BLOC CULTURAL,

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jueves, 17 de febrero de 2022

Órbita Laika - Marco busca un donante en Extremadura ,./ Zona indie - Cine - El informe Pelicano . / + Cotas - Tus amigos los insectos ,. / Generaciones - No son monstruos,.

 

TITULO: Órbita Laika -  Marco busca un donante en Extremadura ,.

Lunes -14, 21 - Febrero  en La 2 / fotos,.

 Marco busca un donante en Extremadura ,.

Con tres años, tiene Leucemia y ha sufrido una recaída; salvarle la vida pasa por encontrar una donación de médula compatible,.

 Hace dos años que a Marco le diagnosticaron leucemia./HOY

«La fiebre de 40 grados no paraba. Primero fuimos al centro de salud de Jaca, luego al hospital de Huesca y tras mucho insistir le hicieron un análisis de sangre. Seguidamente nos derivaron a Zaragoza y en concreto a la planta de Oncohematología. Aún no nos habían dicho lo que era, pero ya lo suponíamos», cuenta Felipe Ledo. Es el relato de las horas previas a saber que a su hijo Marco le habían diagnosticado leucemia linfoblástica aguda.

Fue el 4 de enero de 2020. Ese día cambió la vida de este guardia civil de rescate de montaña nacido en Badajoz. «Cuando te lo dicen el mundo se te viene encima. Lo primero que piensas es que la gente se muere de cáncer. Sabes que tu vida va a estar condicionada. No puede tocar la arena del parque, no puede tener contacto con otros niños; cualquier infección es muy perjudicial para él», comenta Felipe.

Vive junto a su mujer, Charo Fernández, y su pequeño en Jaca (Huesca). En los últimos dos años gran parte de sus días los pasan en el hospital. De hecho, allí llevan el último mes, desde que Marco empeoró justo antes de las pasadas navidades.

Ahora mismo no tiene defensas. Su médula no funciona y no está generando leucocitos. Necesita un trasplante.

Campaña

Sus padres se han puesto manos a la obra. Mensajes en las redes sociales, en los medios de comunicación de ámbito regional y nacional y campañas de difusión por diferentes puntos de España. Entre ellos, la localidad pacense de Fuente del Maestre, donde vive parte de la familia.

«Las células cancerígenas se han hecho resistentes a la quimioterapia y primero necesita que el tratamiento vuelva a ser efectivo. Para que pueda recibir la donación tiene que pasar un duro proceso de al menos 16 semanas», explica Felipe, que espera que el teléfono suene para darles la buena noticia.

Marco junto a sus padres las pasadas navidades.

«A mi mujer y a mí nos han hecho las pruebas, pero hay que encontrar un donante compatible al menos al 90%. Nosotros lo somos a un 50% al ser los padres y solo por alguna casualidad genética podríamos llegar al 70%», detalla.

Es mucho más probable que la donación compatible llegue de Extremadura, de donde son sus abuelos, o de Galicia, donde también tiene orígenes maternos. «Nos dicen que es bastante probable que encontremos un donante, pero ya no solo lo hacemos por nuestro hijo, sino por todas las personas que se encuentran en esta situación», comenta Felipe.

«Queremos dar a conocer la donación de médula y que la gente poco a poco se vaya animando. Ahora hay 450.000 posibles donantes. Una campaña como la nuestra puede hacer que las donaciones aumenten y como padres intentamos hacer lo máximo», dice Felipe.

«Es tan sencillo como una extracción de sangre. A una persona no le repercute en nada, pero con ello se puede salvar una vida», añade esperanzado.

Mantiene una actitud positiva. De hecho, al pequeño le diagnosticaron leucemia apenas dos meses antes de que estallara la pandemia y eso lo han intentado ver de la mejor manera posible.

«Al principio sentimos miedo. No sabíamos cómo le podía afectar si se contagiaba de la covid», recuerda Felipe. Sin embargo, eso no ha sido lo peor. «Con la pandemia, hay más medidas de higiene. Que la gente lleve mascarilla y se lave las manos continuamente es beneficioso para nosotros», comenta Felipe.

