BLOC CULTURAL,

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martes, 6 de junio de 2023

A vivir que son dos días - A vivir - Cadena SER - Los pilares del tiempo - Isabel: La reina oportuna ,./ LA BRUJULA ONDA CERO - La Linterna La Cope - La oposición, tocada,.

 

  TITULO:  A vivir que son dos días - A vivir -  Cadena SER - Los pilares del tiempo - Isabel: La reina oportuna  ,.

 A vivir que son dos días - A vivir -  Cadena SER,. 

 Escucha 'A vivir', con Javier del Pino, el programa líder de las mañanas del fin de semana en la Cadena SER.

 Los pilares del tiempo - Isabel: La reina oportuna,.

 Isabel: La reina oportuna

foto / Isabel la Católica fue la primera gran reina de Europa, y su boda con Fernando de Aragón, daría lugar a la unión de las dos coronas más poderosas de la península. El legado de su reinado en forma de patrimonio es el protagonista de este programa. Como el Palacio que la vio nacer en Madrigal de las Altas Torres, en Ávila. O los Monasterios de Guadalupe y San Juan de los Reyes, donde desplegó su profunda religiosidad. Y por supuesto, la Catedral de Granada y su capilla Real, donde descansan los restos de esta reina ambiciosa y oportuna,.

 

TITULO:  LA BRUJULA ONDA CERO - La Linterna La Cope -  La  oposición, tocada,.

LA BRUJULA ONDA CERO,.


 La Brújula es un programa de radio de la emisora española Onda Cero, presentado y dirigido por David del Cura. Es el tercer espacio en audiencia en la franja nocturna, retransmitiéndose entre las 20 y las 24 horas, tiempo que dedica a un análisis de la actualidad, el deporte, la economía (con el espacio denominado La Brújula de la Economía) y el debate político., etc,.
 

  
La Linterna La Cope ,.
 
  'La Linterna' es el programa de radio informativo, político y económico, cultural y de debate nocturno de la Cadena COPE. Dirigido y presentado desde 2009 por Ángel Expósito, se emite de lunes a viernes de 19:00 a 23:30 horas, correspondiendo la última hora de los viernes a 'La Linterna de la Iglesia', dirigida y presentada por Faustino Catalina,. 

 La  oposición, tocada,.

Es más necesaria que nunca la acción coordinada de los partidos para apuntalar la recuperación,.

 Una oposición vacante

foto / Cuando se escriba la historia de estos tiempos, cuando pensemos en todo lo que ha pasado en apenas unos años, solo entonces podremos calibrar la magnitud de lo que nos ha tocado vivir.

Desde que comenzó la legislatura, allá por enero de 2020, los retos a los que este Gobierno ha hecho frente configuran una lista larga y variada. Desde la pandemia, que supone la mayor crisis sanitaria a la que nuestro país se ha enfrentado en los últimos 100 años, hasta la guerra declarada por Putin en Ucrania, la primera en suelo europeo desde la II Guerra Mundial. Desde catástrofes naturales como la erupción de un volcán en la isla de La Palma a la borrasca Filomena. Unos retos cuya superación ha requerido o está requiriendo determinación, firmeza y agilidad para que sus consecuencias, pese a ser inevitables, sean lo menos lesivas posible para la ciudadanía.

Ante estas circunstancias sobrevenidas, un ciudadano o ciudadana que no vive en nuestro país podría pensar que la oposición política ha unido sus fuerzas a las del Gobierno para hacerles frente y dar una respuesta común en beneficio de los españoles y españolas. Pero no ha sido así. Comenzamos la legislatura viendo cómo el principal partido de la oposición descalificaba día sí y día también al presidente del Gobierno y continuaba con un Partido Popular reacio a apoyar las medidas encaminadas a afrontar la pandemia. Ni siquiera el cambio en el liderazgo del partido, tras la destitución fulminante del señor Casado, ha hecho girar la estrategia de confrontación absoluta con el Gobierno, a pesar de que eso supusiera perjuicio para la ciudadanía.

