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martes, 25 de febrero de 2020

Un país en la mochila - La nueva guerra fría entre PSOE y Podemos ,./ AQUI HAY TRABAJO - La sociedad ha percibido que nos hemos salido del centro ,.

 TITULO: Un país en la mochila - La nueva guerra fría entre PSOE y Podemos ,.

La nueva guerra fría entre PSOE y Podemos,.

Presupuestos. Fernández Vara pasa tras los escaños de Unidas por Extremadura en la sesión del 23 de enero. BRÍGIDO/
foto / Presupuestos. Fernández Vara pasa tras los escaños de Unidas por Extremadura en la sesión del 23 de enero.

El acuerdo de gobierno entre las dos formaciones en Madrid dibuja un marco de relaciones más estrechas pero se mantienen los recelos,.


Nuevos tiempos en la relación entre PSOE y Podemos en Extremadura. El acuerdo entre los dos partidos para formar un gobierno de coalición en Madrid dibuja un marco de entendimiento en la región, al que no se llegó ni siquiera después de que el voto de la formación morada fuera clave para aprobar los Presupuestos autonómicos de los años 2018 y 2019.
Fuentes de los dos partidos consultadas por HOY coinciden en que hay un nuevo escenario. Ni PSOE ni Unidas Podemos han recibido indicaciones desde las respectivas direcciones nacionales sobre las relaciones que deben llevar en la región. Pero, en ambos casos, reconocen que algo ha cambiado y que el Gobierno de coalición plantea un nuevo escenario. Aunque nadie lo haya pedido, quieren contribuir a un buen entendimiento del Ejecutivo de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias.
La mejor prueba de que algo ha cambiado ha tenido lugar en la reciente tramitación de los Presupuestos de la Junta para 2020. De entrada, el grupo de Unidas por Extremadura (del que forman parte Podemos, IU y Extremeños) fue el único de la oposición que no presentó una enmienda de totalidad al proyecto presentado por el Gobierno regional. Un movimiento que tuvo lugar antes de que se anunciara el acuerdo entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias y que propició el entendimiento que tuvo lugar en la votación de las cuentas autonómicas.
A pesar de la mayoría absoluta socialista, el partido liderado por Fernández Vara accedió a incorporar al Presupuesto 2020 un total de 25 enmiendas parciales de Unidas por Extremadura. Tres durante la tramitación en comisión, con lo que se acogieron tal cual se planteaban, y hasta 22 durante el debate final en pleno, mediante modificaciones propuestas por el PSOE y aceptadas por la coalición (aunque dos de ellas finalmente no se aprobaron por errores formales y se añadieron según su redacción original).
El resultado final de la tramitación de la ley fue la aprobación de 76 enmiendas parciales: 50 del PSOE, principalmente dedicadas a corrección de errores, y 25 de Unidas por Extremadura, que se abstuvo en la votación final. Solo salió adelante una propuesta del PP y ninguna de Ciudadanos. Una muestra de las posibilidades de acuerdos que existen entre las distintas formaciones con representación parlamentaria.
Para los socialistas, la disposición a aprobar enmiendas de Unidas por Extremadura obedece a la mano tendida a la negociación que planteó Fernández Vara en su discurso de investidura. Según dijo entonces, no quería gobernar abusando de su mayoría absoluta, sino que deseaba mantener el espíritu dialogante de la pasada legislatura. Pero también era un guiño de los socialistas al único grupo de la oposición que no había presentado enmienda de totalidad y a su nuevo socio de gobierno en Madrid.
