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sábado, 31 de enero de 2015

REVISTA MUJER HOY, EN PORTADA, DE CERCA, Bárbara Lennie y Nerea Barros, una apuesta segura,./ MUNDO, VIDAS PRIVADAS, PROTAGONISTA, MARIA JOSEFA HUARTE,.

TÍTULO : REVISTA MUJER HOY, EN PORTADA, DE CERCA, Bárbara Lennie y Nerea Barros, una apuesta segura,.
-foto-- Bárbara Lennie y Nerea Barros, una apuesta segura,.


Con dos de los mejores papeles femeninos del mundo han logrado su consagración. Competirán por un Goya, pero, pase lo que pase esa noche, ya son ganadoras. 
Al desprenderse de los abrigos de plumas, las tres vueltas de bufanda, los calcetines de lana y las toscas botas de invierno, Bárbara Lennie y Nerea Barros se despojan del hábito de personas normales para vestir esa otra piel, la de las estrellas de cine (con perfecta pedicura de uñas burdeos y corte de pelo impecable) que exhiben estos días, previos a la entrega de los premios Goya.
La noche del 7 de febrero, Lennie podría llevarse dos premios (mejor actriz por su papel en 'Magical girl' y mejor actriz de reparto por 'El niño') y Nerea convertirse en la actriz revelación del año por su interpretación en 'La isla mínima'. Consagración versus revelación.
Bárbara, a sus 30 años y con más de 25 personajes en su álbum profesional, es comedida, paciente, tranquila en sus movimientos, pausada en sus respuestas, serena y seria solo en la forma, porque se le intuye un fondo más gamberro.
Nerea, que podrá ser revelación para el gran público, pero que no es novata porque lleva 15 años pateando escenarios, disfruta sin mesura de este momento de gloria: es una mujer de voz grave y dulzura infinita; de carcajada estruendosa; inquieta, impulsiva, charlatana y apasionada. Hasta ahí las diferencias. Hasta ahí da de sí el juego de los opuestos, porque por lo demás esperan el día de la alfombra roja con idéntica emoción.
Mujerhoy. ¿Estar nominadas hace que tiemblen las piernas?
Nerea. Yo voy a estar muerta de miedo, lo sé. La verdad es que, cuando me enteré de la nominación, me puse a llorar a moco tendido, literalmente. Llamé a mi madre y lloraba tanto que se asustó. "Ay Nerea, hija, ¿ha pasado algo? A ti te ha pasado algo...", me preguntaba, nerviosita perdida. "Sí, que me han nominado al Goya", le dije yo, sin dejar de lloriquear. Así que mi pobre madre me preguntó: "Pero eso es bueno, ¿no?". ¡Claro que es bueno, pero no podía dejar de llorar de alegría! Estoy inmensamente feliz.
Bárbara. Para mí ha sido un sorpresón también. No esperaba dos nominaciones, es alucinante. De momento, todavía estoy tranquila, disfrutando, pero los nervios vendrán, estoy segura.
MH. Veo solo entusiasmo a pesar de la maldición de los Goya, de la que tanto se habla...
Nerea. ¡Yo no creo en esas tonterías!
Bárbara. ¿Maldición? ¿Qué maldición?
MH. Esa que dice que ganar un Goya ha sido más un lastre que un impulso para muchas actrices. Hay algunas de las que no se ha vuelto a saber...
Bárbara. ¡Y tantas otras que lo ganaron y les va bien! Decir que no me gustaría ganarlo sería una impostura.
Nerea. Yo no entiendo que pueda haber una maldición después de un Goya, se escapa a mi comprensión, siento que es absurdo. Siempre es positivo, no creo que haya algo más bonito que el hecho de que tus compañeros valoren tu trabajo.
MH. Dicen que estas dos nominaciones (ganar los dos igualaría a la única que lo ha logrado hasta el momento, Verónica Forqué) supondrá la consagración de Bárbara Lennie como actriz. ¿Lo percibe así?
Bárbara. Eso de la consagración igual me va grande. Yo solo tengo 30 años, soy todavía muy joven. Se pueden considerar consagrados a actores con otra edad y mucho bagaje. Yo llevo mucho tiempo trabajando, pero todavía me queda todo por delante.
MH. Puede que signifique que ha alcanzado ese momento en el que no le falta trabajo...
