TITULO: El Telediario La 1 - Peones para el bloqueo,.
Peones para el bloqueo,.
foto / Desde que comenzó esta legislatura la nueva y endeble dirección del PP, cuestionada internamente y amenazada electoralmente por VOX, decidió no hacer una oposición convencional como se estila en las democracias parlamentarias europeas,.
La semana pasada se ha conocido una resolución del Tribunal Constitucional, adoptada por unanimidad y gracias a la vía telemática, en la que levanta la suspensión sobre varios artículos de la Lei de Saúde de Galicia. A partir de ahora la Xunta podrá decretar confinamientos, limitar el derecho a circular o el de reunión. En consecuencia, lo que, según el mismo tribunal, para toda España requiere un estado de excepción, en Galicia se podrá hacer, de momento, con una ley autonómica de salud. Nunca se había visto mayor absurdo e incongruencia. Pero tiene el valor de dejar en evidencia los verdaderos motivos por los que el PP bloquea la renovación del Tribunal Constitucional y la de otros tres órganos constitucionales.
La tristemente famosa sentencia del Tribunal Constitucional sobre la procedencia del estado de alarma decretado por el Gobierno para frenar la pandemia fue acordada por una mayoría de un solo voto y con unos votos discrepantes (entre los que se encuentra el del presidente) con mucha más consistencia jurídica que los de la propia resolución. La sentencia contradice abiertamente las dictadas con anterioridad por el Tribunal Supremo y Tribunales Superiores de Justicia autonómicos sobre la misma materia. Al parecer todos ellos estaban inmersos en el error. No se ha destacado bastante lo que modestamente entiendo como la primera incongruencia del alto tribunal: admitir a trámite el recurso de VOX, quien había votado en el Congreso a favor de estado de alarma y no estaba legitimado para recurrir (de acuerdo con la doctrina tradicional del tribunal) porque le vinculan sus propios actos.
Pero lo más sorprendente es que el TC eluda, como ha señalado acertadamente el maestro Tomás de la Quadra-Salcedo (« Rompiendo el consenso constitucional») que «no existe el derecho a contagiar a los demás enfermedades epidémicas graves invocando la libertad de circulación, cuando esa libertad es el motivo de la propagación de la epidemia y vehículo del contagio». Y, entre otras consideraciones igual de contundentes, resume la gran contradicción de la sentencia: « difícilmente puede entenderse que un estado de excepción apoyado por una eventual mayoría absoluta del Congreso garantice mejor los derechos individuales cuando aquél supone la supresión temporal de los mismos».
En toda Europa los gobiernos han recurrido durante la pandemia a la legislación del estado de alarma o con denominación similar para casos de catástrofes naturales, epidemias, etc. En ningún país se ha utilizado la legislación para preservar el orden público porque conlleva medidas mucho mas duras sobre los derechos individuales y porque resulta obvia su improcedencia. Sólo Vox y la mayoría por la mínima del Tribunal Constitucional español han tenido esa ocurrencia. Por ello cabe preguntarse a qué se debe esta anomalía. Cómo un órgano clave en el correcto funcionamiento del sistema democrático formado de «pesos y contrapesos» ha podido caer en tamañas contradicciones y descrédito. Especialmente si se tiene en cuenta que cuatro de sus doce miembros tienen el mandato caducado.
Este Tribunal Constitucional tiene pendiente la renovación de la tercera parte desde noviembre de 2019. Son cuatro de sus miembros que le corresponde elegir al Congreso por una mayoría cualificada para la que el consenso de los dos grandes partidos resulta imprescindible. En la misma situación se encuentra el Defensor del Pueblo, el Consejo General del Poder Judicial y el Tribunal de Cuentas. Todos estos órganos fueron elegidos con la leal colaboración del PSOE cuando el PP tenía mayoría en las cámaras. Y ahora que está en la oposición bloquea la elección de nuevos miembros con diversos pretextos de chisgarabís. El cumplimiento de la Constitución para el PP solo es obligatorio cuando le conviene. En este caso ha decidido que le conviene la continuidad de los que ya han cumplido el mandato legal porque le sirven también para bloquear al gobierno como se demuestra con la sentencia del TC. Ese constitucionalismo de mala fe demuestra, además, la profunda hipocresía de los populares cuando denuncian incumplimientos de otros actores políticos
Desde que comenzó esta legislatura la nueva y endeble dirección del PP, cuestionada internamente y amenazada electoralmente por VOX (aunque agraciada con el suicidio de Ciudadanos), decidió no hacer una oposición convencional como se estila en las democracias parlamentarias europeas: control del gobierno y programa de gobierno alternativo. Su opción fue practicar el bloqueo político y la oposición de «tierra quemada» al estilo de la derecha más radical norteamericana que pretendió conseguir la reelección de Trump en los tribunales aunque la había perdido en las urnas. Ni siquiera la trágica irrupción de la pandemia motivó al PP para corregir esa estrategia. Y evidentemente ha caído en la tentación de utilizar a los órganos constitucionales como peones de la misma, cuando se dejan. Algo absolutamente impropio, como dice el catedrático de Derecho Constitucional Javier García Roca («Una controvertida decisión»): «la función de oposición no debería llevarse al seno de los órganos del circuito de garantía».
