Nueva York: regreso al pasado, fotos.
Juegan al ‘croquet’, escuchan ‘jazz’ en gramófonos, ven cine mudo… Vestir y vivir a la antigua está a la última en Nueva York. Conocemos el fenómeno de la mano de una española que se ha unido a la tendencia.
Hoy, la etiqueta exige vestirse de tweed de los pies a la cabeza. Y María Cuartero cumple escrupulosamente con la exigencia: americana, jersey, gorra y pantalones acampanados hasta las rodillas, más botines de tacón. Todo cien por cien vintage. El look perfecto para pasearse en bicicleta por el barrio neoyorquino de Brooklyn. Cuartero, una española afincada en la ciudad desde hace ocho años, no lo hace sola. La acompañan unas cuarenta personas. Todas vestidas de época y montadas en bicicletas antiguas. No están rodando una película ni protagonizan una campaña publicitaria.Dos miembros de la comunidad vintage, Michelle Coursey y Matthew Karl Gale, en el metro de los años 30 en Nueva York
El Brooklyn Tweet Ride es uno de los eventos más populares de una comunidad creciente de amantes del vintage
que, desde hace unos años, está tomando los barrios de Nueva York.
Aunque este tipo de encuentros ha empezado a popularizarse en todo
Estados Unidos (y los tweed rides ya son casi un fenómeno
global), los ‘antiguos’ neoyorquinos tienen una peculiaridad: no
desempolvan las reliquias de la abuela para asistir a un evento puntual;
muchos de ellos se visten de época cada día.
La escenografía perfecta
Antes de mudarse a Nueva York en 2009, Cuartero organizó una fiesta ambientada en la época de la prohibición para despedirse de todos sus amigos en Madrid. Entonces ya compraba en tiendas de segunda mano, pero cuando llegó a la Gran Manzana descubrió un universo desconocido para ella.La española María Cuartero, en Rockefeller Center
En su primer verano en la ciudad fue a pasar el día a Governors Island y aterrizó, por casualidad, en una gran fiesta ambientada en los años veinte, con cientos de personas vestidas de época y una big band sonando a ritmo de jazz. «Me quedé prendada de aquel mundo y empecé a conocer a gente y a descubrir todo lo que organizaban», explica Cuartero, que en realidad prefiere que nos refiramos a ella como Miss Quartermourning, un personaje de su adorado escritor e ilustrador Edward Gorey.Desde que llegó, el fenómeno ha ido a más. Hay eventos todas las semanas: desde el tweed ride o la hat parade (en la que sacan a pasear sus mejores sombreros y tocados) hasta las visitas a aeródromos con aviones antiguos o los trayectos en un vagón de metro de los años treinta que durante la época navideña recorre una línea de la ciudad.Algunos se visten así cada día también para ir a trabajar
Durante el Brooklyn Tweed Ride
«Nueva York te proporciona la escenografía perfecta», explica Cuartero, que estudió Medicina y es psiquiatra en un hospital público de la ciudad. Y, aunque es una comunidad pintoresca, bohemia e intelectual, este es un fenómeno estético cuyo objetivo, en realidad, es la diversión pura y dura. «No creo que haya ninguna filosofía detrás, pero esta clase de corrientes suele ir ligada a un tipo de música, literatura, cine o actividades».El ‘look’ de los 30 inspiera a Hannah Schiff
Pero también es una forma de evasión de las esclavitudes de la era digital. «Consiste en romper con la rutina, crear personajes diferentes… No reivindicamos nada ni queremos llamar la atención. Es algo que hacemos de manera natural», explica.Nostálgicos y liberales
En este ambiente culto y sofisticado, las formas lo son todo. «Un observador externo podría pensar que es algo impostado. Pero no lo es. Mis amigos parecen salidos de una película, pero son auténticos. Es una manera de ser un poco excéntrico en un lugar donde ser extravagante no está mal visto», cuenta Cuartero.En Conney Island
