TITULO: Domingo
-30- Diciembre -LA SEXTA TV | Ambulancias, en el corazón de la ciudad
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Dos jóvenes y un bebé de 11 meses resultan heridos en un accidente de tráfico en Plasencia,.
El domingo -30- Diciembre a las 21:30 por La Sexta, foto,.
Dos jóvenes y un bebé de 11 meses resultan heridos en un accidente de tráfico en Plasencia,.
Dos jóvenes y un bebé de 11 meses han
resultado heridos de diversa consideración en un accidente de tráfico
registrado en la rotonda de la avenida Donantes de Sangre de Plasencia
(Cáceres).
En concreto, el varón, de 19 años, presentaba policontusiones, y la
mujer, de 21, un traumatismo craneoencefálico, por lo que fueron
trasladados, en estado grave, al hospital Virgen del Puerto de
Plasencia, junto con el bebé, que resultó herido leve.
El accidente se registró alrededor de las 3.00 horas de este
martes, 25 de diciembre, cuando una llamada al 112 alertó del mismo.
Hasta el lugar del siniestro se desplazó un equipo del Punto de Atención
Continuada de Plasencia, una unidad medicalizada y una unidad de
soporte vital básico con base en Plasencia, bomberos de servicio y una
patrulla de la Policía Local.
TITULO: CAFE
GIJON - MANZANAS VERDES -Una de cada tres personas con discapacidad logra un empleo en Extremadura ,.
CAFE GIJON,.
Café Gijón - foto,.
Fachada de madera del Café Gijón con su entrada.
El Café Gijón (denominado también Gran Café de Gijón) es un café de importancia cultural situado en el bulevar principal del madrileño Paseo de Recoletos n.º 21. El café está frente a una estación de ferrocarril del mismo nombre (Recoletos) y a la Biblioteca Nacional de España (BNE). La terraza de enfrente se encuentra en el pasillo central del Paseo.
MANZANAS VERDES - Una de cada tres personas con discapacidad logra un empleo en Extremadura ,.
MANZANAS
VERDES - Una de cada tres personas con discapacidad logra un empleo en Extremadura , fotos,.
En Extremadura son 15.300 las que están
activas actualmente en el tramo de edad entre los 16 y los 64 años. Las
asociaciones que trabajan en el área subrayan que el desconocimiento es
la principal barrera,.
La discapacidad es diversa, tanto como
personas hay que viven con ella. Pero sí existe un elemento común: el
desconocimiento. El mismo que hace de barrera a la hora de pelear para
que puedan ser parte real de la sociedad.
Ese desconocimiento es la batalla diaria para las
asociaciones que buscan la manera de que se respeten sus derechos, entre
ellos, poder trabajar. «Es un camino largo pero eficiente. La actual
legislación les excluye de poder acceder a una formación laboral, de
manera que intentamos que sean las propias empresas las que lo hagan
para que entiendan que muchas veces los muros que ven son solo
psicológicos», explica Cristina Sepúlveda, encargada del servicio de
empleo de Plena Inclusión Extremadura, que en este caso aborda la
discapacidad intelectual.
Desde el pasado mes de abril tienen en marcha una fórmula llamada
prácticas no laborales: con el apoyo de un preparador, la persona
seleccionada entra en una empresa privada (comercio, jardinería,
construcción, atención a la dependencia, cuidado de animales...). «El
preparador se va retirando poco a poco en función de las necesidades.
Después buscamos lo que se llama el apoyo natural en la propia empresa».
¿Resultados? En estos meses ha habido 15 personas que han pasado por el
programa, y tres de ellas han logrado un contrato.
«Siempre existe la duda de si serán ‘suficientemente productivas’.
Pero antes pasan por un proceso individualizado de orientación, para
saber cuáles son sus cualidades. El objetivo es, básicamente, que tengan
un trabajo y así puedan cotizar en la Seguridad Social», resume Pedro
Calderón, presidente de Plena Inclusión Extremadura.
Desde la Confederación Española de Personas con Discapacidad Física y
Orgánica (Concemfe), su presidente en Badajoz, Jesús Gumiel, pone el
foco en la necesidad de adaptar los puestos de trabajo. Ellos se
encargan de informar de la línea de subvenciones que existe para esta
materia y cómo plantear las mejoras; disponen de la Oficina Técnica de
Accesibilidad (Otaex), que ya ha recibido varios reconocimientos. Aunque
en algunos casos «es solo una barrera mental».
Además, trabajan mano a mano con el Sexpe (Servicio Extremeño de
Empleo) y con la Consejería de Educación para que, entre otros
objetivos, se cumpla el 10% de plazas reservadas que, por ley, deben
pertenecer a personas con discapacidad, especialmente en el sector
público. «A veces no se llega al porcentaje porque no existen perfiles
para los puestos que hay, y ese aspecto también hay que adaptarlo»,
explica Gumiel.
