BLOC CULTURAL,

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viernes, 29 de mayo de 2020

MAS QUE COCHES - Ricciardo: "Sí, hablé con Ferrari, pero veo cómo encaja Sainz allí", . / Para Todos La 2 - Una marea de desesperación inunda Canarias ,. / Gigantes de La 2 - Daniel Innerarity ,. Jueves -28- Mayo ,./ ¡ Atención obras ! - Marta García Aller: "Que los robots no enfermen es una excelente noticia",.

TITULO: MAS QUE COCHES - Ricciardo: "Sí, hablé con Ferrari, pero veo cómo encaja Sainz allí", .

 

Ricciardo: "Sí, hablé con Ferrari, pero veo cómo encaja Sainz allí",.

El australiano no tiene remordimientos por no haber acabado de rojo, comprende la apuesta por Carlos, comenta su fichaje por McLaren y opina sobre el futuro de Vettel.



Daniel Ricciardo.
Sainz ya ha contado cómo vivió las negociaciones desde casa que le han llevado a hacerse con un asiento en Ferrari a partir de la próxima temporada, pero quedaba por saber la forma en la que lo hizo otra parte interesada, el que se quedará con el coche del madrileño en McLaren: foto / Ricciardo. El australiano no niega los repetidos contactos que ha tenido con la Scuderia: "Ha habido discusiones desde hace unos años y han continuado hasta ahora. Así que sí, no lo negaré, pero obviamente nunca han llegado a buen término".
Y tampoco niega que Sainz es un piloto adecuado para los de Maranello. "Veo cómo encaja Carlos en el equipo, así que no me lo tomo como: '¿Por qué no yo?'. Solo lo veo como que Carlos tuvo un 2019 muy fuerte, es una pieza codiciada y supongo que es una buena opción para ellos", asegura en la 'CNN'. No guarda resentimientos por no haber acabado de rojo, aunque reflexiona sobre ello: "En realidad no lo sé, y nunca he querido profundizar mucho en eso. Todos dicen que sería una buena opción, pero trato de no verme atrapado emocionalmente en un tipo de situación así".
También comenta su decisión de apostar por McLaren tras competir solo una temporada con Renault, pero lo cierto es que no deja nada claro porqué lo ha hecho: "Supongo que ninguna decisión es blanco o negro. No hubo ningún momento de iluminación en el que dijera: 'Sí, eso es lo que necesito'. No vi en McLaren algo que no había en Renault y que me animase a cambiar. Las discusiones con McLaren se remontan incluso a 2018, no fue una decisión de la noche a la mañana. Comparar a los dos equipos no es justo".
Y, por último, habla del que, por ahora, se ha quedado sin sitio en la F1: Vettel. "Si lo conozco lo suficientemente bien, creo que todavía tiene hambre y es lo suficientemente competitivo como para querer seguir. Me gusta Seb, como competidor aporta algo a nuestro deporte. Es uno de los pocos, si no el único, que no está activo en las redes sociales, y es una de las personas más exitosas en nuestro deporte, sin embargo, es uno de los más privados. E incluso eso en sí mismo trae mucho misterio detrás de él", dice del alemán.

  TITULO:  Para Todos La 2 - Una marea de desesperación inunda Canarias ,.


Una marea de desesperación inunda Canarias,.

900 personas han llegado a las costas del archipiélago durante el estado de alarma, algunos después de quince días a la deriva, fotos,.