Le cuesta no emocionarse cuando explica todo el proceso por el que está pasando Marco. «Lo lleva con una actitud impropia para su corta edad. Le han hecho 25 PCR, le pinchan para sacarle sangre cada dos por tres y ya se ha acostumbrado», explica desde la habitación del hospital.

De fondo se escucha al pequeño Marco, un niño «muy bueno y alegre que, a pesar de todo lo que le está pasando, sigue conservando la sonrisa», asegura su padre.

Datos de interés

  • ¿Cómo ser donante de médula ósea? Solo es necesario un análisis de sangre para obtener los primeros datos de compatibilidad e introducirlos en el Registro Español de Donantes de Médula Ósea (REDMO), que gestiona la Fundación Josep Carreras. A los que parecen ser compatibles se les realiza una segunda extracción. Si se halla compatibilidad suficiente, el donante es sometido a una extracción de médula mediante una técnica quirúrgica muy sencilla.

  • ¿Quién puede donar? Personas de 18 a 40 años que no sean portadoras de enfermedades que se transmiten por la sangre.

  • En Extremadura La asociación Admo puede pedirle día y hora para el análisis de sangre y enviarle la documentación. Ante cualquier duda puede escribir a info@admo.es o llamar al teléfono 924 27 16 46. 

     

    TITULO :   Zona indie - Cine - El  informe Pelicano   ,.

    Este lunes- 14, 21 - Febrero  a las 23:30, en la ‘Zona indie’ de La 2 se emite la película, foto,.

     El informe Pelícano

    Reparto
     
     
    Darby Shaw (Julia Roberts), una estudiante de Derecho, escribe un informe en el que analiza las posibles razones del reciente asesinato de dos jueces del Tribunal Supremo. El informe le traerá numerosos problemas, contando solo con la ayuda de un periodista (Denzel Washington) que también quiere descubrir quién está detrás de esos asesinatos,.
     
     

    TITULO: + Cotas - Tus amigos los insectos ,.

      

    El Sabado -12, 19 - Febrero a las 9:30 por La 1, foto,.

      Tus amigos los insectos,.

     Tus amigos los insectos | Las Provincias

    «¡Insecto!» o «eres un bicho» son insultos de uso común. No se puede decir que las moscas, las hormigas o los escarabajos tengan buena prensa. Los insectos, la mayor masa de individuos del planeta, son, para la mayoría, seres despreciados, infravalorados. Prescindibles. No digamos ya si quien aparece en escena es la cucaracha. Solo Kafka, a través de su inolvidable Gregorio Samsa, rompió una lanza en su favor y nos mostró que también tienen su corazoncito.

    Probablemente haya quien al saber que son especies amenazadas, muchas de ellas al borde de la extinción, esboce una sonrisa o, en el mejor de los casos, ni se altere. Pero si eso ocurre es porque probablemente ignora que el hecho de que decenas de clases de abejas estén a punto de desaparecer, que las mariposas hayan experimentado descensos del 30% desde los años noventa en Europa o que los pastos y bosques hayan pasado de tener un centenar de tipos de insectos diferentes a una treintena en solo una década es un drama para la biodiversidad, una condena para los espacios naturales que amamos y que nos dan la vida, pero también una amenaza para nuestra salud y nuestro bolsillo.

    Los insectos, ese millón de especies, presentes en tierra, mar y aire de polo a polo, juegan valiosos papeles en la cadena biológica, pero también en el crecimiento económico. Son clave en la polinización de flores y cultivos, en la descomposición de residuos y en el rejuvenecimiento del suelo y sus nutrientes. Pero no solo eso. Mantiene en pie múltiples cadenas de la vida, tanto como apetitosa presa como depredador, son el único insecticida sostenible contra plagas y aportan biocombustibles y fibras. Son el test natural para saber que ríos o lagos tienen aguas sanas y la ONU calcula que regalan cada año trabajo por valor de unos 2.400 millones de euros a los agricultores y a los españoles que disfrutan de sus productos. Abejas, mariposas, moscas y algunos escarabajos son imprescindibles para el buen término de las cosechas de frutas o verduras o para poder endulzar la cuajada con su miel.

