BLOC CULTURAL,

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viernes, 16 de octubre de 2020

España a ras de cielo - Dani Martín ,. . - PLANETA CALLEJA - DOMINGO-25- Octubre ,./ Ochéntame otra vez - Raffaella Carrà: "Di calabazas a Sinatra... Yo era una niña y todavía virgen",. / Cómo nos reímos - Sandra Barneda ,. / Aquí la tierra - Vuelve el programa El Ejercicio te Cuida a Jarandilla de la Vera ,.

 

TITULO: España a ras de cielo -  Dani Martín ,  . - PLANETA CALLEJA - DOMINGO-25- Octubre ,.

España a ras de cielo  ,.

 España a ras de cielo es un programa de televisión emitido por TVE y se estrenó el 17 de septiembre de 2013. Desde el primer programa, está presentado por Francis Lorenzo Martes a las 22h30,.
 El programa permite conocer lugar de España desconocidos y ya conocidos desde otro punto de vista. , etc.

PLANETA CALLEJA - DOMINGO-25- Octubre ,.

   Planeta Calleja es un programa de televisión de España que se emite cada domingo a las 21:30, en Cuatro de Mediaset España,. Jesús Calleja enfrentará a rostros conocidos a vivir experiencias únicas e irrepetibles fuera de su contexto habitual y en los lugares más remotos y fascinantes ., etc.

 Dani Martín ,.

Dani Martín: "En el colegio no sabían qué hacer con alguien como yo. Me veían como un niño malo",.

Dani Martín.
 
Dani Martín. 

Madrid, 1977. Cantante. Tras 24 años de carrera y cinco discos en solitario, su nuevo álbum se titula Lo que me dé la gana (Sony), declaración que viene ilustrada en la portada con la foto de un dedo corazón extendido y ondeante.

¿Qué le gusta del disco?
Me gusta que me doy permiso para viajar en busca de los estilos que me han enamorado en la música desde que era pequeño. Decidí salir de viaje, salir del confort de mi estudio, y busqué a gente a la que admiro.Las canciones son como reflejos de todo lo que yo era oía antes de empezar en la música. Yo escuchaba Red Hot, Hombres G, Kortatu, los Nikis, Radiohead, Public Enemy... Era una coctelera sin prejuicios.
¿Qué música ponían sus padres?
Camarón, Serrat, Aute, Sabina, Beatles, Rolling Stones, Morente, Ana Belén...
¿Clásica?
Mi padre sí. Los domingos ponía el Adagio de Albinoni dirigido por Von Karajan. Era espantoso con resaca.
¿Y usted se rebelaba y odiaba su música?
No, hombre. Si les gustaban los Beatles, cómo me iba a rebelar.
Me pareció que nombraba a Public Enemy.
Sí. Yo crecí en un pueblo, en una cooperativa de casas que se había quedado a medio construir. Estaba un poco asilvestrado y el hip hop era un buen vehículo para esa vida.
Pero no se dedicó al hip hop.
En este disco lo he hecho por primera vez.
¿Y qué tal?
No lo sé. Para mí es muy real. Nunca me atrevía a hacerlo porque tenía miedo a no hacer teatro. Pensaba que no me iban a creer. Pero con todo el respeto del mundo, haciendo las cosas con corazón, hago hip hop, hago rumba... Sólo me faltaba darme permiso.
Hábleme del teatro.
Empecé a estudiar arte dramático con 14 años. Primero con la madre de Alejo Stivel, luego con William Layton y Cristina Rota... Fue una manera de descubrir hacia dónde quería ir, que resultó ser la música, en vez del teatro.
Una amiga de mi hermana estudió con Cristina Rota y lo que contaba era durillo.
¿Por qué?
Entiendo que el método es llevar al alumno al límite... y aquella cría lo pasaba fatal.
Mi experiencia fue magnífica pero sé que puede ocurrir. Es la edad: si tus cimientos no son sólidos, te puedes desubicar. A mí me ayudó a canalizar mi energía, que era como una cascada cayendo sin sentido, al pedo.
¿A qué se refiere?
A mis padres les llamaban del colegio para decirles que el niño silbaba en clase. Era un chico libre, sin malicia, que no tenía una capacidad de atención importante. No podía estarme quieto. Y silbaba. Claro, aquello era un colegio de pueblo en los 80 y no sabían qué hacer. Me veían como a un niño malo. Ahora leo sobre métodos alternativos de
enseñanza... Me hubiera encantado recibir una educación así.
¿Se relacionaba bien con los niños?
Increíblemente bien. Era un niño cariñoso y con empatía, era bueno.
Pienso en el chaval de mi clase que quería ser actor y cantante... Pobre crío, tenía una necesidad insaciable de ser centro de atención.
Yo también tendía a ser el centro de atención. Pero no era el humorista de clase que fuera siempre buscando una gracia. Además, era el pequeño de la pandilla y no había tanto hueco para meterla. Simplemente se me ocurrían cosas. Tenía una creatividad constante.
Todos nos la jugamos ahi, ¿no? En llevar ese anhelo de gustar con humor y prudencia.
Es agotadora esa tensión, ese estar pendiente de que te quiera la gente que nunca te va a querer... Cada vez me afecta menos que me juzguen por lo que la gente tenga en su cabeza. No depende de mí.