Una marea de desesperación inunda Canarias

Resultat d'imatges de para todos la 2José Antonio no logra quitársela de la cabeza, aunque ni su nombre ni el de su hijo hayan sobrevivido a las estadísticas. Ocurrió de noche, en la playa grancanaria de Perchel, próxima a Mogán, ese coqueto puerto donde los turistas acostumbran a acompañar la velada con una palometa roja al horno regada con caldos de Icod o de Lanzarote. En la patera viajaban 19 subsaharianos -once mujeres, cinco hombres y tres menores-, después de días sin otro horizonte que ese océano traicionero. El destino quiso que llegaran a tierra sin que nadie les interceptara. Fue ella quien llamó entonces su atención. Se había arrojado a la playa y en el frenesí del desembarco, había perdido a su hijo. Se le escurrió de la bandolera que llevaba a la espalda. Lloraba como una posesa y las asistencias tuvieron que emplearse a fondo para que no se lanzara de nuevo al agua. Se movilizaron todos los equipos de rescate. El helicóptero Helimar Canarias, la Salvamar Menkalina, la Guardia Civil, el grupo de los GEAS, la Policía Local, Protección Civil, Cruz Roja... Fue inútil. El cuerpo del pequeño no fue hallado hasta dos días más tarde, flotando mar adentro.
El horror en estado puro ha puesto su punto de mira en Canarias. Casi 900 indocumentados han arribado al archipiélago desde que se declaró el estado de alarma en España, algunos después de pasar hasta quince días a merced de las corrientes. José Antonio Rodríguez Verona es el responsable del Grupo de Respuesta Inmediata de Emergencias de Cruz Roja en Gran Canaria, la primera línea de quienes luchan por devolver la dignidad a esos desgraciados que arroja la marea. Primero les someten al triaje del enfermero, que comprueba si son capaces de caminar por sí mismos, les toma la temperatura y desvía a los que están en peor estado al hospital de campaña. Les facilitan ropa nueva y se aseguran de que conserven su dinero, la documentación. El siguiente paso es un té caliente -la mayoría llegan deshidratados- y galletas. Llevan tiempo sin comer y no conviene atiborrarles. La filiación, la puesta a disposición judicial, el paso a albergues de que dispone el Gobierno canario... Un protocolo que se ha convertido en el pan de cada día.
El drama de la inmigración ha vuelto a hincar sus dientes en la ruta canaria, la más peligrosa para quienes están dispuestos a arriesgarlo todo. No es que antes dejara de contar para las redes que hacen fortuna con el tráfico de personas, pero el férreo control que ejerce Marruecos sobre las vallas de Ceuta y Melilla, subvencionado desde el pasado septiembre por las autoridades europeas, ha obligado a las mafias a cambiar el paso y volver la vista al sur del reino alauí, al Sahara Occidental y Mauritania, donde aguardan las pateras y cayucos en los que embarcan los desheredados de la tierra. 2.113 personas han llegado al archipiélago canario desde el pasado 1 de enero. Son casi siete veces más que el año pasado por estas fechas, a bordo de 65 embarcaciones donde nadie en el Primer Mundo desearía subir jamás.

«Cárceles a cielo abierto»

