BLOC CULTURAL,

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sábado, 23 de noviembre de 2019

LIGA FUTBOL - LEGANÉS -1- BARCELONA -2- ,. / LIGA FUTBOL - GRANADA -1 - ATLÉTICO MADRID-1- ,. / LIGA FUTBOL - REAL MADRID -3 - REAL SOCIEDAD -1-,.

TITULO:  LIGA FUTBOL  - LEGANÉS -1- BARCELONA -2- ,.
 

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Agonía en Butarque.-

Un Barça horrible logra remontar ante el colista explotando el balón parado. Suárez y Vidal, tras consulta del VAR, levantaron un duelo que abrió En Nesyri con un golazo.

A pesar de practicar un juego mugriento en un homenaje a la impotencia y a la agonía, el Barça se aferra a los resultados que arranca con más pena que gloria a base de jugadas a balón parado y un buen puñado de fortuna. Así se impuso el equipo blaugrana al colista Leganés por 1-2. Tres puntos que permiten seguir maquillando una situación de juego impropio. El equipo blaugrana vence, pero no convence en absoluto.
Valverde se quejó en la rueda de prensa previa al partido de que la mayoría de las preguntas de los periodistas empezaran con "¿no le preocupa que..?". Aseguraba el técnico que no tenía motivos para preocuparse, pero o bien no quería confesar la realidad públicamente o vive de espaldas a la realidad.
A pesar de asegurar no estar preocupado, el técnico dio de nuevo en Leganés otra vuelta de tuerca al esquema del equipo en un nuevo intento de dar con la tecla que encienda la luz de un equipo gripado desde la debacle de Anfield en mayo pasado. Dispuso el técnico un sistema de doble pivote juntando sobre el césped como titulares por primera vez a Messi, Dembélé, Griezmann y Suárez. Fue un nuevo fracaso.
Alejado del área, el argentino fue inofensivo durante los primeros 45 minutos, Griezmann sigue tirando desmarques a la nada y únicamente algunas acciones aisladas de Dembélé y Suárez aportaban algo que hacía remotamente reconocible al Barça.
Por su parte, el Leganés tuvo desde el inicio muy claro su plan de juego. A base de pulmones y pundonor mantuvo a los blaugrana alejados de su portería y cuando robaban el balón, algo bastante habitual ante la empanada de los culés con especial mención para Busquets buscaban a En Nesyri. Así llegó justo antes de cumplirse el primer cuarto de hora el primer gol del partido. Dembélé se hizo un lío con el balón, Rubén Pérez buscó al marroquí, que se plantó ante un Piqué que le dio dos metros que el extremo aprovechó para meter el balón por la escuadra. Un señor golazo.
Al Barça le entró el tembleque y los reproches. Los jugadores empezaron a ponerse malas caras y hacer aspavientos. Sólo Suárez parecía estar por que había que estar, pero Cuéllar respondió a cada una de sus tres aproximaciones. A la segunda dellas, un cabezazo a centro de Dembélé, con un paradón sensacional.
Estaba por ver qué nueva solución se le ocurría a Valverde de cara a la segunda parte, porque ahora sí que la cosa era preocupante de verdad. A falta de fluidez en el juego, el Barça reaccionó a base de la pelota parada, uno de los pocos argumentos que le quedan a este equipo. Primero fue Piqué el que remató al poste a la salida de un córner botado por Messi. Cinco minutos después una falta que el argentino colgó al área fue rematada por Luis Suárez para empatar el partido.
Nada más igualar el encuentro, Busquets y Griezmann fueron sustituidos por Rakitic y Arturo Vidal, pero el equipo seguía sin carburar. En un último intento de sacar algo en claro, Valverde dio entrada a Ansu Fati por Griezmann.
Ni por esas el Barça le cogió el hilo al partido y fue de nuevo a balón parado cómo el Barça marcó el segundo después de un saque de esquina que Rubén Pérez tocó hacia atrás habilitando la situación de Arturo Vidal casi sobre la línea de gol. El VAR confirmó que no había fuera de juego al llegarle el balón desde un rival.
Sin saber cómo, el conjunto culé acabó conquistando tres puntos. No obstante, Valverde debería empezar a valorar que a pesar de la victoria hay motivos más que sobrados para preocuparse.

 TITULO:  LIGA FUTBOL  -GRANADA -1 - ATLÉTICO MADRID-1- ,.

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Dolor de cabeza en Granada,.

