TITULO: Metrópolis - ¿ En que quedamos?,.
El lunes -19- Junio , los lunes a partir de las 00:30, en La2, foto,.
¿ En que quedamos?,.
«Este ansia por reservar billetes responde únicamente a un interés egoísta, y aunque solo hablamos de unos pocos, son suficientes para enviar todo al garete»,.
Mi hijo Dimas descubrió el otro día en casa de mis padres un tocadiscos en la que era mi habitación de soltero. Lleva allí prácticamente toda la vida, apoyado en la pared, al lado de la maqueta del Ibertren. Es un Cosmos de madera precioso, que se desmonta y que aun hoy suena perfectamente.
Según me cuenta mi padre, ese tocadiscos es una auténtica joya, un pequeño lujo de aquellos tiempos, de finales de los años sesenta. Lo compraron a medias entre mi tío Maxi y él. Pero con el tiempo, mi padre que siempre fue el hermano más ahorrador, compró el otro cincuenta por ciento a mi tío Maxi, el hermano disfrutón.
La adquisición del tocadiscos o picú, como alguno lo llama venía con una cartera de discos muy interesantes, además de los que llegaban con la Mirinda y el coñac Fundador (ya les he comentado que mis abuelos regentaban un bar).
El primer disco que compró la sociedad hermanos Cañón fue uno de Miguel Ríos, un vinilo de 45 revoluciones por minuto, en el que por la cara principal aparece 'El Río' y en la cara B, el famoso tema 'Vuelvo a Granada', que yo tomé como himno en mi etapa granadina cada vez que viaja en ferrocarril.
Lo cierto es que la canción, compuesta en 1968, decía aquello de que: «El tren va muy despacio, hay mucho tiempo para llegar. La gente duerme en el vagón, mientras por las ventanas muy débilmente se cuela el sol».
El asunto no difiere mucho de la situación actual y no solo del tren que llega a la capital nazarí, sino en general en cualquier ferrocarril de los que cruzan nuestro país.
Yo soy usuario habitual del tren y me gustan tanto que no me basta eso de tener que coger el Ave y el Alvia tres días a la semana, sino que los fines de semana, si quedamos con amigos para ir a comer a algún pueblo intento que sea alguno a los que aún llega el tren de FEVE, y digo aún, porque nunca nadie fue tan injustamente tratado, como el tren de la vida como alguno lo denominó.
Y es que a nuestros políticos no les interesa lo más mínimo y deben pensar que con eso de dejar que los problemas cojan moho con el tiempo, el asunto acabará por evaporarse. Total, son los de la montaña…
El boom de los abonos ferroviarios ha llegado como agua de mayo después de una importante lucha de quienes han visto en el tren la última oportunidad para no tener que mover su vida y para eso de «fijar población», palabras vacías con las que se les llena la boca a muchos politólogos.
Pero como todo en la vida, ahí están los listos-pillatigres y en este caso concreto además de eso, egoístas.
Quien tiene abono se dedica a reservar varios billetes, dejando abierta la posibilidad de elegir el mejor horario el día que toca viajar, ya que como la reserva no cuesta, el personal se pone ciego a reservar y una vez tomado el tren nadie anula los otros billetes, asientos vacíos y mucha gente sin posibilidad de viajar.
Este ansia por reservar billetes responde únicamente a un interés egoísta, y aunque solo hablamos de unos pocos, son suficientes para enviar todo al garete.
Los bonos se crearon básicamente para que una persona no tenga que trasladar su vida por motivos laborales a otra localidad teniendo la posibilidad de vivir en lugar que le dé la gana. Son muchos los que están peleando por esta medida, siempre por el bien común y no para que unos ansiosos se atraganten con tanto billete.
TITULO: DIAS DE TOROS - De héroes, tragedias y Victorinos de triunfo,.
De héroes, tragedias y Victorinos de triunfo,.
Paco Ureña corta la única oreja en una tarde de bestiales cogidas; mientras que el ganadero de Galapagar lidia un importante encierro,.