José Antonio ha sido testigo de tragedias capaces de nublar el sentido al más templado. Como cuando descubrió 15 cadáveres en el fondo de un cayuco donde viajaban un centenar de personas (el récord lo tiene uno que llegó a Tenerife con 234). O esa otra vez en la playa de Arinaga, «cuando nueve personas que habían permanecido una semana sin moverse se ahogaron en un metro de profundidad al no poder incorporarse».
¿Cómo se vive con eso? Txema Santana, periodista y colaborador de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR), lleva la cuenta, semana a semana, de lo que deja la marea a su paso. «En enero contabilizábamos 24 personas al día. En febrero eran 14, pero naufragaron cuatro pateras, así que ¿quién sabe? Como son salidas clandestinas, el cálculo de víctimas es complicado. Desde marzo, la ruta se ha visto afectada por la pandemia, pero mantiene sus constantes vitales». A tenor de las cifras, Santana saca sus conclusiones, la más evidente, la incorporación de mujeres a la ruta atlántica, a menudo con bebés a su cargo, lo que obliga a cambiar recursos para facilitarles un servicio de acogida digno. La segunda, el aumento exponencial de una población para la que no existen recursos suficientes. «No podemos convertir las Islas Canarias en una cárcel a cielo abierto», alerta.
35 inmigrantes llegados a Puerto del Rosario, en Fuerteventura, a finales del pasado abril reciben asistencia de Cruz Roja. | Un sanitario atiende a un bebé nacido durante la travesía mientras una mujer rescatada por un velero llega a Mogán tras diez días de travesía. / EFE
El viaje oscila entre 300 y 900 euros, según las circunstancias de cada cual, cuando un vuelo desde El Aaiún a Gran Canaria sale por 200 euros y dura apenas 40 minutos. En el precio influye el sexo, si la mujer está embarazada, si accede a colaborar con la red una vez en tierra... «Las mafias engordan sus cuentas, no importa que eso signifique poner en peligro vidas, y se convierten en algunos sitios en una sombra de la Administración. Tenemos que dejar de mirar a otro lado».
La situación en las islas se agrava por momentos. Han cerrado los dos centros de internamiento de extranjeros (CIE), el de Barranco Seco en Gran Canaria y Olla Fría en Tenerife: el primero tras detectarse Covid-19 en una celda donde dormían seis personas, el segundo al contagiarse los funcionarios. De manera que los inmigrantes ilegales -pertrechados únicamente con la tarjeta roja de estancia mientras se sustancia la solicitud de asilo- deambulan a su aire en un escenario pandémico, refugiándose allá donde les hacen un hueco. Esto plantea a los cabildos un problema que en pleno confinamiento pasaba desapercibido, pero que en plena fase 2 se está mostrando en toda su crudeza.
«El virus ha interrumpido las deportaciones, pero desde semanas antes de que estallara tampoco había traslados a la Península», denuncia Paloma Faviedes, experta en derecho de asilo. «El mensaje que el Gobierno quiere trasladar, aunque no lo diga abiertamente, es claro: entrar en Canarias no es lo mismo que hacerlo en Europa. Pero no se puede poner puertas al campo, «cuando cierras una ruta, estás abriendo otra». La abogada apela a que el Estado respete las garantías de estas personas. «Antes de la pandemia, España estaba devolviendo malienses a Mauritania -la colaboración empezó tras la crisis de los cayucos-, un país de paso para ellos, sin preocuparse de en qué condiciones se quedaban allí». El pacto de emigración y asilo de la Comisión Europea, previsto para marzo, todavía no se ha firmado, y la experta teme que «los países se escuden en el Covid para blindar más aún sus fronteras».
«Marruecos en un actor clave en el control de las rutas migratorias, desde el pasado septiembre es el gendarme de Europa» Gemma Pinyol | Experta en Políticas Migratorias
«España ha endurecido su discurso en los últimos meses y el mensaje es claro: entrar en Canarias no es lo mismo que hacerlo en Europa» Paloma Favieres | Abogada de CEAR
«Cada vez son más las mujeres que se arriesgan a cruzar el océano con sus bebés. Muchas están embarazadas y dan a luz durante la travesía» José Antonio Rodríguez | Cruz Roja en Gran Canaria
«Abrir rutas más peligrosas requiere robustecer las mafias, que exponen a los más débiles para obtener beneficios» Helena Maleno | 'Caminando Fronteras'