Bárbara. Ahora, y toco madera, sí estoy en ese momento. Hay cosas en perspectiva que me gustan y siento que hay movimiento, pero hace un año estaba subiéndome por las paredes. Tras rodar 'Magical girl' estuve casi un año en el que apenas hice dos o tres pruebas. Había rodado películas, pero no se han estrenado, así que nadie sabe muy bien qué estás haciendo. Son momentos difíciles en los que tienes que obligarte a pensar: "Calma, esto pasará, es sólo una etapa...." Espero que no vuelvan largas temporadas de inactividad, pero me temo que la inestabilidad forma parte de la profesión... Yo escucho a Penélope Cruz decir que no sabe cómo le va a ir dentro de 10 años, y hasta yo me extraño y pienso: "¿En serio?". Pero es verdad que hay muchos ejemplos de actores o actrices que, por lo que sea, aparecen y luego desaparecen... Esta profesión es muy absurda.
MH. Por su parte, Nerea, tiene 33 años, y lleva la mitad de ellos como actriz. ¿Cómo se encaja eso de ser revelación a estas alturas del camino?
Nerea. ¡De maravilla! Porque realmente hace apenas dos años que estoy trabajando a nivel nacional, así que claro que puedo ser una revelación a pesar de la experiencia. Además, puede haber actores a quienes la nominación les llega de repente y sin una base previa de trabajo, pero siento que, en mi caso, esta película y el reconocimiento de la candidatura llega en un momento perfecto.
MH. ¿Supo en el momento que le ofrecieron el papel en 'La isla mínima' que la llevaría tan lejos?
Nerea. Conocí a Alberto Rodríguez, el director, hice unos ensayos con él y con mis compañeros Raúl Arévalo y Javier Gutiérrez y, cuando salí a la calle llamé a mi madre: "Tú sabes desde cuándo llevo yo luchando por ser actriz. Pues tengo un papel en una película que es brutal y que, si hago lo que tengo que hacer, me va a dar muchas alegrías". Y así ha sido.
MH. La oportunidad estaba ahí, pero había que aprovecharla...
Nerea. Exacto. Era un diamante. Y yo estaba acojonada por estar a la altura de ese personaje, tan alejado de mí y de mis experiencias, y también por cumplir las expectativas del director y de mis compañeros. ¡Pero si yo soñaba con trabajar con actores como Antonio de la Torre y resulta que ahora es mi marido! O el enorme Luis Tosar. ¡Qué pasada! Estaba flipando y muerta de miedo por no estar a la altura tremenda de su talento.
MH. Bárbara estuvo nominada a la mejor actriz revelación por 'Obaba'. ¿Vivió aquella experiencia de modo diferente a como lo vive hoy? ¿Un consejo para Nerea?
Bárbara. Todo es diferente, yo tenía 20 años con Obaba, que fue mi segunda película pero la primera grande, y lo viví como algo que le sucede a otra persona. En ese momento, todavía estaba empezando a estudiar y sentía que no tenía suficiente seguridad en mi propio trabajo. Ahora estoy en un momento vital totalmente diferente, mucho más tranquilo, más pleno, tengo las cosas más claras y lo estoy saboreando más. ¿Consejo? Ese, disfrutarlo, ser consciente de lo privilegiadas que somos, en la profesión y en la vida.
MH. Han mencionado sensaciones como la inseguridad y el miedo. ¿No hay tablas ni años de experiencia que puedan con ellos?
Nerea. En esta edad en la que estamos, del cambio de la veintena a la treintena, hay una crisis personal y, para mí, mi trabajo creativo va paralelo a mi evolución como persona. Los miedos asaltan continuamente, pero trato de investigarlos y de conocer mis límites, para utilizarlos en mi favor o mantenerlos al margen. La seguridad a la hora de afrontar una trabajo hay que tenerla, porque si no crees en lo que estás haciendo, titubeas, y si titubeas, no estás donde tienes que estar.
Bárbara. El otro día hablaba de eso con Nuria Espert...
Nerea. ¿Y qué te dijo?
Bárbara. Pues justamente le preguntaba si este nivel de nerviosismo a la hora de encarar un nuevo trabajo, de afrontar un nuevo personaje, si esa incertidumbre acaba desapareciendo en algún momento. Y me contestó tajante: No. Jamás.
Nerea. Claro, pero una cosa es la inseguridad y otra cosa que tiene que haber nerviosismo... Si te acomodas en esta profesión te estancas.