La lluvia amenazó con no querer abandonarnos en la última de la Feria de San Isidro que era, en realidad, la mítica Corrida de la Prensa, pero la cosa quedó en algún trueno. Confirmábamos así la peor feria madrileña en décadas, salvo en lo que a taquilla se refiere. La gente ha venido a los toros, y mucho. El tiempo nos ha amargado la vida. Con frío y viento en la primera extensa parte y con las tormentas y el agua después. Sin apenas tregua. Paco Ureña y Emilio de Justo, que cosechó una Puerta Grande, ponían el colofón a la tarde con los toros de Victorino Martín ante la presencia del Rey Felipe VI. Y no iba a ser cualquier cosa.
Heroico
A través de las emociones transitamos la tarde. No había otra. Pasaron muchas cosas, a pesar de que cerramos San Isidro lejos de arrebatarnos con una faena, pero fue otra cosa. Y eso quedó patente con el buen cierre de la corrida de Victorino Martín. Emoción en Sevilla y en Madrid. Buen doblete. Tenía cara ya de listo «Playero», el primer toro de la tarde. Era el turno de Ureña, pero fue Emilio de Justo quien le robó, con literalidad, un quite mientras el toro ya iba quedándose por abajo. Lo que vino después fue tremendo y no apto para todos los públicos. Paco Ureña estuvo sobrenatural. El toro exigió una barbaridad. Se veía, se presentía, olía la sangre del torero a la media vuelta del muletazo. Paco lo sabía mucho mejor y antes que todos los que estábamos arriba. Se puso de verdad y la cogida fue horrible porque hizo presa y parecía que no lo iba a soltar nunca con los pitones rebañándolo la cara. Se repuso, sin cornada de milagro, y volvió. No sólo no evitó el pitón imposible del toro, que era el zurdo, sino que intentó el toreo relajado. Se fue detrás de la espada con una rectitud tremenda, con ese toro peligroso, que se había rajado además, y volvió a cogerlo para destrozarlo. Se salvó de nuevo aunque estaba en shock. La plaza se caía y el presidente no escuchó una petición que premiaba una actuación de poner la vida al servicio del toreo.
Fue bonito cómo paró De Justo al segundo, que se quedaba por abajo. Después el toro se dejó hacer en la muleta, con ese toque propio del encaste de saber que en cualquier momento no te perdona. Por eso cada muletazo vale tanto y se vive con esa intensidad. La faena de Emilio fue de mucho oficio y corazón, pero le marcó mucho por fuera y eso hizo que Madrid crujiera a menos decibelios.
Le dejó el tercero torear a gusto, poner la panza de la barriga y pasárselo por ahí. Tenía nobleza este Victorino para salvar el trance del muletazo y poder ligar los pases. Ureña, con aspecto de reventado, le planteó la faena con suavidad. En esa búsqueda dejó pasajes muy bellos. La gente nunca se despegó de la faena a pesar de que pasó por altibajos. Tras el pinchazo, vino la estocada. Y la oreja. Venía con retraso de lo anterior. El toro había tenido cosas muy buenas.
Emilio de Justo protagonizó uno de los momentos más emotivos de la tarde. Fue como cerrar el círculo. Brindó el cuarto a Álvaro de la Calle, el sobresaliente que se quedó solo ante el peligro aquella de Ramos en la que él fue herido. Tuvo muy buena condición el Victorino, noble, muy entregado y embestía muy despacio. Una delicia de arrancadas. Había que ir a buscárselo y en esa tecla la faena de Emilio se dispersó.
Orientado fue el quinto y a Paco Ureña le exigió tirar de valor. Y en esos códigos, ahí, le echó mano. Asustaba al miedo, mérito infinito, pero bordeando la tragedia. De hecho, hasta Agustín de Espartinas que le cortó el toro cuando entró a matar, fue volteado. Muy loco todo.
Encastado y repetidor era un sexto muy potente. Tenía carbón del bueno, por abajo. Emilio lo supo y le tomó el pulso en los derechazos por donde ligó. El toro pesaba mucho y se notaba en la faena. No logró compactar al natural y cuando regresó a la diestra volvieron las glorias. El toro había sido de los importantes. Como la tarde de Victorino.
Ficha del festejo
Las Ventas (Madrid). 23ª de la Feria de San Isidro. Se lidiaron toros de Victorino Martín. El 1º, peligroso y encastado; 2º, con ritmo y se deja; 3º, bueno, noble y con ritmo; 4º, noble y de mucha calidad; 5º, orientado y peligroso; 6º, encastado y repetidor, extraordinario. Lleno. Salió a saludar el mayoral.