Estrategia de la disuasión

Paloma no es la única en verlo así. Gemma Pinyol es directora de Políticas Migratorias de Instrategies, una consultoría que colabora con la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona. A su juicio, «el control de las fronteras pasa ahora por externalizar servicios a terceros países, convertirlos en tu gendarme. Ocurre con Marruecos, un actor clave para España, como Libia lo es para Italia y Turquía para Grecia. La cooperación mediterránea es más eficiente y, en consecuencia, se intensifica la ruta canaria, la más arriesgada, aunque no la que se cobra más vidas.
La Organización Internacional para las Migraciones calcula que el número de personas que mueren en el Sáhara tratando de llegar a la costa duplica al de los que fallecen tratando de cruzar el Mediterráneo, donde en los últimos años muchos pesqueros renuncian a efectuar rescates porque nadie quiere que le acusen luego de 'proteger' a las redes de traficantes.
Inmigrantes rescatados por la Salvamar Menkalinan llegan al puerto grancanario de Arguineguín.
Lo sabe muy bien Helena Maleno, de la ONG 'Caminando Fronteras', acusada, primero por las autoridades españolas y luego encausada por las marroquíes, de favorecer la inmigración ilegal y de asociarse con malhechores por alertar a Salvamento Marítimo de las pateras que atraviesan dificultades. Para cuando los jueces concluyeron que Helena no había incurrido en delito pasaron cinco años, además de un rosario de «amenazas de muerte y un intento de asesinato». Su caso desató una cascada de reacciones de solidaridad internacionales, incluida Naciones Unidas.
Inmigrantes rescatados por la Salvamar Menkalinan llegan al puerto grancanario de Arguineguín.«El aumento de la inmigración a Canarias coincide con los acuerdos firmados el pasado septiembre por Marruecos con la UE y responden a una estrategia de disuasión, como antes lo fueron las operaciones 'Hera' o 'Indalo'. Se militarizan amplias zonas para que resulte más difícil cruzar. Se abren así rutas más complicadas que consiguen un efecto perverso, robustecer a las mafias, que encuentran una oportunidad de negocio a menudo a costa de más vidas humanas».
Helena no está de acuerdo con que exista un 'efecto llamada', «lo que hay es un efecto salida', fruto de las guerras y penurias económicas que esta gente sufre en sus países de origen». Cuando se le pregunta por la gente que estos días deambula a su suerte por Canarias y el riesgo que esto supone durante una emergencia epidemiológica, no alberga dudas. «Los Estados deberían ayudar a todos, ya sean autóctonos o extranjeros. El virus no entiende si eres o no inmigrante».
Daniel Arencibia es abogado en una multinacional, pero también un hombre comprometido con la causa de los más débiles, lo que le ha llevado a colaborar de manera desinteresada con SOS Racismo o 'Caminando Fronteras'. Acompaña a los inmigrantes cuando se disponen a viajar, media por ellos ante las autoridades, contacta con sus familias, mira por que regularicen su situación... «Esta gente no tiene recursos ni nadie que vele por sus derechos», afirma.

Al detalle

2.113
migrantes ilegales han arribado a Canarias desde el 1 de enero, 1.784 más que en 2019 por estas fechas (542,2% más). A este ritmo, 2020 cerrará con 6.000 entradas.
69
embarcaciones han llegado al archipiélago en el mismo periodo, frente a las 30 registradas el año pasado (aumento del 130%).
En 2012, una patrullera de la Guardia Civil embistió a una patera y murieron siete inmigrantes. No aparecieron los cadáveres y la causa se cerró «por que no se pudo determinar que las víctimas viajaran a bordo», aunque había vídeos que se filtraron a la prensa. Daniel emprendió entonces una batalla para que los rescates se efectuaron con embarcaciones neumáticas de Salvamento Marítimo y no las rígidas de la Guardia Civil. También ayudó a doce jóvenes que llegaron, deshidratados, a la playa de Maspalomas y a los que se denegó el traslado a un hospital. Su caso fue denunciado ante el delegado del Gobierno. Archivado. O aquel otro, éste ya en Ceuta, en el que un asalto de 200 personas fue repelido con pelotas de goma y botes de humo en la playa de Tarajal, y en el que catorce indocumentados perdieron la vida. Sobreseído y recurrido por las ONG.
«Asisto casos con fallecidos en los que hay una actuación irregular de la autoridad -desliza Daniel, inasequible al desaliento-. Es bueno que la Administración sepa que también es vigilada, así modifica sus protocolos de actuación y es más cuidadosa». Es un ángel de la guarda en un mundo de tiburones. Y mientras tanto, el goteo continúa.
245 fallecidos de enero a marzo, el 90% sin que se encontrara el cuerpo,.
La ruta canaria se cobra su tributo en vidas con dolorosa regularidad. El Atlántico sencillamente se las traga, desaparecen en el fragor de la tormenta, embestidos por mercantes o arrastrados por las corrientes hasta quedarse sin agua ni alimento. 'Caminando Fronteras' calcula que sólo durante el primer trimestre de este año fallecieron 245 personas en el océano, aunque el 90% de los cuerpos no han sido encontrados. ¿Cómo determinar las víctimas de esa actividad clandestina, siempre al abrigo de las sombras?
«Esta gente sabe que corre un riesgo muy grande, algunos incluso que van a morir, y dejan un rastro a sus familias o a las comunidades a las que pertenecen», explica Helena Maleno, veinte años sirviendo de salvavidas a aquellos que se lanzan a una aventura de final incierto. Hay que estar hecha de una pasta muy especial para enseñar a alguien que se está hundiendo cómo establecer su localización por wasap. Las cifras que maneja están contrastadas con parientes y amigos, gente que sabía de sus planes y a quien se informa de naufragios y desapariciones.
«Tenemos un teléfono de alertas operativo las 24 horas y un estrecho contacto con las organizaciones de migrantes, algunas reconocidas por su propia embajada, como es el caso de Congo». En cuanto recibimos una llamada de auxilio o constatamos que no ha llegado a tierra quien tenía que haberlo hecho, se da aviso a las autoridades marroquíes y a la Guardia Civil, que es la que coordina en Canarias los servicios de rescate».


