DESAYUNO--CENA--MIERCOLES--MORIR DE AMOR POR JUAN RAMÓN,.fotos,.
El calor derrite la tarde del 29 de julio
de 1932. Una joven temblorosa toma un taxi ceca del parque del Retiro.
Viaja hasta un hotelito de la Rozas, cerca de Madrid. Entra llorosa a la
casita familiar y se descerraja un tiro. Tenía 24 años y acabó con su
vida para acabar con el mortificante dolor que le procuraba el secreto,
profundo e irrefrenable amor que profesaba hacia Juan Ramón Jiménez
(1881-1958). Había conoció al poeta ocho meses antes. Se llamaba Marga
Gil Roësset, nacida en Madrid en 1908. La Voz recogió su muerte como «el
suicidio de una señorita». El poeta de Moguer no era entonces
consciente de la intensidad de aquel amor fatal. Sumido en un inmenso
dolor al conocer la tragedia, fracasaría en su empeño de conjurarlo
publicando los diarios de Marga. Ocho décadas después los herederos
cumplen el deseo de Juan Ramón y, de acuerdo con la familia de la joven,
sacan a la luz su trágica y conmovedora historia. Todas sus claves
están en Marga, diario íntimo de la joven artista, una chica
hipersensible, dibujante y escultora de enorme talento, que sucumbió a
una tormenta de emociones hace 82 años. Es una delicada edición a cargo
de Carmen Hernández-Pinzón, sobrina nieta de Juan Ramón y portavoz sus
herederos, que publica la Fundación José Manuel Lara.
Muy activa y curiosa Marga y su hermana Consuelo conocieron a Zenobia Camprubí en noviembre de 1931. La esposa de Juan Ramón tenía una tienda de arte popular a la que peregrinaban los admiradores deseosos de conocer al futuro premio Nobel de Literatura. Consuelo había escrito un cuento ilustrado por Marga, El niño de oro, que enviaron a la casa del poeta sin atreverse a dárselo en mano. Maravillada por el talento de Marga, Zenobia hizo las presentaciones y le encargó un busto suyo y otro de Juan Ramón que Marga modelaría en la casa del matrimonio. El poderoso atractivo del poeta, que tenía entonces 51 años, atrapó a la joven. Marga sucumbió a un amor tan imposible como intenso, una pasión secreta y no correspondida que inflamó su corazón y le arrebató la vida.
Trágico final
Solo después de su trágico final Juan Ramón supo de la pasión que carcomía a Marga, por quien sentía una honda admiración de la que dio cuenta por escrito. «Aquella tarde Marga era, y era morena pálida, de verdoso alabastro, con ojos hermosos grises, y pelo liso castaño. Sentada tenía una actitud de enerjía, brazos musculosos, morenos, heridos siempre de su oficio duro. Y al mismo tiempo ¡tan frágil! Llevaba el alma fuera, el cuerpo dentro. Le dije al momento: ‘Amarga. Persa. Fuerte. Viril’», la retrató JRJ tras su primer encuentro. Hernández-Pinzón ha logrado por fin cumplir el empeño de su padre, Francisco Hernández-Pinzón, albacea literario de Juan Ramón, quien a su vez trató sin éxito de satisfacer el deseo del poeta de arrojar luz sobre la infeliz historia publicando el diario de la atormentada Marga. «Tu sufrimiento, muerta tú, se ha quedado espandido en mí», escribiría un Juan Ramón que necesitaba de conjurar fantasmas y mitigar un dolor que le acompañó hasta el fin de sus días.
Para publicarlo era necesario el beneplácito de la familia de Marga, extensa y con sentimientos encontrados sobre una tragedia que trató de enterrar. «Fue un dramón en el seno de una familia ultracatólica y conservadora» hace notar Marga Clark, sobrina de Marga Gil. Escritora y artista como su tía, le ha dedicado una novela y un poemario y estima que «sería crimen que la historia de Marga siguiera sepultada, porque pertenece a la cultura española, no solo a la familia».
Muy activa y curiosa Marga y su hermana Consuelo conocieron a Zenobia Camprubí en noviembre de 1931. La esposa de Juan Ramón tenía una tienda de arte popular a la que peregrinaban los admiradores deseosos de conocer al futuro premio Nobel de Literatura. Consuelo había escrito un cuento ilustrado por Marga, El niño de oro, que enviaron a la casa del poeta sin atreverse a dárselo en mano. Maravillada por el talento de Marga, Zenobia hizo las presentaciones y le encargó un busto suyo y otro de Juan Ramón que Marga modelaría en la casa del matrimonio. El poderoso atractivo del poeta, que tenía entonces 51 años, atrapó a la joven. Marga sucumbió a un amor tan imposible como intenso, una pasión secreta y no correspondida que inflamó su corazón y le arrebató la vida.