Sin embargo, también hay muchas cuestiones que amenazan el buen entendimiento en la región. Volviendo a los Presupuestos 2020, los responsables de Unidas por Extremadura no estaban del todo satisfechos con la aprobación de 25 de sus enmiendas. No solo por su número, sino porque muchas de ellas se vieron modificadas a la baja, limitando por tanto su alcance. A esto se suma que en muchos casos se trata de cuestiones de escaso calado, o que las más llamativas, como la que aporta 1,8 millones a las ayudas al alquiler, fueron en realidad una propuesta del PSOE.
Aunque es cierto que el clima de entendimiento ha mejorado, no lo es menos que los recelos permanecen entre las dos formaciones. De entrada, Podemos forma parte de una coalición y aunque la portavoz del grupo parlamentario, Irene de Miguel, es quien lleva la voz cantante, tiene como socios a Extremeños e Izquierda Unida, dos formaciones con un historial de desencuentros con el PSOE. De hecho, los socialistas suelen recordar cada cierto tiempo que los votos de IU sostuvieron al gobierno regional del popular José Antonio Monago entre 2011 y 2015.
Además, Unidas por Extremadura recuerda que una de sus primeras iniciativas de la legislatura fue una propuesta de impulso para pedir a la Junta que apoyara «un gobierno estatal de coalición progresista». No era una petición al Gobierno en funciones de Pedro Sánchez para que tratara de llegar a un acuerdo con Podemos, sino una solicitud al Ejecutivo regional, a Fernández Vara, para que reclamara ese pacto. La Asamblea rechazó esa medida gracias a los votos en contra de los diputados socialistas.
Podemos, por tanto, considera que mantiene una misma línea, mientras que estima que es el PSOE el que ha cambiado. De ahí que miren con recelo cuestiones como la aprobación de un puñado de enmiendas parciales al Presupuesto.
Por su parte, los socialistas tampoco terminan de fiarse. En un parlamento con mayoría absoluta no se necesitan los votos de la oposición para aprobar leyes, como en la pasada legislatura. Así que cualquier pacto será en realidad una concesión de la Junta. Pero eso da más peso al Parlamento regional como espacio para el debate político, para plantear cuestiones más allá del marco legislativo regional y tratar iniciativas que fijen posiciones sobre asuntos concretos. Por eso, para el PSOE un buen momento para evaluar el grado de acercamiento con Podemos será en la tramitación de las preguntas al presidente, que Fernández Vara debe contestar una vez al mes en la Asamblea. No solo por el contenido de la pregunta que plantee Irene de Miguel, sino por el tono que utilice. En enero no hubo pleno ordinario y en el primero de febrero, el pasado día 6, no se incluyó este punto. Por tanto, en la sesión prevista para el 20 de febrero será la primera vez que se produzca esta situación tras la formación del pacto entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias.
Sin duda, las relaciones entre PSOE y Podemos en Extremadura estarán condicionadas por el Gobierno de coalición en Madrid. Pero también es cierto que hay tanto interés en llegar a acuerdos como en marcar territorio, como ha ocurrido recientemente con la polémica generada por las declaraciones de Fernández Vara sobre el salario mínimo y su efecto en el campo extremeño. Una de las medidas estrella de la formación morada, y una de las primeras decisiones del Ejecutivo Sánchez-Iglesias, cuestionada por un barón socialista. Amigos, pero con reservas.

