BLOC CULTURAL,

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domingo, 28 de agosto de 2022

La Hora Musa - Mustio collado ,. Martes -6 - Septiembre ,. / Cachitos de hierro y cromo - Agradecimiento ,. . Martes -6- Septiembre ,./ Locos por las motos - Ganan Bagnaia y Quartararo, pierde Aleix Espargaró,.

 

       TITULO: La Hora Musa -  Mustio collado ,. Martes - 6 - Septiembre,.

 'La Hora Musa', presentado por Maika Makovski ,a las 22:55 horas, en La 2 martes  -6 - Septiembre   , foto.

  Mustio collado,.

Luz de jazz para tiempos oscuros,.

Varios álbumes concebidos y grabados en pandemia muestran la excelente salud del género, que en lo que va de año ya ha brindado algunas obras memorables,.

 Luz de jazz para tiempos oscuros | Babelia | EL PAÍS

Confundimos en ocasiones la originalidad, concepto esquivo que ha de mirarse en muchos espejos antes de poder afirmarse con rotundidad, con la frescura o el ingenio. No es necesario inventar algo nuevo cada dos por tres para mantener una música relevante, sino establecer nuevos planteamientos o prismas por los que mirar ideas ya existentes. Ahora que estamos empezando a escuchar el grueso de álbumes concebidos y grabados en pandemia, encontramos deslumbrantes brotes de creatividad surgidos de las limitaciones provocadas por la situación global, que ponen un foco sobre el jazz como una música profundamente viva.

Si hay un jazzista a quien no hay pandemia que pueda parar es el hiperactivo trompetista y compositor Dave Douglas. Su último álbum, Secular Psalms (Greenleaf Music), es uno de los mejores que ha publicado en los últimos años, y consiste en una suite comisionada para celebrar el 600º aniversario del majestuoso Altar de Gante, de Jan van Eyck, en la que Douglas parte de fuentes tan ajenas a él como misas latinas, música folclórica medieval o compositores del siglo XV, para crear una obra totalmente contemporánea. Completando el triple salto mortal, Douglas, obligado por la pandemia, rompe una regla esencial del jazz y presenta un álbum con la parte de cada músico grabada en diferido y por separado desde diferentes ciudades del mundo. Nadie lo diría: el sexteto, compuesto por Douglas, tres jóvenes belgas, la pianista polaca Marta Warelis y la fabulosa chelista norte­americana Tomeka Reid, suena completamente orgánico y natural. Pura magia.

Reid es una de las protagonistas de otra suite extraordinaria recién publicada, firmada por Myra Melford, una de las más estimulantes pianistas de la música creativa actual. Antes de la pandemia, durante una residencia en la legendaria sala The Stone de Nueva York, Melford formó puntualmente un quinteto estelar junto a Reid, la guitarrista Mary Halvorson, la saxofonista Ingrid Laubrock y la percusionista Susie Ibarra, todas ellas máximos exponentes de sus respectivos instrumentos, para una sesión de improvisación libre. La experiencia fue tan satisfactoria que se planteó extender la colaboración, pero el confinamiento truncó los planes de reeditar en directo al quinteto. A cambio, Melford se sentó a escribir este For the Love of Fire and Water (RogueArt), un álbum fascinante que consigue algo muy raro y valioso: mostrar a cinco improvisadoras extremadamente personales en total armonía, con todas ellas manteniendo su identidad sin tensiones ni desvirtuar lo colectivo del proyecto.

Volviendo a los triples saltos mortales provocados por la pandemia, el trombonista Jacob Garchik, uno de los más brillantes músicos de la escena norteamericana y compañero habitual de titanes como Henry Threadgill, Mary Halvorson o Anthony Braxton, ha rizado el rizo en su nuevo álbum y le ha salido más que bien: Assembly (Yestereve) es sin duda uno de los mejores discos que ha dado el jazz en lo que va de año. Y lo hace con un espíritu a priori antijazzístico y un resultado prodigioso: durante la pandemia, Garchik juntó a un quinteto de amigos (el saxo soprano Sam Newsome, el pianista Jacob Sacks, el contrabajista Thomas Morgan y el baterista Dan Weiss) y organizó algunas sesiones en un estudio con diferentes cabinas para cada músico, grabando standards, blues y piezas dentro de la ortodoxia jazzística. Después, Garchik se pasó varios meses en el estudio cortando, pegando, uniendo, formando y deformando la música hasta construir un colosal frankenstein, un álbum excitante y original, como hace tiempo no escuchábamos en el género. Si es jazz o no, es lo de menos: es una obra maestra.

