BLOC CULTURAL,

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sábado, 10 de octubre de 2015

REVISTA MUJER HOY - PORTADA - PROTAGONISTA - DE CERCA - BECARIOS LO DIFICIL ES EMPEZAR,./ SI TIENES MINUTOS Y DESCANSO -TODO SIGUE IGUAL,.

TÍTULO: REVISTA MUJER HOY - PORTADA - PROTAGONISTA - BECARIOS LO DIFICIL ES EMPEZAR,.

Becarios: lo difícil es empezar

Becarios: lo difícil es empezar


  • Muchos jóvenes dan ahora los primeros pasos de su carrera laboral. El aterrizaje en la empresa no siempre es sencillo. Pero todos tienen mucho que ganar. 
Llegan de títulos y, sobre todo, de juventud. El choque generacional en las empresas es inevitable. También lo es que salten chispas. Pero de cómo se gestione ese talento por parte de las compañías y de cómo los nuevos acepten las reglas del juego dependerá el futuro de una relación en la que ambas partes tiene mucho que ganar.
De ello sabe Helena Valderas Bonito, responsable de Atracción de Talento, Movilidad y Diversidad e Inclusión en AXA Seguros. "Ese aire fresco que traen puede aportar mucho valor y acercarnos al cliente", reconoce. Tras un look atrevido, una vestimenta casual o una jerga coloquial puede haber un filón. El talento va más allá de la imagen, pero ya desde la primera entrevista se les debe hacer saber que van a ser embajadores de la empresa. "Hablamos de sentido común", asegura.
Sentido común que, en ocasiones, no tienen los de la Generación Y (nacidos entre 1980 y 1995). "Recuerdo cuando llegó una becaria al banco. Era verano y vestía como si fuera a la piscina dice la directora de una sucursal. La coloqué en un despacho a ordenar papeles y le hice entender que hay una serie de pautas". Y lo entendió. Hoy sigue en el banco.
El mundo de los becarios da para llenar páginas y páginas de anécdotas divertidas, pero también abusos: desde prácticas sin remuneración hasta horarios excesivos o funciones no adecuadas. Porque lo primero es saber quién puede ser becario y qué dice la ley al respecto. Y lo que dice es que puede haber dos tipos: los contratados mediante un convenio escuela-empresa y los que tienen un contrato laboral en prácticas.
El empleo de los primeros suele durar tres meses, con una jornada de cuatro o cinco horas, y una remuneración fijada por la empresa; mientras que el contrato en prácticas supone cotización a la Seguridad Social, que su contrato no puede ser inferior a seis meses ni superior a dos años, que la jornada laboral puede ser a tiempo parcial o completa, y que su salario está fijado por convenio.
Una vez resuelto la cuestión legal, está claro que ellos tienen mucho que aportar. "No hay que olvidar que son la cantera del futuro", subraya Helena Valderas. "Se puede y debe llegar a un entendimiento porque son muchas las ventajas que ofrece este tipo de organización.
Poner a trabajar de manera coordinada la experiencia y madurez que aportan unos con una visión diferente y nuevos modelos que ofrecen otros es una oportunidad que no podemos desaprovechar", indica la directora de Recursos Humanos de Adecco, Encarna Maroño. "Es evidente que una persona de 50 años y otra de 23 se parecen poco, pero eso no tiene nada que ver con que ambos desempeñen su trabajo de manera correcta", asegura.
No, evidentemente no tiene nada que ver, pero por si acaso... cuidado. Es el consejo de Coral Jaén, del departamento de Marketing y Comunicación de Infoempleo: "Cuando en una reunión los más jóvenes deciden participar... precaución. Porque al ser recién llegados hay muchos elementos que desconocen. En cualquier caso, más vale pecar de callado que de charlatán. Lo mismo pasa cuando miran constantemente su móvil. Su comportamiento no solo habla por ellos, son la imagen de la empresa".
Laila se pasaba el día mandado mensajes y no de trabajo: reservaba restaurante, discutía con su novio y se entretenía con juegos on line. Costó hacerla comprender que en el trabajo no usara el teléfono para asuntos personales, dice el que fue su tutor en una empresa de marketing.