   TITULO: AQUI HAY TRABAJO -La sociedad ha percibido que nos hemos salido del centro ,.


«La sociedad ha percibido que nos hemos salido del centro»,.

El coordinador de Ciudadanos en un momento de la entrevista. foto,.
El coordinador de Ciudadanos en un momento de la entrevista. jorge rey/

El portavoz de Cs en Extremadura cree que la formación naranja debe distinguirse ocupando de nuevo la centralidad política que perdieron,.


Ciudadanos (Cs) encara un año 2020 que marca un punto de inflexión en su futuro. Celebra el 14 y 15 de marzo una Asamblea General con tintes de refundación tras la precipitada salida de Albert Rivera por los resultados del 10-N. Y participará en tres citas autonómicas con malas previsiones según los sondeos. Cayetano Polo, coordinador regional, intenta ver el vaso medio lleno («donde ya gobernamos, como Andalucía, están mejorando los indicadores»), aboga por que el partido recupere el centro político y espera que con Inés Arrimadas no se decida todo desde Madrid.
-¿Ya sabe por qué se hundió Cs?
-Mi opinión es que nuestro votante no entendió las decisiones que tomamos después del 28 de abril. Cs se desdibujó, perdimos la imagen de centro, de posicionarnos en el espacio donde éramos capaces de atraer tanto a votantes de derecha como de izquierda. Fallamos en explicar las reuniones que Rivera mantuvo con Sánchez en mayo y junio, en las que sí se ofrecieron al PSOE acuerdos para arrancar la legislatura, y al final el votante entendió que Cs no había hecho aquello que se esperaba que hiciera.
-¿Perdieron la oportunidad de formar gobierno con el PSOE?
-A veces hemos facilitado la gobernabilidad sin necesidad de entrar y nos ha ido bien, pero más allá de que con los 57 diputados de abril podíamos estar hoy gobernando, fundamentalmente se perdió la posibilidad de impedir que los nacionalistas y Podemos tengan el peso actual.
-Da la sensación de que Arrimadas sigue la hoja de ruta de Rivera. ¿Han hecho autocrítica?
-Yo creo que sí, pero seguimos pecando de no trasladar bien lo que queremos. Tenemos el ejemplo de los pactos electorales que se han ofrecido en Galicia, Cataluña y País Vasco.
-¿Le gustan?
-Me parece acertado intentar hacer un frente constitucionalista como alternativa a un problema muy serio que está afectando a la unidad territorial y a la defensa de nuestras libertades. Sin embargo, la sociedad lo que percibe es que se propone solo un pacto con el PP, cuando no es así, se está dando la mano también al PSOE para ir en esa línea.
-Quizás se les vincula más al PP porque siempre que han tenido que elegir, incluso en comunidades (Castilla-León, Murcia, Madrid) donde el PSOE ganó las últimas elecciones, han facilitado que el PP siga al frente.
-Eso ha sumado en lo que decía antes de que nos hemos desdibujado y la sociedad ha percibido que nos hemos salido del centro. Pero también tiene que ver con que los socialistas, que supuestamente son un partido constitucionalista, se han ido a un extremo que hace muy difícil pactar con ellos. Esa polarización que se está produciendo en la política española es lo que hace más difícil saber vender un discurso de que nosotros nos mantenemos en el centro.
-¿Arrimadas es la líder que necesita Cs o ve otras opciones?
-No creo que haya otra opción mejor porque ella ya sabe lo que es ganar, lo demostró en Cataluña, y eso es fundamental en política. Yo creo que ese viaje de volver a ubicar el partido de donde no debió moverse o demostrar a la sociedad que seguimos en esa centralidad, quien mejor puede hacerlo es ella.
-¿Se enfrenta Cs al riesgo de su desaparición, como le sucedió a CDS y UPyD?
-El riesgo existe. Se da la paradoja de que cuando voy por la calle todo el mundo se me queja de la situación que tienen los autónomos, la economía, pero nadie reconoce que ha votado al PSOE. Todos me dicen que un partido de centro es necesario, y luego llegó el 10-N.
-Usted ha reclamado más peso para los territorios, que no se tomen todas las decisiones desde Madrid. ¿Le hacen caso?
-Somos un partido que tiene un mismo proyecto para toda España, es algo que no debemos perder nunca y es la razón por la que muchos estamos en este partido. No queremos una formación de 17 taifas o 17 PSC, queremos un partido único con un discurso único. Pero en este momento precongresual es sano debatir que hay que dar más participación a los territorios y a los afiliados. Inés ya es consciente de ello, y en su declaración de intenciones incluye que quiere un partido más participativo, con órganos de mayor acción territorial. Cs tuvo un crecimiento muy grande en poco tiempo, y eso hace que debamos estructurarnos de otra manera.
-¿Le gusta la fórmula de gobierno de dos más dos en el Ayuntamiento de Badajoz?
-No se había explorado hasta ahora, así que habrá que esperar al resultado para decirlo. Hoy está funcionando bien, los compañeros de Cs está realizando un trabajo que se está reconociendo en la ciudad, con concejalías de peso. Todavía tenemos que ver cómo se hace la transición.
-Las decisiones importantes que se tomaron para los ayuntamientos extremeños llegaron desde Madrid. ¿Generó tensiones aquí?