Bárbara. En esta profesión, si no hay vértigo, estás muerto.
MH. ¿Tiene la impresión de que, a pesar de tanto trabajo, sigue sin ser un rostro ampliamente conocido? ¿Por qué actrices con menos trayectoria y peso le ganan en popularidad...?
Bárbara. Sí hay mucha gente que me conoce y a la que les sueno, pero no acaban de saber de qué. Soy como una cara familiar... Además cambio mucho según el papel.
MH. Nerea, ¿se plantea ese estallido de popularidad?
Nerea. Yo, de momento vivo muy tranquila, porque nadie me reconoce por la calle. Sigo haciendo la misma vida de siempre. ¿Cambiará esto? No sé, puede. Pero me encuentro en un momento en el que sé quién soy, sé hacia dónde quiero ir. No sé qué va a ocurrir mañana, ahora mismo está sucediendo esto y me lo estoy pasando pipa. Al tener a un compañero, mi Juanito [Juan Ibáñez, Trancas en 'El Hormiguero'] que lleva toda la vida en la tele y que es muchísimo más popular que yo, he aprendido mucho de él y de cómo reacciona... Creo que se trata, sobre todo, de no establecer una barrera y de respetar y valorar que somos quienes somos porque hay un público que nos lo permite. Eso hay que tenerlo muy presente.
Bárbara. En este oficio, muchas oportunidades dependen de la suerte. Pero seguro que hay otras actrices que podrían estar en nuestros personajes y no están porque nos tocó a nosotras, simplemente por eso.
Nerea. La fama tiene su ying y su yang, y hay que saber gestionarla. Cada uno lo hace como puede. Hay personas a las que les resulta muy difícil... A Jesús Castro, por ejemplo, ¡se lo quieren comer vivo! Normal, está buenísimo y ha pegado un estallido brutal.
Bárbara. ¡Le arrancan la ropa al pobre!
MH. 'El niño' y 'La isla mínima', son dos de las películas que han obrado el milagro de que el público vuelva al cine...
Bárbara. Ha sido muy emocionante. He visto todas las películas de este año y ha sido maravilloso ver las salas llenas de público viendo cine español. Y demuestra que eso de que al espectador no le gusta nuestro cine es una falsedad que hay que desmontar cuanto antes. No debería existir esa etiqueta de cine español, el público va a ver películas cuando son buenas, da igual de dónde sean. Participar el 'El Niño' ha sido un lujo que he disfrutado de principio a fin por tantas cosas... ¡Pero si el director empezaba cada jornada dándonos un abrazo a cada uno!
MH. Pero su nominación como protagonista le llega gracias a 'Magical girl'...
Bárbara. Es una película de autor, más compleja, pero el público está completamente arrebatado y fascinado por ella. El cine de autor también puede ser popular.
MH. ¡Y menudo personaje!
Bárbara. Sí, es una mujer con problemas mentales, que me obligó a meterme en un mundo muy oscuro de clubes, fiestas privadas... Fue un trabajo muy intuitivo, porque realmente el personaje, su desequilibrio y su universo oscuro quedaban muy lejos de mí.
MH. ¿No le tienta la comedia, para aligerar?
Bárbara. Sí, me apetece mucho, muchísimo hacer una comedia loca donde desahogarme con un personaje de carcajada. En principio, voy a rodar una comedia romántica este año, así que me quitaré esa espina. Además, por suerte el año pasado terminé de rodar 'Magical girl', empecé a ensayar 'Misántropo', de Miguel del Arco, y estuve casi un año de gira, con Celimena un personaje que es frívolo, seductor, que es la reina de la fiesta. Para mí fue tal placer entrar en ese mundo de disfrutar, tan lúdico... Porque no es algo que yo busque o persiga, pero parece que doy más el perfil para personajes intensos, con mucha profundidad, torturados y complejos.
MH. El papel de Nerea en 'La isla mínima' es otro papel de gran potencia.
Nerea. ¡Uf, y tanto! ¡Qué mujer! Siempre digo que, para interpretarla. me inspiré en los ojos de mi madre. Mis padres han sido dos 'jabatos' que han luchado siempre muchísimo. Yo he crecido con la imagen de esas mujeres gallegas, auténticas heroínas del día a día que criaban a siete hijos con las circunstancias totalmente en contra, que labraban la tierra con dos niños colgando, mujeres generosas hasta el extremo, que consagran su vida, desde la nada, a que sus hijos tengan un futuro mejor.
