TITULO: REVISTA FARMACIA - La plataforma de pacientes del hospital de Don Benito exige cumplir los compromisos ,.
REVISTA FARMACIA - La plataforma de pacientes del hospital de Don Benito exige cumplir los compromisos , fotos,.
La plataforma de pacientes del hospital de Don Benito exige cumplir los compromisos,.
Representantes de la plataforma ayer en el hospital.
El colectivo denuncia largas listas de espera o falta de especialistas, también piden para el hospital unidades de radioterapia y nefrología,.
La plataforma de pacientes del hospital Don Benito Villanueva llevaba ayer sus protestas a las puertas del propio centro hospitalario para reivindicar el cumplimiento de los compromisos pactados con la Junta de Extremadura y que, meses después, denuncian que en su mayoría no se han llevado a cabo.
TITULO: CAFE, COPA Y Tierra de talento - La rapera sevillana Mala Rodríguez y el cantaor jerezano José Mercé ,.
El sabado -3, 10 - Septiembre , a las 22:00 por Canal Sur, foto,.
La rapera sevillana Mala Rodríguez y el cantaor jerezano José Mercé ,.
La rapera sevillana Mala Rodríguez y el cantaor jerezano José Mercé han unido sus voces para presentarnos 'Tengo cosas que contarte'. El nuevo single, creado de forma conjunta, está incluido dentro del último álbum del jurado de "Tierra de talento".
Precisamente han elegido la gala de "Tierra de 28F", el programa especial con el que Canal Sur Televisión ha querido cerrar la celebración del Día de Andalucía, para cantárnoslo en primicia.
TITULO: Documental - Los palestinos acusan a Israel de aplazar las nuevas negociaciones de paz,.
foto / Las negociaciones de paz entre israelíes y palestinos no tienen aún fecha. Pese a todos los pronósticos y anuncios, los asesores de Yasir Arafat permanecieron ayer mano sobre mano esperando una respuesta del Gobierno israelí, que debe fijar una fecha concreta para la reapertura del diálogo interrumpido hace más de 50 días. Las respuestas evasivas y vagas de la Administración de Ehud Barak dan a entender que las conversaciones tardarán en restablecerse, lo que está provocando la ira y la impaciencia de los palestinos.
Contactos de segundo nivel
Los responsables palestinos creían que tras el aplazamiento de la proclamación del Estado de Palestina, aprobado el domingo, todo iba a ir mucho más rápidamente. "Estamos esperando una respuesta de los israelíes", aseguraba ayer desde Gaza Saeb Erekat, responsable del equipo negociador palestino, quien con estas palabras desmentía el anuncio hecho horas antes por Arafat. El presidente palestino había anunciado horas antes, ante el Consejo Central de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), la reanudación inminente y casi automática de las conversaciones de paz para el mismo domingo o lo más tardar para el lunes.El retraso en el inicio de las negociaciones ha empezado a inquietar a algunos de los dirigentes palestinos, como el diputado Hassan Asfur, que ante la prensa internacional acusaba a Israel de "perder el tiempo" y de tratar de "buscar fórmulas dilatorias para incumplir sus compromisos", unos propósitos que de manera mucho más educada y comedida habían sido ya expresados por el periódico palestino Al Qods, al asegurar que "la nueva oportunidad ofrecida al proceso de paz no esperará eternamente".
El ministro israelí de Seguridad Interior, Shlomo Ben Ami, a la vez responsable en funciones del Ministerio de Asuntos Exteriores y número uno en el equipo de los negociadores con los palestinas, eludió ayer en Jerusalén pronunciarse sobre una fecha concreta con respecto a la reanudación de las conversaciones, trasladando todas las responsabilidades al primer ministro, Ehud Barak, quien regresó, finalmente, ayer a Israel después de haber permanecido durante una semana en Estados Unidos.
Los compromisos políticos contraídos con anterioridad por el ministro Shlomo Ben Ami, que viajó ayer por la noche a Estados Unidos, para asistir durante seis días a la Asamblea General de Naciones Unidas, hacen suponer que las negociaciones oficiales no se reanudarán antes de una semana, aunque lo que podría producirse, eventualmente, es una serie de contactos con responsables de segunda categoría en la región o un diálogo en el mismo Nueva York. En cualquier caso, Ben Ami expresó ayer sus dudas sobre la posibilidad de que se alcance un acuerdo en el próximo mes, como había solicitado Barak. El presidente palestino, Yasir Arafat, aprovechó ayer este compás de espera para trasladarse a El Cairo y entrevistarse por octava vez en lo que va de año con su aliado árabe más fiel: el presidente egipcio, Hosni Mubarak, con quien trató sobre la estrategia a adoptar en la nueva ronda de negociaciones, después de que Arafat explicara las razones que le han llevado a aplazar la proclamación del Estado palestino, que estaba prevista para mañana, día 13, séptimo aniversario de la firma de los Acuerdos de Oslo.
