BLOC CULTURAL,

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lunes, 20 de julio de 2020

Cena con mamá - Pepa Fernández ,. Viernes -17-Julio ,. / Imprescindibles' estrena en La 2 - Muere el escritor Juan Marsé a los 87 años ,. Domingo -19- Julio,./ De seda y hierro - 144 niños en el 'Summer camp',. . Domingo -19- Julio ,./ Noche Sexo -Monica y el sexo - ¿Jóvenes y sin ganas de sexo, ¿qué ocurre?,.

TITULO: Cena con mamá -   Pepa Fernández. ,  Viernes -17- julio ,.


 Viernes -17- Julio a las 22:00 en La 1,  foto,.

  Pepa Fernández,.

 

Pepa Fernández: «Hablamos mucho, oímos bastante pero escuchamos poco»,.

Pepa Fernández, al frente del micrófono RNE /R.C
Pepa Fernández, al frente del micrófono RNE,.

La periodista de RNE reconoce que durante el confinamiento no pudo evitar acabar el programa llorando por las noticias que le tocó dar,.


Pepa Fernández (Cervera, 1965) no se imagina su vida sin la radio. «Estaría desnortada. Empecé a los 18 años y tengo 55. Si desapareciera sufriría síndrome de abstinencia», explica la periodista de RNE, que asegura que se pasa el día en 'modo radio'. «Siempre voy atenta a lo que pasa, pensando si algo merece una entrevista o un reportaje, como un detective privado que caza cosas para meterlas en la mochila». Esta temporada ha dejado los fines de semana para estrenarse en las mañanas de lunes a viernes de la radio pública, haciendo tándem con Íñigo Alfonso.
-¿Le ha costado el cambio?
-Sí, llevaba 20 años con el anterior programa, pero ahora me alegro de que me hayan sacudido un poco para obligarme a pensar cosas nuevas, adaptarme a otra audiencia. El fin de semana nos permitía sacar la radio a la calle, acercarla a la gente, eso ahora es más difícil. De antes también me gustaba que al ser solo dos programas se podían trabajar mucho. Este curso con cinco a la semana hemos ido con la lengua fuera.
-Ha debutado en un año especialmente complicado con la pandemia, ¿cómo lo ha vivido?
-Los primeros días del confinamiento los viví de una manera bastante angustiosa. Nunca había trabajado sin tener a mis compañeros delante, era hacer radio más a ciegas de lo habitual. La propia situación que se vivía fuera y que tú tenías que contar era angustiosa. Nos enfrentábamos por horario a la notificación de las cifras de víctimas. Recuerdo el día que se produjeron 950 muertes, tener que decir eso fue horrible. Ha habido mañanas en que a pesar de intentar mantener el tono positivo he acabado y me he puesto a llorar.
-¿Qué papel cree que ha jugado la radio durante estos meses?
-En los momentos de crisis la radio se crece, adquiere una dimensión más relevante, tiene un papel más preponderante. Los que trabajamos en ella somos conscientes de que es un medio fabuloso para las personas que están solas, somos una gran compañía. Imagínate, en un tiempo de confinamiento la radio ha sido fundamental.
-Teniendo en cuenta ese papel, ¿sentía responsabilidad?
-Los ciudadanos demandaban información pero también pedían momentos de menos intensidad informativa. Hemos tenido en cuenta eso, tratando de mantener nuestras secciones habituales. Queríamos hacer pensar a la gente que nos seguía en otras cosas que no fueran coronavirus. No sabes cuántos mensajes de agradecimiento hemos recibido por eso. La sobreinformación puede ser contraproducente.
-¿Le duelen las críticas que reciben la televisión y la radio pública?
-Los periodistas de los medios públicos estamos siempre bajo sospecha, como si no hubiera intereses y presiones en cualquier medio privado. La tentación de influir existe. Yo solo he tenido un par de momentos difíciles, curiosamente con Gobiernos de distinto color, pero es verdad que llevo muchos años sin trabajar en los servicios informativos. Las injerencias habría que denunciarlas siempre, y ahora hay muchos medios para hacerlo. Otra cosa es que nuestros políticos no hayan conseguido una ley que garantice una presidencia de consenso y una estabilidad que sería muy beneficiosa para todos. He visto pasar once directores en poco más de 20 años. No es bueno ni es lógico.
(El pasado 1 de julio Ignacio Elguero fue nombrado nuevo director de Radio Nacional de España, en sustitución de Paloma Zuriaga).
-¿Qué tal ha llevado la experiencia de hacer radio desde casa?
-Extraña, cuando estás en casa no procesas bien todo, la semana no pasa al mismo ritmo.
-Pepa Fernández escucha más que oye, ¿no? Lo digo porque usted presume de tener escuchantes en vez de oyentes.
-Es a lo que aspiro, a escuchar más que a hablar, porque eso es decisivo para ser más tolerante, más respetuoso, para entender más las cosas. Para todo en la vida lo más importante es escuchar. Tengo la sensación de que hablamos mucho, oímos bastante y escuchamos poco.
-¿Con qué radio se crió?
-En mi casa siempre sonaba la radio, mi abuela que era modista la tenía puesta. Yo crecí con Luis del Olmo, que ha sido mi maestro absoluto. Pero también me acuerdo del consultorio de Elena Francis o de las radionovelas, como 'Simplemente María'. La gente lloraba al pie de la radio con ellas. Y luego, por supuesto, con Julio César Iglesias, Herrera o Gabilondo.
-Todo hombres. Antes parecía que las mujeres solo podían acceder a algunas franjas, ¿no?
-Ha cambiado todo. Se ha roto la tendencia del hombre por la mañana y la mujer por la tarde. Y eso que es muy difícil romper tendencias en la radio. Cuando a alguien le funciona algo los demás lo copian, siguen el mismo esquema.