LOS DATOS / La labor de asociaciones como Plena Inclusión o Concemfe
permiten que, actualmente, aproximadamente una de cada tres personas con
discapacidad legalmente reconocida hayan logrado tener un empleo en
Extremadura. Significa 15.300 de los 48.000 registrados con edades
comprendidas entre los 16 y los 64 años (según los últimos datos del
INE).
Concretamente, la cifra de activos es el 31,5%, un punto menos que
hace un año y un dato por debajo de la media nacional (que está en el
35%).
Sigue habiendo muchas barreras, «como la falta de medios para
desplazarse a una localidad a unos 20 kilómetros donde podría haber un
trabajo, porque no hay una línea de transporte público adaptado o porque
no existe en Extremadura autoescuelas preparadas para que las personas
con movilidad reducida se puedan sacar el carné de conducir». O como que
las prótesis que prescribe la Seguridad Social son «muy obsoletas».
Ambas son denuncias de Jesús Gumiel.
Pedro Calderón resalta que si una persona deja su centro ocupacional
durante seis meses para hacer prácticas en una empresa, pierde su plaza.
Si la experiencia laboral no prosigue, se debe volver al inicio del
proceso para que la Administración conceda otra vacante. «Esto hace que
algunas familias sean reticentes a intentar la experiencia laboral».
Aún así, ambos son conscientes de que el ejemplo es la mejor
evidencia para mostrar que es posible. Y quienes han logrado firmar un
contrato saben, igualmente, que contar su historia ayuda. Y construye. A
continuación, cuatro personas con discapacidades y realidades
diferentes aportan su testimonio:
Mª José Domínguez 42 años
Hace dos años y medio que trabaja como limpiadora en el hospital de
Zafra. María José Domínguez, de 42 años, se desplaza todos los días allí
en su coche desde Puebla de Sancho Pérez, su localidad de residencia.
Ella tiene discapacidad física por un problema en el brazo (necropsia
del semilunar, le hicieron una intervención para acortarle el radio y el
cúbito; ahora toma medicación para el dolor que a veces le provoca); y
discapacidad sensorial en la vista, miopía magna. Dice que ha tenido
suerte porque nunca se ha sentido discriminada en el mercado laboral,
pero sabe que sí supone un problema para muchas empresas: «Antes de
juzgar, de tomar una decisión, que prueben, que le den una oportunidad a
las personas».
Jorge Vilaplana. 50 años
Vive con una parálisis braquial obstétrica (PBO) que le provocaron al
nacer. «Me tiraron del brazo y me rompieron los tendones». Tiene
reconocida una discapacidad física del 50%. Jorge Vilaplana, de 50 años,
es economista y ahora trabaja en la oficina de Cocemfe en Badajoz.
Lleva un año en ese puesto. En su caso, no ha habido que hacer ninguna
adaptación. El ordenador es básicamente su herramienta de trabajo. «Pero
para nosotros el mercado laboral es muy complejo, yo era antes era
autónomo. Los empresarios no son verdaderamente conscientes de las
ventajas corporativas que existen», reflexiona. «Y con la discapacidad
se puede nacer, pero también puede ser sobrevenida, te puede ocurrir en
cualquier momento», añade.
Borja Carretero. 24 años
Es de Montijo y trabaja en Plena Inclusión como validador de textos
en lectura fácil y evaluador de entornos para comprobar si un edificio
es accesible para personas que, como él, tienen discapacidad
intelectual. «Mi familia y mis amigos me dicen que por qué quiero
trabajar, esa pregunta me la han hecho 100 veces». Borja Carretero, de
24 años, asegura que la respuesta es por las mismas razones que todo el
mundo. Lanza dos demandas: «Que el tiempo que nos podamos ausentar del
centro ocupacional porque nos sale un trabajo sea de 12 meses y no de 6
para no perder la plaza; y que las ayudas que se les dan a los
empresarios duren el mismo tiempo que el contrato».
Sara Alegre. 31 años
«Siempre me ha gustado ir de tiendas, así que ahora disfruto cuando
la gente viene a comprar, porque puedo ayudarla», declara Sara Alegre,
de 31 años y vecina de Badajoz. Ella tiene discapacidad intelectual y
realizó las prácticas no laborales que gestiona Plena Inclusión
Extremadura. Lo hizo en la tienda Kiabi de la capital pacense;
posteriormente ha conseguido firmar un contrato de trabajo. «Al
principio llegaba un poco nerviosa, pero después vi que la gente nos iba
a tratar bien, así que de maravilla», asegura satisfecha.
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