Los turistas que visitan Cáceres escogen un pódium de tres lugares para comer,.
En provincias, una nota en la prensa extranjera emociona siempre. La vida no cambia, pero la gente presume y se siente orgullosa. Burgos sigue repitiendo en folletos y promociones lo del NYT y en Cáceres lo escucharemos y leeremos durante años. ¿Pero cómo es la vida en una ciudad la semana después de convertirse en destino mundial?
La principal novedad en Cáceres esta semana ha sido la inauguración de la cafetería El jardín de Ulloa. Media ciudad ha peregrinado hasta la parte antigua para curiosear por el local, visitar el recoleto jardín escondido y tomar algo. La sensación, por ahora, son las magdalenas caseras que ponen con el café, una delicia que anonada. Pero las noticias gastronómicas se suceden. Acogedora la cafetería By César Ráez, nueva tapería en la plaza Marrón...
The Guardian, The New York Times y un montón de periódicos, citados por la alcaldesa de Cáceres en su discurso de inauguración de El Jardín de Ulloa, recomiendan Cáceres en sus webs y en sus suplementos viajeros. ¿Pero qué recomiendan los turistas?
En la aplicación Trip Advisor, una de las más seguidas por los viajeros, quienes visitaron Cáceres han escogido un pódium de preferidos para comer: la medalla de oro es para el famoso y premiado restaurante Atrio, la de plata, para la tapería La Cacharrería y la de bronce, para la tapería Bouquet.
Las dos taperías se encuentran en la zona monumental. La Cacharrería, detrás de la iglesia de San Mateo, en la calle Orellana, es un antiguo palacio que acaba de inaugurar un anexo de pastelería y cafetería. En su carta, sorprenden unas exquisitas croquetas de patatera y dátiles, un secreto ibérico con praliné de pimentón o un solomillo de cerdo con mermelada y queso de Acehúche. Todas las tapas cuestan 4.50 euros y los postres, a 3 euros, son tentadores y no defraudan a los turistas ni a los nativos: flan de torta del Casar, trufas con higos de Almoharín...
Pero la más grata sorpresa que en estos momentos depara la gastronomía cacereña es la tapería Bouquet. Tiene una carta que es una catarata de tentaciones: salmorejo de albaricoque y ola de queso, canelón de foie y melón al Pedro Ximénez, trampantojo de cereza y ajoblanco de maíz. todos estos entrantes entre 6.50 y 7 euros.
Del mar, llega el erizo coronado de huevos de codorniz, el pulpo lacado (espectacular presentación y pulpo de verdad, no rejos) o un bacalao al pil-pil que parece hecho en Bilbao. Emocionan el secreto ibérico con jarabe de regaliz y el magré de pato con glasé de mandarinas.
Tienen arroces y risottos con chipirones en su tinta, con zamburiñas o con rabo de toro (disfruté a cámara lenta, para que no se acabara nunca, una tapa de arroz de marisco con oreja de cerdo) y sorprenden las ensaladas de atún rojo con ficoide glacial y fresas y de chipirones con mahonesa de frutos rojos. De postre, el lingote de caramelo lácteo con nueces y chocolate blanco y el canelón de melón caramelizado y arroz con leche son. una pasada. En conclusión: los turistas saben comer y descubren lugares como este Bouquet, que te deja con la sensación de que, a veces, merece la pena comer fuera de casa y, a veces, la prensa extranjera tiene razón.
TÍTULO: ¡ QUE TIEMPO TAN FELIZ ! No se ha llevado ni las gallinas,.
-foto-Alfonso Díez abandona Dueñas sin hacer ruido y con su colección de DVD como único recuerdo. Cobrará una pensión vitalicia. La duquesa de Alba nunca le puso un piso,.
Pocas personas he conocido tan amables y detallistas como Alfonso
Díez», afirma Pilar, una relaciones públicas sevillana acostumbrada a
tratar con celebridades. Y recuerda aquella noche de clausura del Sicab
(Salón Internacional del Caballo) en la que Cayetana y Alfonso llegaron
del brazo... «Ella estaba ya muy delicada y querían saber si el
espectáculo sería muy largo porque deseaban retirarse pronto y no tenían
intención de quedarse a la cena de gala. Yo me ocupé de informarles y
de avisarles». Hasta ahí todo normal. Lo que no esperaba Pilar es lo que
ocurrió minutos después. Mientras ella charlaba con otro invitado a la
entrada del recinto, vio cómo Cayetana y Alfonso se introducían en su
vehículo para irse a Dueñas. «Pero en lugar de arrancar -relata-,
Alfonso, al verme de lejos, volvió a salir del coche. Solo me había
visto esa noche, pero vino hacia mí y con un par de besos me agradeció
afectuosamente las atenciones recibidas. Me pareció todo un señor».