TITULO:  Imprescindibles' estrena en La 2 -   Muere el escritor Juan Marsé a los 87 años ,.    . Domingo -19-  Julio  ,. 

Domingo -19- Julio a las 21:30 horas en La 2, foto,.

 Muere el escritor Juan Marsé a los 87 años,.

 

El merecedor del premio Cervantes en 2008 retrató la complejidad española en novelas como 'Últimas tardes con Teresa', 'Rabos de lagartija' o 'Si te dicen que caí', entre otras,.

La España de la posguerra y la modernidad puede verse reflejada en el universo de Juan Marsé, el escritor de Barcelona que ha muerto a los 87 años. Ese retrato humano y social de un país que se levantó de las cenizas de la miseria y caminó con paso firme, aunque tambaleara a veces, hacia el progreso está tanto en sus obras como en su propia vida.
Autor de novelas como 'Rabos de lagartija'(2000) o 'Últimas tardes con Teresa' (1965) creó un microcosmos especular a partir del barrio en que había crecido, y ganado la vida como aprendiz de un oficio manual y habilidoso como el de joyero. Con la literatura, sin embargo, todo recuerdo se convirtió en proceso metonímico para dar cuenta de un gran 'todo', una nación compleja que, sin moralinas ni editoriales, ayudó a comprender.
Su madre murió al nacer y fue adoptado por los Marsé, no acabó sus estudios y comenzó en la literatura escribiendo cuentos que publicaba en revistas como 'Ínsula'. En la veintena vivió tres años en París, cuando se ganaba la vida con empleos de distinta naturaleza, e indagó en la novela desde principios de los sesenta y en los noventa. Bajo el sello de un gran grupo transnacional, publicaría novelas como 'El amante bilingüe' o 'El embrujo de Shanghai'. Siete de ellas han sido adaptadas al cine, bajo la mirada de directores como Fernando Trueba ('El embrujo de Shanghai') y Vicente Aranda ('La muchacha de las bragas de oro' y 'Si te dicen que caí').
Merecedor del premio Cervantes en 2008, Marsé despegó al ganar otro premio, el prestigioso Biblioteca Breve de la época de Carlos Barral. Este escritor que aseguraba emprender de cero cada nuevo reto, para «expresar lo mejor posible lo que uno quiere expresar», como dijera a este periódico, murió en la madrugada del domingo en el Hospital de Sant Pau de la ciudad en la que nació. En lo literario se le ha incluido en la llamada 'Escuela de Barcelona', junto a otros escritores como Jaime Gil de Biedma, Manuel Vázquez Montalbán, Juan Goytisolo o Eduardo Mendoza.
Juan Marsé: «Sigo siendo un aprendiz»
En esta entrevista de 2017, el premio Cervantes destacaba que aún seguía siendo un «aprendiz». Ni siquiera ser el el autor de novelas más que relevantes en el último medio siglo terminaba por afianzar la seguridad de Juan Marsé (Barcelona, 1934). «Cada vez que me enfrento a un texto tengo la sensación de partir de cero, de que todo lo que he aprendido para el libro anterior no sirve para el nuevo», aseguraba el veterano escritor, que reunía por aquel entonces nueve relatos y algunos artículos en la edición revisada de «Colección particular» (Lumen), un caleidoscopio de su mundo.
