BLOC CULTURAL,

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sábado, 19 de febrero de 2022

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TITULO:  REVISTA EPOCA - Economía -  Barrios baratos, pero alejados y por debajo de las expectativas  ,.

REVISTA EPOCA - Economía -  Barrios baratos, pero alejados y por debajo de las expectativas  ,. , fotos,.

  Barrios baratos, pero alejados y por debajo de las expectativas,.

 

En las principales ciudades las barriadas surgidas de la nada están casi completas, pero más de una década después apenas tienen dotación comercial,.

Dice Carlos Luengo, que se compró su vivienda en El Junquillo de Cáceres en 2012 aprovechando los bajos precios que tenían, que el mayor logro vecinal en la zona a lo largo de estos diez años ha sido que les hicieran un acerado por la carretera nacional para poder ir a comprar.

Miguel Ángel de la Calle vive en Los Monjes de Plasencia, otra urbanización de bajo precio surgida de la nada y alejada del centro. Se mudó en 2007 y quince años después esperaba ver enfrente viviendas y centros comerciales, pero hoy solo hay campo y la ciudad a lo lejos. Donde él vive son unos 1.500 vecinos y no hay un solo bar.

En el caso de Antonio Osorio, residente desde 2013 en Cerro Gordo, en Badajoz, cada año que pasa algún local comercial lo ocupa un nuevo negocio, pero «hay que ir a Badajoz para casi todo». En esta barriada pacense divisable desde la autovía A-5 viven más de 6.000 personas. Después de conseguir un colegio ahora reivindican un instituto y que el centro de salud tenga horario de tarde. También estás desconectado del resto de la ciudad si no tienes coche en La Calzada, las casi 300 viviendas que fueron entregadas en 2009 en Mérida.

barrio de El Junquillo en Cáceres, donde solo hay un bar.

Todas estas barriadas tienen en común que surgieron al calor de un PIR (Proyecto de Interés Regional). Sus características en Extremadura son muy parecidas: vivienda barata, la mayoría entre 60.000 y 70.000 euros; alejadas del centro y por tanto impensable vivir sin coche y unas expectativas iniciales aún por satisfacer. Los residentes son casi todos parejas jóvenes con niños y la sensación es que diez o quince años después la maqueta que comercializaba estas promociones tiene poco que ver con la realidad, mucho más precaria. Pese a todo, la mayoría aguanta porque disfrutan de la tranquilidad de vivir en el extrarradio y muchas casas están ya pagadas.

El Junquillo en Cáceres, Los Monjes en Plasencia, La Calzada en Mérida y Cerro Gordo en Badajoz surgieron a finales de la primera década de este siglo. La Junta de Extremadura observó que el precio del suelo encarecía demasiado el precio final de la vivienda, que era inalcanzable para gente joven que deseaba emanciparse e ideó la herramienta legal del PIR. Esta prevalece sobre los planes urbanísticos municipales y permite recalificar por la vía directa. Así, la Junta recalificó terrenos que convirtió en edificables para facilitar que las promotoras pudieran vender casas baratas.

El sector de la construcción se quejó y en 2007 los empresarios avisaban de que si se llevaban a cabo demasiados PIR con urbanizaciones de enormes dimensiones se corría el peligro de paralizar el mercado de la vivienda libre.

Visita en enero de 2021 del alcalde de Plasencia al PIR de Los Monjes para escuchar las reivindicaciones.

También la mayoría de alcaldes y concejales de urbanismo se manifestaron en contra de estos PIR, conscientes de que esos miles de vecinos alejados del centro empezarían a reclamar servicios como limpieza, transporte, seguridad ciudadana y otras dotaciones que serían carísimas de prestar. En Cáceres y Badajoz, los entonces alcaldes Elena Nevado y Miguel Celdrán fueron muy críticos con esta idea de Rodríguez Ibarra y exponían que los PIR suponían una injerencia en los planes municipales de urbanismo.

Aunque aceptado, el principal inconveniente para los vecinos es que vivirían alejados del núcleo de la ciudad, un contratiempo que se iría atenuando con los años, pero ha pasado más de una década y la sensación de aislamiento permanece.

El Junquillo, Cáceres

Consiguieron una acera transcurridos cinco años

El Junquillo en Cáceres son 33 hectáreas donde se anunciaron casi 2.000 pisos, de los cuales 700 serían de 60.000 euros y el resto de precios medios. Había más demanda que oferta, así que los más baratos se sortearon en abril de 2007. Las obras, impulsadas por Ferrovial, arrancaron en 2009 y las primeras familias ocuparon sus casas en 2012, cuando el barrio no esta precisamente en estado de revista. Al final solo se hicieron los tres primeros bloques y están casi todos ocupados. En total hay sobre 1.600 vecinos.

