¡ ATENCION Y OBRAS ! CINE ,.
Atención y obras! es un programa semanal que, en La 2, aborda la cultura en su sentido más amplio, con especial atención a las artes escénicas, la música, los viernes a las 20:00 presentado por Cayetana Guillén Cuervo, etc, foto,.
REVISTA XL SEMANAL PORTADA ENTREVISTA - MARIA VALVERDE,.
- fotos, Maria Valverde , he recuperado la ilusión que había perdido,.
No ha cumplido los 30 y es como si llevara toda la vida entre nosotros. María Valverde irrumpió con ‘La flaqueza del bolchevique’, que le valió un Goya y, desde entonces, no ha parado. Mientras, prepara su próxima película, con Pierce Brosnan, nos recibe en su casa en Los Ángeles.
Nadie se libra del síndrome del recién llegado a Los Ángeles. María llegó en julio. Solo ahora está empezando a adaptarse, poco a poco, a la ciudad donde cualquier actor quiere probar suerte. El año que viene cumplirá 30 años, pero lleva media vida en el cine.
Con 16 ganó un Goya por La flaqueza del bolchevique y desde entonces no ha dejado de trabajar. Su vida dio un giro cuando A tres metros sobre el cielo (y su secuela) la convirtió en un ídolo adolescente. A ella y a Mario Casas, su compañero de reparto y, por entonces, su pareja en la vida real. Su ruptura fue pasto de la prensa rosa. Quizá por eso, en 2014, puso tierra de por medio, se mudó a Londres y empezó de cero.
De allí se fue hace unos meses siendo otra María Valverde. Mientras prepara su próxima película, la adaptación de la novela de Ernest Hemingway Al otro lado del río y entre los árboles, que rodará en Venecia con Pierce Brosnan, Valverde nos recibe en la casa que comparte con su nueva pareja, el director de la Orquesta Filarmónica de Los Ángeles Gustavo Dudamel. La actriz, de una sinceridad abrumadora, se sienta en la mesa de la cocina dispuesta a hablar de todo.
XLSemanal. ¿Qué tal le ha recibido Los Ángeles?
María Valverde. Estuve aquí hace dos años y lo pasé un poco mal porque me sentí muy sola. Es una ciudad bastante inhóspita, muy grande, tienes que coger el coche para todo…
XL. ¿Por qué decidió trasladarse aquí?
M.V. Por razones personales… Pero no tengo plan a largo plazo. El trabajo de actriz es extraño. A menudo deciden por ti. Llevo 15 años trabajando, pero nunca sé cuánto más va a durar. Es una profesión cruel en ese sentido. Sobre todo para las mujeres. A cierta edad hay un vacío.
XL. Pero usted solo tiene 29 años.
M.V. Pero voy a hacer 30 y ya veo a lo que me voy a tener que enfrentar.
XL. En 2014 se fue a Londres. ¿Qué iba buscando y qué se encontró?
M.V. Recuperarme, poder andar, respirar… Y me encontré con la mujer que quiero ser, una mujer independiente. Supongo que también es la edad. La gente se ríe, pero la crisis de los 30 existe y yo la estoy viviendo. Aunque creo que vivo en una crisis continua [se ríe].
XL. En 2013, la entrevistamos junto con Mario Casas. Eran los ídolos adolescentes del momento y, además, pareja en la vida real. ¿Comprende la fiebre que desató su ruptura?
M.V. A veces es complicado separar tu vida personal de la profesional. Durante años eso me preocupó mucho, pero luego me di cuenta de que lo importante es ser natural. Claro que es difícil que todo el mundo sepa lo que ha pasado. Y es doloroso que la gente te lo recuerde. Pero, a pesar de todo, siempre me sentí muy respetada.
