El domingo -7- ABRIL a las 18:00 por La Sexta, foto,.
La emotiva despedida de Andrés Iniesta a un amigo de la infancia,.
El jugador español Andrés Iniesta, ahora compitiendo en el Vissel Kobe de
la liga de fútbol de Japón, envió ayer un emotivo mensaje de despedida
en sus redes sociales para honrar la memoria de su amigo Antonio Javier
Cepillo Boluda, 'Cepi', que falleció tras haber luchado contra una larga enfermedad.
Ambos se conocieron en las categorías inferiores del Albacete, donde se hicieron amigos. "Amigo, capitán, tu lucha, generosidad, amabilidad, altruismo, dedicación han sido y serán un ejemplo para todos. Un beso muy fuerte para la familia y amigos. Descansa en paz, Cepi", escribió el exjugador del FC Barcelona.
El Albacete, por su parte, también emitió un comunicado en su perfil en las redes sociales: "Hoy es difícil mantener el optimismo. Despedimos a un ex jugador de nuestras categorías inferiores durante 16 años y, sobre todo, a quien hacía sonreír cada día a los niños hospitalizados en la planta de Oncohematología Pediátrica del Hospital General".
TITULO: ESPAÑOLES POR EL MUNDO -Póquer de Damas en la Cocina Alicantina .
Nuestras 'estrella Michelin' / foto,.
Ambos se conocieron en las categorías inferiores del Albacete, donde se hicieron amigos. "Amigo, capitán, tu lucha, generosidad, amabilidad, altruismo, dedicación han sido y serán un ejemplo para todos. Un beso muy fuerte para la familia y amigos. Descansa en paz, Cepi", escribió el exjugador del FC Barcelona.
El Albacete, por su parte, también emitió un comunicado en su perfil en las redes sociales: "Hoy es difícil mantener el optimismo. Despedimos a un ex jugador de nuestras categorías inferiores durante 16 años y, sobre todo, a quien hacía sonreír cada día a los niños hospitalizados en la planta de Oncohematología Pediátrica del Hospital General".
TITULO: ESPAÑOLES POR EL MUNDO -Póquer de Damas en la Cocina Alicantina .
Gastronomía
Póquer de Damas en la Cocina Alicantina,.
Sólo
Alicante puede presumir de ellas con su ya conocido como "Póquer de
Damas" de la Alta Cocina española. EL MUNDO ha hablado con ellas sobre
dónde vienen, cómo es su relación de poder con los hombres, y hacia
dónde quieren ir
Ninguna provincia tiene en nuestro país a cuatro mujeres con estrellas Michelin. Sólo Alicante puede presumir de ellas con su ya conocido como "Póquer de Damas" de la Alta Cocina española. Desde Susi Díaz, la más veterana que borda en su alzacuello la envidiada insignia francesa; María José San Román, la más activista del femenino plural; pasando por Tona y Sole Ballester, herederas de su madre, la inolvidable Pepa Romans,
y hoy mantienen con absoluto mérito y solvencia; hasta llegar a la
última en lucir el signo galo de distinción culinaria sobre su
chaquetilla, Cristina Figueira.
La mujer ha sido la gran hacedora de la cocina universal, aunque la fama en el ámbito más profesional, y por ende rentable, se la ha llevado siempre el hombre. Ahora ellas reivindican su sitio en un mundo obstruido por el excesivo machismo de una profesión dura como pocas, y el peso específico que se les había negado históricamente. EL MUNDO ha hablado con las cuatro (Tona y Sole lo hacen al unísono), planteándoles de dónde vienen, cómo es su relación de poder con los hombres, y hacia dónde quieren ir tanto ellas como la legión de jóvenes mujeres que las ven como modelo a seguir para triunfar como estas cuatro Reinas, no de la baraja, sino de la cocina.
A la pregunta tipo de si existe una cocina femenina y otra masculina, responde que "no": "Existen cocinas con personalidad y cada una es diferente. Hubo un tiempo en que podías ir a un restaurante y viendo los platos y la sala intuir si detrás había una mujer, pero creo que esas barreras cada vez son menos reconocibles y podemos sorprendernos más fácilmente".
En cualquier caso, ¿cómo controla una cocinera a una brigada de cocineros?: "El mundo de la cocina, afortunadamente, no es el que era y todo se ha normalizado mucho. Además, ya no es tan frecuente ver las barbaridades que se veía antes. Lo más importante es rodearte de un buen equipo. De lo contrario estás perdida".
Claro que ella, desde su proyección televisiva, piensa que todavía queda mucho por hacer: "La televisión aporta visibilidad. Y la aporta a todos los niveles, visibilidad de la profesión, del sector y también de género. Es indudable que se ha hecho mucho en los últimos tiempos, pero aún hay camino que recorrer y eso es trabajo de todos".
