BLOC CULTURAL,

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miércoles, 24 de febrero de 2021

VIVA LA VIDA - Mikel Erentxun . SABADO-27- Febrero ./ VIVA LA VIDA - Pedro Duque ,. , DOMINGO -28- Febrero . / Ese programa del que usted me habla con - La promesa de algo . / Toros para todos - Blanco y en botella, ¡los toros! ,.

 

TITULO: Viva la vida - Mikel Erentxun ,. -  ,.SABADO -27- Febrero,.
 


El sabado -27- Febrero a las 16:00 por Telecinco , foto,.

 

Mikel Erentxun: "El Gobierno no nos dice la verdad de lo que está pasando, pero casi mejor",.


 
Erentxun

MIKEL ERENTXUN. Caracas, 1965. Músico. Ahora mismo debería andar de gira por Estados Unidos, pero está en San Sebastián actuando cada noche en Instagram desde casa. Como a todos, el coronavirus le ha atropellado, pero mantiene el optimismo: "Saldremos reforzados como sociedad y como personas".

Siento la obviedad, pero no tiene sentido empezar ahora una conversación de otro modo, ¿cómo estás?
Bien, no me voy a quejar cuando toda mi familia está sana. Estamos en casa tranquilos, hemos tenido suerte de que nos pilló a todos en San Sebastián sin viajes ni nada y llevándolo como todos. Es una noria, con momentos mejores y peores, de bastante bajón. Pero tengo tres niños que tienen que llevar el colegio al día online, y es todo bastante intenso, así que no me da tiempo a pensarlo demasiado.
Al final, estás todo el día en casa y te falta tiempo.
Exacto. Al principio de la cuarentena me hice una lista de películas y me puse una torre de libros en la mesilla y... ahí siguen. Resulta que no tengo tiempo para nada. Estamos todo el día pegados a un ordenador repasando álgebra otra vez.
¿Ni siquiera has sacado tiempo para escribir canciones?
Muy poquito, aunque como esto va para largo supongo que nos iremos haciendo a este nuevo ritmo y me iré organizando para sacar tiempo. Llevo 35 años de vida nómada y este paso radical a la vida sedentaria es complicado. Aunque egoístamente te diré que dos semanas tirado en casa sin trabajar me venían bien como terapia, no recuerdo cuando las tuve por última vez. Pero ya estoy en el límite, el cuerpo me pide un poco de movimiento.
Justo ahora tendrías que estar empezando una gira por Estados Unidos.
Efectivamente. Lo más gordo que he tenido que aplazar han sido 15 conciertos en abril por EEUU, una gira muy potente que tenía marcada en rojo en el calendario porque era algo que no hacía desde los tiempos de Duncan Dhu. Estamos tratando de moverla a noviembre y parece que lo vamos a conseguir, así que ni tan mal. Al final, los proyectos gordos que tenía se están salvando... sobre el papel.
Es un poco el cuento de la lechera aún.
Por supuesto, porque en realidad nadie sabe bien qué va a pasar en noviembre. Ojalá esté todo solucionado, pero cuando todo esto estalló, los conciertos de marzo los movimos a mayo. Ilusos de nosotros. Ahora ya todo nos lo llevamos a otoño, porque nadie se quiere pillar los dedos, pero ¿quién sabe en realidad cómo va a ser el día después? Tendrá que ir todo gradualmente y reestablecer el orden mundial va a costar mucho. ¿Cómo va a estar EEUU, que va muy por detrás? ¿Cuándo podrán los niños volver al colegio? ¿Cuándo se podrán volver a juntar miles de personas en un concierto? Esa incertidumbre es lo que más me está machacando, no saber cómo será el futuro a medio plazo. Mis momentos de depresión del día llegan cuando pienso en estas cosas. Es una situación de guión de película, esto es Guerra Mundial Z pero sin zombis. Es una cosa terrible.
En vez de en Estados Unidos, estás actuando cada tarde desde tu casa a través de tu Instagram.
Empezó de manera casi accidental y se ha convertido en una terapia. Lo hago para mis fans, pero, egoístamente, al que mejor le sienta es a mí. Me hace sentirme útil, me obliga a vestirme, que si no estoy aquí todo el día tirado en chándal o en pijama... Esa rutina de saber que tengo un miniconcierto por la noche me hace estar más contento. Ha sido un descubrimiento: a la gente le gusta y para la familia es una fiesta porque bajamos los cinco al estudio y nos divertimos. Voy a hacerlo hasta que acabe el confinamiento.
¿Se podría sobrellevar una situación así sin libros, música, películas...?
Está quedando claro que no. La cultura está haciendo un gran bien ahora mismo. Antes de la cuarentena lo vivíamos todo muy deprisa y pasábamos por la cultura de una manera muy tangencial. Ahora la gente la está consumiendo más que nunca, hay un montón de actividades culturales a través de las redes sociales... Creo que la cultura en general y la música en particular están ayudando bastante. Evidentemente, los héroes son otros, pero la cultura está haciendo mucho bien en esta situación y creo que va a salir muy reforzada. El mundo va a cambiar después de esto y la percepción de la cultura va a ser mejor. Va a ser de las pocas cosas positivas que vamos a sacar de todo esto.