    Voz de alarma

    Ecologistas en Acción y la Asociación Española de Entomología han publicado un análisis en el que concluyen que, simplemente, estos bichos son irremplazables. El trabajo quiere ser la voz de alerta contra el urbanismo salvaje, el abuso de herbicidas e insecticidas, la deforestación y la desaparición de praderas o el calentamiento global, algunos de los usos de un desarrollo humano descontrolado e irresponsable que los está matando.

    El mensaje es para todos. Cualquiera puede poner su granito de arena. Los ayuntamientos, favoreciendo la polinización con la restauración de solares, pastizales, jardines o calles con flores autóctonas; los agricultores, minimizando el uso de biocidas y cumpliendo la prohibición de las fumigaciones aéreas; y los poderes públicos con leyes que protejan a estas especies y con la proscripción, por ejemplo, de las trampas masivas. La escuela y los medios de comunicación, divulgando sus muchos beneficios. Nadie que se haya criado con Maya, Willi y Flip despreciará a los bichos. 

     

    TITULO : Generaciones - No son monstruos,.

    No son monstruos,.

     No son monstruos

    Auschwitz nos mostró de la forma más cruda y brutal el paroxismo del odio antisemita. Y a pesar de ser conscientes de la dimensión de aquel horror, el antisemitismo, con todos sus tópicos y su incitación a la violencia, sigue vigente,.

    foto / Hace unos días pude disfrutar de un paseo por las calles de Toledo y visitar las sinagogas de Santa María la Blanca y del Tránsito. Siempre que paseo por una judería o visito o uno de sus templos sagrados me invade una especie de tristeza, de melancolía. En la sinagoga de Santa María la Blanca hay un pequeño museo que narra brevemente la historia de los judíos de Toledo y de la península ibérica y, como no puede ser de otra manera, es la historia de la persecución y la desposesión, del señalamiento y de la acumulación de un odio milenario que se nutre de violencias cotidianas y que estalla en grandes masacres y expulsiones. Visito esos enclaves en los que busco algún rastro de su cultura extraordinaria, de la inteligencia de sus sabios, paseo por las calles que algún día acogieron el bullicio de sus vidas. Me detengo y pienso por qué hablo de ellos como si fueran otros cuando, en realidad, son parte de mi historia, de nuestra historia. Aunque tampoco me extraña: que las sinagogas sigan teniendo una nomenclatura católica es una mínima parte de la herencia de violencia antisemita que hemos normalizado.

    Por desgracia, el antisemitismo no es cosa del pasado y, como bien sabemos, España no tiene la exclusiva del intento de exterminar a los judíos. Auschwitz nos mostró de la forma más cruda y brutal el paroxismo del odio antisemita. Y a pesar de ser conscientes de la dimensión de aquel horror y después de décadas de una inmensa producción historiográfica y cultural que lo muestra, el antisemitismo, con todos sus antiguos tópicos y su incitación a la deshumanización y la violencia, sigue vigente. Así lo demuestra Talia Lavin –joven autora judía estadounidense– en un libro titulado 'La cultura del odio: Un periplo por la 'dark' web de la supremacía blanca', recientemente publicado por Capitán Swing.

    Lavin centra su investigación en el antisemitismo de los grupos supremacistas en EE UU, pero en este mundo global lo que se mueve en la 'dark' web –es decir, en grupos de internet encriptados, de acceso restringido a sus miembros– no se circunscribe a las fronteras nacionales, sino que viaja fácilmente por el orbe. El relato de las diferentes formas de odio contra los judíos –y otros grupos que para los supremacistas son infrahumanos, como mujeres, personas LGTBIQ+ y/o racializadas– es espeluznante y, me temo, tiene su propia versión española. Acuérdense de esa joven con camisa azul y saludo fascista cuyo discurso antijudío se hizo viral y al que se le dio eco en una entrevista televisiva. Pues ese discurso, basado en los estereotipos y odios más antiguos y aberrantes cuyo origen se encuentra en nuestra propia historia, está a la orden del día en los grupos que ha investigado Talia Lavin.