En medio de este plantón empiezan ya a escucharse las voces de los disidentes palestinos que se oponen al aplazamiento sine die de la proclamación del Estado palestino. Las críticas más airadas han partido del Frente Democrático de la Liberación de Palestina (FDLP), de Nayef Hawatmeh, de obediencia siria, a las que se han sumado las de los dirigentes de Hamás. El jeque Ahmed Yassin, máximo líder religioso de la organización islámica, aseguraba ayer que Arafat había perdido ya toda su credibilidad y que al pueblo palestino no le quedaba otra alternativa que "continuar con la lucha armada contra la ocupación, hasta liberar Palestina y Jerusalén".
TITULO: El escarabajo verde - La 'nueva' OTAN vista desde Europa,.
La 'nueva' OTAN vista desde Europa,.
La Alianza sale encantada de Madrid, pero la UE no puede decir lo mismo. Queda claro que los Veintisiete no se sienten suficientemente protegidos y que el objetivo de la autonomía estratégica queda lejos,.
foto / La parafernalia que rodea a las cumbres de la Alianza Atlántica, y más aún si incluyen la aprobación de un nuevo Concepto Estratégico, tiende a provocar una exagerada expectativa de cambio histórico. Y así se está ya calificando la que ha convocado en Madrid a los 30 aliados en su trigésima cumbre, sin esperar a que el tiempo confirme o desmienta si lo que han aprobado merece ese calificativo.
Es cierto que la OTAN ha confirmado una vez más su adaptabilidad a los giros del escenario de seguridad internacional, con una envidiable capacidad de supervivencia en una permanente huida hacia adelante desde la implosión de la Unión Soviética. Así, ha sido capaz de transformarse en una organización de seguridad global —sin límites territoriales y con competencias autoasignadas en todo el espectro de amenazas convencionales e híbridas—, ampliando su perfil fundacional, que era el de una organización de defensa colectiva con un ámbito geográfico de actuación muy concreto (el Atlántico Norte). Pero eso no la ha librado de un notable deterioro y pérdida de protagonismo, hasta el punto de que hace tan solo un año el presidente francés diagnosticaba que estaba en “muerte cerebral”, mientras la entonces canciller alemana, Angela Merkel, concluía que Estados Unidos no era un “socio fiable”.
Conviene, sobre todo desde la perspectiva de una Unión Europea que dice aspirar a la autonomía estratégica, tener esos juicios en mente cuando ahora, gracias a un garrafal error de Vladímir Putin, se enfatiza que ha vuelto a recuperar su centralidad. Sin la invasión rusa de Ucrania, el perfil de la cumbre habría sido muy distinto, con China identificada como el foco principal de atención (o, mejor dicho, de contención), como resultado de la abierta presión estadounidense para alinear al resto de aliados en función de la prioridad establecida por Washington. Más allá de las palabras elegidas para definirla —rival, adversario, enemigo— China aparece hoy como el único actor realmente capacitado para desafiar la hegemonía estadounidense. Aunque es obvio que su propio modelo autoritario y sus aspiraciones hegemónicas afectan directamente a la seguridad europea, no está tan claro que para los Veintisiete esa sea hoy su máxima preocupación en clave de seguridad.
De ahí que, contando con que el papel lo aguanta todo, el octavo Concepto Estratégico aprobado desde 1949 haya procurado recoger un listado de temas que puedan servir para que todos tengan algo que presentar a sus respectivas audiencias como señal de su pretendida relevancia. Así, España puede decir que la genérica referencia a la defensa de la integridad territorial garantiza la cobertura de Ceuta y Melilla (aunque el artículo 6 del Tratado indica lo contrario); los europeos del Este ven reflejado el compromiso de atender a la agresividad de Rusia con el compromiso de pasar de la rotación de unidades y el preposicionamiento de material a establecer bases permanentes (aunque de momento solo sea el cuartel general de una gran unidad estadounidense en suelo polaco); los del Sur pueden anunciar que han logrado que haya menciones explícitas a las amenazas derivadas de la inquietante situación del Norte de África y el Sahel (aunque frente al terrorismo el balance en Afganistán, Irak o Libia no sea precisamente brillante); y unos y otros encontrarán más facilidad para defender ante sus opiniones públicas el incremento de los presupuestos de defensa en una dinámica que apunta inexorablemente a la vuelta a la política de bloques enfrentados.