Sin embargo, Vox dijo que esta situación demostraba que "España podía vivir sin sus titiriteros", refiriéndose a los artistas.
No tienen ni puta idea de lo que dicen. El tuit era totalmente desafortunado. Nos comparaba con los agricultores y ganaderos, a los que evidentemente hay que valorar infinito, pero aprovechaba para insultarnos. La cultura es algo fundamental en un país. Junto a la educación es lo que hace que un país sea moderno, abierto, humano... Y España tiene una tradición cultural impresionante. No hay que hacerles caso, son estupideces.
En el tiempo que sacas entre matemáticas e inglés, ¿qué estás escuchando?
Pues me he metido a escuchar a un clásico al que tenía totalmente denostado, que me producía rechazo, que es Elton John. Vi la película sobre su vida, me puse a escuchar sus discos de los años 70 y ahora mismo soy su mayor fan. Del 70 al 75 tiene tres o cuatro obras maestras. Lo que pasa es que yo crecí con Nikita y esas canciones horribles y tenía una imagen de él que no me atraía nada, pero la época anterior es gloriosa. Todos los días me pongo en la bici estática y escucho uno o dos discos de Elton John.
¿Y leyendo?
Estoy con Don Winslow a muerte, estoy leyendo La Frontera, el tercero de la trilogía El cártel, y es droga dura. No logro acostarme pronto ni una noche. Estoy enganchadísimo. Por las mañanas Elton John, por la noche Don Winslow y, entre medias, matemáticas. Esa es mi rutina de cuarentena.
Decías antes que el mundo va a cambiar, ¿en qué crees que va a hacerlo?
Se está demostrando que podemos alcanzar una solidaridad gigantesca, que somos mejores si miramos al de al lado y le ayudamos y eso no se va a olvidar. Va a cambiar el trabajo, al fin muchas empresas se están dando cuenta de que se puede trabajar desde casa y cuánto facilita eso la conciliación. Estamos viviendo algo histórico y es imposible que salgamos de casa igual que entramos. Va a ser un salto repentino al futuro.
Normalmente esta entrevista es para repasar la vida del personaje, pero me sentiría ridículo preguntándote por 'Cien gaviotas'.
Nos ha atropellado el mundo. Nosotros vivimos en una casa a las afueras de San Sebastián, un poco en la montaña, y nos recluimos en casa dos días antes de que el presidente decretase la alerta, así que llevo 19 días en los que sólo he visto a mi familia. No he salido nada más que a pasear al perro aquí al lado. Es increíble. Nada de nuestras vidas anteriores parece tener mucho sentido ahora. Pienso en todos los planes que tenía para 2020 y me siento absurdo.
¿Qué planes tenías?
Un montón. Celebraba 35 años desde que empecé en la música, cumplo 55 años, teníamos un viaje a Japón en año de Juegos Olímpicos... En fin, un desastre, porque era un año muy apetecible. Hasta la Real Sociedad estaba haciendo su mejor temporada en siglos. Llegamos a una final de Copa en 30 años, estamos en puestos Champions y mira, igual ya no se juega más. Y es insignificante ahora, claro, pero el fútbol nos vale un poco como referencia de cómo nos ha cambiado la vida en un suspiro. Llevamos dos semanas de cuarentena y parece que la Liga ni existió. Hace nada estábamos viendo lo del Atleti en Liverpool, que fue impresionante, y parece que fue hace siglos. Pero, aunque sea un tópico, creo sinceramente que vamos a salir reforzados como sociedad y como personas. Estamos teniendo tiempo para estar con nosotros mismos, para pensar. Y lo necesitábamos.
¿Estás todo el día enganchado a las noticias o intentas desconectar?
Me informo, pero no me obsesiono. Pienso que el Gobierno no nos dice la verdad de lo que está pasando, pero casi mejor para que no cunda el pánico ni la histeria. Pero sí tengo la sensación de que vamos todo el rato por detrás de los acontecimientos, que las autoridades están esperando a que algo pase y, cuando no pasa, van un poco a remolque. La verdad es que vaya estreno de Gobierno, les ha caído un marrón inimaginable. Navegar entre una emergencia sanitaria y lo que estas medidas pueden suponer para la economía... Luego ves disparates como el de Trump, diciendo que prefiere que se muera la gente a parar la economía porque en ese caso habría más muertos. Y a lo mejor tiene razón, pero un presidente no puede decir eso. Pero, bueno, aquí estamos todos esperando a llegar al famoso pico de la curva...
¿Qué es lo primero que vas a hacer cuando puedas salir de casa?
Correr a abrazar y besar a mis padres y a mis hijos mayores. Tener todo ese contacto físico que no estoy teniendo ahora.