La tentación del desprecio a la legalidad parece permanente en el PP. Ya cayeron en la financiación ilegal ( Gurtel, Púnica, etc.), en la utilización ilegal de medios y fondos públicos para proteger al partido ( Kitchen) o acaban de romper el pacto antitransfuguismo para asegurar la corrupción murciana. En esa misma línea hay que entender el bloqueo a la renovación obligada de los órganos con mandatos caducados. Todo lo anterior, sumado a la crispación permanente, abarca la completa oferta política actual que presenta el principal partido de la oposición para este país.
La estrategia anticonstitucional del PP solo puede explicarse en un clima político madrileño tóxico, al que colabora de forma indispensable y rabiosa una parte importante de los medios de comunicación como vehículos de odio y resentimiento político y social. El afán descalificatorio absoluto es superior al espíritu democrático básico que debería existir entre partidos condenados a la regular alternancia en el gobierno como sucede entre nuestros socios y vecinos europeos. Todas estas prácticas fomentan un clima artificial de enfrentamiento social con el único objetivo de asegurar votos en negativo. Pero todavía es más grave el desprestigio que conlleva de las instituciones y de un sistema democrático que se encuentra en la primera división de todas las clasificaciones. A lo peor pretenden, como sus inspiradores del Partido Republicano norteamericano, aliarse con la extrema derecha, desanimar al voto de gran parte de la gente y desvirtuar completamente el sistema.
TITULO: EL MAGO DEL TIEMPO - EE UU se preparapara la llegada del superhuracán Ida,.
EE UU se preparapara la llegada del superhuracán Ida,.
El ciclón, de categoría 4 y con vientos mínimos de 209 kilómetros por hora, se prevé que sea «extremadamente peligroso» al tocar tierra,.
Residentes de las zonas de alto riesgo evacuaban ayer sus viviendas y hacían colas para pertrecharse a la espera del huracán Ida, que se prevé que sea «extremadamente peligroso» cuando toque tierra en el sur de EE UU este fin de semana tras azotar el oeste de Cuba. El Servicio Meteorológico Nacional pronostica una «marejada ciclónica potencialmente mortal» cuando el ciclón llegue a las costas de Luisiana y Misisipi. Advierten de «daños catastróficos por vientos» e instan a quienes están en las áreas afectadas a seguir los consejos de las autoridades.
«El momento de actuar es ahora. Se pronostica que Ida tocará tierra como un huracán de categoría 4», instó en un tuit la oficina de Nueva Orleans del Servicio Meteorológico Nacional. Se trata del segundo nivel más elevado en la escala de vientos Saffir-Simpson, con una fuerza mínima de 209 kilómetros por hora. Luisiana declaró el estado de emergencia en previsión de la tormenta, que se prevé toque tierra hoy, 16 años después del devastador huracán Katrina que azotó el Estado por primera vez y causó inundaciones en el 80% de Nueva Orleans y mató a más de 1.800 personas.
Las autoridades han ordenado evacuaciones obligatorias fuera de las áreas protegidas por diques de Nueva Orleans y pueblos costeros propensos a inundaciones, como Grand Isle. «La gente está empacando y saliendo», dijo este sábado Scooter Resweber, jefe de Policía en la localidad. «Sabemos que esto va a ser importante». La declaración de estado de emergencia, aprobada por el presidente Joe Biden, canalizará fondos federales suplementarios y ayuda al Estado sureño para reforzar sus esfuerzos de preparación y respuesta ante emergencias.
«Doble amenaza» en Cuba
El huracán tocó tierra el viernes por la noche en el oeste de Cuba con categoría 1, con vientos máximos sostenidos de 128 kilómetros por hora. Ida golpeó la provincia occidental de Pinar del Río, actual epicentro de la pandemia de coronavirus en la isla. En Twitter, el ministro de Salud, José Ángel Portal, alertó sobre una «doble amenaza». Más de 10.000 personas fueron evacuadas y se cortó la electricidad, como medida de precaución. En La Habana, el transporte público fue suspendido.
