foto / El escenario electoral español se ha modificado con respecto al previo a las elecciones municipales y autonómicas de 28 de mayo.
Tras los tres terremotos políticos que han supuesto los
resultados electorales del 28-M, el anuncio sorpresivo del adelanto
electoral y la decisión tomada por Cs de no concurrir a las elecciones
del 23-J, el escenario electoral español se ha modificado con respecto
al previo a las elecciones municipales y autonómicas de 28 de mayo. Eso
sí, a falta de conocer el desenlace de las negociaciones entre Podemos y
Sumar, cuyo límite legal es el viernes día 9. En las derechas, el éxito
electoral se vio condicionado por 300.000 votos que aun fueron a Cs y
que hubiesen decantado el resultado de Castilla-La Mancha a favor de las
derechas, privando a García-Page del Gobierno regional. También
hubiesen ampliado decisivamente la victoria del PP en Extremadura. En el
ámbito nacional, ante el 23-J, el voto de Cs opta fundamentalmente por
el PP. El 83,0% del exvotante naranja se une al proyecto de Feijóo y el
9,3% al de Abascal. Haciendo crecer las expectativas electoral en solo
un mes del PP y Vox en 1,4 y 0,8 puntos, respectivamente.
Este importante avance del PP, que lo pone próximo a los 8,4 millones
de votos, se sustenta en 5 circunstancias únicas; en primer lugar es el
partido que en mayor medida mantiene a su electorado de 2019 fiel, el
96,5%, ningún otro partido se le acerca. En segundo lugar el 83,0% del
voto de Ciudadanos que recibe, el equivalente 1,5 millones de votos. Le
sigue la captación 0,9 millones de electores de Vox, que supone el 23,4%
del votante del partido de Abascal.
Sustrae al PSOE 0,8 millones de votantes, el 11,3% del total del voto
socialista, y en quinto lugar el PP se convierte en el partido más
votado por los nuevos electores, el 33,4% lo elige como primera opción
de voto. Además el PP se impone como candidatura más votada por los
españoles en todos los segmentos de edad. Mientras que en las
izquierdas, se observa el efecto del 28-M sobre la anterior encuesta de
mayo; Sumar retrocede 1.1 puntos y Podemos 0,7 puntos. En total caen 1,8
puntos entre ambos, mientras que el PSOE se beneficia en parte de estas
deserciones y remonta en un punto. En estos treinta días el binomio
PP-Vox pasa del 46,7% del voto al 48,9%, y las izquierdas (PSOE, Podemos
y Sumar) pasan del 38,8% al 38,0% del voto. En escaños los dos partidos
de la derecha suben de 181/185 a 184/188 diputados, al tiempo que la
izquierdas nacionales se estancan pasando de 120/126 a 120/125.
Una posible coalición de Podemos con Sumar afectaría en primer lugar a
Vox, que perdería una decena de escaños a favor de la candidatura de
Yolanda Díaz, rebajando las expectativas de escaños de las derechas a
174/178 escaños. Ese es el objetivo de unificar el voto a la izquierda
del PSOE, rentabilizarlo en escaños y equipararse en resultados a Vox,
aumentando de este modo las probabilidades de resucitar de nuevo a
Frankenstein, si es que las derechas finalmente no llegasen a 176
escaños. Si comparamos los resultados de las generales de noviembre de
2019 con la actual intención de voto observamos el desplome de las
izquierdas, que bajan del 43,3% al 38,0%. De 158 pasan a 122 escaños y
su electorado se reduce en 1,3 millones de votantes, baja de 10,5 a 9,2
millones. Mientras que las derechas remontan desde el 42,7% al 48,9%.
Amplían sus escaños de 151 a 186 y su electorado crece en 1,5 millones
de votos, al pasar de 10,3 a 11,8 millones de votantes. Cantidad nunca
antes lograda.
La participación prevista para las próximas elecciones generales es
ahora 0,72 puntos menor a la que se dio en las anteriores de noviembre
de 2019. La desmovilización de las izquierdas es la principal causante.
TITULO : REVISTA TENIS - La tensión deja a Alcaraz sin final,. La tensión deja a Alcaraz sin final,. El
español trataba de remontar cuando se acalambró y se hizo daño en la
pierna derecha al ejecutar un resto. Djokovic jugará por séptima vez el
partido por el título ante Ruud.
foto / Carlos Alcaraz,.