MH. ¿Qué le envidia a Rocío?
Nerea. La valentía. Y esa sutileza con la que, desde el submundo de sometimiento en el que vive, guía a los demás hacia donde ella quiere. Rocío es una mujer gallega a la que han arrancado de su tierra para volverla a plantar en una zona maravillosa, pero muy hostil y muy dura, donde las relaciones humanas y sociales son muy difíciles y donde ella está muy perdida. Dentro de toda esa dureza, solo tiene un propósito: que sus hijas tengan un futuro diferente. Desde ahí es desde donde se entiende el drama de su pérdida y la profundidad animal de su dolor. Es la destrucción total, el infierno, la entraña que se te parte, un grito brutal y silencioso que acaba saliendo por todos tus poros y también por tus ojos.
MH. ¿Se siente cómoda en esos personajes?
Nerea. Me gustan los personajes complejos, no necesariamente sufridores. Da igual qué personaje me den, yo le voy a buscar la profundidad. Ahí está el reto de un actor, porque todos los seres humanos somos extremadamente complejos, todos. No hay personaje pequeño.
MH. ¿Qué creen que vendrá después del premio?
Bárbara. ¡Ni idea! De alguna manera sutil, percibo que ya hay algo que ha hecho clic, porque este año he participado en proyectos que han funcionado bien y en los que he podido mostrar mi trabajo con directores que han hecho películas que, por una u otra razón han sido muy potentes. ¿Qué va a suponer? No lo sé. Yo rodé mi primera película cuando solo tenía 15 años y, en todo este tiempo, he tenido momentos mejores y otros peores. Supongo que seguirá siendo así, espero que con un poco más de capacidad de decidir, eso es lo único que me encantaría que sucediese.
Nerea. Yo me siento ya premiada. Sé que suena tópico y un poco naif, pero es así. Ya he ganado. Llamo a casa y mis padres se emocionan: "Te lo mereces, has trabajado tanto", me dicen, y ese es mi premio. Cuando esté sentada en esa butaca no sé qué cara voy a poner, voy a estar temblando, tendré el corazón a mil, es algo muy grande y muy bonito.
MH. ¿Ya tendrán preparado el vestido?
Bárbara. No, todavía no. Acabo de llegar de Buenos Aires, pero ya estoy pensando en ello. Viendo cosas...
Nerea. Yo tampoco, pero quiero vestir de un diseñador español y, si puede ser gallego, mejor. Siempre digo que soy muy de rojo o de negro, pero dejo que sea el vestido el que hable, cuando me lo ponga sabré cuál es el adecuado, y si es verde fosforito el que me atrapa y me enamora, pues verde será.
MH. ¿Y han pensado lo que dirán si ganan? Acuérdense del lío que se montó con Candela Peña...
Bárbara. Sí, fue tremendo. Yo no lo he preparado aún, pero sí quiero hacerlo, sobre todo porque me pondré muy nerviosa y no podré ni articular palabra... Es un momento muy importante, así que me gustará mencionar a gente importante.
Nerea. La verdad es que me preocupa mucho qué decir, pero no por miedo a que se monte un follón, sino porque que yo haya llegado hasta ahí es el fruto del trabajo y del sacrificio de mucha gente. Para empezar, de mis padres. Soy la persona que soy, la artista que soy, la actriz que soy gracias a ellos y a los valores que han sembrado en mí.
MH. ¿Asusta la repercusión que pueden tener las palabras, las ideas, las opiniones de un actor?
Bárbara. Es un poco extraño y sí, a veces perturba el uso que se hace de cualquier cosa qué has dicho, hasta el punto de que no te reconoces en tus propias palabras. Hay que tener cierto rigor, pero tampoco hay que obsesionarse, porque si no, acabaríamos no diciendo nada. No somos gente importante, lo que decimos no tiene tanta transcendencia. No somos presidentes del Gobierno, no tomamos decisiones importantes que puedan influri en la vida de la gente. Al fin y al cabo, nosotras solo hacemos arte.