XL. Su nueva pareja es el director de orquesta y compositor Gustavo Dudamel. ¿Le daba miedo hacer pública su relación después de aquello?“Me da igual lo que piensen de mi relación con Gustavo Dudamel. Las cosas hay que hacerlas como uno las siente”
M.V. ¡Ya me da igual! A mí me llena de orgullo estar con Gustavo y acompañarlo. Las cosas hay que hacerlas como uno las siente y habrá momentos en los que querré estar metida en mi caparazón, pero ahora mismo quiero descubrirlo todo. ¿Y por qué no? Con Mario era diferente. Yo era más joven, no tenía las herramientas que tengo ahora. Las relaciones hay que vivirlas con naturalidad. Vayan bien o mal.
XL. Supongo que Gustavo le habrá abierto las puertas a un mundo nuevo.
M.V. A mí, Gustavo me ha abierto las puertas a la belleza. Y se lo digo a él. Al principio, me sentía intimidada por ese mundo de la música clásica que para mí era totalmente desconocido. Me encanta porque siempre he estado hambrienta de conocimiento. Y ahora lo tengo en casa. Es perfecto.
XL. Perdone la cursilería, pero se nota que está feliz…
M.V. Estoy muy tranquila y algo abrumada por la belleza que ha llegado a mi vida con esta relación. Sobre todo porque cuando no te esperas algo, no sabes cómo controlarlo. Siento que tengo más experiencia, pero sobre todo que estoy recuperando la ilusión que había perdido.
XL. Se ha definido como una «yonqui emocional». ¿Eso es una ventaja para una actriz?
M.V. En mi vida personal soy muy pasional. Y, a veces, eso es malo [se ríe]. Pero sí, me ayuda a actuar, aunque la edad te hace más calculadora, más miedosa. Es horrible, porque pierdes tu esencia. Pero sí, supongo que soy actriz porque me gusta ser una yonqui emocional. Pero lo llevo con salud [ríe].
XL. ¿Qué piensa ahora de la niña de 16 años que rodó La flaqueza del bolchevique?
M.V. Parece que fue ayer. La recuerdo con mucho cariño. No tenía miedo a nada. Creo que conservo esa valentía y me niego a perderla.
XL. ¿Le daría algún consejo?
M.V. No. Podría haber hecho mejor algunas cosas, pero no me arrepiento de nada. No puedes ser tan exigente contigo mismo.
XL. Creo que sus padres le dieron esa lección enmarcándole su primer suspenso.
M.V. Siempre he sido muy perfeccionista, muy organizada. Y mis padres me quisieron enseñar que ser perfecto no es bueno, que no pasa nada por fallar de vez en cuando.
XL. En aquella época quería ser astronauta.
M.V. Eran cosas de niños. Mi padre siempre soñó con ser piloto y yo… ¡quería un cohete! Con 13 años, me regalaron un casco antes de tener una moto y una amiga empezó a llamarme María Valmarte [se ríe].
XL. Nadie, ni sus padres ni su agente, quería que rodara Melissa P., una cinta sobre el despertar sexual de una adolescente. Desde luego, valiente fue.
M.V. Sí. Mucha gente muy cercana se puso en mi contra y tardó años en perdonarme. Pero creo que las decisiones tienen que ser propias, puedes equivocarte o no, pero tienes que vivirlas. Y yo quería vivir aquella experiencia, me daba igual el resultado.
XL. ¿Qué aprendió?
M.V. Que uno tiene que ser egoísta con lo que desea y con lo que sueña, y luchar por ello. Da igual lo que los demás esperen de ti.
XL. ¿Se pone nerviosa cuando lleva un tiempo sin trabajar?
M.V. Un poco, pero es natural. Entre peli y peli me gusta formarme, pero en cosas que no tienen nada que ver con la interpretación. Quiero saber lo que soy capaz de hacer si esto de ser actriz no me funcionara.
XL. ¿Cómo se hace un hueco en Hollywood una actriz española?
M.V. No tengo ni idea. Ahora tengo un agente aquí, otro en España y también otro en Inglaterra. Voy a algunos castings, pero tampoco me estoy volviendo loca. No sé cómo funciona. ¡Es todo tan grande! No sé qué va a pasar con mi carrera a partir de ahora, pero me gustaría trabajar en Europa y en España.