Trágico final
Solo después de su trágico final Juan Ramón supo de la pasión que carcomía a Marga, por quien sentía una honda admiración de la que dio cuenta por escrito. «Aquella tarde Marga era, y era morena pálida, de verdoso alabastro, con ojos hermosos grises, y pelo liso castaño. Sentada tenía una actitud de enerjía, brazos musculosos, morenos, heridos siempre de su oficio duro. Y al mismo tiempo ¡tan frágil! Llevaba el alma fuera, el cuerpo dentro. Le dije al momento: ‘Amarga. Persa. Fuerte. Viril’», la retrató JRJ tras su primer encuentro. Hernández-Pinzón ha logrado por fin cumplir el empeño de su padre, Francisco Hernández-Pinzón, albacea literario de Juan Ramón, quien a su vez trató sin éxito de satisfacer el deseo del poeta de arrojar luz sobre la infeliz historia publicando el diario de la atormentada Marga. «Tu sufrimiento, muerta tú, se ha quedado espandido en mí», escribiría un Juan Ramón que necesitaba de conjurar fantasmas y mitigar un dolor que le acompañó hasta el fin de sus días.
Para publicarlo era necesario el beneplácito de la familia de Marga, extensa y con sentimientos encontrados sobre una tragedia que trató de enterrar. «Fue un dramón en el seno de una familia ultracatólica y conservadora» hace notar Marga Clark, sobrina de Marga Gil. Escritora y artista como su tía, le ha dedicado una novela y un poemario y estima que «sería crimen que la historia de Marga siguiera sepultada, porque pertenece a la cultura española, no solo a la familia».
TÍTULO: MUERE EL COMICO DE FELIPITO TAKATÚN,.
El actor y comediante argentino Jorge Alberto Ripoli, más conocido como Joe Rígoli y popular en España en los setenta por su personaje ...foto,.
El actor y comediante argentino Jorge Alberto Ripoli, más conocido como Joe Rígoli y popular en España en los setenta por su personaje Felipito Takatún, falleció este martes a los 78 años de edad en la ciudad argentina de Mar del Plata, 400 kilómetros al sur de Buenos Aires, informaron medios locales.
Rígoli, que padecía una enfermedad pulmonar obstructiva crónica, murió esta madrugada en el sanatorio donde había sido internado "por un cuadro de neumonía y anemia" que empeoró con rapidez, informó a la agencia oficial Télam Enrique Acosta, primo del actor. Acosta reveló también que el fallecido atravesaba graves problemas económicos.
El cómico, nacido el 5 de noviembre de 1936 en Buenos Aires, desarrolló una prolífica carrera actoral en Argentina, en especial en la televisión, donde se le recuerda por su exitosa participación en programas como Viendo a Biondi y La tuerca.
En la década de los sesenta debutó en el cine en Asalto en la ciudad, de Carlos Cores, y luego participó en otra docena de películas, como ¡Qué noche de casamiento! (1969) y Bañeros II, la playa loca (1989), entre otras.
A principios de los años setenta se trasladó a España con su entonces esposa, Susana Mayo, y fue contratado por Televisión Española (TVE), donde alcanzó una gran popularidad con su personaje Felipito Takatún.
También colaboró en programas como Tarde para todos, Fantástico, Lápiz y Papel, Un, dos tres.. responda otra vez o El Kiosco. Tras su regreso a Argentina, en 1991 actuó en el ciclo Los Libonatti, y en la última década realizó una de sus últimas actuaciones en Casado con hijos, junto a los argentinos Guillermo Francella y Florencia Peña.
TÍTULO: MIERCOLES--CINE-- The Italian Job,.
- Reparto
- Mark Wahlberg, Edward Norton, Charlize Theron, Seth Green, Jason Statham, Donald Sutherland, Mos Def, Franky G., Boris Lee Krutonog, Olek Krupa,.
- Una banda de ladrones liderada por un veterano (Donald Sutherland) se propone llevar a cabo un robo en Venecia planificado por el inteligente Charlie Croker (Mark Wahlberg), pero la banda es traicionada por uno de sus miembros. Para recuperar el botín, deciden dar un nuevo golpe, pero eso supone introducirse en el sistema de control de tráfico de Los Ángeles, manipularlo y crear el mayor atasco de la historia.
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