Paco Ureña, de rosa y oro, estocada, descabello (saludos tras petición); pinchazo, estocada delantera, aviso (oreja); estocada corta, dos avisos (ovación).
Emilio de Justo, de canela y oro, estocada punto atravesada, aviso (saludos tras petición); estocada defectuosa (silencio); dos pinchazos, aviso, estocada (palmas).
TITULO:
Retratos con alma - Miguel Ángel Muñoz: "El Real Madrid sacó el alcohol de mi vida y eso me ayudó a no perderme ni volverme gilipollas"
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La periodista Isabel Gemio regresa a la televisión para presentar 'Retratos con alma', el nuevo programa producido por RTVE en colaboración,.
Lunes-19- Junio a las 22:40 horas en La 1 / foto,.
Miguel Ángel Muñoz: "El Real Madrid sacó el alcohol de mi vida y eso me ayudó a no perderme ni volverme gilipollas",.
Retoma el papel que le hizo ídolo juvenil en la resurrección de 'Un paso adelante' y se ríe de los mitos de la fama: "Mola decir que no puedes ni salir a la calle, pero es mentira. Puede hasta Madonna",.
Miguel Ángel Muñoz
(Madrid, 1983) ha instalado su productora en el ático de un edificio de
Gran Vía con una terraza increíble. Tiene sentido que el actor menos
intenso de España, quizás del planeta, monte su negocio en el centro y
con buenas vistas. El hombre que fue MAM ha decidido, al borde de los
40, desempolvar el traje de icono juvenil para protagonizar UPA Next, la reinvención de Un Paso Adelante que
se estrena el 7 de mayo en AtresPlayer Premium. "El tito Rober ha
vuelto", exclama mientras se parte de risa. Se ríe tanto que acabas por
creer su fama en el mundillo: el tipo que jamás se enfada.
- ¿Por qué has decidido retomar un personaje del que te costó tanto alejarte?
- Porque es un pedazo de proyecto. Durante todos estos años, en muchas ocasiones me han preguntado si volvería la serie y nunca en mi vida me había planteado retomar el personaje, no soy de segundas partes... pero sí soy de proyectos interesantes y para mí esto es algo nuevo. Es un spin-off de una serie que se llamó Un paso adelante donde salen tres personajes que estuvieron en aquella serie. Uno de ellos es el mío, Rober, que vuelve desde Miami con la idea de hacer un musical sobre lo que fue UPA Dance. A veces se confunde Un paso adelante con UPA Dance: UPA Dance es el grupo de música y Un paso adelante fue la serie. Es como Aída es un spin-off de Siete Vidas. Cuando se hace Aída no es que vuelva Siete Vidas, es algo distinto. Para mí esta fue la clave para aceptar.
- Bueno, imagino que la posibilidad de resucitar aquel éxito y lo que implica también atrae...
- Fue tal súper éxito que es imposible tan siquiera empatar con aquello. No pensé en eso para aceptar, de verdad. Por suerte, estoy en un buen momento profesional, tengo trabajo y esto tenía que ser la bomba para convencerme. Creo que lo es y estoy tremendamente feliz de haber aceptado. Ojalá haya más temporadas. Una vez que he sacado del armario el traje del tito Róber me encantaría seguir disfrutando con él. Hace más de 20 años que hice el personaje y no he tenido ningún prejuicio en interpretar a un tío tan arrogante, incómodo, chulo...
- No es un tipo de hombre que haya envejecido bien.
- Efectivamente, era muy hijo de su época, con todos sus defectos, y visto desde ahora se nota todavía mucho más. Yo incluso potencié aquello, proponía mucho en esa línea, no quería justificarlo ni que fuera el bueno. Me divertí un montón y no me importaba qué fuera a pensar el público porque es sólo un personaje. Entonces tenía 18 años y ahora, más de 20 años después lo tenía todavía más claro y he vuelto a interpretarlo igual, sin ningún juicio. Es más, me gustaría que Róber fuera todavía más retorcido.
- La última vez que hablé contigo me dio la sensación de que estabas intentando matar a MAM y lo que supuso para ti aquella época.