Nerea Barros (Santiago de Compostela, 1981)
-Debutó en... 1997 con la película 'Nena', de Xavier Bermúdez.
-La has visto... en la serie 'El tiempo entre costuras'.
-Lo próximo... "Me he incorporado a la segunda temporada de 'El Príncipe', donde interpreto a Laura Hidalgo, una agente del CNI".
-Los domingos son para... "Hacer deporte, deporte y deporte: yoga, wake, snow, surf...."
-Quiso ser actriz... "Desde los cinco años. Me recuerdo con una bata de mi madre y unos zapatos de tacón hablando delante del espejo".
-Su lugar en el mundo es... "Galicia. Pero el trabajo andaba muy parado por allí y, además, me enamoré de un madrileño".
-Estudió enfermería y se especializó en Cuidados Intensivos... "Allí aprendí que vivimos y morimos, y que hay que luchar por ser feliz".

Bárbara Lennie, Madrid 1984
-Debutó en... 2001, con la película 'Más pena que gloria', de Víctor García León.
-La has visto en la tele en... 'Isabel', 'Amar en tiempos revueltos', 'Águila Roja' y 'Cuenta atrás'.
-Trabajó con... Almodóvar en 'La piel que habito' y con Martínez-Lázaro en 'Las trece rosas'.
-Lo próximo... "Estoy pendiente del rodaje de la segunda temporada de 'El incidente'. Y tengo un proyecto de teatro con el director francés Pascal Dambert, que se estrenará en verano. Luego rodaré 'Las Furias', de Miguel del Arco".
-Premios... En 2010, recibió el de mejor actriz de la Unión de Actores por 'La función' por hacer y en 2012, el Max por 'Veraneantes'.
-Los domingos son para... "Dormir hasta tarde, perder el tiempo, leer, tomar cañas con los amigos, ir a comer a casa de mis padres...."
-Su lugar en el mundo es... "Madrid –aunque Buenos Aires me tira mucho, parte de mi familia está allí– porque me parece una ciudad llena de contradicciones, donde hacer amigos es fácil".
-Su pareja es... Israel Elejalde, nominado al Goya como Actor revelación por 'Magical girl¡.

