TÍTULO: REVISTA MUJER HOY, DE CERCA, PORTADA, MUNDO, 7 DIAS CITAS, INMA CUESTA ACTRIZ,.
La risa siempre es un metodo eficaz para hacernos pensar,.
INMA CUESTA ACTRIZ,. foto,.
Esperando nuevos retos y dispuesta a hacer una pausa
tras 10 años de carrera. Así inicia el año la actriz, que vuelve al
cine encarnando a una mujer que planta cara a la crisis (a todas las
crisis) a golpe de carcajadas.
Hablamos con ella en pleno 'break' navideño, que la actriz pasa en Arquillos (Jaén), su pueblo. A ninguno de sus escasos 2.000 habitantes se le escapa que Inma Cuesta es Margarita, la de 'Águila Roja', y Ruth la de 'Tres bodas de más', y Hortensia en 'La voz dormida' y Carmen de Triana en 'Blancanieves'.
Ni que, a partir del 30 de enero, será también Luisa en la comedia 'Las ovejas no pierden el tren': una mujer casada que ha dejado la ciudad para instalarse en un pueblo castellano y que planta cara a todas las crisis a la vez (la económica, la de pareja, la personal...), mientras desea con todas sus ganas ser madre de nuevo.
Sin embargo, cuando Inma regresa a Arquillos, es simplemente la chica que ha sido siempre, la hija del tapicero. Al nuevo año le ha pedido nuevos retos (un 'thriller' o una de terror, géneros que no ha trabajado nunca) y un paréntesis para escaparse a recorrer mundo y a crecer por dentro. (Y salud, ante todo salud, le sopla su madre por encima del hombro...).
Mujerhoy. ¿Qué es eso de que las ovejas no pierden el tren?
Inma Cuesta. Me encanta el título. Es una comedia generacional que refleja los conflictos, los miedos y las crisis de diferentes edades a través de diversos personajes y que habla de las oportunidades que desaprovechamos en la vida, de los trenes que dejamos pasar. Pero también habla de rebelarse contra imposiciones, de conocerse a sí mismo y no engañarse con cosas que no están hechas para uno. Como dice Alberto San Juan en la película: "Estoy dispuesto a perder todos los trenes que me dé la gana".
MH. Es una comedia, pero trata temas muy serios...
IC. Si, es agridulce. Hay veces que la risa se te queda congelada y sientes un pellizco por dentro. Cualquiera puede verse reflejado en alguna de las tramas: padres que se hacen mayores y sobre los que hay que tomar decisiones; una mujer que desea ser madre, pero su situación no se lo permite... La risa es un buen medio para hacer pensar y para reflejar situaciones dramáticas.
MH. ¿Cuántos trenes ha perdido usted, por ejemplo?
IC. No tengo frustraciones en ese sentido. Si he necesitado hacer algo, lo he hecho. Hasta hoy, el miedo no me ha paralizado nunca. Soy una persona de lanzarse, a veces sin paracaídas, y de atrapar trenes en marcha. Me dejo guiar por mi intuición. Pero también creo que hay trenes que hay que dejar pasar porque no es su momento. Todo sucede por algo y no hay que flagelarse por los errores. Hacemos las cosas lo mejor que podemos. Si hay que perder un tren, se coge otro después, no pasa nada, sin dramatizar.
MH. Y en su vida personal ¿tiene la sensación de haberse perdido cosas por culpa del trabajo?
IC. En algún momento la he tenido. Desde que llegué a Madrid, hace 10 años, he trabajado mucho y me siento muy afortunada; pero sí he sentido a veces perderme un viaje con amigos o un momento especial con la familia por tener que trabajar. Ahora, precisamente, estoy haciendo balance de eso.
MH. ¿Y cuáles son las conclusiones?
IC. Siempre he dado prioridad a lo personal y ahora me apetece mucho viajar y hacer una serie de cosas que no he hecho... ¡No he tenido tiempo ni de sacarme el carné de conducir!
MH. ¿Está hablando de echar un poco el freno en su carrera?