Confesaba Marsé que nunca se sentía «un escritor hecho». El oficio de narrar consiste a su juicio «en expresar lo mejor posible lo que uno quiere expresar». «Ésta es la batalla. No hay otra. Es inútil pensar en la experiencia», aseguró el también premio Planeta.
Rrechaza las historias basadas en hechos reales en el cine y la literatura y prefiere el desafío de hacer creíbles las historias imaginadas, logrando que el lector se olvide de que está leyendo y la literatura se haga invisible. «La autoficción no me interesa. De hecho, todo está inventado en el Quijote», dijo.
En tono jocoso, aseguró que sus relatos proceden siempre de «una especie de encargo» de amigos. Es el caso de «Noches de Bocaccio», que le encargó Beatriz de Moura y que devino una reflexión sobre la Gauche Divine y que no está en el libro. Tambien de «Teniente Bravo», que era un chiste que los amigos le pedían que contara en noches de copas. «Fue un relato oral durante mucho tiempo», hasta que Manuel Vázquez Montalbán le dijo que tenía que escribirlo.
El único texto inédito es «Conócete a ti mismo, Fritz», fruto de una conversación con Fernando Trueba, que durante el rodaje del «Embrujo de Shanghái» le preguntó si había escrito algún guión de cine. Reparó entonces en que tenía en una carpeta un esbozo de guión en una veintena de folios. «No es exactamente un cuento, o sí lo es», dudó, calificándolo de «rareza», dado que transcurre en Buenos Aires en lugar de Barcelona, donde Marsé ambienta todas sus ficciones.
Marsé confesaba ser «un rematado gandul y un perfeccionista», lo que según Echevarría, «son cualidades idóneas para el cuentista». Él autor se confesó lector habitual de cuentos «desde Maupassant a los latinoamericanos, pasando por «Los relatos del padre Brown» de Chesterton, unas historias divertidas e inteligentes».

 

TITULO: De seda y hierro -  144 niños en el 'Summer camp'   ,. Domingo -19-Julio ,.
 

 El Domingo -19- Julio a las 20:20 por La 2, foto,.

 

144 niños en el 'Summer camp'

Los pequeños juegan con la espuma su último día de campamento. / M.Á.P
Los pequeños juegan con la espuma su último día de campamento.

4.307 visitantes en el mes de junio (corresponde al 33% de la población),.


M.Á. PUERTO. La primera celebración del 'Summer Camp' llegó el pasado 15 de julio a su fin con una fiesta de la espuma. Se trata de un campamento que ha acogido a pequeños de entre 5 y 14 años. A lo largo de julio y agosto pasarán por esta actividad estival villafranquesa 144 niños. En esta primera quincena han participado 36 chicos divididos en cuatro grupos. Se trata de un programa educativo y de ocio que cuenta con talleres medioambientales impartidos por AMUS, talleres de cocina, arte, manualidades, inglés... Tampoco faltan las actividades de agua. El proyecto tiene entre sus objetivos favorecer la conciliación familiar.

 

TITULO: Noche Sexo - Monica y el sexo -¿Jóvenes y sin ganas de sexo, ¿qué ocurre?,.

 

El viernes -17- Julio 0.40 / Cuatro, foto,.

 

¿Jóvenes y sin ganas de sexo, ¿qué ocurre?

