REVISTA XL SEMANAL PORTADA ENTREVISTA -¡ ATENCIÓN Y OBRAS! CINE - UN ILUSIONISTA TIENE QUE SUPERARSE SIEMPRE,./ TITULO: EL BLOC DEL CARTERO - LA CARTA DE LA SEMANA - VIAJANDO CON CHESTER - UNA HISTORIA DE ESPAÑA ( LXXIV),.
TITULO: REVISTA XL SEMANAL PORTADA ENTREVISTA -¡ ATENCIÓN Y OBRAS! CINE - UN ILUSIONISTA TIENE QUE SUPERARSE SIEMPRE,.
¡ ATENCIÓN Y OBRAS! CINE ,.
¡Atención y obras! es un programa semanal que,
en La 2, aborda la cultura en su sentido más amplio, con especial
atención a las artes escénicas, la música, los viernes a las 20:00 presentado por Cayetana Guillén Cuervo, etc, foto,.
REVISTA XL SEMANAL PORTADA ENTREVISTA -UN ILUSIONISTA TIENE QUE SUPERARSE SIEMPRE,.
Un ilusionista tiene que superarse siempre,.
Jorge Luengo está de vuelta en DMAX con ‘Desafío Mental’. Para
trasladar sus números a la televisión «nunca uso actores, ni trucos de
cámara»,
El ilusionista Jorge Luengo (Cáceres, 1984) es capaz de hacer un
número con cartas mientras responde a las preguntas en una entrevista.
Acierta sin despeinarse tu clave del teléfono móvil, el país en el que
estás pensando o el nombre de la primera persona a la que besaste, sin
conocerte de nada. No puede evitarlo, le sale de dentro. Este triple
licenciado en Informática, Matemáticas y Psicología que abandonó su
segura vida de funcionario para dedicarse a la magia ha vuelto a DMAX
con ‘Desafío Mental’ (esta noche, a partir de las 22.00 horas). «Los
políticos son magos… De la palabra». – Cuando nos conocimos me dejó con la boca abierta.
– Ese es mi objetivo, sorprender, hacer disfrutar y que la gente
quiera ver más. Nuestro cerebro tiene siete emociones básicas y cuando
pone a trabajar dos o más a la vez le da al botón de grabar. Mi trabajo
consiste en eso, hay dos emociones, la alegría y la sorpresa, que son
las más fáciles de combinar para mí.
– ¿Cómo hace para trasladar eso a la televisión?
– La televisión es un medio distinto al escenario, por eso me pongo
barreras. Nunca tiene que haber un actor, nunca tiene que haber trucos
de cámara, que se vean todos los ángulos… Me tengo que sentir bien con
lo que hago. – En su gremio hay que adaptarse constantemente.
– No nos podemos dormir. Un ilusionista o un mentalista tiene que
conseguir superarse siempre. Lo que te ha valido hoy puede hacerlo
mañana otro. Es el mundo de hoy en día y tienes dos opciones,
disgustarte o sentirte bien porque a la gente le guste y seguir
trabajando. – Usted tenía la vida resuelta, era funcionario. ¿Le tomaron en serio en casa?
– Reconozco que mi familia pensó que estaba loco, y eso que ya había
ganado un premio mundial de magia cuando tomé la decisión. Por supuesto,
había incertidumbres y dudas, pero decidí que tenía que ser feliz. No
quiero llegar a los 50 y preguntarme: ‘¿qué hubiera pasado si…?’.
Prefiero hacerlo y equivocarme. Ahora en casa están encantados, y
realmente siempre lo estuvieron. – Pero para ello se tuvo que marchar de España.
– Salir fuera no hay que verlo como algo malo. Yo salí fuera, aprendí
y ese conocimiento me lo traje a casa. Como les pasa a todos los
jóvenes que se marchan de España y luego regresan. Es algo muy bueno,
permite avanzar a nuestra sociedad. – En el programa ha estado con Paula Echevarría, los Gemeliers o Sergio Llull.
– Paula no es muy apasionada de la magia, le gusta ver y entender,
pero cuando consigues sorprender a una persona que tira más hacia el
escepticismo es genial, es una victoria que sabe a más. A los Gemeliers
les preparamos un número basado en la duda de si los gemelos piensan
igual, y fue muy bueno porque se sorprendieron mucho. – ¿Qué número le haría a un político?
– Los políticos son magos… de la palabra. Dicen y hacen lo que les da
la gana, es lo que tenemos hoy en día. Creo que España se merece de una
vez que tengamos gente que no haga trucos, sino que haga magia. Que no
haya engaños, sino que se preocupen porque las cosas funcionen. En ese
sentido, soy optimista de cara al futuro. – Discovery se emite en cien países, ¿la magia es un lenguaje universal?
– Es un lenguaje que vale para todas las personas, aunque tenga una
cultura totalmente difícil. Adivinar lo que está pensando una persona
que no habla el mismo idioma que tú es espectacular, porque los
conceptos son idénticos en nuestros cerebros.