IC. Sí, me gustaría hacer alguna pausa. ¡Pero es complicado porque llegan trabajos maravillosos! Me apetece viajar y hacer algún curso de danza, inglés, fotografía, pintura... ¡Qué sé yo! Tengo ganas de aprender cosas, de reciclarme. En este trabajo, como no te sigas nutriendo de experiencias y vivencias nuevas, se te acaban las historias que llevas dentro, se te agotan los recursos.
MH. ¿Se ve como Luisa, su personaje, yéndose a vivir al campo?
IC. ¡Sí, sí, sí, totalmente! Me gusta mucho la ciudad, pero yo me he criado en la naturaleza y jugando sola en la calle. La sensación de estar en libertad me hace sentir muy bien. Mi sueño es tener una casa en el campo, con huerto y una chimenea. Y, aunque solo sea para escaparme de vez en cuando, algún día la tendré.
MH. Eterna rivalidad pueblo-ciudad...
IC. Cada uno tiene su lado bueno. Soy una enamorada de Madrid, me ha dado mucho y acoge muy bien a los de fuera. Yo ya me siento como si fuera de allí. Es una ciudad que siempre está viva, a cualquier hora, y que ofrece muchas posibilidades: cine, teatro, exposiciones... Pero los pueblos te ofrecen el silencio, estar en contacto contigo mismo... Me gusta mucho pasear tranquila, escuchando a la naturaleza; y en el bullicio urbano a veces te pierdes.
MH. En su pueblo debe de ser usted una celebridad, estará el bar empapelado con sus fotos...
IC. ¡Qué va! La gente me quiere mucho, eso sí. Me saludan, me regañan por los conflictos de 'Águila Roja'... pero todo el mundo tiene conmigo una relación muy normal, nadie me molesta. No me tratan como una estrella.
MH. La vida rural y la 'incompatibilidad climática' hacen mella en la pareja protagonista de la película. ¿Es el amor tan frágil que todo le afecta?
IC. El personaje de Raúl [Arévalo] y el mío parecen tan distintos... Y, sin embargo, están hechos el uno para el otro. A veces, la incompatibilidad no es tal, en esas diferencias, te encuentras. El amor es lo que importa. El amor nos salva.
MH. Uno está enamorado y parece que durará siempre, pero... ¿qué es lo que lo estropea todo?
IC. Yo creo que tendemos a mirarnos siempre a nosotros mismos y ese es el principal problema en cualquier tipo de relación. La falta de empatía a veces nos hace aislarnos.
MH. ¿Tan difícil es encajar?
IC. Sí. Pero no solo en las relaciones de pareja, también en las de familia o amistad. Somos muy distintos y no nos enseñan inteligencia emocional en las escuelas, que yo creo que es primordial en la vida para saber relacionarse y entender que el otro puede tener un punto de vista diferente y eso no te aleja.
MH. ¿Cómo aprendió usted todo eso?
IC. Para mí, mi trabajo de actriz es un análisis psicológico exhaustivo del ser humano. Cada vez me enfrento a un personaje diferente y eso me obliga a ver las situaciones desde diferentes perspectivas, y voy aprendiendo cosas de mí y de los demás. Eso me permite entenderlo casi todo. Vives conflictos a los que reaccionas de cierta manera y, cuando los encuentras en la vida real, sabes a qué responden. Es lo que más me apasiona de mi trabajo, que me ayuda a tener la mente más libre y a ser tolerante.
MH. Yo que creía que habían cambiado las cosas... y ahí está Candela Peña, su hermana en la película, desesperada por pillar marido. ¿Siente esa presión por casarse?
IC. ¿Yo? ¡Para nada! Yo no creo en el matrimonio. No sigo las reglas. La mayoría de mis amigas están casadas y tienen hijos, pero yo no siento que me esté quedando al margen ni que, como se decía antes, se me esté pasado el arroz. Creo que el personaje de Candela está perdido y no puede quererse ni estar sola. De ahí su ansiedad por un marido.