Allí vive desde hace diez años Carlos Luengo, su representante vecinal. «Los principios siempre son complicados. El proyecto estaba muy bien, pero el problema inicial era que no teníamos comunicación con la ciudad y para ir al centro comercial donde está el Carrefour había que caminar por el arcén de una carretera nacional. Conseguimos un acerado a los cinco años, en 2017».

Hay un solo bar que ya han gestionado cuatro empresarios diferentes, solo queda una multitienda de dos que había y un gimnasio.

Los Monjes, Plasencia

No hay un solo bar y las zonas verdes hay que mantenerlas

En febrero de 2005 se concedió licencia en Plasencia para la segregación de una parcela de 12 hectáreas de la finca 'Coto de los Monjes', en la que estaba prevista la construcción de 660 viviendas, de las que 429 serán de 60.000 euros. La recalificación del suelo y desarrollo urbanístico se tramitó mediante un PIR y en 2006 empezaron las obras junto a la carretera de Malpartida. A día de hoy no se han completado todas las promociones porque irrumpió la crisis de la construcción.

Los primeros residentes de este nuevo polígono residencial llegaron en 2010 y se encontraron con que no había línea de teléfono ni servicio de transporte urbano ni de correo. Además, supieron que el mantenimiento de las zonas verdes corría de su parte, un imprevisto que aún no se ha solventado pues hay propietarios que se niegan a ceder al Ayuntamiento esa parte que les corresponde, aunque de manera individual apenas suman un par de metros cuadrados en muchos casos, según explica el presidente de la asociación vecinal, Miguel Ángel de la Calle.

Transcurrido un año el Ayuntamiento resolvió la carencia de transporte urbano y poco después los vecinos de Los Monjes comenzaron a tener correo. La línea telefónica tardó más en llegar y los cortes de agua han provocado más de una protesta.

Miguel Ángel de la Calle, perteneciente a la primera oleada de vecinos que se instaló en Los Monjes, señala que están «en una zona bastante apartada porque la zona por donde iba a haber crecido la ciudad no ha terminado de crecer, están todas las parcelas por rellenar. Yo hace años me imaginé todo con una zona comercial al lado y mucha más vida». Diez años después hay una guardería, una pequeña tienda de alimentación y ni un solo bar. Están conectados con el centro por una línea de autobús que pasa cada media hora por las mañanas y cada hora por las tardes.

Los Monjes

«Hace años me imaginé esto con una zona comercial y mucha más vida, pero no hay nada»

M. A. de la Calle

El aparcamiento también faltaba pues son unas 150 viviendas (30 por cinco bloques, en vez de los siete previstos), cada familia tiene uno o dos coches y solo había una avenida de 600 metros, así que les hicieron una explanada al lado para dejar los coches. Con todo, a día de hoy están ocupado el 90% de los bloques.

Cerro Gordo, Badajoz

Van abriendo negocios poco a poco para 6.000 vecinos

En Badajoz está el PIR residencial más grande de Extremadura, Cerro Gordo, promovido por JocaInmo en 2005, el cual iba a permitir la edificación de 2.750 viviendas a unos ocho kilómetros del centro de Badajoz.

Todas las de 60.000 euros se vendieron, en la actualidad existe mercado de segunda mano (estas han subido hasta los 80.000, se calcula) «y las viviendas de venta libre de cuatro dormitorios con piscina vuelan», según el presidente de la Asociación de Vecinos, Antonio Osorio, que habla de 5.846 empadronados en Cerro Gordo, por lo que estima una población muy superior a las 6.000 personas, la mayoría con niños pequeños. Él llegó en 2013.

Según explica, aquí no llegaban ni las escuelas deportivas municipales, después hicieron una pista deportiva, se reparó el parque infantil y se habilitaron aparcamientos. No obstante, no se siente escuchado por el Ayuntamiento. «Apenas hace aquí inversiones, y eso que recauda por IBI más de dos millones al año, pero conseguir cualquier cosa cuesta mucho trabajo», se queja.

En la actualidad Cerro Gordo tiene cuatro bares, aunque ahora uno está cerrado, un Carrefour Express, un botiquín farmacéutico (reclaman una farmacia), dos peluquerías, una papelería, una tienda de pintura y este otoño abrió una academia de inglés. Varios de estos negocios han abierto en cuanto este curso se ha puesto en funcionamiento el colegio público que llevaba años prometido. «Sigue habiendo muchos locales comerciales vacíos en los bajos que han pasado a manos de la Sareb. Se echa de menos alguna tienda de chucherías para niños o una tienda de bricolaje», dice.