TITULO:   Gigantes de La 2 - Daniel Innerarity ,.  Jueves -28- Mayo ,.

Gigantes de La 2 - Programa de entrevistas, de cincuenta minutos de duración y emisión semanal, para La 2  Jueves -28- Mayo,.  - 23:50 de Televisión Española. Presentado por Mari Cruz Soriano,.

 Daniel Innerarity,.

 

Daniel Innerarity: "La derecha debe reflexionar sobre qué libertad es la libertad de contagiar",.

foto / Daniel Innerarity. Bilbao, 1959. Como el confinamiento no le permitía salir al monte, que es lo que de verdad le gusta, uno de nuestros principales filósofos ha aprovechado el tiempo para escribir Pandemocracia, su visión de las causas, la gestión y los efectos de esta crisis del coronavirus.
Publica un libro sobre algo que está pasando ahora mismo, ¿ni siquiera la filosofía se toma ya tiempo para pensar?
Mi modelo es Ulrich Beck, un filósofo y sociólogo alemán que escribió una gran obra, La sociedad del riesgo, en plena crisis de Chernobyl en los años 80. Tuve la suerte de acudir a sus clases entonces y decía una cosa que intento practicar: la gente tiene derecho a que le ofrezcan una comprensión de lo que está pasando. Más tarde llegarán tesis doctorales sesudas, análisis empíricos, medidas de gobierno y transformación global, pero tener un concepto adecuado para comprender lo que estás viviendo forma parte de la solución.
Plantea que la pandemia provoca tres fases de desafío: el antes, el ahora y el después. En el antes, el fracaso parece evidente.
Sí, nos ha pillado a contrapié desde muchos puntos de vista, pero el fundamental es algo que vengo defendiendo hace tiempo: nuestras sociedades no están bien preparadas para afrontar lo inesperable. Suena paradójico, pero tienes que estar preparado para afrontar cosas para las que no te puedes preparar. La vida es así. Las sociedades democráticas actuales gestionan relativamente bien los cambios incrementales, las pequeñas transformaciones, y muy bien el juego de regate corto de la trifulca política cotidiana, pero tienen muy pocos instrumentos de alerta, prevención y preparación para las crisis futuras. Y esto es especialmente grave cuando sabemos que cada vez estamos empalmando más crisis, una tras otra, que no se resuelven con la creación de un comité, sino que requieren mecanismos más complejos.
Pasemos al ahora. ¿Ha estado la sociedad española a la altura de lo que exigía esta crisis?
En este periodo hay dos momentos claramente diferenciados. El primero es el confinamiento radical, que fue un periodo relativamente fácil de gestionar porque la lógica era binaria: o dentro o fuera y, preferiblemente, dentro. Si preguntabas si podías hacer algo, te decían que no y ya. Me ha parecido muy significativo que gran parte de la derecha haya situado esta fase en un debate libertad-seguridad y hayan traducido el confinamiento en un ataque injustificado a la libertad individual. Deberían reflexionar sobre qué libertad es la presunta libertad de contagiar. Y ahora estamos en el segundo momento, el del desconfinamiento, que es muchísimo más complejo.
Cuantas más decisiones haya que tomar, más fácil liarla.
Claro. Aquí entramos en la recuperación de ciertas libertades sabiendo que la otra cara de la moneda es la asunción de riesgos. El gran tema de este periodo es la gestión del riesgo, que es un asunto especialmente difícil porque ya no es una cuestión de políticos que ordenan o militares que dan ruedas de prensa, sino de cómo la gente es capaz de percibir y gestionar el riesgo de modo individual. Y tenemos percepciones radicalmente distintas conforme con nuestro sexo, nuestra edad, nuestras condiciones de trabajo, nuestra experiencia médica anterior... Estamos en un momento muy sutil. La cultura del riesgo adecuada se construye multifactorialmente: influye lo que dicen los gobiernos, que es muy importante que lo hagan con la máxima transparencia; lo que decís los medios de comunicación, que podéis crear un ambiente demasiado laxo o estricto, y, sobre todo, cómo funcionamos cada uno de nosotros con una normalidad semi recuperada. Esa es la clave de este momento.