MH. Y usted, ¿se lleva bien con la soledad?
IC. Estupendamente. Pero estoy muy bien rodeada, no te creas [Risas]. Una puede estar sola y ser feliz. El ser humano no ha nacido para vivir en pareja como única opción. Nacemos solos, nos movemos solos y, si en el camino estás bien acompañado, también es maravilloso compartir tu vida con alguien.
MH. Y ya que esto va de ovejas... ¿Se siente rebaño en algo?
IC. Jamás. Como decía antes, no sigo las reglas, nunca me he comportado como parte de un rebaño e intentaré no hacerlo en la vida. En ese sentido, siempre he tenido mucha personalidad y me he comportado en función de lo que mi conciencia, mi razón y mis sentimientos me han indicado. Nunca he sido una oveja sin voluntad.
MH. ¿Hay una parte de nuestros logros que disfrutamos en función de lo que opinen los demás?
IC. Si nos ponemos a pensar... sí, mucho. A veces pones mucho empeño en lograr algo y al final te das cuenta de que no te hace feliz; que le hace ilusión a papá, o que te da prestigio ante otra gente. Yo intento tener los pies en el suelo, ser consciente de cada paso que doy, de cada decisión que tomo; procuro reflexionar sobre hacia dónde quiero ir.
MH. ¿El sueño de ser actriz pierde emoción cuando se logra?
IC. Hay momentos duros, pero eso no le quita brillo a haber logrado lo que he conseguido. Cuando tengo un mal día, cierro los ojos y me imagino a mí misma de pequeña. Así recupero todo lo que soñaba y lo que quería hacer. Y vuelvo a ser consciente de que mi sueño se ha cumplido con creces y vuelvo a sentirme afortunada. Evidentemente, hay complicaciones, estamos muy expuestos a la opinión de la gente y tienes que tener la cabeza muy amueblada para saber dónde estás, y que ni lo bueno es tan bueno, ni lo malo tan malo.
MH. Para buena, la noticia de que 2014 ha sido el mejor año de la historia para el cine español... ¡Ya era hora!
IC. ¡Ya te digo! El sector está fatal, pero también la educación, la sanidad... Tantas cosas que hablar de la situación del cine me parece algo frívolo. Es cierto que a mí me toca directamente, pero también me afectan esas otras cosas y no estaría mal que celebráramos por fin alguna buena noticia sobre eso.
Del drama a la comedia
Una década de carrera dan para mucho, sobre todo para una actriz con la belleza y la versatilidad de Inma Cuesta. Durante cuatro años (2005-2009), se metió a diario en la piel de María, la protagonista del musical 'Hoy no me puedo levantar', de Nacho Cano.
Luego llegó la televisión: primero el drama, con 'Amar en tiempos revueltos'; más tarde la comedia, con 'La familia Mata', y por último las aventuras de 'Águila Roja'. Y el salto al cine, siempre entre la carcajada y la lágrima: en un lado 'Primos', 'Tres bodas de más' y 'Las ovejas no pierden el tren'; al otro 'La voz dormida' o 'Blancanieves'.
Y otro estreno para 2015 que es una declaración de intenciones: 'La novia', una comedia basada en 'Bodas de Sangre', la tragedia de García Lorca.
TÍTULO: PROTAGONISTA, VIDAS PRIVADAS, EN DIRECTO, CLAUDIA LLOSA DIRECTORA DE CINE,.
foto-- CLAUDIA LLOSA DIRECTORA DE CINE,.
Mis personajes se niegan a ser víctimas ...
Con 'La teta asustada' conquistó el Oso de Berlín.
Ahora vuelve con 'No llores, vuela', la historia de una madre sola,
donde el hielo se convierte en la gran metáfora de nuestra fragilidad.
Una creadora peruana, afincada desde hace 10 años en Barcelona, que logró con su anterior trabajo, 'La teta asustada', una nominación a los Oscar a mejor película extranjera y el Oso de Oro en el Festival de cine de Berlín.
Mujer Hoy. ¿De dónde nace 'No llores, vuela'?