- No te puedo decir que estuvieras equivocado, pero no era un objetivo premeditado porque para mí ya estaba muerto. Cuando hago El crack Cero con Garcí, en 2019, anda que no se había pasado ya el fenómeno MAM. Para mí, eh, soy consciente de que para la gente no tanto. Cuando terminé Un Paso Adelante sí me preocupaba en hacer cosas muy diferentes, pero me llegaban personajes similares a lo que estaba haciendo y no me interesaban. El cambio radical fue la obra de teatro El cartero de Neruda. Pasé de estar cantando en el Palau Sant Jordi, dentro de lo que para mí era un disfraz, a un rol totalmente distinto.
- ¿Miguel Ángel Muñoz nunca fue MAM?
- No, al menos no del todo, aunque a veces se hacía difícil separar. Para mí era un personaje. Me considero un actor multidisciplinar: puedo cantar, puedo bailar, conduzco lo mismo un barco que una moto, salto en paracaídas y lo que me echen. Tuve una carrera como artista musical que venía de mi personaje en una serie y, por eso, cuando estaba en el escenario me parecía legítimo ofrecerle al público lo que les gustaba de la ficción. También era mi manera de ponerme el disfraz de rock star. Para tener la valentía, el carisma y la falta de vergüenza necesarias para la cantidad de cosas que yo hacía encima del escenario, o me ponía ese disfraz o era muy complicado, porque mi vocación nunca fue cantar o bailar, a diferencia de Pablo [Puyol] o Beatriz [Luengo]. Ellos sí que son cantantes y actores. Yo soy un actor que canta y baila, que es muy distinto. Ese disfraz me servía para ser el hombre más seguro del mundo.
- Es curioso que fuera un ídolo juvenil un tipo que como más cómodo se siente es rodeado de gente mayor: Garci, tu Tata [Muñoz se estrenó en la dirección con el estupendo documental Cien días con la Tata].¿Eres un alma vieja?
- Sí, sí, totalmente. Dentro de mí siempre ha vivido un señor mayor. Eso se debe a haber empezado a trabajar en el cine con 10 años, rodeado de gente muy mayor y haberme interesado siempre las historias que me contaban Paco Rabal o Tomás Zori en El palomo cojo. Luego hice una serie con Concha Velasco, Agustín González y Mary Carrillo. He tenido la suerte de trabajar con gente muy importante desde muy pequeñito y siempre me han interesado a nivel profesional y personal. La relación que tengo con mi Tata también corresponde a eso. Es que me lo paso muy bien con ellos, me divierto, me interesan.
- Supongo que eso te ahorrará ahora la crisis de los 40.
- Claro, yo los 40 los cumplí mentalmente hace mucho [risas]. No sé qué pasará cuando lleguen en un par de meses, pero a priori lo veo como un planazo. El cuatro es mi número favorito y entrar en la década del cuatro me hace hasta ilusión. Nací el 4 de julio y cuando jugaba al fútbol, a pesar de ser delantero, llevaba el número cuatro. Estoy deseando cumplir 44, tiene que ser la bomba [risas].
- Jugaste en la cantera del Real Madrid y eres muy madridista.
- Efectivamente. Pero, fíjate, reconozco que me hubiera gustado ser del Atleti, mola cien veces más. Lo que pasa es que tu equipo no se elige, se siente, te hace tu padre y no se cambia.
- Fuiste actor infantil e icono juvenil, son dos vidas peligrosas que a menudo acaban mal. ¿Cómo evitaste sus riesgos?
- Fue muy complicado y, de hecho, no aconsejo que los niños trabajen como actores. No creo que sea sano. Como adolescente es también muy difícil, sobre todo si tienes la suerte o no tanta suerte de tener mucho éxito. Junto a los aplausos vienen los riesgos. En mi caso, creo que todo salió bien porque se juntaron la suerte y mi entorno. Tengo que estar muy agradecido a mi familia y a mi familia elegida. Mis amigos son mis amigos desde que tengo 14 años. Mi amigo Perico, mi amigo Iván, mi amigo Alfredo... Me acompañan en las buenas y en las no tan buenas a nivel personal. A nivel profesional, por suerte, mantengo una estabilidad que me sorprende después de tantísimos años. Supongo que fue fundamental que, de una manera fortuita, casi no he bebido alcohol y no he tomado drogas. Eso me hubiera confundido más y me hubiera podido hacer perderme.
- ¿Por qué dices fortuita?