  • Aprender por partida doble
España es el país de la OCDE con más becarios, solo por detrás de Eslovenia. El 67% de los que han realizado estudios lo han sido alguna vez, frente al 30% de media en toda la Unión Europea. El sindicato CC OO calcula que hay 72.000 becas que cotizan. "Sobre el resto es muy difícil saber, ya que hay muchos programas diferentes, pero también fraude y abuso", aseguran.
Pese a todo, en un país de parados, ser becario es un privilegio. Así lo ven ellos (aunque se sientan mal pagados y peor valorados) y así lo ven muchas empresas, que pueden cargarles con más trabajo y responsabilidades de las que les corresponderían. De ahí la importancia del tutor/mentor que protege a su pupilo.
"Las generaciones de más edad tienen la capacidad de enseñar, mientras que los jóvenes potencian al máximo la de explorar y descubrir. Sin duda, ambas son fabulosas en una empresa. ¿Y si las combinamos? ¿Qué pasaría si un joven ejerce de tutor de un veterano en el uso de nuevas tecnologías? ¿Y si los veteranos garantizan el traspaso de su conocimiento de la empresa y del trabajo a esta nueva generación antes de su jubilación? Ser tutor supone favorecer la gestión del conocimiento y el aprendizaje de otros, y esto nunca debe estar directamente relacionado con la edad, sino con la experiencia", dice Encarna Maroño.
Roberto Fernández, de 53 años, es gerente de una pequeña empresa. Reconoce que los becarios han posicionado su firma en internet. "Conocen cosas que a mí se me escapan. Me costó confiar en ellos, pensaba que perdían el tiempo, pero los resultados no han podido ser mejores". También desde la Universidad CEU San Pablo, Ignacio Blanco Alfonso, director del Centro de Orientación Información de Empleo (COIE), rompe una lanza a favor de ellos.
Pero pone el acento en las empresas: "Las universidades controlamos el proceso para garantizar que el contenido de las prácticas esté relacionado con la titulación del estudiante; se acabó hacer fotocopias o el eterno becario que echa más horas que nadie". Sin embargo, hasta eso ha cambiado. Los veinteañeros de ahora nada tienen que ver con la Generación X (1965-1981) o con los 'baby boomers' (1945-1964).
En una empresa tecnológica, Jorge lo ha dejado claro a sus jefes. Nada de café ni de chico para todo. "Algún que otro marrón cae -asegura-, pero han entendido que quiero aprender". Y que reivindica su vida después del trabajo. Eso es algo que les diferencia de las generaciones anteriores, más apegadas al presentismo. Pero también tienen claro que no quieren una empresa para toda la vida. "Saben que deben desarrollar su marca personal. Son una sociedad limitada y deben generar su propia empleabilidad", dice la responsable de AXA. De ahí su actitud más ligera y menos temerosa: pueden parecer descarados, pero saben que están de paso y eso les quita el miedo.
María Lázaro es becaria en una agencia de comunicación y aprovecha la hora de comer (tupper o bocata) para hacer desde la oficina cursos on line. Tiene 25 años y sus miras están puestas en EE.UU. "El trabajo me viene bien para hacer currículo y tener contactos". Le han dicho que hay posibilidades de seguir, "pero no quiero un contrato. Es pronto para atarme a nada".

  • A corto plazo
Así lo ve también Izaskun Galilela, psicóloga del Centro de Especialidades Psicológicas Eidem de Guadalajara. "Hace unos años apunta, el perfil de becarios era el de jóvenes recién titulados, prudentes, con iniciativa, y dispuestos a dejarse enseñar por sus tutores en la empresa. Sus valores estaban más vinculados al aprendizaje y la promoción profesional, en la búsqueda de una empresa donde adquirir experiencia y posiblemente desarrollar su trayectoria laboral. La situación ahora es bien diferente. Ya en la entrevista de trabajo se ve, con frecuencia, cómo los aspirantes a becarios, bien formados, con varios idiomas y buen manejo de las herramientas informáticas, se interesan abiertamente por su remuneración, vacaciones y flexibilidad horaria".
Hasta el punto, recuerdan en una multinacional, de tener una becaria que desde el minuto cero pidió vacaciones. "Por supuesto, no se quedó", recuerdan. Y sin embargo, todo es compatible: "Todos hemos pertenecido a una generación diferente, que quería romper moldes y sacar partido a la situación. Ahora es lo mismo", asegura la directora de Recursos Humanos de Adecco.
Nuestros padres usaban el usted, los miembros de la Generación X tutean y en la Y... el tono de colega es lo normal. Aunque con los jefes no sea apropiado. "Un error común es pasarse de amigo con el jefe. Creen que es cercano y que pueden tratarle como amigo. Error. El jefe no quiere leer sus whatsapps ni los chistes que circulan por los grupos. Es importante tener buen trato pero sin excederse", avisa Coral Jaén, de Infoempleo.