Claudia Llosa. Cuando tenía seis o siete años, mi familia y yo subimos al Pastoruri, una montaña en la sierra de Perú, a unos 5.000 metros. Era la primera vez que veía la nieve, me puse a explorar buscando una estalactita y me caí en una lagunita de hielo pero, por suerte, mi hermana me sacó. Nos tuvieron que bajar en burro y fue toda una experiencia, con desmayo incluido, que a mí me dejó marcada. En mi película quería que hubiera dos hermanos solos, ayudándose en la naturaleza, en medio de la nada, pero desde su lugar más instintivo e infantil. A partir de ahí, toda la historia fue construyéndose.
MH. El paisaje helado es parte fundamental de la atmósfera angustiosa de la película.
CLL. En los horizones inmensos, el ser humano no tiene donde esconderse, está a la intemperie. Para mí, los paisajes agrestes forman parte de la psicología del personaje. Tienen que ver con ese ser humano alejado de las grandes urbes, que no encuentra refugio en las instituciones ni en la ciencia, porque la modernidad no ha sabido acogerlo.
MH. Todos los críticos coinciden en considerar su estilo como poético.
CLL. De niña escribía poesía, pero como sufría dislexia, lo que hacía era dictarle los textos a la persona que trabajaba en mi casa, que ha sido una parte muy importante de mi vida y es andina. Yo necesitaba escribir sin saber escribir. Me costaba la vida, pero ella me ayudaba, y fue la que me adentró en ese imaginario andino, que es muy rico a nivel poético, y que incluso admite el tratamiento de la metáfora de una manera realista.
MH. ¿Superó la diselexia o sigue con ella?
CLL. La dislexia nunca se supera, forma parte de ti en todo el aprendizaje y ha marcado mi vida académica. A cambio, se desarrolla mucho tu aspecto visual y trabajas en otros caminos para llegar al mismo punto. Nunca lo he vivido como algo negativo.
MH. Jennifer Connelly es el corazón de 'No llores, vuela' y está magnífica. ¿En qué momento entró en el proyecto?
CLL. Sacar esta película adelante ha sido dificilísimo. En el medio de la nada, viajando con un montón de camiones... Si lo hemos conseguido ha sido por un amor desmesurado al arte y al cine. Ella se enamoró de la historia y se puso a capitanearla y a tirar del proyecto, ayudándonos incluso con la financiación. Sin Jennifer esta película no existiría y se habría quedado en el papel.
MH. ¿Fue fácil convencerla?
CLL. Para mí era muy importante encontrar a Nana, la protagonista, porque el resto de personajes tenían que ser un reflejo de ella, por parecido físico o por edad. Al final, fue Mark Johnson, mi productor americano, que es también el de 'Breaking bad', quien le hizo llegar el guión. Una semana después quedamos para hablar del personaje media hora, que se convirtieron en cuatro. Conectamos. Y, a partir de ese momento, todo lo que había estado atascado empezó a fluir.
MH. ¿Ella le aportó al personaje cosas que no estaban en guión?
CLL. Trabajamos mucho el final de Nana, su vejez, y hablamos con mujeres filósofas y artistas mayores para tratar de conseguir la sensación oral y física que queríamos transmitir. A Jennifer le daba mucho miedo que el envejecimiento no fuera realista y se dedicaba a trabajar horas con Mike, el maquillador, con una minuciosidad extrema.
MH. ¿Cree que hubiera sido capaz de crear un personaje como Nana si no fuera madre?
CLL. La madre siempre ha estado muy presente en mi obra. La madre ausente en 'Madeinusa', que decide emigrar y deja a las hijas con el padre para poder sobrevivir; la madre protectora en 'La teta asustada', que lo da todo; y de nuevo en No llores, vuela una madre individualista que lo que quiere es que sus hijos encuentren su propio camino y que les dice constantemente: "Tú puedes solo". No sé hasta qué punto me ha marcado el hecho de haber sido madre, pero sí es cierto que ahora estoy mucho más en el punto de vista de la madre que en el de la hija.
