-Hable de su infancia...

-Nací en Cáceres hace 66 años, en Peña Aguda, frente a la iglesia, en una casa muy bonita de dos plantas que tenían mis padres. Mi padre era empresario, de la familia Vela, y tenía varios negocios. Mi madre era una mujer muy guapa, que debió estar muy enamorada de mi padre porque tuvo nueve hijos. Durante una época residimos en Trujillo porque los negocios de mi padre así lo demandaban y luego regresamos a Cáceres, a la calle de la Independencia, paralela a Hernán Cortés. Allí teníamos una pandilla importante de amigos: Toñuco, Enrique, Mané, Javi, Aurelio Luna, que ha sido una persona muy importante en mi vida, María Elena Simón... A día de hoy seguimos manteniendo esa amistad, aunque algunos desgraciadamente ya no están.

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-¿Cómo era la vida entonces?

-La vida entonces era pasear de la Fuente Luminosa a la Cruz de los Caídos hasta que dábamos 18.000 vueltas. A los 16 años empezamos a hacer deporte, que fue lo que nos abrió un poco más la mente. Luego vinieron los célebres guateques, íbamos mucho al cine Coliseum, al Astoria... Y de ahí sí tenemos muchas anécdotas divertidas. Luego llegaron las discotecas, empezamos a ir a Faunos, a Bol’s...

-¿Puede hablar de su colegio?

-Mi colegio era el Paideuterion. Entré allí a los 7 años, estuve estudiando hasta los 16 y luego trabajando hasta los 20. Fue una parte muy importante y emblemática que marcó mucho mi vida. Son edades en las que todo te influye y las enseñanzas que recibes quedan ahí. Aquel era un colegio laico, con autoridad. Cuando estuve de monitor y entrenador de baloncesto logramos que esta disciplina fuera una prioridad, recuerdo que un año ganamos al San Antonio en las tres categorías. Después se empezó a desarrollar el balonmano y teníamos una forma de vida más apegada a la naturaleza y el deporte.


-¿Qué profesores había allí?

-Estaba Sebastián Paniagua, que ha fallecido desgraciadamente hace poco, Celso Gómez, José María Rey, Paco Caja (una persona impresionante a la que quise muchísimo), el propio Aurelio Luna, un hombre tremendamente trabajador. La gente decía que tenía mucho carácter, pero yo invitaría a cualquiera a que dirigiera un colegio de 800 alumnos, con 60 alumnos por aula. Era un hombre que sabía de todo: Latín, Historia, Matemáticas, tenía una gran capacidad de trabajo, me enseñó a trabajar.

-Luego llega la Universidad...

-Sí. Estudié la carrera de Comercio entre Badajoz y Cádiz, donde terminé. Posteriormente hice la oposición de auditor censor jurado de cuentas, fui auditor a los 24 años, seguramente el más joven de aquella época. Después estudié Derecho en la Universidad de Extremadura y luego Mediación Civil, Mercantil y Concursal en Alcalá de Henares.

-Lo cierto es que compaginó los estudios con el trabajo...

-Así es. A los 15 o 16 años empecé a alternar los estudios de Comercio con mi trabajo en el Colegio Paideuterion. En una primera fase estuve de educador, luego fui profesor de Educación Física, saqué el título de entrenador de baloncesto, me encargaba de todas las actividades deportivas del colegio, sustituía a algunos profesores... y eso duró hasta los 20 años, que entré a trabajar como director administrativo en Pita Publicidad, estuve un período de año y algo, hasta que me fui a la mili. Al volver del servicio militar, en 1974, monté el despacho y abrí una asesoría fiscal en la Clavellina. Luego compré un local en Virgen de la Montaña y alquilé tres o cuatro más en la parte de abajo. Tenía 26 años y hasta los 28 abrimos primero una boutique de señora, Drink Pub, la Heladería Los Italianos, y una marisquería; y todo ello se conformó en el Pasaje Norba. Digamos que fue una época muy bonita, muy especial, en la que conocí a muchísima gente.

-La apertura del Drink Pub fue una sensación en Cáceres...

-Sí. No había ningún pub en Cáceres en aquel momento, salvo Okey, pero tenía una expectativa más de cafetería. El Drink tenía un concepto más inglés, en madera, moqueta, chester... era un ambiente marino, muy muy bonito. La gente lo recuerda con mucho cariño. De hecho muchas personas me dicen, no sé si con lamento o alegría, ‘Ay, ay, que allí conocí a mi mujer’ (risas).