Y hablando de caminos: ¿qué le diría Susi Díaz a una joven cocinera que la ve a usted como modelo?
"Creo que le diría que trabajara con ilusión. A veces olvidamos cual es el foco y centramos nuestros esfuerzos en algo equivocado. Uno siempre debería aspirar a ser feliz. Y a serlo demostrando todos los días honestidad en tu trabajo e ilusión por lo que hace. Falta mucha ilusión en la gastronomía y en el mundo profesional en general".
¿Entonces?: "Lo más importante es el equipo que me rodea. También trabajar con ilusión, ser capaz de transmitirla y que a la vez te la transmitan a ti. Y cuando tienes todo esto, solo falta un detalle que es trabajar las 24h del día, porque en esta profesión no desconectas prácticamente nunca. Siempre estás pensando, buscando inspiración o investigando".
No le gusta diferenciarse de los hombres: "Es posible que las mujeres pongamos el foco en cosas diferentes, pero no se puede generalizar." Aunque reconoce y advierte respecto a las diferencias salariales: "Desgraciadamente nos cuesta mucho reclamar nuestros derechos. Es injusto y hay que combatirlo."
Precisamente ella, que domina varios idiomas y ha viajado mundo, no cree que las españolas estén más discriminadas que otras: "Por supuesto que no, a pesar de que solo somos el 10% en la élite, superamos a muchos otros países como Francia donde las cosas están bastante peor". Particularizando le preguntamos qué tiene esta provincia para que cuatro estrellas Michelin sean mujeres, y otras apenas lleguen a dos. Duda momento, y al instante vuelve con su habitual expresividad reivindicando al género sobre la persona: "Pues..., tal vez que hay bastantes miles de cocineras detrás que no las tienen". Reafirmándose en que: "cuando una mujer llega al mando es porque ha hecho muchos méritos. No hay ninguna barrera para conseguir cualquier objetivo que se proponga, a veces los límites no los ponemos nosotras mismas". Ya lo saben las aspirantes a marmitonas.
No cree que la cocina tenga género apriorístico: "Pienso que la sensibilidad de cada cocinero, cocinera, se trasmite a través de sus platos. Evidentemente, cada cocinero trasmite a través de su cocina sus vivencias, recuerdos y proyección en sus platos". Pero reconoce a su pesar: "Evidentemente y por triste que sea, aún hay discriminación hacia la mujer, en muchos ámbitos de la sociedad. En mi caso, no ha sido así, ya que soy mi propia jefa, y en mi cocina, pese a que estoy acompañada de hombres, no permito que entre compañeros exista ningún tipo de discriminación ni desigualdad. En mi cocina hay más hombres que mujeres, y tengo que decir que me siento igual de cómoda con ellos, que con ellas. Al final todo se basa en el respeto mutuo".
Su mensaje a las nuevas generaciones de cocineras lo basa en decirles que "deben de hacer lo que ellas quieran, que se dediquen a lo que les llene, y sobre todo que les haga feliz. En esta profesión de cocinera, donde a través de los platos la cocinera trasmite su pasión por este oficio, se debe de hacer con mucho cariño y amor a la profesión. Todo está en el trabajo con ilusión y dedicación. No es una profesión, es una forma de vivir".
Se nota que han sido criadas en la igualdad es diferencia, y no admiten discriminaciones: "Esta profesión, como muchas otras, es tanto para hombres como para mujeres". Y se muestran tajantes a la hora de mandar sobre una brigada en la que predominen ellos: "Por supuesto que se dejan dirigir los hombres, como las mujeres. Faltaría más: es un trabajo".
Sobre el futuro de la cocina se reafirman en que, como en el pasado, sin dejar de experimentar sobre bases sólidas y comprobadas, pero también sin saltos al vacío: "Hay que buscar el mejor producto, la mejor elaboración y presentación, ahí es donde vamos".
Respecto a las jóvenes mujeres que han decidido abrazar esta profesión, les advierte que es muy dura y requiere dedicación y profesionalidad, dado que: "Hay mucho trabajo realizado y mucho más por hacer, que hay que ser constante, eso tiene su propia recompensa". Entonces recordamos a su madre que empezó con una tienda de ropa y acabó siendo la primera mujer con una estrella Michelin en toda la Comunitat Valenciana. Sin embargo, también aquí se niegan a hacer cualquier tipo de discriminación: "Más que mujeres con estrella, son restaurantes con estrella. Ésa cuestión se la dejamos a los críticos".
Si han llegado al final de estas entrevistas, observarán que más trabajo que talento, y más constancia que ingenio. No van ni de ocurrencias, ni de divas jactanciosas. A la mujer todavía le queda un largo trecho para llegar a la paridad en el Olimpo gastronómico. A ellas les tocó demostrarse, y las nuevas generaciones de cocineras deberán agradecérselo. También ellos.
