foto / Las aguas cristalinas en las que con unas gafas de buceo se veía con facilidad un caballito de mar o
se podían comer berberechos mientras uno se bañaba han quedado para el
recuerdo y para contárselo a los nietos, que tal vez pensarían ahora en
la laguna de Shrek, por su verdor. «Esa foto del mar Menor se acabó, ya no volverá». Con lamentación, Pedro García (Asociación de Naturalistas del Sureste, ANSE )
compara aquel pasado paradisiaco con el presente captado con cámaras de
vídeo esta misma semana, «una imagen fantasmal, horrible, sin luz a
solo cinco metros de profundidad», por el fango y la vegetación muerta.
Para que nadie tenga dudas de la envergadura de esta catástrofe todavía evitable,.
TITULO : EL MAGO DEL TIEMPO - El temporal pierde fuerza después de dejar un rastro de destrucción,. El temporal pierde fuerza después de dejar un rastro de destrucción,. Coches arrumbados en Alcanar (Tarragona) por la fuerza de la lluvia torrencial. foto,. Castilla-La Mancha pide la declaración de zona catastrófica y Cataluña se compromete a compensar a los damnificados,. Después
de la tormenta no vino la calma, sino que llegó la hora de hacer
recuento de los daños causados por el temporal. El paisaje dejado por la
gota fría en las zonas más afectadas de la Península es devastador:
barro, viviendas inundadas y coches y muebles inservibles arrumbados en
las calles. Un día después del paso de la depresión aislada en niveles
altos (DANA) por media España, el aguacero prosiguió este jueves, si
bien mañana las lluvias tienden a estabilizarse. La imprudencia también
causó estragos. Dos turistas alemanas de 23 y 25 años que se bañaban en
aguas de Cala Mandia, en el municipio mallorquín de Manacor, perecieron
ahogadas cuando se adentraron en el mar revuelto.
El temporal se desplazó hoy hacia el este y
dejó su huella en la provincia de Murcia. En Águilas un torrente se
abrió paso entre ramblas y calles, donde trombas de agua descargaron
hasta 25 litros por metro cuadrado. El concejal de seguridad, Tomás
Consentino, confesó que las precipitaciones les pillaron desprevenidos.
La rebelión climática está dejando datos
sorprendentes. Según la Agencia Estatal de Meteorología, 41.000 rayos
cayeron el miércoles en España.
Tantos son los perjuicios ocasionadas por
la dana en Cataluña que la Generalitat estudia pedir la declaración de
zona catastrófica. El presidente del Govern, Pere Aragonès, aseguró que
la Administración autonómica aportará ayudas allí donde no lleguen las
indemnizaciones de las aseguradoras. Los servicios de protección civil
de la Generalitat notificaron que 77 personas tuvieron que ser evacuadas
en Alcanar (Tarragona), donde cayeron en solo tres horas 252 litros por
metro cuadrado, más de la mitad de las precipitaciones habituales que
reciben en un año.
El presidente de la Junta de Castilla-La
Mancha, Emiliano García Page, ya tiene decidido pedir la ayuda de
emergencia al Estado. Pueblos toledanos como Argés, Cobisa, Guadamur y
Polán aún hacen balance de los bienes echados a perder. La ruina de
buena parte del mobiliario urbano saltaba a la vista. Llevará días
reparar la red de abastecimiento de agua potable y multitud de viviendas
anegadas por el lodo. En Cobisa, agentes de la Guardia Civil
improvisaron una cadena humana para rescatar a dos ancianas. La
operación no estuvo exenta de peligro, por cuanto los miembros del
instituto armado tuvieron que sujetarse con cuerdas para no ser
arrastrados por la corriente.
«¡Socorro, socorro!»
Mario Rodríguez jamás olvidará lo
ocurrido. Grabó con su teléfono móvil el momento en que el agua
derribaba el muro perimetral de su chalet e inundaba la vivienda, vídeo
que se hizo viral en las redes sociales. Su angustia y sus gritos de
«¡socorro, socorro!» han estremecido al país. «Tuvimos que bucear entre
muebles. Casi nos ahogamos. El agua me llegó hasta la cabeza y por
suerte rompió una puerta, con lo que salió de la casa. Pensaba que todo
estaba siendo un sueño, me quedé en 'shock', aún no me lo creo»,
apuntaba Rodríguez, que superó el trance sano y salvo junto a su madre y
su hermano pequeño.