¿No tiene la sensación de que, con las caceroladas como ejemplo, mucha gente está más pendiente de tener razón que de evitar riesgos?
En estos momentos plantear el confinamiento como una restricción injustificada de las libertades, desvinculada completamente de una circunstancia real cómo es que hay un riesgo mortal paseándose por nuestras calles, es una absoluta frivolidad. Esto está unido a un clima general político que es el reñidero clásico. Como todos los partidos políticos gobiernan en algún sitio, todos encuentran el contraejemplo con el que justificar sus propios errores. La pandemia nos introduce en unos espacios de toma de decisión para los cuales no tenemos respuestas indiscutibles, porque conocemos poco de la naturaleza de los riesgos, pero en vez de aceptar que todos los seres humanos, los que gobiernan y los que no, los de un lado político y los de otro, tenemos que aprender a movernos en un espacio de mayor incertidumbre, utilizamos la plantilla según la cual todos deberíamos saberlo todo. Es más, nos acusamos de saberlo y ocultarlo, de cometer errores a propósito... Estamos invirtiendo en buscar culpables una gran cantidad de tiempo que deberíamos invertir en buscar explicaciones.
Pasados esos primeros días de buenismo desconcertado, el debate político se ha limitado a eso.
Hacemos una política muy testosterónica y cualquier manifestación de duda, debilidad o incertidumbre nos parece una prueba de incompetencia. Así que los políticos simulan una competencia que no tienen, que saben que no tienen, que nosotros sabemos que no tienen y que, en el fondo, tampoco nos debería preocupar tanto en lo relativo a problemas como el actual, en los que entramos en escenarios de ensayo y error puro como la desescalada. La ciudadanía estaría más dispuesta al ejercicio de una política algo más modesta si se le explicara bien, pero en situaciones de crisis los políticos entran en modo de pánico y se niegan a reconocer cualquier cosa que pueda ser interpretada como una debilidad. Uno de los grandes problemas que tenemos en España es que el elemento competitivo de la política, que tiene que haberlo, ha invadido todo el proceso político y ha anulado su dimensión cooperativa, que es mucho más necesaria en crisis como esta.
La simplificación de la política, que tanto denuncia en su obra.
Exacto. Cuando del análisis de una situación política concreta y compleja te resulta un campo de juego dividido entre buenos y malos, culpables e inocentes, seguro que te has equivocado. El tiempo que ocupamos en moralizar los problemas es un tiempo que perdemos en entenderlos, y en estos momentos, hace mucha más falta potenciar la capacidad cognitiva de la sociedad, porque no nos podemos rendir ante la incertidumbre. Tenemos que hacerle frente y desarrollar instrumentos más sutiles de análisis, interpretación, comunicación y gobierno que los de una política simplificadora entre buenos y malos.
En el libro afirma que este es un virus contra el populismo, pero cuesta creerlo viendo manifestaciones como la de Vox.
Sí, para la segunda edición tengo que matizar eso. Lo que sostengo es que el virus asesta un golpe muy duro al populismo por tres motivos: pone en valor la ciencia, la lógica institucional y la idea de comunidad global. Y esas son tres cosas que el populismo detesta. Ahora bien, no deberíamos olvidar que una crisis como esta, mal gestionada y en un entorno de confianza escasa, genera un malestar difuso que puede ser aprovechado por cualquiera, incluso por un terraplanista que vuelva a ganar las elecciones de EEUU. Dependerá mucho de la eficacia de los sistemas políticos más serios para dar una respuesta satisfactoria a esta crisis, dentro de la desgracia que es.
