VIAJANDO CON CHESTER
Viajando con Chester es un programa de televisión español, de género
periodístico, presentado por Pepa Bueno, en la cuatro los domingos las 21:30, foto, etc.
UN AMIGO PELIGROSO,.
foto,.
Durante un año y medio he vivido con un amigo íntimo llamado Lorenzo Falcó. Y a estas alturas lo sé todo de él. O casi todo, pues no estoy seguro de que nuestra relación haya terminado aún. Intuyo que volverá. El fulano es un tipo peculiar, del género peligroso; y el mayor desafío, durante todo este tiempo, ha sido convencer a los posibles lectores de que lo admitan como personaje. Como compañía durante trescientas páginas. Y no crean que fue fácil, oigan. Intentarlo.Pónganse en mi lugar. De ocho a diez horas diarias, durante meses y meses. Dale que te pego a la imaginación, al material de trabajo y a la tecla. Lleva su tiempo, se lo aseguro, convertir en alguien aceptable, incluso atractivo, a un personaje como ése. A favor del asunto contaba con que se trata de un sujeto de treinta y tantos años bastante guapo, apuesto, simpático, elegante, de sonrisa devastadora, de ésos a los que las mujeres hermosas o inteligentes conceden siempre cinco segundos de prórroga, o de oportunidad, tras mirarlos por primera vez. En contra del personaje, sin embargo, jugaban otros factores de peso: chico de buena familia en plan bala perdida, sin escrúpulos, golfo, cínico, mujeriego, amoral, asesino cuando se tercia, sin hacerle ascos ni al tabaco, ni a la bebida, ni a otros productos más o menos estimulantes. De cafiaspirinas para arriba. Cosas así.
La ambientación tuvo también sus dimes y diretes. La verdad es que los tiempos que corren no son propicios a cierta clase de historias, donde no hay aventura imaginable sin pantallas de ordenador, drones, teléfonos móviles y toda esa maldita y vulgar quincalla tecnológica. Ni siquiera los malos de las pelis o los libros son ya lo que eran. Pero, en fin. Qué quieren que les diga. Yo soy lector, e incluso espectador de cine, de la vieja escuela. O para ser más exactos, soy un lector que accidentalmente, por pura necesidad práctica, escribe novelas como las que le gustaría leer. Escribo en defensa propia. Así que, para ambientar las peripecias de mi amigo Lorenzo Falcó, decidí irme hacia atrás en el tiempo. Buscarle escenarios donde todavía las cosas tuvieran su puntito. Su encanto.
Contaba a mi favor un aspecto práctico. Hace años, durante la escritura de El tango de la Guardia Vieja, me asomé en profundidad al mundo de la Europa de los años 30, y de aquel trabajo conservaba intacto mucho material y unas cuantas ideas no desarrolladas; porque las novelas tienen su propia disciplina interna, y en ellas no cabe todo lo que a uno se le ocurre. Me quedó pendiente el runrún de los hoteles de lujo, los grandes expresos europeos, el glamour hoy perdido de ciertos hombres y mujeres de entonces, en contraste con el lado sórdido y oscuro de aquella Europa turbulenta, dislocada por fascismos, nazismos y comunismos, que se encaminaba ciega hacia el desastre. De modo que elegí ese doble mundo y ese fascinante momento histórico para situar a mi personaje: un sinvergüenza de buena familia jerezana, expulsado de la academia naval por liarse con la mujer de un profesor, ex traficante de armas, reclutado en los Balcanes por los servicios de inteligencia españoles, agente y espía de muy reducidas lealtades que recorre esa intensa geografía de drama y aventura teniendo muy claro que en el mundo convulso donde vive, actúa y mata, hay dos bandos perfectamente definidos: a un lado el suyo propio, y al otro todos los demás.
Espero haberlo conseguido. Lo intenté, al menos. Confío en que tantos meses de trabajo, tantas lecturas y cuadernos de notas, tantas viejas películas vistas, tantos recuerdos de familia, tantos viajes a los lugares donde se desarrollan los hechos de la novela, tantas noches imaginando antes de dormir lo que escribiría a la mañana siguiente, hayan logrado su segundo objetivo: seducir a quien lea esa historia, obligándolo a acompañarme por ella hasta el final. En cuanto al primer objetivo, ya está conseguido. Algunos escribimos novelas para ser felices, seguir jugando como cuando éramos niños, reescribir los libros que amamos a la nueva luz de nuestras propias vidas. Para asegurarnos un largo y grato período de satisfacción personal, de libros que jamás uno leería de no trabajar en lo que trabaja, de experiencias y puntos de vista que se acumulan a medida que todo progresa. Nadie es el mismo al empezar un libro que al terminarlo, sea como lector o como escritor. Gracias a Lorenzo Falcó, como a todos sus predecesores, también yo he cambiado en este largo tiempo vivido junto a él. Y ahora nos despedimos ante la puerta de un antiguo hotel de lujo, en Estoril. Estrecho su mano y pongo a disposición de ustedes su vida y su sonrisa.