Recientemente, el principal partido de la oposición tampoco ha apoyado el Plan Nacional de respuesta a las consecuencias económicas y sociales derivadas de la guerra en Ucrania. Cuando un ciudadano vaya a la gasolinera o le llegue la factura de la luz debe ser conocedor de que el ahorro que puede tener cuenta con el voto en contra del Partido Popular y de Vox, junto a otros. Partidos que durante el paro de los transportistas alentaron o no ayudaron a la solución dialogada del problema y que, cuando ha tocado refrendar los acuerdos a los que se llegó con ellos, se han opuesto.

Piensen que cuando más arrecia la tempestad fuera, cuando más falta hace arrimar el hombro y remar juntos en la misma dirección, la respuesta a las dificultades ha encontrado un escollo en los principales partidos de la oposición. Partidos que se dicen de Estado, pero que solo miran por sus intereses tacticistas electorales. Han confundido hacer oposición al Gobierno con hacerla a todo el país.

Y si difícil es dar respuesta a esas circunstancias sobrevenidas, más difícil aún es desarrollar una agenda legislativa reformista y de cambio. Sin embargo, lo estamos haciendo. El Gobierno está cumpliendo los compromisos adquiridos con la ciudadanía a pesar de las dificultades que encuentra en el camino. Es un hecho que la recuperación se está produciendo y que nuestro país está recuperando los niveles precovid a un ritmo mayor que nuestros socios europeos. España se encuentra en niveles de desempleo que no se veían desde el año 2008, antes de la crisis financiera, y en abril más de 20 millones de personas trabajaban en nuestro país, algo inédito hasta ahora.

Detrás de estos números hay ciudadanos y ciudadanas. Personas que hoy tienen más certezas que antes para encarar el futuro y desarrollar su proyecto vital. Hemos de reivindicar el trabajo incansable de sindicatos y empresarios, artífices junto al Gobierno y el Parlamento de una reforma laboral histórica, que nuevamente no contó con el apoyo del PP y Vox para su aprobación, junto a otros.

La guerra de Putin está teniendo unas consecuencias que sufrimos todos. La injusta e ilegal invasión de Ucrania hace más necesaria que nunca la acción coordinada de los partidos para apuntalar la recuperación y hace imprescindible el sentido de Estado para evitar pasos atrás. El PP de Feijóo debería desmarcarse de lo que su antecesor bloqueaba, si no por convencimiento, sí para cumplir con la Constitución, renovando el Consejo General del Poder Judicial e invitando a sus líderes regionales a la moderación. Bajar el nivel de ruido en el espacio público y ejercer una oposición leal y constructiva. De lo contrario, el cambio de líder en el Partido Popular habrá servido de poco a la ciudadanía, que esperaban una derecha centrada.

De Vox poco podemos esperar. Sería suficiente con que dejasen de atacar el Estado de las Autonomías, las leyes que protegen a las mujeres de la violencia de género, y se sumaran a quienes queremos frenar el cambio climático apostando por la sostenibilidad y las energías limpias. Es decir, nos conformaríamos con que diesen la bienvenida al siglo XXI y abandonasen la década de los 50 del siglo XX. Pero, como digo, poco se espera de un partido que pretende reformar la estructura territorial de España para acabar con las comunidades autónomas, según afirmó, paradójicamente, el flamante vicepresidente de la Junta de Castilla y León.

De cara al futuro, el Grupo Socialista seguirá desplegando toda la capacidad de negociación en pro del bienestar de la ciudadanía, como hasta ahora. Hasta ahora hemos abordado retos como el cambio climático y aprobado nuevos derechos como el de la muerte digna, porque hemos sido capaces de hablar y entendernos con casi todos los demás partidos. Somos conscientes de la situación a la que se está enfrentando nuestro país en un contexto de incertidumbre máxima. Tendimos la mano a los acuerdos porque entendimos que salir airosos de la tormenta no es solo cosa del capitán, sino que toda la tripulación ha de remar en el mismo sentido. Quienes libremente decidan no coger esa mano tendida, por un cálculo electoral, deberán dar cuenta a la ciudadanía. Han de ser los españoles y españolas quienes juzguen nuestra labor como legisladores, pero es nuestra labor como legisladores trabajar día a día pensando en una España mejor. Hagámoslo juntos, lo mejor de nuestro país está por llegar.


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