En otro extremo, sintetizando al máximo la idea del instrumentista en soledad, nos encontramos con el último disco del guitarrista John Scofield. Un disco íntimo de título homónimo (ECM) en el que todo es Scofield y solo Scofield: el guitarrista en solitario, respaldado por sí mismo con un looper en el que graba previamente delicados acompañamientos, interpretando un repertorio que es, en cierto modo, un personal autorretrato musical que nos lleva de versiones de Hank Williams y Buddy Holly a viejos standards y un puñado de originales. Una pura delicia interpretativa que muestra la talla de uno de los grandes guitarristas de la historia en su expresión más pura y esencial.

También en soledad está concebido otro álbum cautivador, aunque muy diferente al de Scofield. Mientras el del guitarrista está apoyado en el divertimento y la distensión, Nuna (Pi Recordings), de David Virelles, surge de la reflexión y la búsqueda de ideas, tanto en el plano de la composición como en el de la profundización en el sonido del instrumento. Virelles, probablemente el jazzista cubano más interesante desde Gonzalo Rubalcaba, aglutina varias raíces musicales: la herencia latina en general, y cubana en particular, el ­jazz contemporáneo, la improvisación libre y la tradición europea germinan por igual en su personal música. Nuna es un conjunto de miniaturas que muestran todas estas raíces, y un viaje al interior de la identidad pianística de Virelles, formada de continente en continente, y lúcido reflejo de la globalidad del músico de jazz del siglo XXI.

Y donde Virelles repiensa, a su manera, el piano solo, el demoledor grupo Punkt.Vrt.Plastik de la pianista eslovena Kaja Draksler, el contrabajista sueco Petter Eldh y el baterista alemán Christian Lillinger va mucho más allá de la introspección y el estudio, reinventando el trío clásico de piano, contrabajo y batería con música que nace de la disciplina y de la espontaneidad a partes iguales. Las piezas del trío, angulosas y alambicadas, se apoyan tanto en ostinatos obsesivos como en las constantes fluctuaciones del ritmo, con los tres instrumentos construyendo un andamiaje improvisado en el que cada uno parece ir por su lado y, al mismo tiempo, todo suena asombrosamente ensamblado. Su nuevo álbum, Zurich Concert (Intakt), tiene el plus de estar grabado en directo, mostrando que en la apabullante música del grupo no hay trucos: son tan buenos como parecían en el estudio. Auténtico jazz del siglo XXI, con una categoría que pocos tienen hoy.

Otra interesante reinvención, muy diferente a estas, viene de nuestro país: el saxofonista Josetxo Goia-Aribe ha publicado Sarasateando (Karonte), un álbum compuesto por 10 piezas en las que parte de la música del violinista y compositor Pablo Sarasate para crear algo muy curioso: aunque la estética entronca con lo jazzístico —el grupo es un cuarteto de saxo, piano, contrabajo y batería—, no podemos decir que estemos ante un disco de jazz, pero mucho menos aún ante relecturas cercanas a la música clásica. El atractivo del proyecto reside en su respetuosa irreverencia y en su ánimo de revitalizar armonías románticas y raíces folclóricas, llevándolas al terreno del saxofonista y entregándolas como un puñado de exquisitas miniaturas.

Pero, como decíamos al principio, tampoco hay que inventar nada para crear una obra fresca y rotunda en el jazz contemporáneo, basta con tener el lenguaje y la personalidad del extraordinario trío de Liba Villavecchia con Vasco Trilla y Álex Reviriego, que han publicado uno de los más redondos discos de jazz publicados internacionalmente en lo que va de año, Zaidín (Clean Feed). Música libre, profunda y vibrante, creada en España durante los turbulentos tiempos de la covid. Y estos son solo algunos ejemplos; sin duda, aún queda resaca creativa por descubrir.

 

 

TITULO:  Cachitos de hierro y cromo - Agradecimiento ,. . Martes - 6- Septiembre,.

   El martes -  6- Septiembre a las 22:30 horas por La 2, foto,.

 Agradecimiento,.

Música de alivio y agradecimiento,.

El Cuarteto Quiroga eleva la temperatura emocional del Festival Bal y Gay en un soberbio concierto con obras de Boccherini y Beethoven,.

 Música de alivio y agradecimiento | Galicia | EL PAÍS

El Cuarteto Quiroga ha celebrado su concierto en la Basílica de San Martiño de Foz, uno de los más esperados del Festival Bal y Gay. Es de destacar que, ante la gran demanda de entradas,estaba previsto que sus componentes –Aitor Hevia y Cibrán Sierra, violines; Josep Pichades, viola, y Helena Poggio, violonchelo- hicieran doblete con dos pases del programa. Este estaba compuesto por el Cuarteto para cuerdas en mi bemol mayor, op. 24 nº 3 - G 191 de Luigi Boccherini y el Cuarteto nº 15 en la menor, op. 132 de Ludwig van Beethoven.

