BLOC CULTURAL,

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lunes, 1 de mayo de 2017

PESADILLA EN LA COCINA -JUEVES -4- MAYO - HOTEL CAMPANILE BARCELONA,./ FIESTA Y TOROS - UNA GRAN FAENA DE EL JULI,.

TITULO: PESADILLA EN LA COCINA - JUEVES -4- MAYO - HOTEL CAMPANILE BARCELONA,.
PESADILLA EN LA COCINA - JUEVES -4- MAYO,.

 Pesadilla en la Cocina es un programa de televisión español de telerrealidad culinaria, presentado por el chef Alberto Chicote, emitido habitualmente los jueves a las 22:30 en La Sexta.
 Pesadilla entre fogones. El chef Alberto Chicote se viste con coloridas chaquetillas para controlar los fogones de las cocinas más desastrosas,.
 PESADILLA EN LA COCINA. Alberto Chicote se ha convertido en el terror de los cocineros. Su objetivo es reflotar restaurantes en crisis, etc.

Resultat d'imatges de HOTEL CAMPANILE BARCELONA,.  HOTEL CAMPANILE BARCELONA,.
 Estuve una noche por trabajo y la verdad que me quedé muy despagado. Es un hotel (por no decir motel) que está muy viejo, decoración pobre y paredes con gotelé. La ventana mal insonorizada, se escucha bastante la calle, teniendo en cuenta que esta al lado de una autovía y un centro comercial.
Resultat d'imatges de HOTEL CAMPANILE BARCELONA,.
El hotel fue construido hace 25 años y se han ido realizando actualizaciones en diferentes puntos del hotel. Los pasillos son exteriores, pero las habitaciones cuentan con persianas para la insonorización. De todos modos las habitaciones orientadas al centro comercial Baricentro son más silenciosas y pueden realizar la petición previamente a la llegada.,etc.






TITULO:  FIESTA Y TOROS - UNA GRAN FAENA DE EL JULI,.

Una gran faena de El Juli, foto.

Una oreja y casi dos, tensión, calidad y categoría de un trabajo de mucho rigor. Corrida desigual de garcigrandes. Tres gigantes. Morante, sin toros de su gusto. Talavante, muy frío,.

Resultat d'imatges de FIESTA Y TOROS - UNA GRAN FAENA DE EL JULI,.

Solo hubo fiesta cuando apareció El Juli. Antes de la primera de sus dos apariciones, breves apuntes caligráficos, y singulares, de Morante con un primer garcigrande regordío, distraído y venido abajo. Antes de la segunda, y con un toro tanque de Domingo Hernández ofensivo y agresivo, las dos cosas, y las dos más que ningún otro del reparto, no es que Morante tirara por la calle de en medio, pero, visto el panorama y tras un par de vanos intentos, apenas diez muletazos de cata, dejó casi cuadrado al toro con dos muletazos por delante y del repertorio. Al tercer viaje agarró una estocada perpendicular muy habilidosa. Pitaron a Morante y aplaudieron al toro -637 kilos, el gigante entre los tres de más de 600- solo por freír al matador.
Después de la primera faena de Julián, de exponer en los medios y hasta dejarse ir antes de tiempo, faena de llamativa firmeza con un toro abierto de cuerna y astifino que tendió a puntear y punteó, salió Talavante y salió frío. Una frialdad que no iba a sacudirse en toda la tarde. Tal vez porque el tercero, uno de los solo dos toros de corrida que se quedaron en el listón de los 550 kilos, solo se empleó por la mano derecha y no por la de Talavante, que es la otra. Después de la exhibición de El Juli con el quinto, Talavante no tardó en machetear a un sexto que de lejos atacaba pero en corto medía como si perdiera la visión. Lo que sí hizo Talavante fue salir a quites en los dos toros de El Juli. Sin fortuna, pero con la excepción de una larga espléndida para abrochar un quite por chicuelinas. Morante no entró en quites en los toros de Talavante y pasó en blanco en los propios. Al toro que partió plaza lo recogió y dejó fijado con media docena de lances de caro dibujo.
Con el capote y con la muleta toreó solamente El Juli. Pródiga y hermosamente. El rigor que El Juli se gasta siempre que torea en Sevilla, sí, pero uno o dos grados por encima de lo habitual. La corrida de garcigrandes había venido seguramente de su mano y por eso tanto esmero, tal manera de arriesgar sin esconderse en ni en una sola baza, tanto afán de sacar de cada uno de sus dos toros de lote hasta el último viaje posible. A los dos les dio todas las ventajas que un torero de la inteligencia de El Juli puede dar a un toro. Con los dos se fajó en los medios sin red ni más apoyos. Con los dos estuvo firme de verdad.
Una firmeza flexible. No el encaje forzado que a veces provoca el toro que reniega, se para o no llega, sino una forma de consentir que convence a muchos toros. Y en este caso mucho más al quinto. Un toro muy astifino que de salida parecía echar fuego por los ollares, un bólido, pero en la muleta, sometido en solo cinco muletazos primeros, remoloneó y, sin llegar a pararse, se rindió. Miraba mucho, pero como si fueran miradas para averiguar quién era el que estaba delante o para saber por qué el quien de turno lo obligaba tanto en tandas ligadas que, sin perder un paso Julián, hubo que cobrar en dos y hasta tres tiempos. No repetía el toro si no se tiraba de él como con gancho rastrero.
La faena fue larga, pero intensa toda entera. La banda, que le había negado a El Juli la música en el segundo toro, se arrancó al fin con una versión antológica del Suspiros de España. A sus acordes, y al calor del jaleo de óles y bienes, la gente de tendido parapetada bajo paraguas, ni una pizquita de sol en toda la tarde, El Juli se vació y explayó en toreo enroscado, en los cambios de mano por delante, puro temple. Toreo variado con muletazos tan de sorpresa como dos molinetes de recurso clásico y no de refugio. Hubo clamor, costó cuadrar al toro, la estocada cayó trasera y, en tablas, el toro no descubría. El primer descabello fue letal. Cuando rodó el toro, la gente se puso de pie. Acababa de sonar un aviso.
La prodigalidad fue manifiesta en el toreo de capa. Lances suaves en el recibo del segundo, siete, y un quite de chicuelinas ajustadas, de manos bajas. Dejó al toro en suerte para la segunda vara con una larga genuflexa. El quinto galopó de salida y las verónicas de saludo fueron ocho cosidas y abrochadas con dos medias, la primera clasicista y la segunda, envuelta. En el quite, volvió a torear Julián a cámara lenta. Todo lo hizo muy despacio. Muy despacito.

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