Ahí pasamos a la tercera fase, el después. Empezamos la crisis asegurando que saldríamos mejores, luego pasamos a decir que saldríamos distintos y ya empezamos a asumir que saldremos como entramos.
Mis dos únicas certezas son que saldremos menos y que quienes lo tienen más claro, van a aprender menos. Llevo muchos años insistiendo en que gran parte de los problemas sociales son cognitivos y se resuelven con conocimiento, no con mejores prácticas morales. Decía Luhmann con tono shakespeariano: "Aprender o no aprender, esa es la cuestión". En estos momentos, la humanidad tiene una gran oportunidad de realizar un aprendizaje, porque se enfrenta a una experiencia inédita en un contexto nuevo con un virus cuyos efectos no conocemos. Ante situaciones así, uno puede simplificar y reconducir todo al terreno ya conocido de buenos contra malos o puede abrir los ojos y tratar de aprender. Yo no sé lo que voy a aprender, es imposible saberlo por definición, y me preocupa que mucha gente ya viene con la lección memorizada sobre lo que tenemos que aprender de esta crisis que, casualmente, coincide con lo que él ya sabía antes de que esto explotara. Sólo vamos a aprender si realmente hacemos, personal y colectivamente, un ejercicio de comprensión más allá de nuestros prejuicios.
¿Nos ha dado tiempo a aprender algo ya?
Claro, hay aprendizajes ya realizados. Por ejemplo, todo lo que tiene que ver con la redefinición de las escalas globales de la decisión. Ya resulta muy evidente que hay ciertos niveles de autosuficiencia en el tema del abastecimiento que tenemos que cuidar y que ciertos artefactos, como las mascarillas o los respiradores, cuya producción habíamos deslocalizado, son de una importancia estratégica para las naciones. Probablemente ahí se produzca cierta retracción de la globalización. Pero, por contra, también vemos con bastante claridad que hay instituciones como Europa, la OMS, la Ciencia... que tienen que encontrar un nivel aún mayor de globalización para tener más competencias, más legitimidad y más recursos. Yo me conformaría con que todas esas cosas latentes a las que no hemos prestado apenas atención, porque estábamos ocupados en una política entendida como el combate por la gestión del presente, volvieran a la agenda política y tuviéramos una amplia discusión sobre ellas. El gran temor es que volvamos a lo habitual, que es olvidar lo sutil, por muy amenazante que sea, para ocuparnos en exclusividad de lo ruidoso.
Los buenos propósitos se diluyen en cuanto abren las terrazas.
Eso lo comprobaremos cuando veamos si esta crisis va a afectar negativamente o no a la atención que prestamos a la gran crisis, que es la climática. Causa muchísimos muertos, pero como parece un nivel de amenaza relativamente lejano en el espacio y en el tiempo, las sociedades democráticas tienen pocos incentivos para modificar nuestro modo de consumo, nuestra movilidad o llegar a acuerdos transnacionales que apliquen un mayor grado de compromiso. Esto es lo que dice mucho de nuestra sociedad y en lo que yo soy escéptico, porque el presente funciona como una gran distracción colectiva y sólo hacemos caso a lo más ruidoso, pese a que en estos momentos lo más interesante y lo más amenazante no hace ruido.
¿El filósofo optimista es un oxímoron?
(Risas) Es difícil. En la situación actual hay elementos para todo. Tenemos una grandísima oportunidad de que todo sea sometido a prueba, se nos ha enriquecido la agenda política... pero lo que nos dice la experiencia acerca de estos aprendizajes colectivos de la humanidad tras las grandes crisis es que siempre se ha dado un paso adelante, pero pequeño. Somos sociedades que aprendemos con una lentitud exasperante y no hasta el grado que la naturaleza de nuestros problemas requeriría. Si tuviera que jugarme una cena, diría que vamos a aprender... pero poco y tarde. 
 