El concierto fue presentado por Cibrán Sierra, violinista del cuarteto y autor del libro El cuarteto de cuerda. Laboratorio para una sociedad ilustrada, un texto de referencia tanto para profesionales como para aficionados. Sierra destacó cómo el concierto suponía un doble homenaje: a Manuel Quiroga Losada, violinista que da nombre a su grupo, y a Jesús Bal y Gay ambos “insuficientemente recordados” pese a la importante labor que desarrollaron en vida.

Destacó asimismo la emoción que supone, “después de cinco meses sin pisar los escenarios” tocar en Foz el Cuarteto nº 15 de Beethoven, una obra escrita por el de Bonn como “agradecimiento a la deidad” al recuperarse de una grave enfermedad. Acabó dedicando el concierto “a quienes ya no están aquí y a quienes desde la Sanidad pública luchan porque sigamos todos aquí”.

El cuarteto de Boccherini aporta en su estilo galante y castizo una dosis de esa ligereza y optimismo que tanto necesitamos en estos tiempos turbios. Su interpretación por los Quiroga, tal como se pudo ver y escuchar en el canal de YouTube del festival, se adecuó perfectamente al estilo boccheriniano destacando la ligereza del Allegro moderato inicial, la gracia etérea con que sonó el Adagio non tanto, la galanura con que interpretaron el Minueto, con ciertos ecos rítmicos de un fandango, y el sosiego del Trio, finalizado con esa sensación de perfección que dan las cosas sencillas bien hechas.

La obra de Beethoven tiene en sus cinco movimientos una simetría como de arco románico que, como apuntaba Sierra en su presentación, cuadra a la perfección con la basílica de San Martiño, de Foz, antigua sede de la diócesis de Mondoñedo. El Assai sostenuto, introducción del primer movimiento, comienza con una sucesión de notas que dan el resultado de una armonía que en su momento tuvo que resultar absolutamente rompedora y que fue hermosísimamente destacada por el conjunto.

Se creó así, junto al canto de cada instrumento, el ambiente idóneo para un Allegro en el que la alternancia de tempi fue destacando el carácter del movimiento y en el que las consabidas oleadas de fuerza beethovenianas adquirieron proporciones telúricas. El Allegro ma non tanto, en la mayor, fue un ejemplo de diálogo y colaboración entre los componentes del conjunto. El Trio tuvo el ambiente un tanto bucólico que le corresponde, destacando unos preciosos arpegios de la viola y la fuerza del pedal del chelo.

En el movimiento central, Canzona di rigraziamento, sonó como la ensoñación de un coral solemne y sereno que proporciona una grande y extraña paz a quien lo escucha. El diálogo de ambos violines y la fuerza del grupo dieron paso a la vuelta del coral soñado y un cierto apasionamiento antes del calmo final en un movimiento que fue como la clave de arco de la obra.

El cuarto movimiento, Alla marcia, fue tocado con esa alegría tan característica de Beethoven tras sus momentos más amargos. En el quinto destacó la pasión liberada desde el canto del violín sobre los trémolos del grupo, la fuerza interior de la increíble escala ascendente-descendente del violín y la fuerza final del conjunto. Una soberbia interpretación que desencadenó una gran ovación del público de San Martiño

Y es que el Cuarteto Quiroga, en la práctica de lo que se considera la forma de diálogo más avanzada en la cultura occidental, puede pasar a sonar casi como un único instrumento polifónico por su soberbio empaste de sonido o recordar a una gran orquesta por su riqueza de matices y texturas sonoras. Y siempre, con una musicalidad que admira -pero ya no sorprende- dentro y fuera de nuestras fronteras; como en este concierto, otro realmente memorable, del VII Festival Bal y Gay.

 

  TITULO: Locos por las motos  - Ganan Bagnaia y Quartararo, pierde Aleix Espargaró,.

 

 Ganan Bagnaia y Quartararo, pierde Aleix Espargaró,.

 

 

Triunfo incontestable del italiano en Austria, donde solo el líder de MotoGP plantó cara a las Ducati y el español, sexto, se descuelga de la lucha por el título,.