Lodi abrió el marcador, pero Germán, de cabeza, igualó a los pocos minutos. Es el quinto gol con la testa que encaja el Atleti. Diego Martínez, expulsado.

Salió el Atlético como disparado por un tirachinas hacia la portería de Rui Silva. Como si eso de tirar las primeras partes perteneciera a otra vida, a otra temporada, a otro equipo, no al rojiblanco. Había bajas, sí, Costa no estará muchos meses, también, faltaba el comodín de Saúl, pero el cholismo estaba ahí. Con la pareja Herrera-Llorente en el medio. Con la formada por Morata y Vitolo arriba. Con presión alta, altísima, como una marea que llenaba toda la hierba en Los Cármenes ahogando al Granada, que se vio sorprendido, que durante muchos minutos aguantó más que jugó. Y sin dejar de perseguir hombres de negro.
Koke y Herrera comandaban los pases. Correa y Vitolo recibían por dentro, tratando de buscarle un resquicio al Granada. Sólo les faltaba marcar, una ocasión clara. Si en la primera cabalgada de Vitolo el rechace de Rui Silva le pasó a Correa centímetros desviado cuando sólo debía empujar, en la segunda su remate de primeras, tras la salida en velocidad del equipo y el pase al hueco de Herrera, lo atrapó el portero. El Granada sudaba sin llegar a temblar. La fiabilidad de los guantes de Rui Silva daba un respiro. Diego Martínez agitaba los brazos en el banquillo, muy Cholo, y subía la voz Los Cármenes en un intento de achicar tanta agua rojiblanca. Lo logró por dos veces y en las dos el que sudó fue Simeone.
Porque una se plantó Soldado en el área de Oblak con cierto peligro y otra Llorente, hasta el momento impecable, en sus mejores minutos con el Atlético, perdió un balón en el centro que le permitió al Granada un imposible: trenzar una jugada. Oblak detuvo el disparo de Puertas. Y Rui Silva en la portería contraria tiró de milagro, aguantando con la rodilla en el suelo, para desbaratar un mano a mano de Vitolo. Era el canario quien estaba en todos los sitios, el hombre de negro más escurridizo, la guía del Cholo en esta batalla en la que se había convertido el partido en Los Cármenes. Quemaba. En cada salto, cada balón disputado, en ese pisotón de Montoro al tobillo de Herrera castigado con amarilla pero de color naranja-rojiza. Quemaba mucho.
Al descanso los dos equipos se fueron exhaustos pero sin herida. Al volver, el que salió como disparado con tirachinas de la caseta fue el Granada. Asomaba Puertas en el partido 45 minutos después del inicio con un disparo fallido. Diego Martínez había aprovechado el descanso para ajustar su primera línea de presión. Pero el Cholo ya estaba a los mandos de esta su parte, la segunda, y su equipo seguía atacando en oleadas, buscando una circulación más rápida para estallarle todos los cierres al Granada. Lo encontró Lodi, lo cocinó Herrera. Condujo el balón el mexicano, se apoyó en Vitolo y le asistió con un balón que el lateral le coló a Rui Silva entre las piernas. Simeone ya tiene eso que le ha faltado los dos últimos años. Un Gabi. Eso es Herrera. Pero no le duró mucho la alegría de haberlo encontrado.
Lo que al Atleti le había costado 59 minutos de dominio, el Granada lo consiguió sólo ocho después. Y es que mata en cada balón parado, como el Atleti una vez. Así logró el gol Germán antes de irse lesionado: cabeceó un córner que le puso Montoro en la cabeza, el de la amarilla naranja-roja de antes, para empatar sin que al Atleti le hubiese dado tiempo si quiera al paso atrás. Diego Martínez lo veía desde el vestuario, tres minutos antes expulsado.
Era el 75’ cuando João Félix volvía a jugar y el 82’ cuando Simeone le daba la alternativa a ese chico de la cantera, Darío Poveda: en el B se le caen del bolsillo goles que el Cholo necesita para el primer equipo sin Costa. Porque ningún rojiblanco acaba de hacerlos, aunque asedie. Y Oblak hay días que ya no para como antes. Ni siquiera le hizo falta a Rui Silva en esa última jugada en el área ante Poveda, derribado en un posible penalti que ni el árbitro ni el VAR vieron. El Atleti ya juega 90 minutos, pero siguen los empates.


TITULO:  LIGA FUTBOL  - REAL MADRID -3 - REAL SOCIEDAD -1-,.