Encantador, amable, discreto, enamoradísimo de su mujer («o más bien del mito») y nada ambicioso. Así describen al viudo de la duquesa las personas que lo han tratado de cerca. Imposible arrancarles una crítica. Y en algo tienen razón porque Alfonso ha salido de palacio sin hacer ruido. En su día, hubo quien se malició que su desigual matrimonio le serviría «para hacerse como poco con un grabado de Goya». Pero la realidad es que lo único que Díez Carabantes se ha llevado estos días de Dueñas, además de su ropa y objetos personales, es su extensa colección de DVDs, las películas que compró para compartir veladas cinéfilas con su esposa. «Por no llevarse no se ha llevado ni las gallinas», comentan en Sevilla. Hasta el gallinero que ordenó construir para Cayetana, gran amante de los animales, ha quedado desmantelado y las gallinas, repartidas entre los amigos con finca.
Alfonso Díez sí cobrará una pensión. Lo confirma Fernando Martínez de Irujo, cuarto hijo de la duquesa, en las páginas de ¡Hola! Pero no serán esos 6.000 euros mensuales con los que se ha llegado a especular. Puede que incluso menos de la mitad de esa cifra. «Él nunca ha pedido nada», insiste su amiga Carmen Tello. Y Cayetana tampoco le ha puesto un piso, como se ha llegado a decir. El que posee en Sanlúcar de Barrameda fue «un regalo a medias», precisa el periodista Jaime Peñafiel. «Ella le dio para la entrada, pero la hipoteca la ha asumido él». Igual que otros conocidos de Alfonso, Peñafiel no cree que el viudo utilice mucho esa vivienda. «A él le gusta el mar, y el piso está situado en un callejón interior sin vistas. Lo más seguro es que lo ponga a la venta».
Hasta siete testamentos ordenó redactar la duquesa de Alba en su dilatada vida. En unos días, se abrirá y destruirá uno de hace cuarenta años que acaba de aparecer por sorpresa. Los hijos están tranquilos. «Ese documento no tiene ningún efecto -apunta Cayetano Martínez de Irujo-, el único testamento válido es el de 2011 y todo está ya ordenado y bien repartido». Quedan, según dicen, algunos cuadros y otros objetos que se están dividiendo en lotes. Alfonso renunció a todos sus derechos por casarse con el mito de sus sueños. Pero como viudo le pertenece la cuota liberada del 26% del tercio de mejora; de ahí que los hijos de la duquesa hayan aceptado otorgarle una pensión vitalicia, como era la voluntad de ella, aunque nunca llegara a confirmarla por escrito.
Poco amigo de protagonismos, serio, tímido, extraordinariamente educado y tranquilo, Alfonso Díez Carabantes se enfrenta a un futuro incierto desde que el pasado 20 de noviembre perdiera a su «porcelana», como llamaba él a la duquesa de Alba. Su vuelta al funcionariado parece poco probable porque este año alcanzará la edad de la jubilación. Algunos se lo imaginan ya como un jubilado de oro, viajando por todo el mundo y frecuentando mercadillos y anticuarios, su verdadera pasión. Así podría ser según dicen la viudedad discreta y silenciosa de este hombre que, tras siete años al lado de la más grande aristócrata, bien podría comenzar un libro de memorias a lo Isak Dinesen: «Yo tenía un palacio en Sevilla...».
Encantador, amable, discreto, enamoradísimo de su mujer («o más bien del mito») y nada ambicioso. Así describen al viudo de la duquesa las personas que lo han tratado de cerca. Imposible arrancarles una crítica. Y en algo tienen razón porque Alfonso ha salido de palacio sin hacer ruido. En su día, hubo quien se malició que su desigual matrimonio le serviría «para hacerse como poco con un grabado de Goya». Pero la realidad es que lo único que Díez Carabantes se ha llevado estos días de Dueñas, además de su ropa y objetos personales, es su extensa colección de DVDs, las películas que compró para compartir veladas cinéfilas con su esposa. «Por no llevarse no se ha llevado ni las gallinas», comentan en Sevilla. Hasta el gallinero que ordenó construir para Cayetana, gran amante de los animales, ha quedado desmantelado y las gallinas, repartidas entre los amigos con finca.