  • Sin formalismos
Pero la verdad es que las nuevas tecnologías han cambiado el organigrama de las empresas. Las jerarquías o el despacho cerrado son agua pasada. Al menos, para el becario, que tiene fácil comunicarse con el máximo responsable a través del correo electrónico. "Antes eso no ocurría. Ahora todo es más fácil", dice la responsable de personal de una empresa, que supo por su presidente que un becario le escribió para quejarse de que su jefe no le daba días libres.
Otro dato que caracteriza al colega es que no le gustan los formalismos. Llega cuando llega. Rebeca Rodríguez, responsable de recursos humanos de una compañía de telefonía, lleva fatal que los becarios lleguen tarde. "Hay una que aparece tarde y ni siquiera se molesta en dar explicaciones. Aunque luego saca el trabajo", reconoce. Son distintos pero no peores.
Por eso, las empresas los quieren, hasta el punto de hacerles un contrato tras sus prácticas. Cuando lo consiguen es motivo de orgullo: para el becario, que se sabe valorado, y para el tutor, porque en una situación tan compleja como la actual un contrato es el premio al trabajo bien hecho. Del becario y de él como mentor. Los quieren... hasta el punto de que siempre queda el comentario de "pues aquel becario del año pasado...".
No siempre sucede, por supuesto. A algunos los echan y otros se van como entraron, sin aprovechar esos meses. Pero lo cierto es que las empresas están contratando mucho talento juvenil. "Lo ven como un gran activo porque llegan con entusiasmo, flexibilidad, ganas de trabajar y muy bien formados. El que atraiga el mejor talento, tendrá ventaja competitiva", subraya Coral Jaén. Aunque, como dijo Esopo, "las uvas están verdes". Es cuestión de tiempo y de entender las reglas del juego.
¿Cómo son?
El estudio Juventud, habilidades y empleabilidad 2015, de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), realizado entre 12.900 jóvenes de 18 a 35 años de los 28 países miembros, revela datos interesantes sobre los becarios españoles:
  • El 67% son titulados: España está muy por encima de la media de la Unión Europea y ocupa el 2º puesto en el número de becarios titulados, solamente por detrás de Eslovenia.
  • Los peor pagados: El 70% de los becarios asegura no ser capaz de cubrir sus necesidades básicas con su salario.
  • Prácticas tras la titulación: Más de la mitad realiza sus primeras prácticas al graduarse. El 11% hace las segundas y terceras ya graduados.
  • Trabajar después: El 67% terminó las prácticas sin una oferta de la empresa. Solo el 33% logró un puesto.
  • Sin mentor: La falta de mentores, aunque alta, es la más baja de la UE: 79%.
  TÍTULO: SI TIENES MINUTOS Y DESCANSO - TODO SIGUE IGUAL,.

Todo sigue igual, por Edurne Uriartefoto
  • La lucha contra la desigualdad de género en el ámbito profesional continua, con cambios, pero no los suficientes. 
Hace poco charlaba sobre nuestros trabajos con una amiga que ha cumplido los 50, como yo, y ha alcanzado una altísima posición profesional. A ella le encanta lo que hace, también a mí, es inteligente y ambiciosa, y ha dedicado una buena parte de su vida a su trabajo. Y aunque nuestra charla iba sobre equilibrio y felicidad mucho más que sobre objetivos, acabamos con esa sensación común de que las cosas siguen siendo más difíciles para nosotras, de que hay un club de hombres en todos los ámbitos al que le cuesta infinito admitirnos como iguales. Aunque lo seamos. Y que, por supuesto, jamás aceptará que podemos ser incluso mejores.
¿Todo sigue igual? ¿Como cuando mi amiga y yo teníamos 20? Al menos, sigue más igual de lo que nos gustaría. Y no se trata tan solo del baño de realidad que te dan los 50, la comprobación de que no cambiaste el mundo tal como soñaste 30 años atrás. Se trata de esa insoportable persistencia de los viejos vicios.
En todas partes, lo he pensado estos días al leer las críticas de dos líderes laboristas británicas a los hombres de su partido. Yvette Cooper, por un lado, que ha disputado sin éxito el liderazgo del partido a Jeremy Corbyn y ha denunciado el acoso sufrido en las redes sociales durante su campaña. Pero no de los adversarios de otros partidos, sino de los hombres del suyo propio. "Acoso misógino" lo ha llamado.
¿Más acoso que el sufrido por líderes masculinos en las redes sociales? Tengo mis dudas, pero lo cierto es que la denuncia de Yvette Cooper ha sido continuada por una durísima crítica de la exministra laborista Harriet Harman a la ocupación por hombres de todos los nuevos puestos de liderazgo en el laborismo. Y esto pasa en un partido de izquierdas de un país avanzado y que ha hecho una renovación de su liderazgo calificada de rupturista por muchos. Harman tiene 65 años y Cooper, 46, y, como mi amiga y yo, que estamos entre una y otra, seguramente se impacientan y se irritan porque todo sigue igual, o casi igual.
Igualmente lo que las mujeres hacemos mal, por supuesto, incluido el engaño y la mentira. También lo he pensado estos días al saber de las graves acusaciones contra la ministra de Defensa de Alemania, Ursula von der Leyen, por plagio en su tesis doctoral. Von der Leyen tiene 55 años y, a juzgar por la consistencia de esas acusaciones, ha trampeado en su carrera profesional tanto como el que más. No hay una pureza femenina ni en este ni en otros asuntos. Ellas también pueden ser las "mejores" en ese terreno. No hay diferencias de género, o de ideología. Las hay de momento histórico.
Tengo la impresión de que, dentro de 20 años, mi amiga y yo repetiremos esa conversación. Pero, hay una cosa segura, hasta entonces, nos pelearemos con ardor juvenil para que nada sea igual.

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