivada en 5 de las 82 hectáreas de su finca en La Roda. Sorprende por su riqueza aromática (mandarina, pomelo, piña), que hace de él un excelente aperitivo, servido bien fresco, y un agradable compañero de comidas ligeras, ensaladas, pastas y platos orientales. El guiño de la etiqueta, diseñada por Marta Lojo, en donde destaca una Luna sobre todas las demás, combina con su frescura y agradable acidez, a la que sigue un final con toque dulce muy placentero. Excelente relación calidad-precio. 3,50 euros. J. L. Recio
Reinos de humo por Benjamín Lana
Vuelven las cartas
Volverán las cartas a los restaurantes gastronómicos como las golondrinas? ¿Recobrarán vitalidad para permitir al comensal una experiencia realmente interactiva, donde además del vino pueda elegir lo que le seduce y apetece? Empiezan a surgir locales con aspiraciones Hortensio, en Madrid por citar solo uno, que hacen una reivindicación expresa de la carta frente a la dictadura de los menús degustación de siete, quince o treinta pases, a menudo pensados más en los intereses del chef que en los de sus comensales. Diseñados para mostrar toda la creatividad de su cocina, demandantes de una confianza plena en cantidades, tempos y productos a cambio de vivir el viaje. Eso en los mejores casos, porque en otros la oferta vertical y estrecha esconde un modo de no arriesgar en género y simplificar pases y servicios. Cuando la cocina creativa sintió que se trascendía de su primigenia labor de saciar estómagos dándoles placer, empezó a emular los formatos de las artes mayores. Así como el director de cine elige actores, guion y duración del filme y el compositor decide hasta el último pizzicato de violonchelo, el chef ha aspirado a dirigir su obra de la misma manera, sin muchas más reflexiones. Antaño, las casas de comidas que progresaban se enorgullecían el día que podían colgar el cartel de «restaurante a la carta». Quizá está por llegar el tiempo de poder hacerlo de nuevo. Si el cliente es el rey, ¿por qué no darle las dos alternativas? El viaje no limits, en manos de cocinero, y la posibilidad de tomarse su primero, su segundo y su postre, como toda la vida.
TÍTULO: Nueva York regresa al cielo,.
Nueva York regresa al cielo
Los secretos de la nueva torre de la zona cero y su mirador a 417 metros de altura.
En 47 segundos llegas al cielo. Bueno, casi... Es lo que se tarda en subir al piso 102 del One World Trade Center, el nuevo rascacielos de la zona cero de Manhattan, donde el mayor atentado de la Historia derribó las Torres Gemelas, antiguo techo de Nueva York. El nuevo edificio, obra de los arquitectos Daniel Libeskind y David Childs, toma el relevo con sus 541 metros -séptima estructura más alta del mundo- y ofrece, un poco más abajo, a 417 metros, las vistas más deslumbrantes de la ciudad. Entrar al mirador One World Observatory cuesta, eso sí, 32 dólares del ala. Una minucia, en todo caso, comparado con lo que ha salido el edificio: 3900 millones de dólares. Y para amenizar la ascensión en los elevadores se exhibe -a cámara rápida y en pantallas LED- el desarrollo de la ciudad desde el siglo XVI. Último paso, claro, el One World Trade Center.
MIRADOR
En los pisos 100, 101 y 102. Con panorámica de 360 grados
PASILLOS
Escaleras mecánicas y pasarelas conectan el edificio con estaciones de metro
Luminoso y abierto, con paredes de 20 metros de altura y una amplia área de recepción
PRINCIPAL INQUILINO
La editorial Condé nast se encuentra en el piso 25, con Anna Wintour y su Vogue
MUSEO DEL 11-S
Memorial por las víctimas de los atentados del 11 de septiembre de 2001
SEGURIDAD
En torno al edificio: unidades caninas, cámaras de videovigilancia, barreras para evitar el paso de vehículos...
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