XL. Hace dos años, rodó Exodus con Ridley Scott. Una superproducción de ese calibre no tiene nada que ver con rodar una película española, ¿no?
M.V. Son diferentes formas de trabajar. Aquí no puedes hacer algo que no te corresponde. En España, nos da igual que un actor coja un cable o cargue con una caja. A mí me encanta ayudar a los técnicos. Aquí es impensable. Pero fue interesante colarme ahí. Te tratan como a una princesa, pero yo lo viví de paso, no quería acostumbrarme. Es muy difícil llegar y posicionarte.
XL. Penélope Cruz o Elena Anaya han triunfado aquí. ¿No confía en sí misma?“Es muy difícil llegar a donde está Penélope Cruz. Pero tampoco sé si me gustaría. Quizá ese éxito no es la felicidad”
M.V. Es que no sé si me gustaría llegar ahí. O si sería para bien o para mal. Quizá ese tipo de éxito no es la felicidad. Yo aún estoy descubriendo lo que me hace feliz.
XL. Puestos a pedir, ¿con qué director le gustaría trabajar?
M.V. Con Sofia Coppola. Es mi sueño desde niña. Me encanta su cine, me identifico mucho con su mundo femenino. También me encantaría rodar con Isabel Coixet y me haría mucha ilusión reencontrarme con Manuel Martín Cuenca. Pero, en realidad, me gustaría trabajar con alguien que me exprimiera. Me dan igual los nombres.
XL. ¿Cuando vuelve a Madrid, le toca dormir en su habitación de adolescente?
M.V. Sí y es una sensación maravillosa, porque me miman y me consienten. Pero cuando voy, se me
encoge un poco el corazón. Ves que tus padres se hacen más mayores y tú ya no eres la misma. Me da ese punto de nostalgia de que esa etapa ya no va a volver.
María con Gustavo Dudamel, director de la Filarmónica de Los Ángeles, de 35 años. Se conocieron en el rodaje del filme Libertador en 2013, al que él puso música. Entonces, cada uno tenía otra pareja. Su relación surgió años después.
LO QUE DICEN DE ELLA FUERA
La chica de moda
Musa de Ridley ScottSu consagración mundial llegó en 2014, cuando Ridley Scott la eligió, aconsejado por Penélope Cruz, para la superproducción Exodus. dioses y reyes. Ahora prepara la adaptación de la novela de Ernest Hemingway Al otro lado del río y entre los árboles, que rodará con Pierce Brosnan.
Nuestra ‘it girl’ global
Ha sido imagen de Nina Ricci. Las grandes marcas la eligen para vestirla por su tirón en las redes sociales. Raf Simmons, Dior, Stella McCartney, Louis Vuitton… Tiene la bendición del gran Karl Lagerfeld: fue la única invitada española al último desfile de Chanel.
TITULO: EL BLOC DEL CARTERO - LA CARTA DE LA SEMANA - VIAJANDO CON CHESTER - LA MERIENDA DEL NIÑO,.
VIAJANDO CON CHESTER
Viajando con Chester es un programa de televisión español, de género
periodístico, presentado por Pepa Bueno, en la cuatro los domingos las 21:30, foto, etc.
EL BLOC DEL CARTERO - LA CARTA DE LA SEMANA - LA MERIENDA DEL NIÑO,.
foto,.