«Ahora es el momento de que los habitantes de Luisiana se preparen», tuiteó el gobernador, John Bel Edwards, y pidió a los residentes que «estén preparados para lo que venga». Pero la alcaldesa de Nueva Orleans, LaToya Cantrell, pidió a los residentes en el área ubicada dentro del sistema de diques de protección que se quedaran en sus casas. «No queremos tener gente en la carretera y, por tanto, en mayor peligro», declaró. Un refugio público destinado a quienes no querían refugiarse en sus casas estaba en proceso de instalación.
El NHC indicó que es probable que la tormenta produzca fuertes lluvias e inundaciones «considerables» desde el sureste de Luisiana hasta la costa de Misisipi y Alabama.
TITULO: Volando voy - Jesús Calleja - Fernando Aramburu, escritor ,.
Fernando Aramburu, escritor,.
«Ahora ya no hay aventura, por eso se hace literatura de cosas pequeñas»,.
Publica 'Los vencejos', su primera novela tras 'Patria', y reconoce que, «a cierta edad, un autor ya no deslumbra con experimentos audaces»,.
Han pasado cinco años justos desde la publicación de 'Patria', la novela que no solo se convirtió en una de las más leídas en la historia reciente de España, sino que alcanzó una categoría distinta: la de fenómeno social. En este tiempo, Fernando Aramburu (San Sebastián, 1959) ha publicado otros tres libros, pero no había vuelto a la novela. Lo hace con 'Los vencejos' (Ed. Tusquets), el diario de un tipo corriente al que nada especial le pasa pero que decide que ya ha vivido lo suficiente y sin haber cumplido los sesenta fija la fecha de su suicidio. Durante un año irá haciendo un diario para dejar a su hijo. Ahí contará su vida, sus rutinas y pensamientos, que son los de alguien sin nada muy especial en su biografía porque, como dice su creador, «los humanos de hoy estamos sometidos a la falta de aventura».
– Por fin una novela después de 'Patria'. ¿Han pasado el tiempo y los libros suficientes para minimizar las comparaciones?
– En cierto modo, sí. Asesorado por mi familia, mis amigos y mi editor decidí esperar antes de publicar otra novela para que no pagara una factura excesiva en términos de comparación. Por otra parte, no soy un escritor continuo de novelas, toco otros palos, y es lo que he hecho.
– En 2018 ya dijo que tenía escrita otra novela. ¿Era esta?
– Sí, en este tiempo he escrito esta, que me ha llevado un par de años, y otra, que está en el cajón.
– 'Patria' fue además un fenómeno social. 'Los vencejos' probablemente se quede en el ámbito de lo literario. ¿Eso es una ventaja?
– Un fenómeno social es incontrolable para un escritor y puede ser perturbador. Le obliga a tratar temas sociales y políticos para los que quizá no esté preparado. 'Patria' adquirió una dimensión que pocas veces se da y se extendió incluso fuera de España. He estado presentándola en salas repletas de varios países de Europa, han ido a saludarme ministros de esos países, embajadores. Dónde me he metido, me preguntaba. Me ha dado muchos lectores, pero ha sido fatigoso. Necesitaba tranquilidad.
Solo literatura
– Ahora los críticos hablarán solo de literatura.
– Cuento con eso. 'Patria' sufrió críticas ideológicas. Y desde ciertos ámbitos es muy fácil instrumentalizar el trabajo de un escritor, que además no puede evitarlo. Por suerte, vivo en Alemania y todo eso me llega menos.
– 'Los vencejos'. Este título puede parecer extraño.
– No es gratuito. Llevo unos días en Madrid y por la noche, al asomarme a la ventana en mi hotel, he visto grupos de esos vencejos en el cielo. Cumplen una función en la trama, el protagonista reflexiona al hilo de sus vuelos.
– La obra se presenta como el diario de un hombre corriente.
– Es que vivimos en sociedades donde desde hace décadas ya no pasan grandes cosas. Lo que nos ocurre es bastante cotidiano. Quizá la pandemia dé lugar a otro tipo de literatura, pero yo lo que veo son textos de gente que ha escrito sus reflexiones mientras contemplaba las calles vacías. Estamos sometidos a la falta de aventura. Por eso se hace literatura sobre cosas pequeñas.
– Usted enmascara la ficción en un soporte, el del diario, de no ficción. ¿Ese es el signo de la literatura actual?