La pereza, verlo como obligación social... El deseo ha perdido el encanto de lo prohibido

Jóvenes y sin ganas de sexo, ¿qué ocurre?
Intentemos definir qué es el deseo sexual: un hormigueo que te recorre el cuerpo, un ansia de pegarte a otra persona, un impulso difícil de frenar, una sensación como de hambre que hay que saciar, la búsqueda de conexión emocional y complicidad física, las ganas de liberar nuestro instinto animal para que podamos dejar de pensar y sólo nos dediquemos a sentir... Cada cual maneja su propio concepto, porque es una de esas cosas difíles de explicar pero muy fáciles de identificar. Eso, si lo experimentas o lo has experimentado alguna vez, porque hay gente que lo que percibe es todo lo contrario: la ausencia de deseo sexual. Detengámonos un momento: ¿a que ya estamos pensando todos en gente mayor? Pues vamos algo equivocados. Según los expertos, hay una «sorprendente» cantidad de gente joven que no siente esta pulsión. Y hablamos de chicos y chicas en la flor de la vida: adolescentes, veinteñeros y menores de 40, cuando se supone que las hormonas deben parecer un festival de fuegos artificiales.
«Hay muchos más casos de lo que se reconoce públicamente. En épocas anteriores era un tabú hablar de sexo. Sin embargo, ahora lo es reconocer que no se practica frecuentemente, que no se disfruta o que no se tiene deseo –afirma la psicóloga Nieves Álvarez–. Los estándares de perfeccionismo impuestos desde la sociedad nos impiden reconocer nuestras dificultades». Según explica, la presión de tener que ser buenos en todo «nos lleva a ocultar este tipo de carencia, ya que no cumpliríamos los estándares que marca la sociedad». Y esto pesa mucho, sobre todo de joven.
La sexóloga Lurdes Lavado, del centro Alborabide, coincide en esta apreciación. Para ella, una de las principales causas de que la gente joven no sienta ganas de mantener relaciones es la siguiente: «En la obligación no encontramos la satisfacción. Antes, como el sexo era 'lo prohibido' la gente se iniciaba con más ganas. Era una forma de desafiar las normas de la familia y de la religión. Y todo el mundo sabe que solo hay que prohibir algo para que apetezca hacerlo». Ahora no es así, estamos en una sociedad hipersexualizada, donde no se penaliza el sexo, más bien al contrario. Las dos expertas detallan por qué se produce la falta de deseo en edades tempranas.

Adolescentes y veinteañeros

En esta etapa de la vida, cuando se supone que las hormonas piensan por ti, hay personas que carecen de deseo. Es más frecuente entre las chicas (tres veces más que entre los chicos). «Nos dicen que no disfrutan, que no llegan al orgasmo...», revela Lavado, que trata habitualmente con alumnos de bachillerato. Y, claro, eso hace que pierdan interés. Siguen probando a ver si se les 'despierta' esta pulsión, «enrollándose con un montón de personas para no ser consideradas bichos raros entre sus amistades». ¿Y los chicos? Suelen sentir más deseo que ellas en estas edades, porque les resulta más fácil obtener la recompensa del orgasmo, pero también es cierto que se apañan bien en solitario y que manifiestan que les da «pereza» mantener una relación cara a cara. Pereza física (sudar y todo eso) y mental (no quieren líos psicológicos, ni meterse en esos laberintos donde a veces el amor y el sexo confluyen... ¡qué complicación!). No les apetece engancharse y sufrir. «Y, a veces, los chicos de esta edad nos dicen que se encuentran con parejas muy pasivas, que se limitan a hacer 'la estrellita' (tenderse con brazos y piernas abiertos y dejarse querer) de una manera que no les compensa mucho el esfuerzo». Habiendo pornografía, 'sexting', juguetes eróticos y esas cosas...
«En este rango de edad es muy frecuente que una de las causas de la falta de deseo sea el interés obsesivo por juegos virtuales y la vida 'virtual' en redes sociales, que hace que dejen de lado la vida real. En ocasiones, este tipo de actividades se usan como 'excusa' para dejar atrás el sexo cara a cara por miedo, inseguridad, baja autoestima o falta de educación sexual adecuada», apunta la psicóloga Nieves Álvarez, quien también añade que la falta de ganas es atribuible en algunos casos al «consumo abusivo de alcohol y drogas».
Eso sí, preocupación cero. Entre adolescentes y veinteañeros, el hecho de no experimentar esta necesidad no provoca gran inquietud. Y lo cierto es que suele ser una situación transitoria. «Este tipo de falta de deseo sexual suele desaparecer cuando van madurando, dejando de abusar de sustancias o aburriéndose de las redes sociales y juegos virtuales, lo que les hace desear experiencias reales –señala Álvarez–. No suelen buscar ayuda hasta que no mantienen una relación de pareja más o menos estable».