Divorciado. Mi amigo Paco -lo llamaremos Paco para no complicarle más la vida- es divorciado desde hace tiempo, de ésos a los que la mujer, un día y como si no viniera a cuento, aunque siempre viene, le dijo: «Ahí te quedas, gilipollas, porque me tienes harta», y se largó de casa. Al principio, como tienen un hijo de ocho años, la cosa funcionó en plan amistoso, pensión de mutuo acuerdo y demás, tú a Boston y yo a California. Pero la ex legítima, cuenta Paco, se juntó con unas cuantas amigas también divorciadas que empezaron a crear ambiente. Cómo dejas que ese hijoputa se vaya de rositas, sácale los tuétanos, y cosas así. Lo normal. Además, una de las compis era abogada, así que Paco lo tenía claro. Su ex lo pensó mejor, se le puso flamenca, y al año de separarse le había quitado la casa, el coche, el perro, las tres cuartas partes del sueldo y la custodia del niño. «Y no me quitó la moto -dice Paco-, porque me arrastré como un gusano, suplicando que me la dejara».Desde entonces, un día a la semana, mi amigo va a recoger a su hijo al cole. En Madrid. Se trata, me cuenta, de uno de esos colegios pijoprogres de barrio ídem, por Chamberí, con papis modernos y enrollados -«como lo era yo, te lo juro, hasta que esa zorra me dio por saco», matiza Paco-, donde a las criaturas se les quita horas de Lengua, de Historia y de Ciencias para darles Valores y Buen Rollito, Estabilidad Emocional, Dinámica de Grupo, Gramática de Género y Génera, Convivencia de Civilizaciones, Acogida a Refugiados y otras materias de vital importancia.
Paco tiene mala imagen en el cole de su hijo. Seguramente se debe a que el curso pasado, en la fiesta de Halloween, o de Acción de Gracias, o del Ramadán, una de ésas -Navidad o Reyes no eran, seguro, pues no se celebran para no ofender a los padres y niños no creyentes-, donde el asunto para disfrazar a los niños eran los piratas del Caribe, a Paco se le ocurrió vestir a su hijo, que le tocaba en casa ese día, con un parche en el ojo y una espada de plástico. Y cuando la profesora vio llegar al niño de la mano de su padre, lo primero que hizo fue quitarle el parche y la espada. El parche, dijo indignada, porque podía herir la sensibilidad de las personas con alguna minusvalía de visión ocular; y la espada de plástico, porque en ese colegio las armas estaban prohibidas. Y cuando Paco argumentó que los piratas llevaban armas para sus abordajes y masacres, la profe zanjó el asunto con un seco: «También había piratas buenos».
Pero la peor fama de Paco en el colegio de su hijo, piratas y parche aparte, viene de la cosa alimentaria: la merienda. No hay una sola madre con hijo allí que no sea una talibán de la alimentación sana; y como el gran enemigo de las madres progres son la harina refinada y las bebidas carbonatadas, cuando acuden a buscar a los niños todas van provistas de fruta ultrasana, zumo de papaya virgen, pan de pipas, pan integral con levadura madre enriquecida con semillas, jamón york ecológico, queso de leche de soja o tortilla de huevos de gallinas salvajes que viven en libertad, igualdad y fraternidad. Los carbohidratos, naturalmente, sólo se consienten en los cumpleaños; y según cuenta Paco, basta pronunciar la palabra Nocilla para ganarte una oleada de miradas asesinas. Al principio, dice, esperaba a su hijo en la puerta del cole con la moto y un donut o un bollicao. «Y como los otros críos miraban al mío con envidia, no puedes imaginarte el odio con el que me trataban algunas madres. Como si fuera un terrorista. Hasta dejaron de invitar a mi hijo a los cumpleaños y fiestas de pijamas». Alguna, incluso, hasta se ha chivado a la del niño: «Deberías vigilar lo que le da de comer tu ex marido».
Así que, en los últimos tiempos, Paco y su vástago han pasado a la clandestinidad en cuestión de meriendas, utilizando entre ellos una jerga en código que los protege de la Gestapo materno-escolar. Cuando el enano sale de clase con los compañeros, ya está adiestrado para preguntar a su padre cosas como «¿Qué hay de lo que tú sabes?», a lo que Paco responde, tras mirar prudente a un lado y a otro: «Tranqui colega, ahora te lo paso». Entonces el zagal le guiña un ojo y pregunta, susurrando esperanzado: «¿Foskito?». Pero Paco mueve la cabeza: «Hoy toca zoológico», responde. Y mientras suben a la moto, clandestinamente, ocultándolo bajo el anorak de su hijo, le pasa la pantera rosa o el tigretón.
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