 TÍTULO: MUNDO, VIDAS PRIVADAS,  PROTAGONISTA, MARIA JOSEFA HUARTE,.

MUNDO, VIDAS PRIVADAS,  PROTAGONISTA, MARIA JOSEFA HUARTE,.foto,.

María Josefa Huerta
Pero María Josefa Huarte (Pamplona, 1927) lo descubrió en los museos y galerías europeos, cuando acompañaba a su marido en sus viajes ...

A base de buen ojo para la belleza ( y para los artistas en alza), podría haber ganado una fortuna, pero prefirió donar su colección. Así nació el Museo Universidad de Navarra, que acaba de abrir sus puertas. 
El arte abstracto no figuraba entre las aficiones habituales de las chicas de buena familia en los años 50. Pero María Josefa Huarte (Pamplona, 1927) lo descubrió en los museos y galerías europeos, cuando acompañaba a su marido en sus viajes de negocios. Es más: se dio cuenta de que aquellas formas, colores, texturas y espacios le fascinaban más que ninguna otra cosa en el mundo. Y empezó a comprar cuadros y esculturas, poco a poco, con la seguridad de una profesional. "Era una pasión extraña para la época –reconoce su sobrina, María Vidal–. Pero, cuando iba a comprar un cuadro, sentía un flechazo absoluto".
Aquella joven navarra, sin ninguna formación artística superior, veía más allá de la estética tradicional. Se enamoró de Tapiès en los 70, cuando su compromiso político había hecho de él un artista incómodo, y compró su 'L'Esperit català' porque el corazón le dio un vuelco al verlo. Ella misma lo contaba así hace unos años: "Cuando apareció el cuadro [en una galería de París, en 1973], me puse un pie como un muñeco con resorte y pensé: "Este cuadro lo compro aunque tenga que vender mi casa". Gracias a Dios, lo pudimos comprar".
Sin embargo, tuvo que esconderlo en su casa durante años, hasta que soplaron vientos más libres. También se enamoró de Rothko, que fue siempre su favorito. Incluso lloró por un cuadro suyo que no se podía permitir (y que vio años después, con envidia feroz, en la casa de Juan March). "Para mí es el número uno –decía–. Tiene una espiritualidad especial. Pero, si no estás acostumbrada a él, no ves más que dos colores distintos". Pablo Palazuelo fue su otro gran fetiche personal; él, Jorge Oteiza, Eduardo Chillida y Antoni Tapiès se convirtieron en amigos de la familia, y en visitantes habituales de su casa.
Espíritu independiente
Josefa pasó décadas ampliando su colección, y llegó a tirar tabiques y a tapiar ventanas para hacerles sitio ('su' sitio) a sus obras preferidas. No siempre se comprendían sus decisiones, pero tampoco necesitaba la aprobación de nadie. Si un amigo le decía que 'El número y las aguas', de Palazuelo, parecía un retal de tela, sentía lástima por aquella persona incapaz de apreciar su belleza; si le sugerían que 'Elías y su carro de fuego', el mural que Oteiza realizó para su casa, estaría mejor con un tapiz por encima, se reía. Ella sabía lo que le gustaba. En parte, le venía de familia, sobre todo a través de su madre –"su padre no entendía ese concepto de arte tan abstracto, pero ella le respaldaba más", dice María Vidal– y de sus tres hermanos, todos coleccionistas (uno de ellos, Juan, fue mecenas del escultor Jorge Oteiza).
El tiempo, por cierto, le dio la razón a María Josefa. Hay dos coleccionistas europeos que nunca perdieron la esperanza de comprarle 'L'Esperit català', y 'El Poliedro vacío', la escultura que tenía en su cuarto de estar, ha viajado a todas las antológicas sobre Oteiza ("es aquí cuando Oteiza descubre el concepto de espacio, decía). Y cada cierto tiempo recibe una carta de Washington indagando sobre su Rothko preferido, porque los autores del catálogo razonado del artista no se explican de dónde ha salido.
Aun así, un buen día abandonó: "Fue a una Bienal de Venecia y no le gustó nada de lo que vio –recuerda Elica Brajnovic, una de sus mejores amigas–. Se detuvo allí donde su gusto la guiaba". Dejó de comprar, pero no de sentir el arte. Y en 2008, cuando su salud comenzó a decaer, tomó la difícil decisión de donar aquellas piezas tan queridas para que todo el mundo pudiera disfrutarlas. ¿Una pena? Seguramente; "pero ella quería que las obras no se dispersasen. Al no tener hijos, siempre pensó en legar la colección a una institución", dice su marido, Javier Vidal.
Y tenía que ser en Navarra. A Josefa le dolía que el arte contemporáneo fuera tan mal entendido en su tierra. "Yo a Navarra la llamo el jardín aislado –decía–. Artísticamente, se detuvo en los años de las peregrinaciones a Santiago". Hubo varios proyectos para exponer la colección: en un museo en el señorío familiar, en el Museo de Navarra... Pero el que cuajó fue el proyecto de la Universidad de Navarra. Rafael Moneo, viejo amigo de los Huarte, se encargó del edificio. A Josefa, la salud le alcanzó para seguir de cerca las obras del museo, que abre sus puertas en el campus pamplonés.
Ahora, Josefa apenas se asoma ya a ese mundo que una vez rastreó en busca de belleza. Pero cualquier visitante del museo puede verla. Está en su único Picasso, en sus queridos Palazuelos, en ese Tapiès ('Negre sobre gris') que nunca gustó a su marido, en el Rothko que le regaló su hermano y que siempre fue su ojito derecho... Puede que ella haya perdido su memoria... pero su legado siempre recordará su nombre.

Bienvenidos al MUN
-Catorce salas de exposición, 11.000 metros cuadrados dedicados al arte, un teatro con 700 butacas y distintos espacios didácticos. El Museo Universidad de Navarra (MUN) acaba de abrir sus puertas –con la presencia en los actos inaugurales de los reyes de España– dispuesto a todo.
Cuenta con unos fondos respetables: además de la colección Huarte, unas 40 piezas, está la colección fotográfica Ortiz Echagüe, con más de 14.000 imágenes y 100.000 negativos propiedad de la Universidad desde hace décadas. Y su programa expositivo arranca con cinco muestras diferentes.
Dos de ellas ponen en valor su colección permanente: 'Colección de María Josefa Huarte: abstracción y modernidad y Norte de África'. 'José Ortiz Echagüe'. A la vez, se inauguran 'The Black Forest', del madrileño Íñigo Manglano-Ovalle, 'El mundo al revés: el calotipo en España', y 'The Third Place', del navarro Carlos Irijalba. Por el teatro del museo pasarán el guitarrista Joaquín Achúcarro, la Budapest Strings Orchestra y el Barcelona Modern Project.

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