 Ganan Bagnaia y Quartararo, pierde Aleix Espargaró | leonoticias

Desde el primer entrenamiento libre, Ducati marcó territorio en una pista muy propicia para las motos italianas. El viernes coparon siete de las ocho primeras posiciones. El sábado acapararon cinco de las seis primeras plazas en las parrillas. Y el domingo, en carrera, fueron cuatro de cinco. Y eso que se cayó Jorge Martín en la última vuelta. En el Red Bull Ring se habría vivido un monólogo rojo si no fuera porque Fabio Quartararo siempre se mantuvo empotrado entre el arsenal de Ducati. «Para ser segundo aquí he tenido que hacer vueltas de clasificación durante toda la carrera», comentaba el piloto francés, que reconocía que había hecho su mejor carrera de la temproda y que salía reforzado de Austria. Eso sí, imploraba ayuda a Yamaha para frenar el avance de las Ducati. «Nadie sabe lo que estoy sufriendo», dijo.

Pocas dudas quedan de que sin Marc Márquez en pista, Fabio Quartararo es el mayor talento de MotoGP. Igual que no queda ninguna de que a día de hoy la Ducati es la mejor moto con diferencia y de que Pecco Bagnaia es el hombre fuerte de la marca italiana. Ha ganado las últimas tres carreras de manera consecutiva, algo que solo había estado al alcance de un buen puñado de leyendas de la categoría de MotoGP: Valentino Rossi, Casey Stoner, Jorge Lorenzo, Dani Pedrosa y Marc Márquez, el último en conseguirlo en 2019.

Bagnaia lideró la carrera de semáforo a bandera. Partía segundo en parrilla y le salió la estrategia redonda a Ducati, que había pedido «sentido común» a sus pilotos antes de la carrera. En las primeras vueltas el piloto italiano era escoltado por tres pilotos de su misma marca: Miller, Martín y Bastianini, aunque este último se tuvo que retirar en la vuelta 5 con problemas de neumáticos.

Todo se encaminaba hacia otro recital de las motos italianas, pero surgió la figura de Quartararo, que fue arañando décima a décima hasta engancharse a rueda del trío de cabeza. Primero se deshizo del piloto madrileño, cuando este cometió un error en la nueva chicane del Red Bull Ring. Y a cuatro vueltas del final, en esa misma curva, firmó el adelantamiento del día a Miller, donde nadie lo había intentado hasta entonces. «No esperaba que me metiese la moto ahí», confesaba el piloto australiano. Con tres vueltas por delante, Quartararo se lanzó en persecución de Bagnaia, pero le faltó tiempo para intentar lanzar el ataque.

Pese a perder 5 puntos, el líder sale reforzado de la cita austriaca, en un circuito donde el ganador esperaba meter alguna Ducati entre él y francés. Ahora mismo son 44 puntos los que separan a Quartararo de Bagnaia, muy lastrado por su irregular primera mitad de temporada, donde sumó cuatro ceros. Pero se reafirma como el principal rival por el título, algo que ya lleva avisando el piloto francés desde hace tiempo y que volvió a recordar en Austria: «Tiene cinco victorias, más que nadie este año, y en esta parte de la temporada claramente es el más fuerte».

Mal día para los españoles

Y pese a todo, el segundo clasificado sigue siendo Aleix Espargaró, aunque ahora está a 32 puntos de Quartararo. Al piloto de Granollers se le cruzó el fin de semana. Venía arrastrando una lesión en el talón, se volvió a caer el sábado y, para colmo, su moto tuvo un fallo técnico en la salida y perdió muchas posiciones. Aunque acabó remontando hasta la sexta posición, se le hizo muy larga la parte final de la carrera con el neumático blando trasero en las lonas y le tocó defender la posición por detrás con Binder y con Álex Rins. Un sexto que deja poco botín de puntos, pero del que Aleix se sentía muy orgulloso: «Hoy no tenía el ritmo de los mejores y no podía hacer más. Es una pena que Pecco y Fabio hayan terminado primero y segundo, pero personalmente me quedo con que he hecho una de las mejores carreras de esta temporada».

Austria ha sido el fin de semana más pobre de resultados para el motociclismo español. En global, ya que solo sumó un podio (tercero en Moto3), pero también en la clase reina. Lo pudo haber salvado Jorge Martín, que rodó en posiciones de podio casi toda la carrera pero que acabó por los suelos en la última vuelta cuando intentó a la desesperada adelantar a Miller. «Tenía que probarlo», se justificaba el madrileño. También falló Maverick Viñales, que empezó la carrera delante pero acabó diluyéndose (decimotercero) por culpa del neumático blando trasero. Y volvieron a naufragar las Honda de Álex Márquez (decimocuarto) y Pol Espargaró (decimosexto). Aunque el peor parado de la jornada fue Joan Mir, que tuvo una brutal caída en la primera vuelta que le provocó una doble fractura en el pie derecho. Este lunes se someterá a más pruebas en Barcelona para comprobar si puede disputar la próxima cita en el circuito de Misano dentro de dos semanas.


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