En esa línea, Rusia —que hace tan solo 12 años era identificado como socio— ahora aparece como “la más significativa y directa amenaza” por violar las normas y principios que fundamentan el orden de seguridad europeo. El anuncio de que se puede llegar a los 300.000 efectivos desplegados en torno a Moscú nos retrotrae a una etapa de Guerra Fría que parecía definitivamente superada hace muy poco tiempo. Y de ahí solo cabe esperar un aumento de la tensión que puede lastrar aún más la salida de una crisis económica y una pandemia que ya están deteriorando seriamente nuestro nivel de bienestar y de seguridad.
La OTAN sale encantada de Madrid, pero la Unión Europea no puede decir lo mismo. Y la señal más clara de ello es la lectura que se extrae de la decisión de Finlandia y Suecia de sumarse a la organización. Cuando ese paso se haga efectivo, nos encontraremos con que 23 de los 27 miembros de la Unión lo serán también de la Alianza. De ese modo, la OTAN puede responder nuevamente a quienes critican su vigencia, argumentando que su utilidad es incuestionable cuando dos países históricamente neutrales y no alineados optan por buscar su protección frente a Rusia. Pero, visto desde Bruselas, queda claro que ninguno de esos dos países, miembros de la UE, sienten que el artículo 42.7 del Tratado de la Unión suponga una garantía de seguridad creíble. En otras palabras, lo que para una organización supone una magnífica noticia —que, de paso, refuerza la sumisión a un líder que aumenta también su peso como suministrador energético y armamentístico a sus aliados europeos—, para la otra supone si no un retroceso, sí al menos una ralentización de la Europa de la Defensa.
De hecho, las referencias a la colaboración entre la OTAN y la UE no hacen más que repetir mantras tan conocidos como vacíos de contenido real. Aunque también es verdad que el problema no deriva tanto de un intento de Washington por frenar a sus aliados europeos como de las diferencias internas entre estos últimos. Los europeístas, los atlantistas y los neutrales son incapaces de superar anacrónicas posturas nacionalistas y entender que la Europa de la Defensa no es el fin del vínculo trasatlántico, sino el paso necesario para dotarse de medios propios para defender los propios intereses, sin tener que depender necesariamente de Estados Unidos, contando con que siempre habrá espacio para colaborar cuando coincidan los intereses entre ambos lados del Atlántico.
Tampoco con respecto a los riesgos y amenazas del flanco Sur de la OTAN cabe deducir que las referencias que aparecen en el Concepto Estratégico supongan un salto significativo, salvo que nos queramos contentar con el mero hecho de que aparecen en el texto. En términos literales, lo único que se hace es dar cuenta de los problemas que plantea la zona; unos problemas que se arrastran como mínimo desde la última década del pasado siglo, cuando se definía la región, desde Mauritania hasta Afganistán, como un “arco de crisis” que demandaba atención. Sin embargo, no hay ninguna medida concreta que apunte hacia ese flanco, lo que hace pensar que, ante la creciente focalización que provoca el aventurerismo ruso, la apuesta no irá más allá de lanzar misiones de instrucción de fuerzas armadas locales y de asistencia técnica de unos ejércitos no especialmente sensibles a los valores y principios que decimos defender.
Con respecto a China, a la que se acusa de desafiar los “intereses, seguridad y valores” occidentales, lo que queda por ver es hasta qué punto será posible implicar a la Alianza sin menoscabar su papel en la defensa colectiva que tanto demandan los vecinos de Rusia. Una Rusia que forma parte de Europa y sin la cual es imposible establecer un orden de seguridad continental mínimamente sólido. Más problemas a la vista.
TITULO: Días de cine clásico - Cine - Cuando ruge la marabunta . , Miercoles -7, 14 - Septiembre.
Este Miercoles - 7, 14 - Septiembre a las 22:00 en La 2 de TVE, foto,.
TITULO:
Un país para escucharlo - 'Rayuela', ¿cursi o clásico?,.
Este martes- 6, 13 - Septiembre , a las 23.00 por La 2, foto.
'Rayuela', ¿cursi o clásico?,.
Escritores hispanohablantes de varias generaciones analizan Rayuela, de Cortázar, que hoy cumple 50 años Cristina Peri Rossi: “Acertó a retratar la sensibilidad de la generación del 68”. Damián Tabarovsky: “Nació cursi, llena de recursos demagógicos”.