-Y además tuvo una caseta en la Feria que se llamaba El Globo...

-Sí. En el año 77 decidí montarla. Yo no quise montar un globo, pero con Juan Luis ‘Pinqui’, como se le conoce (un amigo importante), y también con la colaboración de Pepe Higuero, decidimos montar unas atracciones en Cáceres y contratamos a un promotor musical que se llamaba Nando Mora. Nos fuimos a Madrid e hicimos un programa increíble con las actuaciones de Paco Martín, Laredo, Pablo Abraira, Los Amigos de Gines, Los Romeros de la Puebla, María Jiménez, Lola Flores y se desnudó Susana Estrada, que fue un boom. Nosotros lo que habíamos hecho fue licitar y quedarnos con el terreno de la caseta del ayuntamiento que estaba en el ferial. Cuando fuimos a buscar una caseta no había y como ya teníamos firmados los contratos nos hicimos con El Globo. ¿Qué ocurría? que el globo no cabía en la feria porque estaban las luces y los postes. Entonces empecé a dar vueltas con el coche y me fijé en un solar impresionante que había en la Cruz de los Caídos, donde estaban las casas de los maestros. Así que hablé con Corrales, que era una persona encantadora y que me dio todas las facilidades. Lo montamos allí y esa fue la razón del éxito.

-¿Y cómo era Cáceres entonces?

-Cáceres no ha cambiado mucho. Cáceres ha tenido siempre una parte muy enraizada en la tradición aristocrática. Cáceres no es una ciudad industrial, es una ciudad de comercio.

-Cáceres sí tuvo su florecimiento...

-Lo tuvo fundamentalmente porque había un CIR (una base militar), una universidad laboral (de la que por cierto fui profesor) y porque llegó la Universidad de Extremadura; con ella se produce el efecto del botellón y la movida, que fue lo que hizo que todo el mundo quisiera venir a estudiar a Cáceres. Aquello fue un revulsivo muy importante que concentró una iniciativa y una actividad que en el mismo momento que se acabó dejó Cáceres como un yermo, como si hubieran pasado las hordas. Cáceres siempre ha tenido como atractivo nunca utilizado el centro histórico. Hemos presumido siempre de nuestro centro histórico, pero le hemos puesto una valla, y deberíamos haberlo abierto. Hubo un alcalde que lo dejó precioso, Alfonso Díaz de Bustamante, pero luego ha faltado la iniciativa del resto de los alcaldes de envolverlo en celofán y sacarlo fuera. Hoy Cáceres tiene un auge de visitas que se podría haber producido hace 15 o 20 años y no se hubiera tenido lugar ese parón. ¿Qué pasa cuando llega ese parón? Pues que en mi opinión Cáceres se echa la siesta, y duerme la siesta. Y Cáceres todavía no ha despertado de la siesta. Hay una generación joven que ya no es de Cáceres, que es del mundo, porque hoy las ciudades tienen menos relevancia porque estamos en las redes sociales. Ha habido un paréntesis, no ha habido un revulsivo, de modo que Cáceres ha ido languideciendo y ha perdido la esperanza.

-Hable de su paso por la política...

-La política, como le pasó a Newton, salvando las distancias, surge como casi todo en esta vida, por casualidad. Yo he sido especialista en Derecho Concursal, en Derecho de Quiebras y Suspensiones. La primera la hice en el año 74, estábamos en el 2002 y básicamente era el que trabajaba todos esos asuntos en Cáceres. Tenía la asesoría fiscal, tenía la auditoría, tenía la consultoría, una presión importantísima de trabajo, un buen despacho, con mucha gente, muy bien organizado... En ese momento recibo una llamada telefónica de José María Saponi para invitarme a entrar en política. Digamos que esa fue la semilla. Me lo dijo, lo pensé, estuve analizándolo... Quería hacer otras cosas diferentes. En mi vida no ha habido nunca una única actividad sino que las he compaginado porque es mi carácter. José María me dijo que él necesitaba una persona de mi experiencia económica para sanear las cuentas del ayuntamiento. Le dije que sí y entré en política como independiente en el Partido Popular, puse mis condiciones y no se cumplieron. Entonces creé Foro Ciudadano (siempre agradeceré la labor de la jefa de prensa y coordinadora de campaña, Laura Alcázar Agudelo). Fuimos pioneros en crear un partido ciudadano con el que concurrimos a las elecciones.