TITULO:  VIVA LA VIDA - Pedro Duque , DOMINGO -28- Febrero,.

El domingo -28- Febrero a las 16:00 por Telecinco , foto.

 Pedro Duque,.

 
Entrevista / Pedro Duque

Pedro Duque


Tal vez sea aprensión, pero este chico tiene cierto aire marciano. El cráneo crecido hacia arriba y las orejas, redondas, a la altura de la barbilla. Tiene además los ojillos en ángulo caído, como un mapache o un aviador. Luego es muy delgado y de formas finas y la nuez le brota prominente. Con todo, que resulta fácil imaginarlo embutido en una escafandra y aún vistiendo una piel de reptil.

Pedro Duque (Madrid, 1963), el astronauta español que saldrá al espacio en octubre, es hijo de un controlador aéreo y nunca de niño soñó con naves espaciales. Ahora sí, montará cohetes y su sueño es Marte.

Ha estado cinco días por Europa explicando su primer viaje espacial, que compartirá con John Glenn, de 77 años, primer americano en ser lanzado al espacio en 1962. Glenn, Duque y otros tres colegas partirán a una misión preparatoria para construir la nueva estación internacional Alfa, sustituta de la Mir. En Valladolid se reunió con antiguos compañeros de la empresa GMV, que estrenaba sede, y comió jamón serrano a dos carrillos. Al día siguiente regresaba al entrenamiento en Houston. También allí le espera su pequeña familia.

Es positivista el cosmonauta, convencido de la bondad de la ciencia y de que hay vida inteligente en otros planetas: lo razona con estadísticas. Matrícula de honor en la escuela de Ingenieros Aeronáuticos de Madrid, en 1992 fue uno de los cinco seleccionados, entre casi 7.000 candidatos, para el primer equipo de astronautas de la Agencia Espacial Europea. Comenzó una preparación que le llevó a Alemania, a Rusia y ahora a Estados Unidos. En el razonamiento le ha quedado un poso ruso, humilde. Así que responde con temple a multitud de impertinencias y sólo un improperio ha logrado alterar su sonrisa: superhombre.

Pregunta.-Es la primera vez que me siento frente a un astronauta y eso impone, ¿sabe?, pero supongo que eso le ocurrirá con la mayoría.
Respuesta.-
Hombre, como no hay muchos, y como en España soy el único... pues me ocurre como a todo el que es raro.

P.-¿Pero a usted le miran raro?
R.-
La gente tiene una idea un poco irreal de lo que es un astronauta, entonces cree que se va a encontrar una especie de robot, como en las películas.

P.-Bueno, y un poco raros sí que son: se someten a experiencias que están muy lejos de la percepción humana.
R.-
Hombre, nuestra preparación es muy especial y más lo es el vuelo en sí. Pero somos muy humanos, la curiosidad, la tendencia a ir más allá es algo natural en el hombre, es lo que le convierte en un ser superior.