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Modric saca el Balón de Oro,.

El croata dio dos asistencias, marcó un gol y fue clave en la remontada del Madrid. Bale salió en el segundo tiempo y fue silbado, pero brilló. La Real no pudo mantener su soberbio inicio.

Entre pitos (a Bale) y flautas (mágica la de Modric) el Madrid pasó el trago de la Real, un equipazo durante media hora y un digno rival de los blancos durante la hora restante. El triunfo no tuvo el fulgor de Eibar, pero dejó hechos relevantes: Benzema puede con el carro, Valverde es omnívoro (defiende, ataca, remata, golea), Modric (dos asistencias y un gol) aún tiene recorrido, Hazard se suelta, Mendy es galgo y podenco y Ramos se sobra peligrosamente. El Bernabéu se dio el gusto de zarandear a Bale por tomarse a pitorreo la institución y de aplaudir a Odegaard por lo que pueda pasar. El galés, en cualquier caso, firmó unos minutos finales estupendos.
Noviembre ha dejado un buen dato de empleo en el Madrid: Valverde y Rodrygo han pasado de eventuales a fijos. El uruguayo ha vitaminado el centro del campo atendiendo a un eslogan hecho para otra cosa: juega con responsabilidad. Para el brasileño el gol es de la familia. Tiene el don que mejor se paga en el fútbol aunque lo adorne poco, desde luego menos que Vinicius, la bohemia bajo arresto. Así que ahora ya no caben un partido sí y otro también Modric y Kroos. Esta vez Zidane eligió al croata, el de menor cotización en este momento. Ramos no le dio tiempo de saber si acertaba o se equivocaba.
La Real se fue a por él y a por Varane de salida y antes del minuto 2 fue premiada por un descuido tremendo del sevillano, que en una cesión descabellada a Courtois le regaló a Willian José el 0-1. La antítesis de Ipurua, donde el Madrid cuidó cada detalle en defensa y en ataque. A partir de ahí, al equipo de Zidane se le hizo un mundo cruzar el ecuador del campo durante un rato largo, enredado en el zarzal plantado por Imanol.
La Real dejó una imagen estupenda en el Bernabéu. Se aprieta el cinturón con Zubeldia y Merino y de ahí hacia adelante aparece un gran aparato eléctrico, con un jugadores de pie excelente, de Oyarzabal a Odegaard, que anduvo a la altura de lo que espera de él la Real hoy y el Madrid mañana. Esa emboscada permanente dejó sin suministros a Benzema y Hazard, limpio ya de polvo y grasa pero con pocos espacios y con poco balones a su alcance, pese a la insistencia de Modric, comandante en jefe del partido.

El gol que lo cambió todo

El Madrid no tenía el partido en su mano. A ratos sufría y a ratos se desplegaba, pero en ningún momento desde el dominio y la elaboración. Se justificaba con disparos lejanos (de Mendy y Hazard) y con envíos al área sin criterio, esperando que el empuje le diera la razón. Fue así en cierto modo, porque empató en un lanzamiento de falta de Modric que mandó la red Benzema con el corazón, en sentido literal. Ha dardo nueve años encontrárselo pero ahora es el latido del Madrid. Fue el do de pecho de un jugador santificado ya en el club y cuyo caso se ha reabierto incluso en Francia, pese a sus trastadas del pasado.
El empate desató una tormenta sobre el área de Remiro, aunque de aquel arrebato de ferocidad no sacase el Madrid ninguna conclusión hasta volver del descanso. Y gracias a un golpe de suerte. Andaba el equipo blanco bordeando el área cuando un zapatazo de Valverde (otra de esas virtudes que habían permanecido ocultas) desde lejos lo convirtió en asesino un rebote en Oyarzabal, que andaba por allí como un intruso.
Ese gol abrió aún más el partido y Zidane decidió hacer pasar por la quilla a Bale. A Rodrygo se le habían acabado las ideas y las fuerzas. El empuje de la Real le había hecho pasar de purasangre a caballo de tiro. La pitada al galés fue de gran tamaño a causa de la bandera de la discordia, una confesión en toda regla de que el Madrid anda a la cola de su vida. El equipo estaba ya encogido frente a un adversario que se veía capaz de todo. Willian José, de hecho, anduvo cerca del empate, pero una galopada de Bale, con centro amortiguado por Benzema y rematado por Modric, puso fin al pleito. Eso es Bale: Gales y goles. En ese orden.

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