-¿Qué condiciones no se cumplieron?

-Lo que yo quería era sanear las arcas del ayuntamiento, porque fue para lo que me llamó José María Saponi. Como profesional me dejó muy mal sabor de boca no poder poner encima de la mesa cuáles eran los problemas que tenía en aquel momento la ciudad: un déficit tremendo, que primero cuantifiqué en 10 o 12 millones de euros, (que ahí se asustaron). Luego llegó a superar los 20 millones y lo cerró Lorenzo de la Calle cuando fue concejal de Economía, que de alguna manera me hizo bueno, porque habló de cifras reales: unos 40 millones que se saldaron con el canon del agua, (por eso pagamos el precio tan alto de agua). Pero en realidad había una segunda parte por la que me fui: quería intentar despertar de la siesta a la ciudad. Para ello ideamos el Proyecto Intramuros porque la ciudad antigua no se vendía. Ese proyecto concitó la participación de personas importantes y muy preparadas que al amparo de la Fundación Siglo XXI, de la que soy fundador y presidente, financió la iniciativa para llevarla a cabo. Cuando Foro Ciudadano obtuvo representación municipal tras las elecciones, doné ese proyecto a la Junta de Extremadura para que a través de la candidatura de Cáceres 2016 a la Capitalidad Europea de la Cultura se pudiera llevar a efecto. Ahí entra la remodelación de la plaza Mayor y no lo he dicho nunca, pero lo voy a decir ahora: tengo que reivindicar la autoría de la plaza, la idea de la plaza y entre comillas el padre de la plaza soy yo, no hay nadie más. Es verdad que Carmen Heras era la alcaldesa y es verdad que luego vino el Partido Popular, pero como político fue Felipe Vela el que dijo: ‘Esta plaza hay que renovarla’. Cáceres 2016 sacó los pliegos que, por cierto, se adjudicaron a personas muy preparadas en actuar en otros centros históricos nacionales. Aquel fue un proceso absolutamente limpio, yo no participé en la mesa de contratación porque quería quedar al margen de cualquier tipo de especulación. Es el momento de aclararlo porque todos los días leo todos los padres que ha tenido la plaza cuando además fue criticadísima en su momento.

-Es verdad, lo pusieron verde...

-Sí. Todo el mundo se metió con Felipe Vela porque la plaza era una barbaridad. Claro, mientras duraron las obras. Pero hoy la plaza le ha dado vida a la ciudad y los hosteleros son los que pueden decir si su vida ha cambiado antes y después de la plaza. No quiero ningún galón, pero no voy a consentir que nadie diga que ha hecho la plaza cuando no es verdad.

-Y facilitó un pacto de gobierno...

-Gobernó el único que podía hacerlo: el Partido Socialista. Una cosa que quiero dejar clara y que nunca se ha contado es que cuando se celebran las elecciones en las que saco el acta de concejal por Foro Ciudadano, mantengo una reunión con José María Saponi en su despacho para decirle que no pasaba nada, que no había ningún problema para seguir apoyándolo, y hablamos de condiciones. Me dijo literalmente que no olvidara que el alcalde era él. Le contesté: ‘Serás el alcalde si te elegimos’. Pero él insistía: ‘No, yo soy el alcalde de Cáceres’. Es decir, tenía un concepto patrimonialista de la ciudad de Cáceres, lo ha tenido siempre. Luego me ha dedicado muchas cosas cariñosas, yo nunca he respondido a ninguna. Después tuve una reunión con el presidente del Partido Popular, Laureano León, que vino a mi despacho. Nos sentamos allí y me dijo: ‘Bueno, supongo que no vais a llegar a un acuerdo’. Yo no supe interpretar aquello, o si lo sé interpretar me lo dejo para dentro. Es decir, que cuando Felipe Vela se sienta a negociar con el Partido Socialista es porque no quedaba otro partido. José María Saponi en aquel momento podría perfectamente haberme dicho qué cosas podría haber hecho o no de mi programa político. Yo estuve sentado con José María, y no quiso saber absolutamente nada, no le interesó nada de lo que le dije. Cuando una persona no quiere que lo apoyes no lo puedes apoyar. Eso sí, me amenazó claramente y creo sinceramente que a José María, que ha sido una excelente persona y un buen alcalde, ya le estaban sobrando años de alcaldía. Lamento tener que hablar así, pero es que he oído muchas cosas que no me han gustado y que no son verdad. El Partido Popular no quiso seguir gobernando la ciudad de Cáceres y si el Partido Popular no la gobernaba, le tocaba a Carmen Heras. Y no me quedó más remedio que apoyarla porque alguien tenía que gobernar.