La última pregunta

P.- Ayer me salió en una playlist una canción de Ryan Adams y, por muy mala fama que él haya cogido, la canción me volvió a gustar.

R.- Ryan Adams tiene un disco que me encanta, Rock'n'roll. Somos humanos, la gente juzga las películas de Polanski por cómo le le cae Polanski pero eso no cambia las películas.

TITULO: Ochéntame otra vez -  Raffaella Carrà: "Di calabazas a Sinatra... Yo era una niña y todavía virgen"  ,.

Ochéntame otra vez - Raffaella Carrà: "Di calabazas a Sinatra... Yo era una niña y todavía virgen"   ,.

Jueves -22- Octubre   a las 22:35 por La 1, foto,.

Raffaella Carrà: "Di calabazas a Sinatra... Yo era una niña y todavía virgen",.


Ella es incombustible e intergeneracional. Quien ha sido estrella de la tele, de la música, icono gay y símbolo de mujer libre vuelve a ponerse de moda gracias a la película 'Explota, explota',.

A los nueve años apareció por primera vez en una pantalla. Y ahí sigue. Incombustible o, mejor, en perpetua combustión. Todo lo que toca, en efecto, explota. Actriz, cantante, bailarina, presentadora, show woman y hasta telefonista vocacional. Nadie ha hablado (ni habla) español como ella y nadie ha agitado jamás las cervicales como ella hizo una vez. Raffaella Carrà (Bolonia, 1943) llegó a una España esencialmente gris en 1976 y acto seguido empezaron a suceder cosas extraordinarias. O sólo