MH. En los libros de memorias es mucho más habitual encontrar relatos desde el punto de vista de la hija, que se queja...
CLL. Se escribe más desde el punto de vista del hijo porque la sociedad premia la victimización. Pero para hacerte fuerte, tienes que renunciar a la victimización. Por eso ninguno de mis personajes son víctimas, a pesar de lo duro de sus vidas.
MH. ¿Lo peor que puede hacer una madre es abandonar a su hijo?
CLL. Intento a toda costa no juzgar a mis personajes. No me importa si sus decisiones son correctas o incorrectas, sino cómo se enfrentan a las consecuencias. Para mí, Nana es la mejor madre que puede ser. Está volcada en sus hijos, pero la vida la supera y toma decisiones con un afán de superviviencia muy primitivo. Ella es como un halcón, ve desde muy lejos, viaja muy alto, pero un niño necesita la presencia, la constancia, la cercanía...
MH. Al hombre nunca se le han cuestionado sus ausencias.
CLL. El hombre se iba a la guerra y se le recibía con vítores; y a la mujer nadie le daba la opción ni de planteárselo. Puede que el personaje de Nana se aleje de nuestra vida en un sentido literal, pero en un sentido profundo creo que muchas mujeres van a crear un vínculo con ella y la van a entender. Aunque entender no significa justificar. Esa es una de las grandes preguntas del perdón que atraviesan la película: ¿si perdono justifico? Y yo creo que no, que son cosas muy distintas. Pero también: ¿qué es más sanador? ¿Perdonar o ser perdonado?
MH. ¿Nana tiene el poder de curar?
CLL. Es algo que nunca se llega a aclarar, porque no es lo relevante. Para mí, lo importante es cómo las creencias y los mitos ayudan a los seres humanos a sobrevivir. La película no pretende en lo más mínimo decir que la imposición de manos funciona. ¿De qué habla esa necesidad? La gente acude a lo místico cuando no encuentra ayuda en la ciencia y las instituciones, cuando está sola.
MH. En estos elementos, ¿hay alguna influencia del realismo mágico?
CLL. Yo creo que todo latino ha bebido del realismo mágico, pero para mí no es una influencia directa, sobre todo porque construye el relato desde la hipérbole, que es una estrategia totalmente literaria y cero cinematográfica.
MH. ¿Qué quiere decir?
CLL. Una niña llora y sigue llorando hasta que se hace vieja y llena el cuarto de agua. Eso lo cuentas en un libro y se entiende. Pero en el cine tienes que hacerlo con elipsis [saltos en el tiempo y el espacio] y no se interpreta igual. La hipérbole [la exageración extrema] es inviable en el cine, por eso es tan difícil llevar a la pantalla el realismo mágico. Lo que pasa es que es un género que bebe del realismo latinoamericano, de su verdad, y ahí sí que estamos todos.
MH. ¿Y Vargas Llosa, su tío, le ha influido?
CLL. Me ha influido, como ha influido a toda mi generación, porque es un autor crucial. Pero no trabajamos los mismos temas y a mí me han marcado otros autores más andinos para hacer mi camino. En realidad, es primo de mi padre y no hay una relación tan directa. Somos una familia muy grande, aunque muy unida, eso no lo no lo voy a negar.
Un crimen sin nombre
-'La teta asustada', su anterior trabajo, encendió el debate en torno a los abusos sexuales que padecieron miles de mujeres en los años 80 y 90 en Perú durante la guerra contra Sendero Luminoso, y las secuelas psicológicas que dejó esa violencia.
-"La película ayudó a que las víctimas empezaran a hablar –cuenta Llosa–, y ha sido muy importante para la reconciliación nacional".
-70.000 personas murieron en el conflicto, pero no hay cifras de las violaciones: "Uno de los problemas –dice la directora– tiene que ver con que en el quechua no existe la palabra violación, así que muchas denuncias eran pasadas por alto porque ellas no eran capaces de nombrar lo que les había ocurrido".
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