BLOC CULTURAL,

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viernes, 19 de febrero de 2021

Cartas Olvidadas - Un plebiscito al 'procés' ,. / Cartas en el Cajon - Cataluña decide si quiere más 'procés', si lo prefiere más lento o si pasa página ,. / REVISTA TENIS - Nadal pasa el test hacia octavos de final,.

 

TITULO: Cartas Olvidadas - Un plebiscito al 'procés'  ,.

 Un plebiscito al 'procés'  ,.

La 'operación Illa' tiene dos caras: una es ganar hoy en las urnas y la otra pasa por arrebatar la mayoría absoluta al independentismo

Preparación en Barcelona del dispositivo electoral./EP
 
Preparación en Barcelona del dispositivo electoral. / foto,.

Bajo el fantasma de una abstención histórica, el desenlace de las elecciones catalanas de hoy va a marcar un antes y un después en la estabilidad de la política española. La apuesta del PSC y del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, es propiciar un cambio en la relación de fuerzas para que el 'procés', ya desactivado en buena medida, descarrile definitivamente en una cita que encierra un cierto toque plebiscitario. El candidato socialista, Salvador Illa, aspira a concitar en los comicios el respaldo de los votantes contrarios al 'procés' y propiciar un movimiento relevante en el tablero. La campaña electoral ha logrado esa polarización entre el PSC y el independentismo, un esquema un tanto atípico en la medida en la que el PSOE y los republicanos son aliados en el Congreso en Madrid y se han convertido en adversarios encarnizados en Cataluña.

El objetivo de los socialistas catalanes pasa por lograr que Illa quede el primero en número de escaños para justificar su presentación como candidato a la investidura, aunque después no tenga la fuerza suficiente para poder gobernar, pero sí para condicionar la política. Lo que no hizo Inés Arrimadas cuando en las últimas autonómicas Ciutadans quedó en primer lugar en la carrera electoral. Los independentistas se han comprometido por escrito a no facilitar un gobierno en el que se incluya el PSC. Un movimiento de alto riesgo para ERC, motivado por el temor a parecer como demasiado 'blanda', y que alimenta la estrategia rupturista de Puigdemont. Los republicanos pierden margen de maniobra y contradicen con esta apuesta su praxis negociadora en Madrid. Y sobre todo, lo más desconcertante, favorecen la campaña de Illa y su empeño en aglutinar todo el voto contrario al 'procés'.

Si el soberanismo logra la mayoría absoluta, y ERC gana las elecciones, parece fuera de toda duda que Pere Aragonès hará un llamamiento a formar un Govern de concentración en favor del derecho a decidir que negocie una hoja de ruta con el Gobierno central que tenga como objetivo la consecución de un referéndum pactado y legal de autodeterminación. En este esquema, Junts elevará el listón al exigir que en la mesa de diálogo estén presentes relatores que den fe de las conversaciones y de los acuerdos. Y exigirán también la negociación de la amnistía. Parece evidente que con estos mimbres maximalistas, este foro no tiene recorrido práctico a pesar de la voluntad del Ejecutivo central por encauzar la cuestión catalana, apaciguar los ánimos y cerrar las heridas con la solución de los indultos a los dirigentes presos.

Si gana Aragonès jugará primero la baza de un Ejecutivo de concentración por el derecho a decidir

El Govern de concentración soberanista no saldrá adelante porque la CUP y el PDeCAT se vetan mutuamente con lo que Aragonès tendrá dos opciones encima de la mesa: o repite una coalición entre ERC y Junts, que sufre ya una severa fatiga de materiales. O apuesta por un gobierno en minoría con los comunes que necesitaría jugar a la geometría variable con otros grupos para sacar adelante sus políticas. Si Junts se queda fuera del Govern, a ERC no le queda más remedio que jugar con la baza del PSC como apoyo externo del Ejecutivo. Es decir, lo mismo que en el Congreso, en Madrid, entre ERC y Sánchez, pero al revés. Aragonès ha dicho que no aceptará los votos socialistas en su investidura pero está por ver si en esa tesitura cumple su compromiso retórico. Porque podemos encontrarnos con un bloqueo que acarree una repetición de los comicios.