    Para llevar a cabo su investigación Lavin se aprovechó de la misma herramienta que tienen los integrantes de esos colectivos para propagar su odio: el anonimato y la creación de perfiles falsos. Lavin creó decenas de ellos, desde Ashlynn, una joven cazadora rubia en busca de pareja en una web de citas solo para «blancos», a una 'Reina Aria' en una célula de propaganda terrorista neonazi, a un joven 'incel' llamado Tommy O'Hara ('incel', del inglés 'involuntary celibate' o 'célibe involuntario', sinónimo de misógino militante, en su mayoría hombres blancos que muestran una inquietante mezcla de odio racial y misoginia). Durante su investigación de estos grupos y muchos otros –se unió a más de noventa grupos ultraderechistas en el canal de comunicación Telegram– Lavin se enfrentó con un odio profundo y radical que, en ocasiones, iba dirigido directamente contra ella.

    Así, cuenta la autora que mientras parapetada tras un perfil falso leía los mensajes en un chat, dio con «una discusión donde se debatía si yo era demasiado fea como para que me violaran» y uno de los usuarios respondió «sí, la violaría con mi escopeta de dos cañones». ¿Qué llevaba a esos hombres a una violencia tan brutal? El mundo en el que se sumerge Lavin para encontrar respuesta es realmente aterrador, no solo porque transcribe los discursos y describe las fantasías violentas de miles y miles de usuarios, sino porque en muchas ocasiones esas palabras que flotan en el mundo digital se convierten en violencia física que acaba con la vida de personas.

    «A diario, durante casi un año, me infiltré en chats, en webs, en foros donde se compartían fotos de linchamientos como si fueran divertidos memes. Allí se usaban lemas como 'MATAR JUDÍOS' y los asesinos eran tildados de 'santos'». Esos santos asesinos son para el supremacismo blanco salvadores de una raza que, según sus ideas delirantes, está amenazada por un complot internacional encabezado por los judíos cuyos cómplices son el multiculturalismo, el feminismo y el socialismo: viejas conspiraciones con algunos ingredientes nuevos. Nos podríamos reír de esas teorías conspirativas, como nos reíamos de Donald Trump o de otros líderes circenses de la ultraderecha, si el odio que propagan no estuviera calando tan hondo en algunas comunidades.

    Ese odio no se queda en las pantallas. Como señala la autora, la incitación a la violencia es real y su apología del genocidio (pasado y futuro) es clara. Lavin no oculta cómo le afectó esta investigación y la escritura del libro: «Algo se me rompió por dentro». Tal vez porque una de las lecciones que aprendió la autora es que estas personas no son monstruos, sino muy humanos: «El odio que promulgan y la violencia que ansían desatar no son sino la consecuencia de docenas o cientos de pequeñas elecciones humanas». Estas personas se relacionan, tienen trabajos y buenos sueldos, van a la universidad y viajan por el mundo. Lavin transcribe una conversación que tuvo como Ashlynn con un pretendiente en la web de citas para blancos. Como parte del intercambio amoroso, el pretendiente incluye su deseo de acabar con todos los judíos de Europa del Este que sobrevivieron al Holocausto. Declaración romántica y muerte genocida en cuatro renglones. Es imposible pasar por alto su humanidad pero, como señala Lavin, eso no le absuelve, «si acaso, convierte sus decisiones en algo aún más aborrecible».

    Es difícil aborrecer y no odiar. Es difícil no ensuciarse de ira y rencor leyendo este libro. La autora reconoce que ha sentido «una rabia sin fin» durante el proceso de investigación y de escritura, que ha pasado por una depresión profunda como resultado de exponerse a tanta violencia. A pesar de todo, ha conseguido publicar este ensayo sobrecogedor que nos revela un entramado de odio mucho más tangible y cercano de lo que nos gustaría admitir.

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