- Fortuita porque cuando me emborraché la primera vez me sentó tan mal, tan tan tan tan tan mal, que la lié y nunca más. A los ocho y nueve años estaba en el Real Madrid, salí del club para hacer El palomo cojo y cuando volví me cedieron. Yo, por encima de todo, quería ser futbolista del Real Madrid y estuve cedido unos años en el Roma, que era el primer filial que tenían entonces. Lo hice bien y me escribió de nuevo el Madrid para volver a hacer una prueba en la Ciudad Deportiva y ver si me repescaba. Dio la puñetera casualidad de que fue al día siguiente de haber cogido esa borrachera, que me tuvieron que hacer hasta un lavado de estómago. Fue un desastre: llegamos un poco tarde, jugué fatal, no salí de titular, no metí ni un gol y, obviamente, el Madrid no me cogió. Aquello hizo un clic en mi cerebro: "Esto de beber no mola". Así que saqué el alcohol de mi vida gracias al Real Madrid [risas].
- ¿Nunca más?
- Nunca más, nunca más. De hecho, ahora me gustaría poder tomarme una copa porque gracias a la gastronomía y a MasterChef he aprendido, pero nada. Puedo tomar un poco de vino comiendo o cenando, pero no consigo beber. Tampoco lo intento con empeño, de todos modos. No beber me ha ayudado mucho cuando era joven para no perderme o volverme gilipollas.
- Es que el fenómeno UPA fue una locura como ha habido muy poquitos en España.
- Sí, sí. Si hubiera habido redes sociales por aquel entonces, tendríamos los seguidores de los chicos de La casa de papel, porque fue la serie más exitosa que ha existido en nuestro país con diferencia, nacional e internacionalmente. Se juntaron dos fenómenos: el de una serie de televisión de éxito cuando solamente había tres cadenas y el musical. Ahora El Hormiguero el día más visto tiene tres millones de espectadores, a nosotros sólo en España nos veían siete millones. Suma que la serie fue un éxito en 60 países: Francia, Italia, Bélgica y 60 países más. Y luego el grupo de música metía 20.000 personas en cada plaza de toros y llenaba el Palau Sant Jordi. Era un cóctel que no te quiero ni contar, una auténtica barbaridad
- ¿En qué se traducía eso a nivel de fama y vida privada?
- Bueno, con esto siempre se exagera. A mí me gusta contar las realidades. Es más divertido y hace mucha ilusión decir eso de que no podías ni salir a la calle, pero es mentira. Siempre se puede salir a la calle. Siempre. Y Madonna, también. Esa es la verdad. Lo que pasa es que tienes que saber elegir los momentos y los lugares. Es decir, si nosotros vamos a tocar a Alicante y se sabe desde hace tiempo, tres días antes está todo Alicante pendiente de cuándo aparecemos por allí. Ahí hay lío. Y si pasas por la salida de un colegio o un instituto cuando estás haciendo una serie juvenil de éxito, se va a montar. A mí me ha tenido que sacar muchas veces la Policía o la Guardia Civil de una avalancha de fans. Es normal.
- Lo cuentas como si fuera rutina.
- Es que en ciertos momentos lo era. Sobre todo en los aeropuertos. Recuerdo que fui a actuar a Serbia yo solo y me recibió directamente la Policía, me pusieron seguridad privada, una de esas situaciones en las que no entiendes nada. ¿Sabes qué pasó? Que una vez que me sacaron del aeropuerto y me llevaron al hotel, me quedé allí tres días más haciendo turismo y la gente no sabe que existes. Usher, que es uno de los artistas más conocidos del mundo y llena estadios y estadios, hace unos años vino a Madrid a comprarse unas zapatillas en la tienda de un colega en Malasaña, se hizo una foto y no se había enterado nadie. O Mick Jagger paseando por el Retiro como si nada. Esa es la realidad. Lo que pasa es que mola decir: "Es que yo no puedo caminar por la calle". Sí puedes, hombre, sí puedes [risas]. Me gritan alguna cosilla y ya.
- ¿No se deja nunca de ser icono juvenil?
- No tan juvenil, porque tu target crece contigo. Hay gente que tiene ahora 40 años y le hace mucha ilusión verte, pero uno tiene que seguir ampliando siempre esa base. Por eso hago proyectos que permiten que me conozca gente nueva: con The Dancer y MasterChef se enganchó un montón de gente joven, incluso niños. Luego me buscan en Google y descubren que ya hacía cosas hace muchos años. Estoy ampliando el espectro, que es bueno que se diga por las marcas. Que digan: "El target de Miguel Ángel es muy amplio, queremos que sea nuestra imagen" [risas].