El desastre hizo trizas las ilusiones de
muchos valencianos que vieron cómo el aguacero destruía algunos de los
'ninots' y deterioraba gravemente figuras levantadas con motivo de las
Fallas, unas fiestas que habían sido aplazadas de marzo a septiembre a
causa de la pandemia.
El miércoles por la noche, cuando los
artistas daban los últimos retoques a sus obras, irrumpió con fuerza el
viento y las precipitaciones. La lluvia no daba tregua y casi obligó a
suspender la 'plantà', el acto de alzar una falla. Fue una noche larga.
Los artesanos miraban al cielo temerosos de que su trabajo se
desmoronara en cualquier momento. Y es que las piezas absorbían el agua,
lo que las hacía pesar más de la cuenta, poniendo en riesgo su
estabilidad. La falla de El Charco de Catarroja se desplomó por el
viento y sepultó a un operario que tuvo que ser hospitalizado. Está
fuera de peligro.
TITULO: Volando voy - Jesús Calleja - Manuel Vilas ,. Este domingo -5- Septiembre , a las 21.30, Cuatro emite una nueva entrega de 'Volando voy',foto . Zapatos, Valentino y la crisis del amplificador,. Cautivó al público con
'Ordesa', fue finalista del Planeta con 'Alegría', escucha música a toda
pastilla y al bañarse en las playas nudistas no puede evitar acordarse
de 'Tiburón'. Le pierden el calzado y los perfumes,. Manuel Vila ya está preparando una nueva
novela en la que aborda una historia de amor con el trasfondo de la
pandemia. En la imagen, con su último libro, 'Alegría' (Planeta),.
Confiesa
Manuel Vilas (Barbastro, Huesca, 58 años) que los zapatos y los relojes
son su debilidad. También los perfumes, que «están concebidos como un
acto de bienvenida al otro» y que han perdido ese sentido poético con la
irrupción de la mascarilla en nuestra piel.
Lunes
07.30 horas .
Suena el despertador y me doy cuenta de que estoy de vacaciones y
quiero dormir más. Me despierto cabreado. Me levanto, me voy a la
cocina, bebo un vaso de agua y me vuelvo a la cama a intentar dormir. ¡Y
lo consigo! Y automáticamente me despierto a las nueve y media, que me
parece una hora razonable para alguien que está de vacaciones. Ese vaso
de agua es milagroso. La primera vez me despierto cabreado y la segunda,
contento.
09.30 horas . Me he
comprado una batidora nueva y estoy descubriendo la combinación de zumos
naturales para desayunar. Hay uno fantástico de kiwi, melón y naranja
con bastante hielo. ¡Ojo! Es muy importante que la batidora pueda picar
hielo. La siguiente liturgia es la del cruasán que he comprado la
víspera en el Aldi de al lado de casa. Hago uno para mí y otro para mi
mujer. Los caliento en la sartén. El proceso es muy delicado. Hay que
hacerlo muy bien para alcanzar la textura perfecta. El verano es una
época para regodearse con el desayuno. Y ya que te hablo de liturgias te
diré que me tomo un café cortado; pero lo mezclo. Mezclo un café fuerte
español con otro italiano de la marca Lavazza. Voy haciendo mis propias
alquimias.
10.30 horas . Después de
ese desayuno tengo una hora de aceleración mental importante. Esa hora
es vital para mí, brutalmente productiva para avanzar en la novela que
estoy escribiendo.
Martes
14.15 horas.
Vivo en Madrid en una urbanización con piscina y me gusta bañarme a esa
hora porque hay menos gente. Es gracioso porque voy con la mascarilla y
no me encuentro con nadie. Pienso en quitármela, pero me da pánico
incumplir la normativa. Si estoy solo no me voy a contagiar a mí mismo.
Estamos desguazando la lógica. Pero es verdad que la apelación a la
responsabilidad en España siempre acaba mal. En Alemania este problema
no lo tienen. Aquí no confiamos los unos en los otros.