-Eso viene provocado por la unidad de discurso que queremos. En Extremadura estamos gobernando en ayuntamientos con el PP, pero también con el PSOE en Almendralejo, se apoyó en Navalmoral, se dejó gobernar en Cáceres... Es cierto que desde Madrid se marcaron unas directrices y hay que asumir las decisiones que adopta el comité ejecutivo. Creo que al final supimos acoplarlas a lo que se quería en Extremadura, pero reconozco que parte de la afiliación hubiera preferido una mayor participación en esas decisiones.
-En Cáceres se les han ido concejales incluido el candidato. ¿Qué ha pasado?
-En Cáceres nos equivocamos. Confiamos en un candidato que ha demostrado no saber ser un buen portavoz de Ciudadanos y que ha sido una decepción. Podíamos haber pensado en gente que ya estaba dentro del partido pero la decisión se adoptó pensando en incorporar a la sociedad civil para seguir mejorando. En la vida te equivocas todos los días, lo importante es reconocerlo y poner soluciones.
-¿Se siente cómodo apoyándose en el voto de Vox, en Badajoz o en Madrid?
-No entiendo por qué tenemos tanto miedo a hablar de los votos de Vox o de otros partidos. Es gracioso que el PSOE pueda negociar de forma abierta con partidos que incluso han apoyado tesis terroristas, y en cambio demonicemos a Vox. Lo considero un partido más, que tiene miles de votos detrás y hay que tenerlo en cuenta. Nosotros no tenemos pactos con Vox, ni en Badajoz ni en ningún sitio, han apoyado un gobierno del PP y Cs y ya está, hay que darle normalidad.
-¿No les aparta del centro que busca? Cs apoya la ley de la eutanasia y Vox dice que el Estado se convierte así en una máquina de matar, por ejemplo.
-Vox puede decir tantas bobadas como Bildu o cualquier otro partido, cosas de las que yo difiero, por eso no soy de esos partidos. Si estuviéramos con el PSOE y se hubiera abstenido Bildu o Juntos por Cataluña nos dirían lo mismo por el otro lado. Estar en el centro tiene esa dificultad.
-La mayoría absoluta del PSOE en el Asamblea arrebató a Cs un papel que parecía destinado a jugar en la región, el de bisagra para la gobernabilidad.
-Evidentemente resultó un jarro de agua fría. Hace unos días ha estado aquí la gestora y reconocía que Extremadura creció más que ninguna otra comunidad autónoma en las elecciones de mayo. Pero ese gran resultado nos ha llevado a la oposición sin posibilidad de influir. Fue una pequeña decepción. Pero si se trabaja, incluso en esta situación, somos capaces de impulsar iniciativas como la gratuidad de los libros de texto. Se pueden hacer cosas desde la oposición si se tienen ganas de trabajar, pero claro, el ritmo para que salgan adelante no lo decidimos nosotros.
-Vara dijo que iba a gobernar como si no tuviera mayoría absoluta. ¿Lo está cumpliendo?
-A veces más y a veces menos. Nos han tumbado propuestas sin demasiados argumentos, ahí ves el rodillo, pero también he de decir que tenemos líneas de trabajo conjunta en materia de educación, en despoblación o en agilidad de la Administración.
-¿Ve posible un Extremadura Suma con el PP, como ya insinuó Monago, al estilo de lo que se habla para las otras regiones?
-No lo veo. La razón de buscar esa alianza de constitucionalistas es que son territorios donde los independentistas pueden tener peso y la defensa de la Constitución está en riesgo. Eso en Extremadura no se da. Nosotros nos diferenciamos en muchísimas cosas del PP, como la ley de la eutanasia de la que hablábamos antes, por eso nosotros estamos en el centro y ellos en la derecha. Aquí no veo esa necesidad.
-¿Pero para derrotar al PSOE podría ser necesaria la unión electoral?
-Yo quiero vencer al PSOE sumando solo con Ciudadanos. El PP ha gobernado Extremadura y no ha hecho nada diferente a lo que hicieron los socialistas. Es decir, no hay nada en ellos que nos haga prever que vayan a cambiar las cosas con Monago. No creo ni necesaria ni conveniente una alianza como esa.
-¿Se ve en otro partido si tras el congreso de Ciudadanos no ve recogidas sus tesis?
-A mí me costó mucho en 2015 verme en política, y ahora me costaría mucho verme en otro sitio que no sea Ciudadanos. Realmente, no. En política hay que estar el tiempo justo para aportar lo que uno tiene acumulado de su vida profesional, lo que trae de la vida civil, pero no eternizarse.
-En política todo el mundo dice que empieza para irse pronto y luego va acumulando años.
-Es un veneno, lo reconozco. Mi experiencia en el Ayuntamiento de Cáceres fue un máster acelerado y mi experiencia en la política autonómica está siendo apasionante. La capacidad que uno tiene, aunque sea un poquito, para cambiar las cosas y mejorar la sociedad, engancha.
-A Cs se le ve como un partido urbanita, como la nueva política, pero en Extremadura esa etiqueta es más complicada. Por ejemplo, ¿cómo se resuelve el problema del campo?
-Es un problema muy complejo, no solo se trata de una cuestión de precios, que es verdad que se da y que impide que las explotaciones sean rentables. Tiene que ver también con la libertad de mercado. Pero desde Extremadura sí podemos ir haciendo algunas cosas, por ejemplo, evitar que el agricultor y el ganadero pasen más tiempo haciendo papeleo que en el campo. Es decir, hacerle la vida más fácil en su día a día. Es una de las mayores quejas que nos llegan.

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