La mujer ha sido la gran hacedora de la cocina universal, aunque la fama en el ámbito más profesional, y por ende rentable, se la ha llevado siempre el hombre. Ahora ellas reivindican su sitio en un mundo obstruido por el excesivo machismo de una profesión dura como pocas, y el peso específico que se les había negado históricamente. EL MUNDO ha hablado con las cuatro (Tona y Sole lo hacen al unísono), planteándoles de dónde vienen, cómo es su relación de poder con los hombres, y hacia dónde quieren ir tanto ellas como la legión de jóvenes mujeres que las ven como modelo a seguir para triunfar como estas cuatro Reinas, no de la baraja, sino de la cocina.
Susi Díaz
Susi Díaz, probablemente una de las chefs más mediáticas de este país, tiene su feudo en La Finca, restaurante-caserón ubicado en pleno Campo de Elche, nos cuenta que llegó a la cocina por "necesidad". "Yo siempre había cocinado en mi casa. Y en el restaurante trabajaba mano a mano con nuestro jefe de cocina, hasta que un día deja de estar con nosotros y podíamos optar por dos caminos, fichar a un jefe de cocina o dar un paso al frente. Es evidente el camino que tomamos, aunque en su momento fue una decisión difícil. En aquella época jugaron un papel crucial Paco Torreblanca y Pedro Subijana. Sin su apoyo, seguramente no me habría atrevido a dar el paso".A la pregunta tipo de si existe una cocina femenina y otra masculina, responde que "no": "Existen cocinas con personalidad y cada una es diferente. Hubo un tiempo en que podías ir a un restaurante y viendo los platos y la sala intuir si detrás había una mujer, pero creo que esas barreras cada vez son menos reconocibles y podemos sorprendernos más fácilmente".
En cualquier caso, ¿cómo controla una cocinera a una brigada de cocineros?: "El mundo de la cocina, afortunadamente, no es el que era y todo se ha normalizado mucho. Además, ya no es tan frecuente ver las barbaridades que se veía antes. Lo más importante es rodearte de un buen equipo. De lo contrario estás perdida".
Claro que ella, desde su proyección televisiva, piensa que todavía queda mucho por hacer: "La televisión aporta visibilidad. Y la aporta a todos los niveles, visibilidad de la profesión, del sector y también de género. Es indudable que se ha hecho mucho en los últimos tiempos, pero aún hay camino que recorrer y eso es trabajo de todos".
Y hablando de caminos: ¿qué le diría Susi Díaz a una joven cocinera que la ve a usted como modelo?
"Creo que le diría que trabajara con ilusión. A veces olvidamos cual es el foco y centramos nuestros esfuerzos en algo equivocado. Uno siempre debería aspirar a ser feliz. Y a serlo demostrando todos los días honestidad en tu trabajo e ilusión por lo que hace. Falta mucha ilusión en la gastronomía y en el mundo profesional en general".
¿Entonces?: "Lo más importante es el equipo que me rodea. También trabajar con ilusión, ser capaz de transmitirla y que a la vez te la transmitan a ti. Y cuando tienes todo esto, solo falta un detalle que es trabajar las 24h del día, porque en esta profesión no desconectas prácticamente nunca. Siempre estás pensando, buscando inspiración o investigando".
María José San Román
Se puede decir que esta chef, menuda y espabilada como pocas, constantemente ha sido un activista dentro y fuera de los fogones del restaurante Monastrell, hoy en el capitalino muelle de Poniente, cocinas en las que entró montando El Entresol, porque: "Siempre me ha gustado comer bien y cocinar; es por eso que sigo teniendo negocios de hostelería". Pero y más allá del oficio está la situación y condición feministas que hay que revindicar: "Poniendo en valor lo que hacen las mujeres y el talento femenino. Hay que darle importancia a muchas cosas que la tienen y pasan desapercibidas. La asociación MEG (Mujeres en Gastronomía), que se acaba de crear pretende servir de interlocutor entre las mujeres y la sociedad". Un colectivo, pergeñado por la propia María José, y que a buen seguro tiene mucho que decir, ofrecer y demandar.No le gusta diferenciarse de los hombres: "Es posible que las mujeres pongamos el foco en cosas diferentes, pero no se puede generalizar." Aunque reconoce y advierte respecto a las diferencias salariales: "Desgraciadamente nos cuesta mucho reclamar nuestros derechos. Es injusto y hay que combatirlo."