La campaña del 14-F ha sido una exhibición de simulación en la que tanto ERC como el PSC han intentado atraer a sus respectivas parroquias a determinados sectores para mejorar sus expectativas. Los republicanos, para frenar la fuga hacia Puigdemont-Borràs de su segmento más radicalizado. Y los socialistas, para atraer al máximo número de electores desencantados de Ciutadans, que ha dejado de ser voto útil. Tarde o temprano, los republicanos y los socialistas están condenados a entenderse aunque a corto plazo aún no se den las condiciones adecuadas para sellar una alianza.

La jornada de hoy será también el escenario de otras batallas. Por ejemplo, Pablo Iglesias necesita salir no debilitado en Cataluña para capitalizar la coalición con el PSOE. Un retroceso serio de los comunes obligaría al vicepresidente a tensar más la cuerda en el Gobierno para no ver difuminado su perfil. Y Pablo Casado también juega su partido para frenar la previsible entrada de Vox en el Parlament. Si se produce un 'sorpasso' en la derecha, se agravaría el problema de implantación territorial en el PP. La gran incógnita es qué sorpresa depararán esta vez las urnas.

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Cataluña decide si quiere más 'procés', si lo prefiere más lento o si pasa página,.

PSC, ERC y JxCat se juegan la victoria en unas elecciones marcadas por los vetos, que amenazan con el bloqueo,.

Los candidatos a la Generalitat posan a las puertas del Parlament en la jornada de reflexión./EFE
 
Los candidatos a la Generalitat posan a las puertas del Parlament en la jornada de reflexión. / foto,.

Un total de 5,6 millones de catalanes están hoy llamados a votar en las que son las quintas elecciones autonómicas en los últimos diez años. Unos comicios marcados por la pandemia, por la presencia de los presos durante la campaña y por las enormes incógnitas que rodean al proceso electoral.

Hay dudas de tipo logístico, ya que existe el riesgo de que no se constituyan todos las centros de votación. Nunca antes se habían registrado tantos recursos -33.000- de miembros elegidos en las mesas alegando cuestiones de salud para no asistir. El 64% de las impugnaciones han sido admitidas. Está por ver si hay problemas y qué ocurre con los miles de contagiados y personas en cuarentena con derecho a votar y a los que se ha reservado la franja horaria del final de la tarde para que acudan a su colegio electoral. Los de las mesas tienen equipos de protección individual (EPI) por si acaso.

Pero sobre todo, hay muchas dudas de tipo político. Cataluña decide si sigue enmarañada en lo que queda del ya largo 'procés', si lo reorienta o si le da carpetazo. El resultado es toda una incógnita porque hay más voto por correo que nunca -el triple que en la cita anterior- lo que anticipa una noche electoral de infarto. La abstención puede ser la protagonista de la jornada. Se prevé que sea más de 20 puntos superior a la de 2017, en que la participación, de récord, llegó al 80%. Los expertos dicen que si la abstención supera el 45% puede haber sorpresas imprevistas en los sondeos.

La posibilidad de bloqueo está sobre la mesa. Hay riesgo de repetición electoral. Un ejemplo lo ilustra. Hace una semana, una fuente de ERC afirmaba que la opción de la repetición no era «descabellada». Una semana después, esa misma fuente republicana dice que esta posibilidad es «más que posible».