Cerro Gordo

«El Ayuntamiento apenas hace aquí inversiones, aunque recauda más de dos millones de IBI al año»

Antonio Osorio

Según este representante vecinal, vivir en una urbanización como Cerro Gordo tiene sus pros y sus contras. «El principal hándicap es que es un barrio cerrado y no se puede ir a ningún sitio, por eso queremos que nos hagan un carril bici hasta Badajoz, además de un centro juvenil porque hay muchos niños que ya han crecido, son adolescentes y no queremos que se desmadre el ambiente. A favor tiene otras cosas, la principal es la tranquilidad y que es un barrio seguro para dejar a los niños por la calle».

La Calzada, Mérida

Los locales comerciales siguen cerrados

En Mérida las primeras llaves del PIR de La Calzada se entregaron a finales de 2009. La primera fase eran 290 pisos del Plan Especial 60.000 euros y de 60 viviendas de tipo medio (unifamiliares de 120 metros cuadrados), pero el proyecto global en esa zona ascendía a un total de 702 viviendas y se quedó a medias. Un año después de llegar los vecinos abrió una escuela municipal de formación dual y hasta ahora esa es la única dotación que no sea residencial en esta zona Norte de Mérida.

No está siendo fácil adaptarse a lo que se define perfectamente como 'barrio dormitorio', sin vida social durante el día. En el PIR de La Calzada empezaron a vivir sin línea telefónica, dos contenedores para todos los vecinos y hoy día siguen cerrados todos los locales comerciales. Sus logros son haber conseguido acabar con la ocupación ilegal de viviendas vacías que ya han sido tapiadas y que les construyeran un acceso seguro. Ahora su principal lucha es evitar una planta de reciclaje de escombros al lado que multiplique el paso de camiones.

Pedro Andrade y Nuria Feijó viven allí, hablan de un «barrio de transición» y lo definen como «un apéndice» de Mérida. «Te cansas de vivir en un sitio donde necesitas el coche para todo. Es para parejas jóvenes que empiezan su convivencia en común, quieren independencia y se mueven sin problema en coche o en moto por la ciudad, pero cuando tienes niños y horario laboral intenso ya no resulta tan cómodo», explican sobre su experiencia en este PIR. 

 

 TITULO:  Natural -   Adiós a los tres cipreses del Palacio Carvajal de Cáceres  ,.

 Natural  La Sexta emite este miércoles - 16, 23 - Febrero a las 22:30 horas, foto.

  Adiós a los tres cipreses del Palacio Carvajal de Cáceres,.

 

La Diputación ha tenido que cortar los árboles ya que podían causar un accidente,.

 Imagen de archivo del jardín del Palacio de Carvajal; a la izquierda están los cipreses desaparecidos y a la derecha la centenaria higuera. /hoy

El técnico de la Diputación Provincial de Cáceres que ha tomado lo decisión, lo explica así: «Quitamos la hiedra que estaba asfixiando a los cipreses, y estos estaban tan mal que se movían bastante, y no hacía ni pizca de viento. Hubo que talarlos porque eran un peligro. Medían ya unos 20 metros, estaban debilitados y con una ráfaga de viento se venían abajo y podía causar un serio disgusto a personas que estuvieran en el jardín o en el exterior, en la calle».

De esta forma los tres cipreses del Jardín del Palacio de Carvajal, quizás el más hermoso de la Ciudad Monumental, han desaparecido, al convertirse en leña.

La Diputación afirma que se decidió quitar la hiedra que trepaba por los cipreses porque estaba dañando el muro del Palacio de Carvajal, el que da a la calle Amargura. Ahora se está estudiando qué poner en la esquina que ocupaban los desaparecidos cipreses, seguramente alguna especie autóctona.

La Diputación sigue esmerando el cuidado de este jardín, uno de los más visitados de la ciudad, cuidando la famosa higuera centenaria, que ha sido podada recientemente, al igual que otros años.

El Palacio es famoso también por su torre redonda, de la que salía una higuera para asombro de los turistas. «Esa higuera también la tuvimos que quitar –indica el técnico de la Diputación– porque las raíces estaban afectando a la torre». La higuera había crecido en ese extraño lugar seguramente por el excremento de algún pájaro que había comido higos.

El jardín del Palacio de Carvajal, su estructura actual, tiene unos 60 años. El edificio estaba en ruinas en 1968 cuando lo compró Álvaro Cavestany para regalárselo a su esposa María Dolores Carvajal Sánchez de Orduña, la última de la estirpe de los Carvajales de Cáceres. El palacio era llamado entonces la Casa Quemada por un incendio ocurrido a finales del siglo XIX. Cavestany, que presidió el Patronato de Defensa de la Ciudad Antigua de Cáceres, lo rehabilitó. Su mujer murió en 1976 y él en 1977. No tuvieron hijos y el Palacio fue heredado por un sobrino que se lo vendió a la Diputación en 1985 por 406.000 euros. 

 

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