-¿Cómo valora el gobierno Heras?

-Me parece que estamos donde estamos porque en los gobiernos de Heras y Saponi no hubo una gestión política capaz de estar a la altura de las circunstancias de lo que la ciudad necesitaba. Luego se buscaron excusas, que si no había mayoría, que si había un comunista que planteaba problemas... no, el comunista hacía su labor, como ahora la hace Podemos, pero para eso hay que tener cintura política, capacidad, ganas de trabajar... Y hablo de la época en la que estuve en el ayuntamiento. Yo cometí errores, no hubiera podido ser el salvador de nada, pero creo que no se aprovechó la parte que Foro Ciudadano podía aportar. No hay que olvidar que Foro Ciudadano tuvo 3.500 votos. Además no pudimos utilizar más papeletas porque nuestra bisoñez política nos hizo llegar tarde, nadie nos echó una mano. Si hubiéramos tenido papeletas hoy Cáceres hubiera sido otra historia. Pero no porque yo sea mejor o peor sino porque lo que queríamos era trabajar por la ciudad. Antes se trabajaba por los partidos y por el puesto. Y esto lo digo claramente: los alcaldes que he conocido han estado más preocupados siempre de su sillón y, sobre todo, de la influencia de la Junta de Extremadura, porque aparte de copar sus actividades políticas, tenía mucho que decir. El dinero viene de donde viene y Cáceres tenía un presupuesto deficitario. Y Cáceres no tenía dinero para hacer una política adecuada, pero no se supo sacar el dinero necesario de la Junta, como sí lo supo hacer Mérida y Badajoz. Eso se llama gestión, por eso digo que los alcaldes estaban más preocupados de las inauguraciones y las fotos y los equipos estaban todos en la dinámica de lo que los partidos mandaban.

-Hable del gobierno actual...

-No hago ninguna valoración porque no lo conozco. Desconecté. Cuando me marché en el 2009 dejé de seguir la política. Tengo que reconocer que de la prensa local no leo la parte política. Sé que Elena Nevado es la alcaldesa, pero no sabría decir la composición del equipo de gobierno ni quiénes son los representantes del resto de los partidos. No es que no quiera hacer una valoración política, es que no puedo. Mi valoración es ciudadana: Cáceres es una ciudad sin esperanza en la que como no nos motivemos un poco, y va a ser difícil, languidecerá. Eso lo dice todo el mundo.

-¿Salió hastiado de la política?

-Nooo. Es que una de las características que he tenido siempre en mi trayectoria vital es que cuando una etapa se acaba, se acaba. He dejado de ser auditor de cuentas porque me jubilé hace cuatro años y no he vuelto a hablar de auditorías. Es decir, la única vida que me interesa es la que hago en este momento.

-¿Y cómo es su vida?

-Sigo manteniendo mi actividad como abogado y mediador, tengo algunos asuntos que me permiten seguir al día, pero mi vida consiste en disfrutar mucho de mi casa, en ir a Isla Cristina, que tengo una vivienda muy bonita que acabo de reformar para disfrutar de la playa, seguir subiendo a Asturias... Aquí están mis libros, escribo, tengo un blog, disfruto de los amigos. Tengo pocos y buenos amigos y desde luego tengo la plusvalía más importante de mi vida, que son mis tres hijas y mis nietos: un nieto encantador y tres nietas que son unas preciosidades, las dos últimas son gemelas. Así que mi vida de hoy no tiene nada que ver con la anterior porque ya he contribuido con la ciudad y me merezco un descanso que no puedo retrasar más.

-¿Puede hacer balance estos años?

-He tenido mucha lucha entre lo que hacía y lo que quería hacer. Sí digo, y lo digo para cuando le toque a usted, que cuando ya paras, cuando llega este momento, es inevitable el análisis retrospectivo y hay muchas cosas que duelen, cosas que hubieras querido hacer de otra forma, pero la vida está llena de errores y aciertos. No cambiaría nada y reconozco que tengo una vida rica, interior y muy conmigo mismo.