ERC, PSC y Junts han llegado en un pañuelo. Entre los tres se juegan la victoria, en unas elecciones que van camino de deparar el Parlament más fragmentado de la historia. Hasta nueve formaciones tienen opciones de obtener representación, entre ellas Vox, que puede irrumpir con fuerza. Jesús Gellida, politólogo, investigador social y escritor, apunta que una de las claves de la jornada es saber si el efecto Illa es tal «o se queda a medio camino». La polémica de la no prueba de PCR «no le va hacer ningún favor», señala. A su entender, el votante independentista lleva una década «sin fallar en las urnas» y a pesar de que JxCat y ERC han protagonizado peleas que pueden haberlo desmovilizado, la cuestión de los presos sigue «uniendo». Aunque entiende que el secesionismo está ante su «última carta» para armar un gobierno que sea capaz de fijar una estrategia unitaria. ERC propone una «vía amplia» del independentismo con el objetivo de un referéndum a largo plazo, mientras que Junts plantea continuar con la «confrontación» con el Estado. Las elecciones deben servir para ver cuál de las dos estrategias se impone. «Todo apunta a repetición de Gobierno independentista», señala Gellida, autor de «Autodeterminación. Del laberinto catalán al problema español» (Círculo Rojo). Pero hay que ver quién queda por delante entre los dos partidos hegemónicos y quién es el socio: PdeCAT, CUP o los comunes.

Las elecciones tendrán además consecuencias en política nacional. El resultado, según el equilibrio de fuerzas entre Junts y ERC, podría comprometer la estrategia de Esquerra en el Congreso y su apuesta por dar estabilidad a la gobernabilidad española. Se dirime también un pulso entre las fuerzas de la derecha, con Vox pisando fuerte y Pablo Casado tratando de alejarse de la etapa de Mariano Rajoy. Y se examina la estrategia de Pablo Iglesias, en su pugna interna en el Gobierno con el PSOE.

Tres escenarios

Estamos ante tres escenarios, plantea Gabriel Colomé, profesor de ciencia política ( UAB) y director del máster de marketing político. El primero es si gana Junts, que ejercerá una presión enorme sobre ERC para repetir Govern. Los republicanos no han llegado a vetar a Laura Borràs, aunque podrían llegar a forzar la máquina, aferrándose a su condición de imputada por corrupción. El segundo escenario es si quien vence es ERC. Si Junts queda en segunda posición, habrá un Govern como el de hasta ahora. Pero si quien gana es el PSC y Junts queda segundo, los socialistas podrían explorar un gobierno de coalición con los comunes con apoyos externos. El problema sería la investidura, pues Illa podría necesitar los votos de Vox.

LAS CLAVES:

Govern.
ERC y JxCat apuestan por reeditar el Gobierno actual pero está por ver quién es el socio externo
Socialistas.
El PSC podría ser la fuerza ganadora en votos, pero sus opciones de gobernar son escasas

El tripartito de izquierdas está descartado por todas las partes, y ERC lo firmó por escrito en un manifiesto impulsado por exdirigentes de la ANC que compromete a los independentistas a no pactar con el PSC. En ERC reconocen incomodidad con el cordón sanitario, pues no les deja las manos todo lo libres que quisieran de cara al día después de las elecciones. En el entorno de Pere Aragonès, apuntan que su escenario ideal sería relegar a Junts a la oposición para consolidarse en el poder una década. Pero necesitarían el voto por activa o por pasiva de los socialistas en la investidura. «Nosotros estamos en todas las combinaciones», apuntan en las filas de ERC, que son conscientes de que si JxCat y ERC quedan muy igualados, no tendrán margen de maniobra y tendrán que pactar con Junts. Otra cosa distinta es si los republicanos derrotan a los postconvergentes por más de cinco escaños.

Colomé cree que otra de las claves de la jornada es el resultado del PDeCAT, que a su entender puede poner en riesgo la mayoría absoluta de JxCat, ERC y la CUP. «Junts sigue con el discurso radical y hay una parte del independentismo que ya no está por esa labor», señala. Incluso anticipa que a su juicio, Puigdemont «perdió las elecciones» el día que rompió con el PDeCAT. Y con una baja participación, cree que los herederos de Convergència tienen opciones. Con el agravante para Puigdemont de que en estas elecciones los independentistas tienen que elegir entre siete partidos distintos (JxCat, ERC, CUP, PDeCAT, PNC, Primaries o FNC). «El PDeCAT no pactará en una fórmula donde esté la CUP ni le dará la presidencia a Borràs», según Colomé, por lo que el Govern secesionista, a su entender no está asegurado.