"No me preocupa que le pase nada a John glenn. A sus 77 años le veo en forma, es un marine acostumbrado a mantenerse"

P.-Debuta usted en una misión histórica, junto al primer hombre que fue lanzado al espacio, antes de que usted naciera.
R.-
El primer americano en orbitar la Tierra. Yo no había nacido, es curioso, y él ya tenía cinco años más de los que tengo yo ahora. Sí es histórica, pero ya nos gustaría llevar al pobre Gagarin: eso sí sería la gran campanada, los dos juntos.

P.-¿No temen ustedes, sus compañeros, que pueda ocurrirle algo al veterano Glenn?
R.-
Yo no, como ingeniero no tengo ni idea de estas cosas. Claro, si tú lees por ahí que un señor de 77 años va a subir a un cohete, enseguida piensas: pues a ver si va a pasarle algo. Pero le han hecho tantas pruebas médicas. Yo le veo muy en forma, va al gimnasio todos los días, es un marine acostumbrado a mantenerse. Además sigue ejerciendo como senador, su lucidez mental está intacta.

P.-Y a usted, ¿no le da miedo que su mente le traicione?
R.-
¿Miedo? No, una de las mejores maneras de evitar que a uno le traicione la cabeza es no tener miedo de que la cabeza le traicione. Eso lo sabe cualquiera que se dedique a una actividad peligrosa, que hay que tener la cabeza muy en su sitio, lo sabe un torero, un corredor de fórmula uno... En el momento en que no estás seguro de que eres capaz es justo cuando la lías.

P.-Habrá que tenerlo en cuenta. Tengo entendido que a John Glenn lo embarcan para experimentar sobre su condición física y que incluso con el resto de ustedes van a hacer pruebas. Esto, ¿cómo sienta?
R.-
Esa parte de los experimentos es bastante pequeña en comparación al resto de las experiencias que van a realizarse en el vuelo. Se va a probar médicamente cuáles son las similitudes entre el proceso de envejecimiento y el de adaptación de los humanos al espacio.

P.-¿Y todo para ver si el hombre aguanta el viaje a Marte?
R.-
Sí, la estación espacial tiene que ver mucho con eso. Son experimentos encaminados a averiguar cuáles son los desencadenantes de los efectos que el espacio produce en la mente y el cuerpo. Comprobar qué pérdida de facultades o capacidad sufre una persona durante el tiempo que previsiblemente durará el viaje a Marte. Si consiguiéramos determinar eso, sabríamos cuál sería su capacidad física e intelectual al final del trayecto y, en definitiva, si el viaje es viable o no.

P.-Es decir, si uno llegará viejo y maltrecho o tal cual. Duque, ¿usted está convencido de que algún día Marte será una alternativa a la vida en la Tierra?
R.-
Yo estoy convencido de que lo vamos a intentar en algún momento, de que la humanidad jamás se ha parado ante las posibles conquistas y expansiones, y no va a hacerlo ahora. Es algo intrínseco al ser humano el procurar ir más allá y colonizar otras tierras. El viaje a Marte es algo que va a ocurrir, antes o después. Algún día tendremos un prohombre o promujer gobernante que decida que éste es el momento, entonces pondremos los recursos y lo haremos; tecnológicamente nada que nos lo impide.

P.-Es cierto que el hombre a lo largo de la Historia ha ido ampliando sus confines para mejor sobrevivir, pero ¿usted cree que a los dos tercios de la población, que pasan miserias, les importan los viajes espaciales?
R.-
Yo creo que sí. Todo el mundo del planeta estuvo delante de la tele cuando Amstrong pisó la Luna. A la gente no sólo le interesa comer y beber, sino ser feliz y tener inquietudes más allá. Y una de las cosas que les interesa es que su especie vaya lejos. Los españoles que se quedaron aquí no decían: hay unos señores que conquistaron América; no, decían: los españoles hemos conquistado América. La parte ínfima del presupuesto que se dedica a esta ilusión tiene que seguir ahí.