Alfonso Díez sí cobrará una pensión. Lo confirma Fernando Martínez de Irujo, cuarto hijo de la duquesa, en las páginas de ¡Hola! Pero no serán esos 6.000 euros mensuales con los que se ha llegado a especular. Puede que incluso menos de la mitad de esa cifra. «Él nunca ha pedido nada», insiste su amiga Carmen Tello. Y Cayetana tampoco le ha puesto un piso, como se ha llegado a decir. El que posee en Sanlúcar de Barrameda fue «un regalo a medias», precisa el periodista Jaime Peñafiel. «Ella le dio para la entrada, pero la hipoteca la ha asumido él». Igual que otros conocidos de Alfonso, Peñafiel no cree que el viudo utilice mucho esa vivienda. «A él le gusta el mar, y el piso está situado en un callejón interior sin vistas. Lo más seguro es que lo ponga a la venta».
Hasta siete testamentos ordenó redactar la duquesa de Alba en su dilatada vida. En unos días, se abrirá y destruirá uno de hace cuarenta años que acaba de aparecer por sorpresa. Los hijos están tranquilos. «Ese documento no tiene ningún efecto -apunta Cayetano Martínez de Irujo-, el único testamento válido es el de 2011 y todo está ya ordenado y bien repartido». Quedan, según dicen, algunos cuadros y otros objetos que se están dividiendo en lotes. Alfonso renunció a todos sus derechos por casarse con el mito de sus sueños. Pero como viudo le pertenece la cuota liberada del 26% del tercio de mejora; de ahí que los hijos de la duquesa hayan aceptado otorgarle una pensión vitalicia, como era la voluntad de ella, aunque nunca llegara a confirmarla por escrito.
«Ha sido una bendición»
«Alfonso es una persona excepcional y ha sido una bendición para mi
madre en sus últimos años», asegura Cayetano. «Espero tener una relación
estrecha y afectuosa con él para siempre». Tal vez la mejor herencia
que se lleva este funcionario en excedencia sea el haber sido capaz de
ablandar el duro corazón de los seis hijos de Cayetana. Lo recibieron de
uñas. Y lo despiden rendidos de admiración. «No se podían creer, y es
lógico, que un hombre de cincuenta y tantos años estuviera con una
señora de ochenta solo por amor -observa Peñafiel-. Pero Alfonso les ha
demostrado que no era un interesado ni un trepa. De haberlo sido, se
habría acercado a ella cuando enviudó de Jesús Aguirre, y no fue el
caso». Los Alba invitaron a Díez a su cena familiar de Nochebuena en el
palacio madrileño de Liria pero él declinó la invitación. Por más que
las relaciones sean cordiales, prefirió refugiarse en su piso de Madrid y
en sus dos hermanas, que son su verdadera familia.Poco amigo de protagonismos, serio, tímido, extraordinariamente educado y tranquilo, Alfonso Díez Carabantes se enfrenta a un futuro incierto desde que el pasado 20 de noviembre perdiera a su «porcelana», como llamaba él a la duquesa de Alba. Su vuelta al funcionariado parece poco probable porque este año alcanzará la edad de la jubilación. Algunos se lo imaginan ya como un jubilado de oro, viajando por todo el mundo y frecuentando mercadillos y anticuarios, su verdadera pasión. Así podría ser según dicen la viudedad discreta y silenciosa de este hombre que, tras siete años al lado de la más grande aristócrata, bien podría comenzar un libro de memorias a lo Isak Dinesen: «Yo tenía un palacio en Sevilla...».
TÍTULO: SABADO CINE, MI NOMBRE ES KHAN,.
- Reparto
- Shahrukh Khan, Kajol, Christopher B. Duncan, Katie A. Keane, Benny Nieves, Parvin Dabas, Arjun Mathur, Mackenzie Firgens, Natasha Marc, Kenton Duty, Tanay Chheda, Zarina Wahab, Sheetal Menon, Jimmy Shergill, Kevin Oestenstad,.
- Rizwan Khan (Tanay Chheda) es un niño musulmán que se crió con su madre (Zarina Wahab) en Borivali, Bombay, y que sufre de síndrome de Asperger. Siendo adulto (Shahrukh Khan), Rizwan se enamora de Mandira (Kajul), una madre soltera hindú que vive en San Francisco. Después de los atentados del 11-S, Rizwan es detenido como sospechoso de terrorismo por conducta sospechosa, que tiene a razón de su discapacidad. Después del arresto, se reunirá con Radha (Sheetal Menon), un terapeuta que le ayuda a superar los traumas vividos. Rizwan entonces comienza un viaje para encontrar y reunirse con el presidente Barack Obama (Christopher B. Duncan), a fin de poder limpiar su nombre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario