Dos orejas para una faena imaginativa y rotunda del torero extremeño en la corrida que abrió la Feria del Pilar,. foto
La primera mitad de festejo se vivió con euforia desbordada: la
Misericordia hasta la bandera, runrún de acontecimiento dentro y fuera
de la plaza, ambiente embalado. Expectación, hambre de toros. Las peñas
taurinas catalanas, fieles a la cita del Pilar año tras año, desplegaron
un mosaico estratégicamente diseñado -solo paneles blancos con una
versal negra en cada uno de ellos- donde se leía: «¿A qué esperas?
Cataluña taurina con Baleares». Pese a ser difuso, el mensaje se
entendió perfectamente.El despliegue del mosaico, muy bien sincronizado, fue una sorpresa. Casi al tiempo empezó a corearse el «¡Libertad, libertad!» que ha sido y sigue siendo el eslogan de los aficionados catalanes desde el día en que el nacionalismo asumió y abanderó la abolición de los toros en Barcelona y en el resto de Cataluña. La gente que abarrotaba la plaza se puso en pie, se sumó al coro de las libertades y subrayó la cosa toda con ovaciones fortísimas en cascada. Nunca antes la embajada taurina de Barcelona había sumado en Zaragoza tantas voluntades ni tanto fervor.
La corrida de Cuvillo trajo cuatro toros de pobre o discreto empleo y, además, dos de interés, muy distintos el uno del otro. De bondad y regularidad notables el tercero, que consintió a Talavante improvisaciones varias y muchos juegos de manos; incierto y temperamental el segundo, que puso nerviosa a la gente pero no a Diego Urdiales, firme, templado, entregado, valentísimo, autoridad de torero mayor.
De los cuatro sin celo ni aliento, el primero, un jabonero clásico en Cuvillo, fue el único que se movió con diligencia. Fue de los de venirse abajo, pero Morante lo trató con mimo y tiento, y el toro acabó sumando y no restando. Por todo eso la primera mitad de corrida se vivió como una fiesta irresistible.
Y no solo por eso. Hubo un detalle detonante. Talavante había recibido al tercero -un toro de tronco cilíndrico, como los primitivos cuvillos de hace un cuarto de siglo- con una madeja mixta de lances -tijerillas, verónicas, chicuelinas- rematada con dos largas breves o cortas del repertorio mexicano. Después del primer puyazo, Talavante volvió a escena con un quite de tres verónicas sin vuelo pero encajadas y una larga esdrújula.
Tras la segunda vara, Morante salió a quitar. Se hizo el silencio. Tres chicuelinas ajustadísimas, perfecto el dibujo, y media chicuelina de remate también -lance original- a la salida de la cual, todo en los medios, Morante se fue del toro con torería singular. Como si saber irse del toro fuera una suerte aparte. La ovación fue de gala.
Talavante se dio por aludido y replicó con chicuelinas y tafalleras, dos y dos en tandas separadas, y la bomba de tres o cuatro largas, la última traída por delante con un cambio de mano. Trujillo y Julio López pusieron pares espléndidos, anduvo fino lidiando Valentín Luján, brindis al público y una faena que tuvo dos virtudes: la brevedad y la intensidad, una especie de unidad teatral. Estatuarios en la apertura cosidos con un otro cambio de mano, un molinete, dos a pies juntos y el de pecho; una tanda de redondo con arrucinas intercalada; otra con la zurda de particular largura y calma; un ovillo de hasta diez muletazos sin ayuda con cambios de mano por la espalda para ligarlos en distancia mínima; y el broche de mondeñinas y trincheras antes de encontrar la igualada. Una estocada trasera y ladeada bastó. Un clamor, dos orejas. Aplaudieron al toro, Fafenillo, número 242, dócil colaborador.
La intensidad y una emoción de distinto calado las puso Diego Urdiales con su faena al único toro problemático de la corrida. Negro, bizco del izquierdo, un garfio el derecho, bajo de agujas, negro mulato, 500 kilos, frágil el trote de salida, conducta incierta -encogido pero de pronto arreaba en oleada-, deslumbrado. El toro estuvo a punto de llevarse por delante a Víctor Hugo cuando lidiaba en banderillas: un acostón terrible. En banderillas no paró de dispararse y soltarse enloquecido.
Con una tanda de primoroso tanteo en tablas Urdiales pareció sedarlo, calmarlo. Bellas trincherillas, toro entendido de repente pero con el garfio de la derecha siempre en alerta, rebañando o protestando. De ahí a los medios Urdiales en un dejadme solo de verdad. Una notable tanda en redondo librada cuerpo a cuerpo porque era toro mirón. Dos más casi enseguida, y en las dos ligó el torero de Arnedo cuatro y el de pecho. La últimas de esas dos fue la joya de la faena y pareció anunciar el final.
No fue así. Hubo más. Gato de siete vidas, el toro volvió a soltarse, a repartir estopa y a hervir. Diego libró el último arreón con un obligado de pecho extraordinario. Una estocada atravesadilla y de lento efecto. Una oreja. Vuelta al ruedo apoteósica. Había en los antiguos tendidos de sol muchos paisanos de Arnedo y Calahorra.
Morante hizo fruslerías varias con el toro jabonero pero no le vio la muerte. El cuarto manseó más que ninguno y Morante dibujó muletazos casi de ensayo y salón. El quinto, un bello chorreado, se vino abajo casi a las primeras de cambio y, aunque buscó la llave en el fondo del mar, Urdiales no le pudo dar más vida. El sexto, como los de peluche, desganado y sin poder no dejó a Talavante celebrar completa su tarde de fuegos artificiales.
TÍTULO: Jerez despide hoy a la vecina que murió en accidente en Jaén,.
La fallecida María Gamero, de 72 años, se había desplazado a la capital andaluza a ver a su hija - foto.
María Gamero García, la vecina de Jerez de los Caballeros de 72 años de edad que falleció ayer en un accidente de tráfico ocurrido en Jaén, será despedida esta tarde en la la iglesia de Santa Catalina.Los heridos son tres vecinos de Martos (Jaén). En concreto, un varón de 49 años, una mujer de 42 y el referido bebé de un año, según han apuntado las mismas fuentes, que además han indicado que una mujer de 28 años, vecina de Lopera (Jaén), resultó ilesa en este siniestro cuyas causas investiga la Guardia Civil.
El alcalde de Torredonjimeno, Juan Ortega, ha dicho que el accidente se están investigando y que el tráfico de dicha carretera se incrementa con motivo de la campaña de recogida de la aceituna, lo que puede aumentar el riesgo de colisiones por alcance, si bien esa circunstancia no se da actualmente porque aún no ha comenzado la recolección de la aceituna en la provincia jiennense.
Fuentes del servicio de Emergencias 112 Andalucía han indicado que el accidente se ha producido una vez pasado el Pilar de Moya, perteneciente a Torredonjimeno, y que hasta el lugar del mismo se desplazaron Policía Local, Guardia Civil y servicios sanitarios.
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