- Venga, no me mientas, ¿de verdad no te volviste un poco gilipollas con toda esa atención?
- Te prometo que nunca se me fue en exceso la cabeza ni hice cosas de las que me tuviera que arrepentir o avergonzar demasiado.
- "En exceso, "demasiado"... Los matices.
- Sí, claro, porque veo fotos mías de aquella época, cómo iba vestido a unos premios o un photocall, y pienso: "Madre mía, ¿pero quién te habrías creído tú en ese momento, chaval?". Me creía Justin Timberlake. Pero tampoco es tan grave, ¿no?
- Es lo menos grave que te podía haber pasado, aunque deberías quemarlas.
- Efectivamente. No me he metido en grandes líos y para la edad que tenía y todo lo que se movía a mi alrededor, me puedo dar con un canto en los dientes, porque podía haber ido por un camino muy distinto y mucho peor, que era muy fácil y muy tentador. Está claro que mi entorno me ayudó y me sostuvo, pero no me quiero quitar mérito. He tenido la visión de coger el buen tren y de no querer decepcionar ni a mis padres ni a mi Tata ni a mis amigos. Cuando alguien tiene personas importantes a las que no quiere defraudar, cuando vas a meter la pata, te paras un segundo a pensar en ellos.
- Ahora asumes tú el rol de mentor, vas a ser el que dé consejos a la nueva generación de la serie.
- No soy muy de dar consejos, pero los chicos, inevitablemente, han estado haciendo preguntas durante todo el rodaje. Y yo, sin ánimo de dar lecciones, les pongo todo el rato los pies en la tierra. Además, es muy difícil que la serie tenga el mismo éxito que tuvimos. Funcionará seguro, pero el panorama audiovisual es otro. Siempre les digo que relativicen, disfruten sin pensar en lo que vaya a pasar después y que, cuando no se queden satisfechos con algo del trabajo, piensen que no es tan importante.
- Puedes ser el primer actor que dice que el trabajo tampoco es para tanto.
- Es muy poco habitual, pero es cómo actúo en la vida. Hasta hace siete u ocho años, el trabajo era lo que me daba la mayor parte de la felicidad de mi día a día. Ya no lo es y sigo siendo tremendamente feliz. Me considero muy afortunado por dedicarme a esto, pero la vida me interesa mucho más que el trabajo. Por ejemplo, no veo muchas de las cosas que hago. De Sequía, por ejemplo, vi el primer episodio en el cine y ya. No sé de qué va la serie, no sé cómo ha quedado. No es que no me importe. Cuando la estaba haciendo, mi implicación era al 100%, pero luego tengo mil planes mejores que verme a mí en la tele. Hay veces que los compañeros llegan al rodaje fastidiados por una secuencia del día anterior, pues yo vengo de jugar al pádel o de surfear y estoy deseando que hagamos todo súper bien y súper rápido para irnos todos a jugar a los bolos, que es lo que mola. Hay que relativizar, nada es tan importante, ni el éxito ni el fracaso, ni un premio ni una cancelación de tu serie. La vida tiene un plan para nosotros y poco podemos hacer para modificarlo, así que me divierto todo lo que puedo.
- Pese a todo, llevas 30 años en esto.
- Es que soy hiperactivo, todos los días salgo a las siete de la mañana de casa y llegó a dormir. Hago mil cosas, a veces de curro y otras no. En nuestra profesión, hay mucho miedo, por ejemplo, a decir que en un momento dado no tienes trabajo. Pues yo lo digo porque es normal, no pasa nada: "Bah, ahora no estoy currando, pero qué bien porque estoy haciendo unos planazos y surfeando, a ver si cuando llegue lo que sea lo puedo compaginar". Creo que es una manera sana y más divertida de vivir la vida. Antes que actor soy persona y quiero disfrutar de la vida. Y dentro de ese disfrute está mi carrera, que me da ciertos éxitos y cosas extraordinarias como rodar con Sharon Stone y Andy García o presentar los Grammy Latinos en Las Vegas. Mola un montón, pero es que la vida mola muchísimo más. Ayer estaba en un circuito de karts a 104 km/h. ¿Qué es más divertido?,.
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