– No estoy muy al corriente de lo que está de moda. La novela sigue teniendo recorrido. Se lee más que nunca. Y esto no es de ahora. Dostoyevski escribía de estudiantes, posaderas y agricultores. Y luego hay muchos géneros de éxito. Donde hay gente hay una historia para una novela. Solo hay que buscarla.
– Ha construido un personaje corriente que hará algo infrecuente: suicidarse.
– En realidad, lo que pretende es protagonizar una tragedia, estar en el centro de un acontecimiento con peso dramático. Es como si quisiera vivir algo parecido a los héroes de 'Las penas del joven Werther' o 'El extranjero'.
– Y usa una técnica que renuncia al elemento del suspense. Vamos contando hacia atrás en la vida de Toni.
– Pero pongo al lector en una situación incómoda, porque a medida que avanza en las páginas acerca al personaje a su suicidio, lo que lo convierte en ejecutor. El lector mata al personaje por el simple hecho de leer.
– Su personaje se va desprendiendo de todo. ¿Pasa eso también con el estilo de un escritor, lo va despojando de artificios que quizá en etapas anteriores creía necesarios?
– Es ley de vida. Llega un momento en que o tienes algo que decir o te callas. A cierta edad, un autor ya no deslumbra con experimentos audaces. Uno serena su estilo, se hace más claro, se despoja de retórica. Un escritor entiende que el lector ha invertido su dinero y su tiempo en un libro y desea algo provechoso, emocionante.
Personajes y opiniones
– Madrid tiene un notable protagonismo en esta novela. ¿Por qué esta y no otra ciudad?
– No digo nunca que sea Madrid.
– Pero es evidente por los cafés, las calles, los barrios...
– Claro. Tenía que elegir. Y celebro haber elegido Madrid. Lo hice por varias razones: conozco bien la ciudad, tengo familia y amigos que me podían ayudar en algunos elementos de documentación... Aunque la razón más poderosa es que quería trazar un retrato social de la España de hoy. Y qué duda cabe que en esta ciudad suceden cosas relevantes. Además quería mostrar la vida de barrio, y también alejarme del paisaje vasco, porque deseo que en mis novelas haya variación incluso de escenario.
– En esta novela hay una cierta carga política y sus personajes sostienen opiniones muy a contracorriente. ¿Teme que lo crucifiquen por ello?
– Esto es ficción. No soy mis personajes y no se me pueden atribuir sus opiniones. Sería pueril hacerlo. Ya sufrí con 'Patria' críticas que venían de gente atiborrada de política. Una novela debe incluir el mayor número posible de facetas; si no, es un panfleto.
– Regresará enseguida a Alemania y eso le protegerá de comentarios insidiosos.
– Claro. Si alguien quiere retirarme el saludo tendrá que ir hasta allí para hacerlo. Vivir lejos protege. Y ahora no te desvincula de tu país, porque yo veo cada día los periódicos españoles y los telediarios. Estar a más de mil kilómetros da una perspectiva amplia y facilita la calma.
– ¿Mantiene su intención de abordar el terrorismo de ETA desde un punto de vista humorístico?
– Sí. Tengo un proyecto, pero debo encontrar la forma y el tono. He de afinar la parodia para que esté dirigida al agresor. No seré el primero, por supuesto. Ya lo hicieron en su momento 'Vaya semanita' y alguna película. Lo que quiero es ridiculizar al agresor.
El listón imposible de la cifra de ventas
Fernando Aramburu contó hace tres años en una entrevista concedida a este periódico que, antes de su publicación, su editor le dijo que pensaba que de 'Patria' venderían más de 20.000 ejemplares. Y esa fue la cuantía de la primera edición. Sonríe el autor donostiarra al recordar que para él, en aquel momento y conocida la trayectoria de sus títulos anteriores, era una cifra muy elevada. La realidad desbordó cualquier previsión y aquella novela va por el millón y medio de libros vendidos. Un listón que no se puede poner a 'Los vencejos'.
«La cuestión de las ventas preocupa más al editor que a mí», confiesa. «Aunque por supuesto tampoco me gustaría que fracasara en ese aspecto. Lo que he pretendido es hacer un texto de relieve literario. Mi literatura no es un puente hacia otras cosas, y menos aún cosas materiales». Sentado ante un enorme ventanal desde el que se ve un Madrid gris y tormentoso, Aramburu se muestra convencido de que 'Los vencejos' «no alcanzará la tirada de 'Patria', ni mucho menos. Ni falta que hace». De momento, ya esnúmero uno en ventas.
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