TITULO: EL BLOC DEL CARTERO - LA CARTA DE LA SEMANA - VIAJANDO CON CHESTER -UNA HISTORIA DE ESPAÑA ( LXXIV),.
VIAJANDO CON CHESTER
Viajando con Chester es un programa de televisión español, de género
periodístico, presentado por Pepa Bueno, en la cuatro los domingos las 21:30, foto, etc.
UNA HISTORIA DE ESPAÑA ( LXXIV),.
foto
Y ahora, ya de nuevo y por fin en esa gozosa guerra civil en la que tan a
gusto nos sentimos los españoles, con nuestra larga historia de bandos,
facciones, odios, envidias, rencores, etiquetas y nuestro constante
«estás conmigo o contra mí», nuestro «al adversario no lo quiero vencido
ni convencido, sino exterminado», nuestro «lo que yo te diga» y nuestro
«se va a enterar ese hijo de puta», cuando disponemos de los medios y
la impunidad adecuada, y sumando además la feroz incultura del año 36 y
la mala simiente sembrada en unos y otros por una clase política
ambiciosa, irresponsable y sin escrúpulos, vayan haciéndose ustedes idea
de lo que fue la represión del adversario en ambos bandos, rebelde y
republicano, nacional y rojo, cuando el pifostio se les fue a todos de
las manos: unos golpistas que no consiguieron doblegar con rapidez la
resistencia popular, como pretendían, y unos leales a la República que,
sumidos en el caos de un Estado al que entre todos habían pasado años
destruyendo hasta convertirlo en una piltrafa, se veían incapaces de
aplastar el levantamiento, por muchas ganas y voluntad que le echaran al
asunto. Con la mayor parte del ejército en rebeldía, secundada por
falangistas, carlistas y otras fuerzas de derecha, sólo las
organizaciones políticas de izquierda, en unión de algunas tropas
leales, guardias de asalto y unos pocos guardias civiles no sublevados,
estaban preparadas para hacer frente al asunto. Así que se decidió armar
al pueblo como recurso. Eso funcionó en algunos lugares y en otros no
tanto; pero la confrontación del entusiasmo popular con la fría
profesionalidad de los rebeldes obró el milagro de igualar las cosas.
Obreros y campesinos con escopetas de caza y fusiles que no sabían usar
mantuvieron media España para la República y murieron con verdadero
heroísmo en la otra media. Así, poco a poco, entre durísimos combates,
los frentes se fueron estabilizando. Pero a esa guerra civil se había
llegado a través de mucho odio, al que venía a sumarse, naturalmente, la
muy puerca condición humana. Allí donde alguien vencía, como suele
ocurrir, todos acudían en socorro del vencedor: unos por congraciarse
con el más fuerte, otros para borrar viejas culpas, otros por ambición,
supervivencia o ganas de venganza. Así que a la matanza de los frentes
de batalla, por una parte, a la calculada y criminal política de
represión sistemática puesta en pie por el bando rebelde para
aterrorizar y aplastar al adversario, a la ejecución también implacable
-y masiva, a menudo- por parte de los republicanos de los militares
rebeldes y derechistas activos que en los primeros momentos cayeron en
sus manos, o sea, a todo ese disparate de sangre inmediata y en
caliente, vino a añadirse el horror frío y prolongado de la retaguardia.
De ambas retaguardias. De aquellos lugares donde no había gente que se
pegaba tiros de trinchera a trinchera de tú a tú, que mataba y moría por
sus ideas o simplemente porque la casualidad la había puesto en tal o
cual bando (caso de la mayor parte de los combatientes de todas las
guerras civiles que en el mundo han sido), sino gentuza emboscada,
delincuentes, oportunistas, ladrones y asesinos que se paseaban con
armas a cientos de kilómetros del frente, matando, torturando, violando y
robando a mansalva, lo mismo con el mono de miliciano que con la boina
de requeté o la camisa azul de Falange. Canallas oportunistas, todos
ellos, a quienes los militares rebeldes encomendaron la parte más sucia
de la represión y el régimen de terror que estaban resueltos a imponer; y
a los que, en el otro lado, el gobierno republicano, rehén del pueblo
al que no había tenido más remedio que armar, era incapaz de controlar
mientras se dedicaban, en un sindiós de organizaciones, grupos y
pandillas de matones y saqueadores, todos en nombre del pueblo y la
República, a su propia revolución brutal, a sus ajustes de cuentas, a su
caza de curas, burgueses y fascistas reales o imaginarios. Eso, cuando
no eran las autoridades quienes lo alentaban. Así que cuidado. No todos
los que hoy recuerdan con orgullo a sus abuelos, heroicos luchadores de
la España republicana o nacional, saben que muchos de esos abuelos no
pasaron la guerra peleando con sus iguales, matando y muriendo por sus
ideas o su mala suerte, sino sacando de sus casas de madrugada a
infelices, cebando cunetas y tapias de cementerios con maestros de
escuela, terratenientes, sacerdotes, militares jubilados, sindicalistas,
votantes de derechas o de izquierdas, incluso simples propietarios de
algo bueno para expropiar o robar. Así que menos orgullo y menos lobos,
Caperucita.
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