raras. Los hombres escondían su vergüenza en los armarios, l
os cuerpos andaban locos (y calientes, calientes)
y las mujeres descubrían que en el amor todo es empezar. Pero empezaban ellas, eso sí. Ahora, la película
Explota, explota
, de Nacho Álvarez, celebra el eterno momento Carrà a la vez que un musical madrileño revive su cancionero desde la altura del cuello.
Coge el teléfono. «¿Hola?», dice desde Roma.
Hola, Raffaella. Soñaba con decir esta frase a Raffaella Carrà.
(Se ríe). Pues ya está. Esa frase me persigue.
¿Usted es consciente de que su español es en sí mismo una lengua propia?
Cuidado que tengo el diploma de la Real Academia. No es para reírse (vuelve a reírse). La verdad es que he estudiado poco el español; sólo cuando hice el programa
Hola, Raffaella,
que fueron cinco años de tres horas seguidas en directo. Y tomé clases particulares. Pero hay cosas con las que no puedo. No puedo pronunciar su 's'. No me sale su forma de decir 'rosa' o 'casa'. Me gusta más la dulzura del italiano. Y eso que el español para mi música, con esas palabras tan cortantes, es perfecto. El italiano es más para canciones melancólicas o románticas.
¿Cuánto le debe a su ombligo?
Ahora parece una polémica inocente, pero entonces fue muy grave. Ocurrió en 1970, cuando daba mis primeros pasos en el mundo del espectáculo. Vestíamos con top y pantalón de cintura baja. El ombligo quedaba al aire, claro. Yo bailé normalmente y nadie reparó en ello durante la grabación del programa. Pero cuando se emitió (tenga en cuenta que eran casi 30 millones de espectadores lo que tenía la RAI) se armó un auténtico desastre.
¿Temió por su carrera que apenas empezaba?
No, temí por mi ombligo (se ríe). Lo curioso es que mi madre puso mucho empeño cuando nací en que me quedase un ombligo perfecto. Yo soy del mismo sitio que los tortellini y mi madre le dijo al cirujano que quería un ombligo para su hija como un tortellino, pequeñito, pequeñito... Es decir, estaba predestinada desde el nacimiento.
Y luego llegó el lío del baile del Tuca tuca...
Sí, ahí el que se ofendió fue el Vaticano. Fue al año siguiente del ombligo. Fue la Iglesia la que presionó para que la canción saliera de la lista de las más vendidas cuando estuvo a punto de llegar al primer puesto.
¿Cómo se imagina que habría sido la reacción si el papa hubiera sido el papa Francisco de ahora?
Distinta, seguro. Cuando trabajé en Buenos Aires, él estaba allí. Seguro que me conoce. Me encantaría poder preguntarle. Me encanta este papa. Ahora estoy leyendo un libro de Gianluigi Nucci donde habla del Vaticano y me resulta fascinante ese mundo. La pelea del papa Francisco por acercarse a la gente, limpiar y hacer transparente toda la Iglesia me parece ejemplar.
¿La televisión de ahora es peor que la que usted revolucionó?
Ahora hay tantísimos canales... Lo que sí creo es que ahora hay muchas menos ideas.
En la revista 'Interviú', usted confesó que votaba comunista... ¿sigue convencida de ello?
Bueno, ahora ya no existe ni el Partido Comunista Italiano (PCI) ni la Democracia Cristiana. Me considero una persona de izquierdas a mi modo. Me he sentido siempre culpable. Durante toda mi vida he estado de la parte de los trabajadores, de la gente que lucha, porque yo misma he trabajado muchísimo. Siempre me he preocupado por los derechos laborales de los que están a mi lado. Pero al mismo tiempo, el éxito ha hecho que haya tenido una vida cómoda. Teóricamente, debería estar del lado de los ricos, de todos los afortunados a los que nada les importa los demás. Ésa es la derecha. Pero no. Siempre he creído que es fundamental pagar los impuestos y me alegro de pagarlos.
Por otro lado, usted se ha convertido en un símbolo para gente históricamente discriminada como la comunidad gay. ¿Se siente orgullosa de abanderar las caravanas del orgullo?
No ha sido buscado. Digamos que este asunto ha salido por su cuenta. Recuerdo que cuando empecé en el programa
Canzonissima
(1970-1974) recibía cartas de jóvenes desesperados. Procuraba contestarles. Y desde ahí empecé a preocuparme por la situación de los homosexuales. Los considero mis hermanos. Sí, me siento muy orgullosa de poder abrazar a todo el mundo, porque entiendo que en esta vida todo es natural y todo pertenece a la naturaleza.
Muchas de sus canciones hablan del deseo de la mujer en tiempos esencialmente machistas. ¿Se considera un revulsivo feminista... al menos en España?
No creo que pueda enseñar nada a las españolas, que son mujeres de armas tomar. Yo me limité a descorrer un velo. Recuerdo que Lucía Bosé, a la que iba a ver siempre que visitaba España y nos comíamos un cordero, me decía que había dado un golpe a energía a las mujeres españolas... Pero siempre es importante mantener la feminidad, porque creo mucho en que cada uno, hombre y mujer, aporta un 50% a la pareja.
¿Sigue siendo necesario ir al sur para hacer bien el amor o con Tinder ya está todo solucionado?
No lo sé. Los chicos y las chicas jóvenes sufren igual que siempre. Pero sí, con tanto ordenador, hemos perdido el contacto físico. Además, ahora hay demasiado tráfico en las ciudades. Como tengas un novio en la otra punta de Roma, o te casas o no hay forma de verle. Pero seguimos siendo unos sentimentales. Eso no cambia. Lo que sí veo es que la droga ahora hace mucho daño. Yo jamás he fumado un porro. Ni bebo. Me gusta más el gazpacho que el vino. Siempre he querido estar lúcida y, por eso, me llama la atención las cosas tan raras y violentas que hace alguna gente joven ahora por culpa de lo que toma.
¿Se arrepiente de algo de todo lo vivido?
Siempre se cometen errores. Arrepentirme nunca. Nunca he esperado tanto como me ha dado la vida. Todo lo que he vivido ha sido una sorpresa constante. He trabajado muchísimo, pero la satisfacción ha sido enorme. Impensada. En italiano hay incluso una palabra nueva gracias a mí: «Carrambata», que es lo que se dice cuando alguien da una sorpresa a alguien.
¿No dejó algo sin hacer en Hollywood?
Nunca quise vivir en allí sola sin mi madre. Rompí un contrato con la Fox para volver a Italia.
¿Es verdad que dio calabazas a Frank Sinatra?
Sí, es verdad. No estaba enamorada. Yo soy una mujer libre y quiero vivir de acuerdo con mi sentimiento y mis impulsos. Y ése impulso con él no lo tuve. Era muy simpático, pero no... Me propuso ir a Nevada en su avión privado. Pero yo era una niña y todavía no había hecho el amor con nadie. Y claro, yo me preguntaba: «¿Y qué le digo cuando nos acostemos por la noche?». No estaba enamorada.
Probablemente, usted sea la única mujer del mundo que haya dicho que no a Sinatra...
Alguién tenía que ser (se ríe).
Ese movimiento de cabeza, se nace o se hace...
Cada artista tiene su firma. Y ésa es la mía. No se puede aprender a ser Lola Flores y tampoco a ser Raffaella Carrà.

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