P.-¿No le parece que el hombre ha perdido el sentido mínimo de equidad permitiendo esa ilusión que usted dice, mientras la gran mayoría no tiene cubiertas las necesidades más elementales?
R.-
El dinero que se dedica al espacio no se está quemando en el aire. Se construyen aparatos que antes no existían, se desarrollan técnicas nuevas, se experimenta científicamente, y todo eso, después el hombre lo aplica a su vida privada y vive mejor. Sólamente con la tecnología de satélites se puede saber dónde están los límites del bosque, dónde los cultivos son más eficientes, ¿y eso no da de comer? Si los doce o trece mil millones que España gasta al año en la investigación espacial, los empleamos en dar de comer a la gente, podremos regalarles un bocadillo al año, ¿y con eso qué se consigue? Sin embargo así incrementamos el saber de la humanidad.

P.-Otros consideran más importante conocer lo que padecen los hombres en desiertos más cercanos que Marte, en el Sáhara, sin ir más lejos.
R.-
Claro que eso le interesa a todo el mundo, y de todas maneras en ello se utiliza muchísimo más presupuesto. Lo que ocurre es que la exploración espacial es más aparente y sale más en los medios.

P.-O sea, ¿que se gasta más en enviar ayuda al Sáhara que en enviar robots a Marte?
R.-
A ver, cuánto es el 0,7% del Producto Interior Bruto de España, pues posiblemente cincuenta mil veces más de lo que se gasta en investigación y tecnología en todo el país. No estamos hablando de un dinero que se tire, sino de un presupuesto que después revierte en la gente. Si no fuera por la ingeniería genética, que ha hecho posible especies biológicas que dan mayor rendimiento agrícola, ahora mismo se estaría muriendo el doble de gente. Lo único que está matando a la población en África son las guerras entre ellos. Y si resulta que nosotros negociamos vendiéndoles armas...

P.-Y perfeccionando su armamento.
R.-
Pues sí, eso es lo que pasa. Siempre que un país padece hambre hay una guerra detrás.

P.-Está usted a punto de convencerme. Por otra parte debe estar harto de que le cuestionen como si fuera un hombre de Estado, ¿no?
R.-
No, la gente está en todo su derecho de pedir cuentas. No me parece mal, está claro que yo soy un funcionario público y las cosas que se hacen con el dinero público hay que justificarlas. Lo que ocurre es que a mí la justificación me parece evidente, pero la repetiré cuantas veces me pregunten.

P.-Bueno, tenemos derecho a pensar que los estados no harían nada en el espacio sin superhombres como ustedes.
R.-
¿Superhombres? Yo todavía no he visto ninguno, y mucho menos aquí. Pero lo que sí es cierto es que a lo mejor los Estados utilizan menos recursos en las tecnologías que son más difíciles de explicar al público. Nosotros los astronautas lo tenemos facilísimo, porque a la gente la investigación espacial le interesa en cualquier caso. Yo lo tengo muy fácil, pero el que hace física nuclear, tiene que esforzarse más en explicarlo.

P.-Una curiosidad, Duque. ¿Es usted un desencantado de la ufología?
R.-
Es un capítulo cerrado. Por mucho que leí, nunca vi nada creíble. No me creo nada.

P.-¿No cree que tengamos primos en Marte?
R.-
No sé, pero desde luego ni llaman ni escriben ni se pasan por aquí. En Marte desde luego, no: está claro que ese planeta no puede sostener vida inteligente y compleja, tal y como es ahora. Pero simplemente haciendo números y estadísticas, hay una probabilidad altísima de que haya gente en otros planetas de otras estrellas. No es imposible que haya señales, es que nadie las ha encontrado todavía.

P.-¿Sueña con pisar Marte?
R.-
Hace quince años ningún español creía que iba a llegar a ser astronauta. No descarto que, dentro de otros quince, se dé la suerte de que los gobiernos se pongan de acuerdo para explorar Marte, que podríamos hacerlo desde mañana. Lo mismo hay suerte.

P.-Déjeme desearle suerte.
R.-
Aquí estamos, esperando al próximo Kennedy. De momento, hasta Cabo Cañaveral.

 

 TITULO: Ese programa del que usted me habla con - La promesa de algo,.

El martes -23- Febrero por La 2 a las 21:30, foto,.

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