 TITULO: ¡ Atención obras !-Marta García Aller: "Que los robots no enfermen es una excelente noticia",.

 

Marta García Aller: "Que los robots no enfermen es una excelente noticia",.


foto / Marta García Aller. Madrid, 1980. Periodista apasionada por el futuro, publica Lo imprevisible (Planeta), sobre todo lo que a la tecnología le gustaría controlar pero nunca podrá porque el ser humano es, para lo bueno y lo malo, imprevisible.
Ha escrito un libro sobre lo imprevisible para demostrar que pese al espejismo tecnológico, las cosas escapan de nuestro control. Pero el virus ya se ha encargado de darle la razón, ¿no?
Me llegan a decir hace meses que su lanzamiento se pospondría por una pandemia mundial y no me lo creo. Que al libro sobre lo imprevisible le haya sucedido lo imprevisible no deja de completarlo.
Los algoritmos nos iban a cambiar la vida, pero al final contra el virus hemos luchado con una medida de los tiempos de Bocaccio, el confinamiento masivo.
Sí, pero existe mucha tecnología y apps que podrían ayudarnos a hacer un confinamiento mucho más selectivo si hay un rebrote. Y hay muchos algoritmos trabajando para encontrar una vacuna, acelerando los tiempos de la investigación.
El mundo parece patas arriba pero en el libro Mary Beard le recuerda que, en el fondo, nadie en la historia de la humanidad ha pensado: 'vaya, qué tiempo más calmado me ha tocado vivir'.
Es verdad que el futuro nunca ha sido tan imprevisible como ahora, que tenemos que mirar el BOE para saber hasta cuándo podemos salir a la calle. Pero la incertidumbre ya estaba aquí antes de que llegara el virus, en Occidente ya existía el temor a que las nuevas generaciones vivieran peor. Ya se había empezado a perder la fe en el futuro.
¿Qué podemos aprender del pasado, según Beard?
Que la historia no siempre evoluciona por grandes gestas ni hallazgos, a veces también evoluciona porque los humanos somos estúpidos y no tomamos las mejores decisiones para nuestros propios intereses. Eso explica por qué los robots no pueden predecir nuestro comportamiento.
La historia reciente también ha tenido mucho de incertidumbre.
Sí, no creo que debamos subestimar a posteriori el grado de incertidumbre política que vivió la generación de la Transición, que no sabía ni cuál iba a ser su régimen político, o la que vio caer el Muro de Berlín y el colapso de la Unión Soviética.
El fundador de Tesla le confesó que no se subiría en un coche autónomo porque sabe demasiado sobre ellos, ¿hasta dónde debemos ser tecnoentusiastas?
¿Por qué no quería Steve Jobs que sus hijos tuvieran un iPad? Porque conocía los límites de esa tecnología y los efectos que puede tener como arma de distracción masiva. A la tecnología no hay que tenerle miedo, sino conocer sus límites. Con los algoritmos pasa lo mismo, las empresas nos los venden como si tuvieran un poder mayor del que en realidad tienen.
Alexa y Siri saben contar chistes, pero no los pillan. ¿Es el humor el último bastión humano?
Ya hay tecnología capaz de componer sinfonías, de pintar cuadros como los de Rembrandt y hasta de escribir poemas, aunque malos. Incluso hay robots escribiendo noticias de resultados económicos. Pero el humor es todo lo contrario a la rutina y además es profundamente social. Es muy difícil que una máquina detecte la ironía porque el humor es la esencia de lo imprevisible. Si las máquinas con las que hablamos como Siri o Alexa lo consiguieran serían mucho más seductoras y convincentes. Y harían mucho mejor su trabajo, que es vendernos cosas.
¿Esta crisis traerá más automatización?
Sin duda. Pero que los robots no se pongan enfermos es una excelente noticia si están salvando vidas. Lo que sabemos es que las personas somos tremendamente superiores en atender a otras personas. El problema es si eso genera desempleo. No hay que dejar a nadie atrás.

 

 

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