16.00 horas . Leo en la
cama varios libros a la vez. Yo me pongo en una esquina y los libros
ocupan la parte del cónyuge. Ahí están por ejemplo 'Los Europeos', de
Orlando Figes, que trata de la construcción de la identidad cultural
europea en el siglo XIX, y ves cómo España se va quedando descolgada de
todo ese proceso. Leyendo 'Los Europeos' te das cuenta de que nuestro
problema es que no hemos sabido modernizar económicamente el país. Y el
turismo no es modernidad. Leo media hora, me quedo dormido, me vuelvo a
despertar y cojo otro libro, me vuelvo a dormir…así hasta las seis o las
siete de la tarde, que me pongo de nuevo a escribir.
Miércoles
12.00 horas .
Se me ha roto el amplificador y eso me genera un problema enorme. Soy
melómano. Escucho música a todas horas y escribo con música. Siempre
recuerdo que san Roberto Bolaño decía que él escribía con Patti Smith y
Lou Reed… A mí me encantan Elvis, Morricone y Johnny Cash, y también soy
fan de Tchaikovsky, de Beethoven… No encuentro en Madrid una tienda que
arregle en agosto el amplificador, un Pioneer que compré hace 20 años.
Así que me voy al Fnac y me compro un altavoz con el que me voy apañando
hasta que pueda llevar el amplificador a reparar.
18.00 horas . Pierdo mucho
tiempo viendo las redes sociales. Tienen un punto de adicción. Twitter
te permite pulsar la temperatura moral de un país. Y sobre todo ver los
estragos políticos y sociales que estamos viviendo con la pandemia. Es
evidente que no podemos estar contentos con la gestión que se ha hecho.
Los datos son catastróficos. Nadie quiere venir a España. Somos los
apestados de Europa.
Jueves
12.00 horas .
Mi mujer, Ana Merino, que también es escritora, y yo nos vamos a pasar
el fin de semana a San José, en Almería. Vamos en coche. Son 500 y pico
kilómetros y unas seis horas. Paramos en un área de descanso bajo el
brutal sol de Jaén, porque no hay una sombra y nos comemos una tortilla
de patatas que ha preparado Ana en casa. Nos cocemos vivos y seguimos
viaje hasta San José. Dejamos el coche, subimos al apartamento que hemos
alquilado, nos ponemos el bañador y nos vamos a la playa de los
Genoveses a darnos un baño. Después nos comemos unas sardinas a la
plancha en Casa Sebastián, un chiringuito a pie de playa.
Viernes
10.00 horas .
Nos vamos a la playa nudista de Barronal, también en el Cabo de Gata.
Nos ponemos en pelotas y no me reconoce nadie. Tampoco pasaría nada.
Entrar así en el mar si has visto 'Tiburón' tiene un punto incómodo.
14.30 horas . Me gusta
comer, cosas muy naturales, pero estoy flaco. No bebo alcohol, hace seis
años que lo dejé. Soy exalcohólico. El fantasma de la recaída
prácticamente ha desaparecido. A veces estás frente al Mediterráneo y te
estás comiendo un pescado soberbio… y echas de menos un vino blanco
frío. Pero bueno. Hay sustitutos maravillosos… un agua con gas con hielo
y limón puede parecer un gin-tónic perfectamente.
20 horas . Me ducho antes
de salir a dar un paseo. Y me perfumo. Soy un enamorado de las colonias.
Durante algunos años escribí críticas de perfumes de mujer. La putada
es que con la pandemia, yo mismo cuando me voy a poner colonia me digo
'¡pero para qué, si me la voy a tragar entera con la mascarilla!'. El
perfume está concebido como un acto de bienvenida al otro, una
exaltación del aire a favor del tú, pero ahora en vez de alegrar la vida
a una persona se la alegras a un ser inerte. En cuestión de perfumes de
hombres, Valentino no tiene rival. De mujer, el Mugler.
Sábado
19.00 horas .
Me gustan muchísimo los zapatos y los relojes. Salgo a mirar más que a
comprar. Hace poco me pasó una cosa maravillosa. Fui a hacer una
presentación de 'Alegría' a Elche, y tuve la suerte que un lector era el
director de Panama Jack. Le dije que era fan de esos zapatos. Me mandó
unos Panama alucinantes… de mi número, el 43. Me gustan tanto que apenas
los uso. No los quiero desgastar.
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