Treintañeros y cuarentones

Ay, empieza a llegar la rutina. ¡Palabra maldita cuando se refiere al sexo! Muchos chicos se lamentan de que ellas no muestran interés, unos y otros dicen no sentirse deseados –y esto es un dardo mortal para la libido– y todavía hay problemas de comunicación a la hora de decirle a la pareja lo que te gusta y lo que no. «En la consulta lo vemos mucho. Siempre les ponemos el mismo ejemplo: te comes un plato de garbanzos delicioso, pero si luego te los ponen todos los días igual... ¡Al final te acaba apeteciendo más un plato de lentejas mal cocidas!», compara la sexóloga Lurdes Lavado. Con esta metáfora leguminosa, lo que quiere decir es que no se puede aburrir a la pareja, ni tampoco a uno mismo. No hay nada más desmotivante.
¿Cómo se puede luchar contra eso? ¡Hablando! Según Lavado, tendemos siempre a responsabilizar al otro de nuestra falta de placer o deseo, pero no debería ser así: «Debemos saber qué nos gusta y decirlo. Cada cual debe preocuparse de su placer... ¡La sexualidad que no es egoísta no funciona!» , subraya la especialista.
Pero, ¡ojo!, a ver cómo hablamos de sexo con la pareja, porque los egos son muy frágiles en este terreno y podemos pisotear alguna autoestima. «Esto es frecuente cuando las mujeres se acercan a los cuarenta, se empoderan, ya no les sirve cualquier cosa y se vuelven más demandantes. Algunos chicos se 'asustan', sienten que su 'valía como hombres' está en juego... y la erección es una cosa tan frágil...», indica la sexóloga. Normalmente, el mensaje que se suele lanzar al varón es que debe dedicar menos tiempo al coito y más al jugueteo previo. ¿Y el que plantean ellos? Pues que la mujer se muestre más receptiva y activa. Si no nos lo decimos unos a otros, ¡como para comentarlo en sociedad! «Es un tema tabú –sentencia la psicóloga Nieves Álvarez–. Parece que te estigmatiza reconocer que tienes poco interés en el sexo. De hecho, la mayoría solemos hacer bromas sobre lo muy activos que somos aunque no sea cierto».
¿Por qué unas personas son más sexuales que otras?
El deseo es una montaña rusa a lo largo de la vida. Inexperiencia, monotonía, estrés, distintas enfermedades o medicaciones, cambios hormonales y emocionales... Puede desplomarse por muchos factores. Pero no es un proceso irreversible. Por ejemplo, es normal que cuando hay cambios vitales radicales, nuestra actividad sexual pague el pato. Es el caso de la llegada de un bebé a casa y una de las principales razones por las que parejas jóvenes afirman que han perdido las ganas de hacer el amor. «Se va la libido porque la crianza es una tarea agotadora. Y también influyen, en el caso de las mujeres, las hormonas. Al tener un hijo aumenta la producción de prolactina (necesaria para la fabricación de leche) y baja el deseo», explica la sexóloga Lurdes Lavado. «¡Pero es transitorio!», tranquiliza. Si los miembros de la pareja son compañeros de vida, la situación irá mejorando poco a poco. Pasará lo mismo durante la menopausia. En ese momento hay otro bache hormonal –y a veces, personal– del que se sale con algo de paciencia y mucha comunicación.
Así que los picos y valles de la libido son normales. Pero si es algo continuo estaríamos hablando personas hiposexuales, cuyo interés sexual es casi nulo debido, generalmente, a deficiencias hormonales. Se diferencian de quienes padecen de un episodio de falta de deseo en que su ausencia de apetito sexual no es pasajera, sino permanente y no está sujeta a factores externos (un cambio de pareja o de situación vital no lo 'reaviva').
De todos modos, siempre habrá personas más 'sexuales' que otras por una cuestión hormonal y de necesidades psicológicas (y no todos somos iguales en estos aspectos). «Del sexo se obtiene, además de la satisfacción física, una satisfacción emocional: autoestima, masculinidad, feminidad, atractivo físico, aceptación, éxito...», enumera la psicóloga Nieves Álvarez. Así que quien busque estos 'premios' será más proclive a la actividad sexual.

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