Nunca sabremos qué hubiera pasado este viernes en el partido de semifinales de Roland Garros que jugaron Carlos Alcaraz y Novak Djokovic
si no se hubiera producido el desgraciado accidente que sufrió el
español al principio del tercer set. Acababa de ganar el segundo e
igualar el marcador cuando los calambres provocados por la tensión y la exigencia del partido le dejaron KO. ¿Problemas de juventud? Ojalá. Le
atacaron primero los brazos y luego se hizo daño en la pierna derecha
en un lance fortuito, en un movimiento que ni siquiera era forzado, al
intentar devolver un saque del serbio. El caso es que, aunque lo intentó, no pudo competir como es necesario a esos niveles después de perder el tercer parcial, renqueante, y ser atendido en los vestuarios. Ante un muy buen Djokovic, fue imposible: 6-3, 5-7, 6-1 y 6-1 en 3h23.
Una pena, pero le quedan tenis y muchas temporadas por delante, si nada se tuerce, para sacarse esta espina. Al
público francés, ya lo tiene en el bolsillo. Algo parecido, aunque más
abrupto, le sucedió a Alexander Zverev el año pasado cuando apretaba a
Rafa Nadal también en las semifinales de París y se rompió el tobillo. El
número tres del mundo, que volverá a ser el uno en detrimento de
Alcaraz si es campeón el domingo (15:00, DMAX y Eurosport), jugará por
séptima vez la final de Roland Garros (34ª en majors) contra Casper
Ruud. Con 36 años, es el más mayor que la alcanza en la historia de
este evento desde el estadounidense Bill Tilden, que tenía 37 cuando
llegó en 1930. Tiene a su alcance ganar su tercer título sobre la
tierra parisina, que sería el 23º de Grand Slam, con el que se pondría
por delante de Nadal (22).
“Mala
suerte para Carlos. A este nivel, la última cosa que quieres es tener
estos problemas a estas alturas de un Grand Slam. Así que lo siento mucho por él y espero que se recupere pronto. Le he dicho en la red que es muy joven (20 años) y que ganará este torneo muchas veces. Es un luchador, un gran tipo, le respeto y espero que regrese rápido” , reconoció Novak, que hizo del primer set una obra de arte, táctica y tenísticamente. No
dejó casi nunca que Alcaraz le pegara a gusto a la bola con la derecha,
o bien buscándole el revés o con bolas altas para que no pudiera
ejecutar el movimiento con comodidad. Dirigió el juego como acostumbra a
hacer en las grandes ocasiones y ganó varias batallas en la red
anticipándose con las dejadas, el arma que suele utilizar con frecuencia
el murciano. Solo sufrió en los últimos saques por culpa del viento,
aunque supo ajustar la mecánica con un vuelo menos alto en el
lanzamiento de la pelota. Cosas de genio, vaya.
“No ha habido un punto de más de cinco golpes. Eso es lo que tengo que cambiar. ¿Qué voy, a ganar a Djokovic a palos?” , le decía Carlitos a su equipo. Necesitaba
cambiar algo para hacer frente a semejante bestia competitiva. Entonces
ganó un tanto maravilloso, con un tiro en pleno giro y a la
remanguillé, que aplaudió Djokovic, al borde de la reverencia. Pero
no cambió demasiado la dinámica y el partido entró en una fase de orden,
de menos presión para Alcaraz. Así pudo forzar la máquina para buscar
el quiebre en el momento adecuado. Lo consiguió porque, a estacazo
limpio y beneficiado por el amaine del aire, sacó de la pista al
balcánico. Aunque debía cerrar el parcial con su servicio y un revés
paralelo impresionante de Djokovic se lo impidió. Break para el titán de
Belgrado, que levantó después tres puntos de set y bramó como un león. El
partido estaba en su momento más bonito, de mayor calidad y Djokovic
estuvo cerca de darle un zarpazo mortal a su rival, que lo esquivó por
poco. Y lo que son las cosas, de esa situación límite, a un 0-40 que esta vez sí aprovechó Charly. Partido igualado y largo.
Infortunio Por
desgracia, el esfuerzo titánico que hizo para igualar el nivel de Nole,
le pasó factura. Estaba acalambrado, sobre todo en el gemelo y en el
brazo derechos. Prefirió ser atendido antes del cambio de lado y,
como indica el reglamento, perdió todos los puntos del siguiente juego.
Es decir, quiebre para su oponente (2-1) y juego necesariamente directo
del español, que entregó el parcial ante la imposibilidad de correr. “Me
voy a dar una oportunidad”, le advirtió al fisio, que le masajeó brazos
y piernas, antes de que debatiera el asunto, a distancia, con su
entrenador. “Lo sé, Juanki, pero es muy pronto para retirarme” , le dijo a Ferrero.
Algunos espectadores abandonaron incluso las gradas y era cuestión de
tiempo y de acierto que Djokovic, injustamente silbado, cerrara una
victoria que le enfila camino de la gloria.
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