 

TITULO: REVISTA TENIS - Nadal pasa el test hacia octavos de final,.

 

Nadal pasa el test hacia octavos de final,.

El balear gana un partido incómodo ante Cameron Norrie para llegar sin molestias a la siguiente eliminatoria,.

Nadal celebrando un punto ante Norrie/REUTERS
 
foto / Nadal celebrando un punto ante Norrie,.

No fue un partido cómodo el que Rafael Nadal tuvo que superar contra Cameron Norrie. El británico, que nunca se había enfrentado previamente al balear, creó muchos problemas con su juego de zurdo y provocó que Nadal cometiera muchos más errores que de costumbre.

Superó la prueba (7-5, 6-2 y 7-5) y eliminó un obstáculo más sin dejarse excesivos minutos en pista y sin ver comprometido su físico con algún problema, como le pasó a Novak Djokovic en su duelo de tercera ronda.

A la dificultad del partido ayudó el jugar en una Rod Laver Arena fantasmagórica, carente del público que estos días abarrotaban sus gradas. El confinamiento de cinco días anunciado en Melbourne, por una serie de casos en un hotel cerca del aeropuerto, ha provocado que los ánimos, los vítores y también las peinetas hayan desaparecido por ahora del torneo, con la consecuencia de que los grandes no juegan con esa presión del público a favor.

Norrie no se vio intimidado por un escenario que le es inusual. Nunca se había medido a un integrante del 'Big Three' antes y por eso jugó como si estuvieran en un encuentro más. Sin la sensación de agobio que produce la grada y ante una soledad a la que está acostumbrado en el puñado de torneos por los que ha vagado en Inglaterra durante el confinamiento.

Además, Nadal no estaba cómodo. Erraba demasiado. Hasta 16 errores no forzados solo en el primer set. Para hacerse una idea de la magnitud de esa cantidad, contra Laslo Djere cometió 24 en todo el partido y contra Michael Mmoh también 24.

Con estos registros y una vez sellado un primer set (7-5) en el que tuvo que remontar una rotura en contra, el juego de Nadal solo podía ir a mejor y el de su rival caer en picado. Pasada la efervescencia y la emoción de la primera vez, Norrie volvió a ser el tenista que habitualmente es, concediendo muchas opciones a un Nadal que redujo el grifo de errores a la mitad en el segundo set (7) y que mejoró el servicio para no conceder ni una sola oportunidad de rotura.

Siguió con esa tendencia hasta el final, con la única distorsión de la lluvia que comenzó a caer lentamente sobre Melbourne, provocando las dudas sobre si cerrar el techo o no.

Le costó algo más a Nadal cerrarlo y necesitó irse hasta el 7-5, pero con esta victoria ya van tres sin ceder un solo set y, sobre todo, sin notar ningún problema en su espalda, la que era la gran preocupación antes del Grand Slam.

Su rival en octavos de final será Fabio Fognini, que eliminó al último reducto local del torneo masculino, Alex de Miñaur, por 6-4, 6-3 y 6-4. Será el décimo séptimo encuentro entre el italiano y el español con un balance de 14 victorias y cuatro derrotas para Nadal.

Djokovic, con dudas

La jornada del domingo arrancará con la duda de un Novak Djokovic tocado en el abdominal, con lo que él definió como un desgarro del oblicuo, y sus posibilidades ante un Milos Raonic que seguramente sea el mejor rival que podría tener, ya que el sacador canadiense apenas dará ritmo al serbio.

También entrará en escena Garbiñe Muguruza, que para estar en cuartos de final tendrá que derrotar a la campeona de este torneo en 2019, Naomi Osaka.

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