TITULO: ¡ ATENCION Y OBRAS ! CINE -La novela negra española ha logrado elevar su nivel literario,.
¡ ATENCION Y OBRAS ! CINE,.
¡Atención y obras! es un programa semanal que,
en La 2, aborda la cultura en su sentido más amplio, con especial
atención a las artes escénicas, la música, los viernes a las 20:00 presentado por Cayetana Guillén Cuervo, etc, foto,.
La novela negra española ha logrado elevar su nivel literario,.
La novela negra española ha logrado elevar su nivel literario»
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El escritor Eugenio Fuentes, un imprescindible del género negro nacional, recibirá el jueves día 10 en
Plasencia el premio Extremeños de HOY,.
¿Habrá nuevo libro pronto? ¿Será con Ricardo Cupido como protagonista?PUBLICIDAD
Al principio de su carrera era reacio a aceptar que se le encuadrase en el género negro. ¿Sigue siendo así? ¿Por qué?Sí, era reacio, pero no porque tenga nada en contra de ese género. No creo que haya ninguna jerarquía de géneros. Los libros, como las personas, son buenos o malos, independientemente de su género, se trate de una novela negra o de un poemario, de un ensayo o de una pieza teatral. Como lector, me gusta especialmente la poesía, porque creo lo que decía Brodsky, que es la mejor vara de medición del lenguaje. Pero eso no es más que es una preferencia personal. Era reacio porque creía que mi escritura no encajaba en ninguna de las dos corrientes, la que se denomina novela negra y la novela policiaca. En la una predomina una violencia que me resulta ajena; la otra basa todo su interés en la coartada, que es una palabra antigua y un recurso a todas luces insuficiente sobre el que sostener una historia. Y lo que siempre me ha interesado son los personajes, porque creo que, de Flaubert a Faulkner, no hay una gran novela que no tenga grandes personajes. Esa era, al menos, una de mis discrepancias con el género. Con el tiempo, uno se resigna y se lo toma con humor.
¿Y las otras discrepancias?Otra era el estilo. En la tradicional novela negra el contenido pesa más que la forma, por decirlo de una manera simplificada. La novela negra llegó tarde a la historia de la literatura, y en su afán por meter los codos entre los demás géneros buscó el agrado del público con unas formas sencillas que renunciaban a todo lo que significaban las lecciones formales del Modernismo. Sus autores practicaron un estilo duro y seco, casi indigente, que huía de los adjetivos como si fueran algo venenoso. En mis novelas yo buscaba algo distinto. Otra cosa es que lo haya conseguido. Y, por otro lado, es una clasificación del mercado. Las novelas negras que he escrito, si aceptamos esa calificación, cuantitativamente no llegan ni siquiera a la mitad de mi bibliografía. En cualquier librería se encuentran mis títulos en varias secciones diferentes: novela negra, sí, pero también novela en general, cuentos, ensayo, periodismo. Pero la serie de Cupido es la que más atención mediática ha despertado.
Ha mencionado el periodismo.Sí, porque es una escritura que me gusta mucho, que te obliga a tener los pies en el suelo y te sujeta a la realidad, frente a la ficción, que te empuja a lo contrario. Además, es un permanente ejercicio de riesgo, al tener que adentrarte en territorios que no dominas, por lo que resulta una tarea apasionante. Cada artículo es un salto en el vacío, porque supone opinar del euro sin tener ni idea de economía; opinar de la ecología sin tener más que unos rudimentos sobre la naturaleza; opinar de política sin tener información de lo que ocurre en los pasillos de los parlamentos. Y siempre con una actitud de independencia, porque tienes derecho a emitir tu opinión, y al mismo tiempo de profundo respeto, de no creerte en posesión de ninguna verdad absoluta.