Precisamente ella, que domina varios idiomas y ha viajado mundo, no cree que las españolas estén más discriminadas que otras: "Por supuesto que no, a pesar de que solo somos el 10% en la élite, superamos a muchos otros países como Francia donde las cosas están bastante peor". Particularizando le preguntamos qué tiene esta provincia para que cuatro estrellas Michelin sean mujeres, y otras apenas lleguen a dos. Duda momento, y al instante vuelve con su habitual expresividad reivindicando al género sobre la persona: "Pues..., tal vez que hay bastantes miles de cocineras detrás que no las tienen". Reafirmándose en que: "cuando una mujer llega al mando es porque ha hecho muchos méritos. No hay ninguna barrera para conseguir cualquier objetivo que se proponga, a veces los límites no los ponemos nosotras mismas". Ya lo saben las aspirantes a marmitonas.
Cristina Figueira
Ha sido la última en alcanzar la preciada estrella, y todavía con más enjundia, desde un pequeño bar de pueblo como es El Xato en La Nucía. Llegó a la cocina por necesidad y de la mano de Esperanza, su suegra: "En un momento de nuestra vida, en 1997, Francisco (su marido) se dedicaba al campo y la música, y yo era higienista dental en una clínica alemana. Mi suegro Pepe tuvo que dejar de trabajar y Paco y yo, decidimos coger el testigo de la casa de comida de mis suegros y aquí estamos", dice sin darle mayor importancia a la Michelin.No cree que la cocina tenga género apriorístico: "Pienso que la sensibilidad de cada cocinero, cocinera, se trasmite a través de sus platos. Evidentemente, cada cocinero trasmite a través de su cocina sus vivencias, recuerdos y proyección en sus platos". Pero reconoce a su pesar: "Evidentemente y por triste que sea, aún hay discriminación hacia la mujer, en muchos ámbitos de la sociedad. En mi caso, no ha sido así, ya que soy mi propia jefa, y en mi cocina, pese a que estoy acompañada de hombres, no permito que entre compañeros exista ningún tipo de discriminación ni desigualdad. En mi cocina hay más hombres que mujeres, y tengo que decir que me siento igual de cómoda con ellos, que con ellas. Al final todo se basa en el respeto mutuo".
Su mensaje a las nuevas generaciones de cocineras lo basa en decirles que "deben de hacer lo que ellas quieran, que se dediquen a lo que les llene, y sobre todo que les haga feliz. En esta profesión de cocinera, donde a través de los platos la cocinera trasmite su pasión por este oficio, se debe de hacer con mucho cariño y amor a la profesión. Todo está en el trabajo con ilusión y dedicación. No es una profesión, es una forma de vivir".
Tona y Sole Ballester
Hijas de aquella entrañable y simpática, pero también mujer de hierro, que fue Pepa Romans, en el restaurante-masía Casa Pepa de Ondara. De ella heredaron el carácter y la vocación perfeccionista por convertir la cocina popular de Las Marinas en la más Alta Cocina mediterránea desde tiempos de Paquita y Lolita Rexach. Cuando te interesas por la personalidad matriarcal de su madre, rápidamente responden: "No lo llamaríamos 'matriarcado', mi madre fue una mujer muy emprendedora y apasionada de su profesión. Eso es lo que ha estado transmitiéndonos hasta que se fue con absoluta entereza".Se nota que han sido criadas en la igualdad es diferencia, y no admiten discriminaciones: "Esta profesión, como muchas otras, es tanto para hombres como para mujeres". Y se muestran tajantes a la hora de mandar sobre una brigada en la que predominen ellos: "Por supuesto que se dejan dirigir los hombres, como las mujeres. Faltaría más: es un trabajo".
Sobre el futuro de la cocina se reafirman en que, como en el pasado, sin dejar de experimentar sobre bases sólidas y comprobadas, pero también sin saltos al vacío: "Hay que buscar el mejor producto, la mejor elaboración y presentación, ahí es donde vamos".
Respecto a las jóvenes mujeres que han decidido abrazar esta profesión, les advierte que es muy dura y requiere dedicación y profesionalidad, dado que: "Hay mucho trabajo realizado y mucho más por hacer, que hay que ser constante, eso tiene su propia recompensa". Entonces recordamos a su madre que empezó con una tienda de ropa y acabó siendo la primera mujer con una estrella Michelin en toda la Comunitat Valenciana. Sin embargo, también aquí se niegan a hacer cualquier tipo de discriminación: "Más que mujeres con estrella, son restaurantes con estrella. Ésa cuestión se la dejamos a los críticos".
Si han llegado al final de estas entrevistas, observarán que más trabajo que talento, y más constancia que ingenio. No van ni de ocurrencias, ni de divas jactanciosas. A la mujer todavía le queda un largo trecho para llegar a la paridad en el Olimpo gastronómico. A ellas les tocó demostrarse, y las nuevas generaciones de cocineras deberán agradecérselo. También ellos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario