Con un mujeriego ya es tuve bastante,.
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A un paso de los 55 años, Paola Dominguín reivindica las arrugas y la energía de las mujeres maduras. Sobre el romance entre su ex, José Coronado, y Eugenia confiesa: «Me hizo gracia»,.
Hija de rutilante torero y temperamental actriz italiana, hermana de Miguel Bosé, ex pareja de José Coronado... Modelo, diseñadora y empresaria, Paola González Bosé, más conocida como Paola Dominguín, está dispuesta a encarnar el paradigma de la cincuentona plenamente satisfecha. El jueves que viene cumple 55 y se declara encantada. «Conozco a mucha gente que miente sobre su edad. Es su problema. A mí, quizá porque he sido la hermana pequeña y siempre ansiaba hacerme mayor, me encanta cumplir años. Además, no hay edades malas».
Paola lo demuestra cantando victoria. Es decir, ejerciendo de madrina de la Plataforma Victoria (www.victoria50.es), creada por P&G a partir de un estudio que revela que el 70% de las españolas entre 50 y 64 años se sienten «jóvenes, fuertes y sanas». Es el caso de esta mujer, que estrenó pareja a los 50, tiene como ella dice a sus dos hijos «destetados», se encuentra a punto de lanzar su propia marca de cremas y está completamente curada de los hombres mujeriegos... «Con uno ya tuve bastante», afirma recordando al incorregible Coronado.
A esta Dominguín los 50 le saben «a libertad» y a reivindicación. «Que se acuerden de nosotras en el mundo laboral y también en el de la moda, donde todos los diseños parecen pensados para jovencitas», reclama. Ella, que ha pisado kilómetros de pasarela, dice no haberse aceptado plenamente hasta los cuarenta. «A esa edad hice como un ‘click’ y se me quitaron muchos complejos y tonterías. Quizá porque me llegó la menopausia. Es cosa de familia. Mi madre y mi hermana también la tuvieron muy pronto». La estilizadísima Paola se redondeó entonces. «Se me puso cuerpo de columna rechoncha. Yo flipaba... Aumenté tres tallas, pero años después regresé a mi peso». Y hoy se cuida «a base de yoga y pilates».
A sus cremas las ha llamado Flor Roca como homenaje a las mujeres, «porque somos bellas y fuertes y nos adaptamos a cualquier cambio». Las va a presentar el próximo miércoles en unos grandes almacenes de Madrid. Y con todas sus arrugas bien puestas... «Porque yo no me opero -avisa Paola-. Me gusta la arruga. Forma parte de la expresión de la vida de cada uno y la mía es una buena vida».
La de su padre, Luis Miguel Dominguín, también lo fue. Sobre todo, intensa. Su legendario romance con Ava Gardner lo ha recreado Nieves Herrero en la novela ‘Como si no hubiera un mañana’. Paola, taurina e hija menor del diestro, acompañó a la autora en la presentación del libro. «Me ha dado un poco de pudor leerlo porque mi padre se pasa todo el rato haciendo el amor con esa mujer. Es fuerte imaginármelo dándole a Ava Gardner lametazos por el cuello, ja, ja, ja… Menos mal que somos ya mayores y nos hace gracia. Pero ha sido visualizar a un padre con 27 años, que es la edad que tiene mi hijo ahora, y me ha producido mucha ternura».
«Soy persona de pareja»Hija de padre ‘casanova’ y exmujer de un donjuán impenitente, Paola se reconoce experta en materia de hombres mujeriegos. «Con el primero aprobé el máster y ya me quité la corona para toda la vida», dice refiriéndose a Coronado. «Gracias a Dios, no se ha vuelto a repetir». Hoy, su relación con el actor y padre de su hijo Nicolás es amistosa. «Uno es así por algo -razona la ex modelo-. A veces repetimos patrones sin darnos cuenta. El aprendizaje consiste en cambiar el patrón. Decir: hasta aquí». Sin embargo, el sorprendente y fugaz romance que vivió este verano Coronado con Eugenia Martínez de Irujo no parece indicar que él esté dispuesto a reformarse.
Paola se enteró del bombazo «por casualidad en un quiosco», al verlos acaramelados en la portada de ‘¡Hola!’. «Me hizo gracia -admite-. Pero a mí eso ya no me influye, lo veo como una información sobre un amigo. Pensé que podía ser una historia más o la definitiva, ya que en el amor nunca se sabe y yo intento juzgar lo menos posible». A Coronado no lo ha visto últimamente, «porque siempre está rodando». Ella además no vive en Madrid, sino en Valencia. Y en pareja. «Soy persona de pareja -reconoce-. No siempre me ha salido bien pero yo sigo insistiendo».
TÍTULO: SI TIENES MINUTOS Y DESCANSO - EL PODER DEL DINERO,.
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Hace poco, la prensa italiana se ha ocupado de un caso de corrupción en el que estaban implicados varios cargos públicos: en sus casas, nada menos, se hallaron lingotes de oro y relojes de lujo. Por desgracia, no se trata de un caso aislado, sino de un hecho bastante habitual en el panorama informativo de mi país; sin ir más lejos, hace unos años se descubrió un buen puñado de diamantes escondido en el sillón de un alto funcionario del Ministerio de Sanidad.
Más allá de la cuestión de que un trabajador del Estado no debería dejarse sobornar nunca, lo que más me asombra es ese delirio ciego por atesorar cosas que se apodera de la gente que alcanza el poder. Sí, claro, tener lingotes de oro o diamantes debe de hacerte sentir muy rico, pero ¿cuál es el propósito de toda esa riqueza si hay que esconderla bajo siete llaves? ¿Para qué sirve y, sobre todo, qué tipo de necesidades reales satisface?
Cuando alguien amasa cuatro, cinco o seis millones de euros, ¿cuánto piensa que va a vivir? Y si, para colmo, luego esa persona se pasa la mayor parte del tiempo metido en un búnker bajo tierra (como hacen los capos de la camorra y de la mafia), ¿qué sentido tiene poseer tanto?
En mi caso personal, he tenido la suerte de vivir dos circunstancias absolutamente dispares: la de una seria precariedad económica y también la de un bienestar muy por encima de mis requisitos básicos. Por eso me permito reflexionar en voz alta sobre este aspecto. El dinero, por encima de cualquier otra cosa, es una triste necesidad. Y digo triste porque es difícil ganarlo, siendo como es del todo indispensable para vivir.
El dinero sirve para pagar el alquiler, la comida, los recibos, el dentista...; también, cómo no, para poder costear la educación de nuestros hijos. Estoy hablando de los gastos corrientes a los que ha de hacer frente cualquier persona adulta. Pero en sí mismo como puro objeto material el dinero no es más que una convención. Un náufrago solitario que se encuentre en una isla desierta con cinco millones de euros, ¿qué puede hacer con tamaña fortuna? Con mucha suerte, si es capaz de prender una chispa con los billetes, podría usarlos para encender una hoguera, aunque, en cualquier caso, se trataría de una llama efímera.
Asimismo, los podría emplear como hojas secas y hacerse con ellos una manta con la que guarecerse un poco, pero a la primera ráfaga de viento los billetes saldrían volando dejando al infeliz expuesto al frío y la intemperie.
Así que, ¿cuál es el verdadero valor del dinero? Yo, personalmente, estoy convencida de que, una vez cubiertas las necesidades básicas y garantizada una vejez sin sobresaltos, el dinero sobrante debe convertirse en una forma de energía con la que poder cambiar nuestro entorno.
Por ejemplo, en estos últimos 20 años, en los que he ganado bastante más dinero del que me hacía falta, decidí regalarle al pequeño pueblo donde vivo un parque y una escuela infantil; además, gracias a la fundación que lleva mi nombre, he ayudado a muchas mujeres y niños en situación precaria a labrarse un futuro mejor.
En resumidas cuentas, no he acumulado nada (en el interior de mis asientos solo hay relleno de espuma) y eso hace que haya en el mundo niños y mujeres más felices que antes. De la misma manera, yo también me siento más feliz al saber que ese dinero, en lugar de estar escondido en un cajón o ser motivo de disputa entre unos herederos, ha contribuido a traer un poco de energía positiva en este mundo. Arrebatarle al dinero su poder de muerte y dotarlo de un poder de vida... ¿Acaso no significaría un gran paso adelante para nuestra sociedad?,.
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