¿La novela negra refleja la realidad social mejor que otros géneros?Yo diría que sí, al enfocar sus historias sobre el malestar, tanto individual como colectivo. La novela negra tiene una especial capacidad y unos reflejos muy rápidos para revelar las inquietudes sociales, económicas y políticas. Es un mérito del género, sí, pero yo no creo que tenga que ser una obligación ni que la novela negra tenga que ser el speaker de la crisis actual. Un poema de Luis García Montero o de Jorge Riechmann, o una novela de Chirbes o de Belén Gopegui son portavoces igualmente válidos de ese malestar.
¿Los lectores aprecian la literatura policiaca que se hace en España o sigue el 'boom' de los países nórdicos?Ahora mismo hay muchos lectores aficionados a la novela negra española, quizá porque ha logrado algo muy importante: elevar su nivel literario con la aparición de estupendas escritoras que aportan una nueva mirada con mujeres detectives, y con la incorporación de grandes escritores de otros géneros. La novela negra, así, está sirviendo de enlace entre géneros distintos y está rompiendo la vieja incompatibilidad entre una literatura compleja y trascendente, pero que no tiene demasiados lectores, y una literatura popular que tiene lectores pero no tiene trascendencia. Todo está muy mezclado y Slavoj Zizek afirma que 'le noir' no es tanto un género cuanto un tema, un espíritu que impregna todos los géneros. En cuanto al boom de los países nórdicos, como todos los booms, ha durado un tiempo, pero está en franca retirada.
Le han editado en 12 países. ¿Fuera de España, dónde se aprecian o se entienden mejor los libros de Eugenio Fuentes?En Alemania.
¿Por qué cree que hay críticos que le consideran un renovador del género?Supongo que por lo dicho arriba: por un cierto cuidado del estilo en un género que a menudo ha sido bastante descuidado, y por enfocar las historias sobre los personajes, en lugar de hacerlo sobre el enigma.
Crear un personaje reconocible y que se convierta en alguien familiar para los lectores es una tarea difícil en la literatura. ¿Cómo nació Ricardo Cupido?Ricardo Cupido nació como personaje en 'Las batallas de Breda'. Era un adolescente que de ninguna forma podía imaginar que un día se convertiría en detective. Tampoco yo lo imaginaba. Pero hoy me alegro mucho de que esté por ahí y de que se haya ganado aprecio de los lectores. Quiero creer que se debe a que no es un personaje plano, a que no es un personaje-función que solo cumple un papel dentro de una estructura narrativa.
Tiempo para escribirAunque se les conozca y tengan cierto éxito, hay pocos autores, sobre todo en Extremadura, que se atrevan a dejar sus trabajos 'seguros' para lanzarse de lleno a la escritura. ¿Por qué lo hizo usted?La razón fundamental es la necesidad de tener tiempo para escribir y para atender a algunas de las tareas colaterales que generaba la escritura. Pero, en realidad, es una decisión que tiene más inconvenientes que ventajas.
¿Cómo ve la nueva literatura hecha por extremeños? ¿Quiénes vienen con más fuerza tras los Landero, Valverde, Hidalgo Bayal, Cercas o usted mismo?A menudo pienso en lo que dice, porque es imprescindible que voces nuevas digan cosas nuevas y renueven el panorama. Sería fantástico. Conozco la obra de algunos escritores jóvenes, pero no la de todos, y por eso sería sumamente injusto decir nombres o establecer jerarquías.
¿Prefiere ventas o prestigio literario? Y no me diga que ambos al mismo tiempo.Yo creo que la respuesta está muy clara en el conjunto de mis libros.
Los autores que más venden son, lógicamente, los más pirateados. ¿Le afecta mucho este problema? ¿Qué cree que se puede hacer al respecto?Claro que me afecta, como a todos. Pero, hoy por hoy, no se puede hacer nada.
¿Merece Bob Dylan el premio Nobel?Merece un premio Nobel, en representación de tantos cantautores. Leonard Cohen, Pablo Guerrero o Paco Ibáñez, pero no el de Literatura, si comparamos su obra con la de otros escritores. El conflicto está en que los Nobel se siguen dando en las mismas categorías que hace ciento veinte años, y en este siglo todo ha cambiado de forma extraordinaria. La revolución de las nuevas tecnologías, la ruptura de los límites entre las artes, la mezcla de géneros y soportes. superan la tradicional parcelación de esos premios. Quizá habría que crear una nueva categoría que reflejara estos cambios con un premio a esa diversidad de la creación artística.
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