En una carta de 1958, Julio Cortázar cuenta que ha terminado la novela Los premios y que piensa en otra más ambiciosa que será, se teme, “bastante ilegible”, una especie de “resumen de muchos deseos, de muchas nociones, de muchas esperanzas y también, por qué no, de muchos fracasos”. Un año más tarde dice que está escribiendo una antinovela. Más tarde dirá que prefiere el término contranovela. Aun en estado embrionario Rayuela generó un sinfín de definiciones a cargo de su propio autor: libro infinito, gigantesca humorada, bomba atómica, grito de alerta, el agujero negro de un enorme embudo… Luego llegarían esos lectores que el escritor nunca quiso pasivos. .
Mandala pop. Igual que Julio Denis fue el pseudónimo con el que Cortázar (1914-1984) publicó su primer libro en 1938 -Presencia, un conjunto de sonetos-, Mandala fue el primer título que le puso a Rayuela “hasta casi terminado”. El definitivo le pareció más modesto y comprensible sin necesidad de conocer “el esoterismo búdico o tibetano”. Además, eran lo mismo: “una rayuela es un mandala de-sacralizado”. En algunas cartas la llama La rayuela.
Rayuel-o-matic. Rayuela está formada por 155 fragmentos que el lector puede combinar a su antojo. Además del orden en el que se edita habitualmente, Cortázar -que empezó el libro redactando el actual fragmento 41º- incluyó en las primeras páginas un “tablero de dirección” que arranca en el 73º. Además, en La vuelta al día en ochenta mundos (1967) recogió la descripción del Rayuel-o-matic, una máquina para leer Rayuela inspirada en las máquinas “célibes” de Marcel Duchamp y Raymond Roussel.
Apocalipsis de san Julio. Cuando de publicó en 1963 unos dijeron que era un libro desvergonzado y otros lo acusaron de europeizante; alguien afirmó que era la declaración de independencia de la novela latinoamericana y alguien más que si dentro de ella El siglo de las luces –publicado por Alejo Carpentier un año antes- era el génesis, Rayuela era el apocalipsis.
El libro del 68. Por teléfono, desde su casa de Barcelona, Cristina Peri Rossi (Montevideo, 1941), amiga de Cortázar, explica qué supuso Rayuela para la gente que tenía poco más de 20 años cuando se publicó: “Es la novela emblemática de la gente del 68. La leímos con el telón de fondo de los movimientos revolucionarios en Europa y América Latina. Toda una generación se identificó con el libro. Todas las mujeres querían ser la Maga. Todos querían vivir en Paris y Buenos Aires. Acertó a retratar una sensibilidad. Es cierto, teníamos 20 años, hoy tenemos 70 y muchos han traicionado esos valores. Un amigo pintor argentino me decía hace poco que ya no se identificaba con Rayuela. Yo le respondía: ‘Porque en el 63 tenías 20 años, eras pobre y revolucionario; ahora eres famoso, burgués y te hacen exposiciones retrospectivas’. ¿Que el mundo ya no es así? Tampoco es como la Troya de Virgilio. Si hubiera que dar un libro a los marcianos para explicarles cómo era el mundo en esos años les daría Rayuela”. Y pasa de la sociología a la literatura: “En Rayuela cristalizaron rupturas de la estructura y el lenguaje que venían de antes (de Mallea, de Arlt) pero que habían naufragado. Además, dentro de la vieja polémica latinoamericana entre literatura rural y urbana, Rayuela es la novela urbana por excelencia. En literatura no hay progreso, pero fue un hito. Claro que se puede escribir como antes de Rayuela, pero serán eso, novelas de antes de Rayuela”.
Cataclismo para jóvenes indignados. José María Guelbenzu (Madrid, 1944), que relee estos días Rayuela, cuenta que la leyó en uno de los primeros ejemplares que llegaron a España: “Yo era un joven escritor indignado con el mundo literario español, que era oficial, realista, barroco o social. En ese contexto, Rayuela fue un cataclismo, el encuentro con la libertad de la literatura. En El mercurio (1968) hay un homenaje a Cortázar y otro a Joyce, los dos autores que me abrieron el mundo a algo distinto que la alicorta tradición española. La apertura a un mundo que no tiene confines. Es un acto literario total, una muestra de anarquismo literario en el que se da la unidad entre fondo y forma. Además, desencadena el gran movimiento hacia el lector, le obliga a construir la novela”. Y de la literatura a la sociología: “Hay quien dice que fue un libro de su momento, que no es una novela sino un montón de cosas juntas. No estoy de acuerdo. El hombre contemporáneo pisa el terreno de la inseguridad y Rayuela es la respuesta y la resistencia a esa inseguridad, el relato de una vida a través del desorden y la mitomanía, un viaje sentimental en busca de la lucidez. Por eso gusta tanto a los jóvenes, sigue siendo una obra maestra y hoy sigue siendo rompedora”.
Un juguete sofisticado. A Agustín Fernández Mallo (A Coruña, 1967) le faltaban cuatro años para nacer cuando se publicó Rayuela. No la ha vuelto a leer entera desde la primera vez pero de cuando en cuando hace “catas selectivas”. Conclusión: “funciona muy bien a trozos, tienen una entidad poética al margen de la narrativa”. En su opinión, la novela de Julio Cortázar “abrió una vía al experimentalismo y al uso de la cultura popular sin tapujos, sin esa condescendencia que se usa para quedar bien. En Cortázar era algo vivido, real, no un artefacto montado ad hoc. Su influencia la admite la mayoría de los escritores españoles de mi generación”. ¿Es un libro de su momento, es decir, de hace ya medio siglo? “En los sesenta se leyó en una clave política –sobre el exilio y el desarraigo- que se fue desdibujando con el tiempo, pero en estos tiempos convulsos podría rehacerse perfectamente esa lectura política y funcionaría”.
Mercedes Cebrián (Madrid, 1971) tampoco la ha vuelto a leer desde que lo hizo a los 17 años, por eso insiste en que sus comentarios se refieren a aquella primera impresión. Ahora, dice, está curada de espanto, “vieja” (?), no querría parecer naïf. ¿Y a los 17? “Rayuela es una novela de formación esencial para un escritor en lengua castellana. Aprendes de todo, carpintería, bricolaje. Enseña también que la literatura no es solo seriedad, que puede ser un juego, que en una novela cabe lo que tú quieras. Me da pena pensar que ya no la podría releer con la ilusión del descubrimiento. También un juguete sofisticado muy útil para bajarles los humos a los descubridores permanentes de artefactos que piensan que lo último de lo último es decirle a alguien en la página 10, pase a la página 48”.
Contra Rayuela. Desde la Argentina, por correo electrónico, Damián Tabarovsky (Buenos Aires, 1967) rompe contundentemente la devoción cortazariana: “¿En qué momento Rayuela se convirtió en un libro leído en la adolescencia y nunca jamás en la adultez? O más aún, ¿en qué momento pasó a ser un texto adolescente? No lo sé. Sé, en cambio, que para mí, y para muchos de mi generación Cortázar significa esa época de la vida en que nos pasan cosas vergonzantes: decir que nos gustaba Cortázar es una de esas. De hecho, a mí nunca me pasó, pero sí me ocurrió con Roberto Fontanarrosa, que vendría a ser lo mismo, pero peor. Para mí, y a para muchos de mi generación, Rayuela nació ya cursi, remanida, llena de recursos demagógicos, y, casi me animaría a decir, sociológica: encarna –igual que Sábato en otro extremo- el gusto de una clase media urbana argentina que se imaginaba en ascenso social, que suponía que, vía a Cortázar y otros como él, accedía a la alta cultura, a la divulgación de la vanguardia francesa, al último grito de la moda de la novela moderna. También expresa el último estertor en que París se pensaba a sí misma –y las clases medias argentinas lo creían- como la capital cultural del mundo. Todo eso terminó, y ahora la clase media argentina sueña con ir de compras a Miami. Y la literatura ya no le importa a nadie”.
De cronopio a clásico. Alfaguara acaba de publicar una edición conmemorativa de Rayuela que incluye una selección de cartas de Cortázar en torno a su escritura, publicación y recepción.
En 1991 Julio Ortega y Saúl Yurkievich publicaron una monumental edición crítica en la colección Archivos de la Unesco.
Tres años antes la editorial Cátedra había publicado una edición de la novela en su colección de clásicos Letras Hispánicas a cargo de Andrés Amorós, que recuerda ahora que aquel trabajo fue el fruto de su admiración por un libro del que llegó a saberse fragmentos de memoria. “Apenas él le amalaba el noema, a ella se le agolpaba el clémiso y caían en hidromurias, en salvajes ambonios, en sustalos exasperantes…” recita por teléfono citando el arranque del 68, escrito en gíglico, un lenguaje inventado por Cortázar que lleva al extremo su experimentalismo. Amorós fue uno de sus primeros defensores en España y no se cansa, dice, de leer Rayuela, pero avisa respecto al humor, el juego y la ironía que contienen sus páginas: “No se puede hacer escuela de eso”.
En 1962, en una carta, Julio Cortázar escribió: “Nadie es clásico si no quiere. Los profesores pueden pegarle la etiqueta, pero él (y sus libros) le escupen encima. Yo soy siempre el mismo desconcertado cronopio que anda mirando las babas del diablo en el aire, y que recién a los veinte mil kilómetros descubre que no ha soltado el freno de mano”.
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