Eso sí, su look anticuado no tiene nada que ver con sus ideas: son liberales, demócratas y están en pie de guerra contra Donald Trump. Tampoco hay que confundir lo nostálgico de su aspecto con el anhelo de vivir a principios del siglo XX, con lo que eso suponía, por ejemplo, para las mujeres.La hat parade (todos con sombrero) es uno de los muchos eventos
Ni hay que menospreciarlo: esto no es ningún carnaval. «No utilizamos la palabra ‘disfraz’, porque no es eso lo que hacemos. Esto es un estilo de vida. Algunos de mis amigos siempre van vestidos así. Yo ahora no puedo. Trabajando en un hospital y en psiquiatría. no procede», se lamenta.Los amantes de lo vintage transitan las décadas de los veinte, treinta, cuarenta y «como mucho los cincuenta. Luego, ya es demasiado moderno.», dice Cuartero. Y Nueva York es el paraíso terrenal para ellos: la ciudad está plagada de tiendas de segunda mano.Sus ideas son liberales, y están en pie de guerra contra Trump
En la hazz Age Lawn Party en Governors Island
Los peinados de época y el maquillaje también tienen su ciencia: hay quien recurre a los tutoriales de YouTube y quien prefiere acudir a fuentes originales, como la biblia de la belleza de los años cincuenta The Westmore beauty book. Además, surtir sus fondos de armario con joyas vintage se ha convertido en una forma de coleccionismo. Ese también es el sueño de Cuartero. «Me gustaría rescatar el vintage español, que es maravilloso: los mantones de Manila, las peinetas de nácar, la joyería de traje regional…».Cómo ser ‘antiguo’ en 2017
Los amantes del vintage comparten aficiones y puntos de encuentro en los barrios de Nueva York. Esta es una guía rápida para reconocerlos.Lecturas obligadas. Devoran las novelas de Ernest Hemingway o Scott Fitzgerald (El gran Gatsby es su gran fetiche). También la obra de poetas como Ezra Pound o las novelas gráficas de Edward Gorey.
Cinéfilos. Amantes del cine mudo, también son fans de musicales como Cantando bajo la lluvia y títulos clásicos de los años cuarenta y cincuenta como Sunset boulevard, La gata sobre el tejado de zinc, Un tranvía llamado Deseo o El mago de Oz.
Coleccionismo ‘retro’. Además de la ropa y los accesorios de otras épocas, coleccionan objetos antiguos como gramófonos, o máquinas de fotos, pero también viejas bicicletas u objetos decorativos vintage.
Desayuno:Domingo y Lunes, sin ajo ni pepino
Cena - Domingo y Lunes . foto.
«Un zumo verde (sin pepino, que lo odio). Una tostada con una pasta de tomate, aceite y aguacate (sin ajo, por Dios). Café con leche de soja y galletas maría».
TITULO: LA COCINA DOMINGO - LUNES - CHARLANDO CON HITCHCOCK,.
CHARLANDO CON HITCHCOCK, foto.
Charlando con Hitchcock,.
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TVE presenta la tercera temporada de 'El Ministerio del Tiempo' sin fecha de estreno. «Queremos reflejar lo que hemos hecho bien a lo largo de la Historia», explica su creador, Javier Olivares,.
En el plano actoral regresa Hugo Silva a la patrulla protagonista de la serie. Volverá a meterse en la piel de Pacino, un policía de los años 80 que representa a la España escéptica. Él sustituye definitivamente a Julián, el personaje de Rodolfo Sancho, que no estará en esta tercera temporada aunque recibirá un particular homenaje. «Ya desde la segunda temporada me sentía muy a gusto, así que más que asentarme en el papel para mí ha sido como volver», reconoce Silva a este periódico.
Le acompañan Nacho Fresneda, como Alonso de Entrerríos, el soldado de los Tercios de Flandes que ya se va acomodando al siglo XXI, aunque sigue igual de ingenuo pese a la coraza de hombre duro que le cubre. También Aura Garrido, la auténtica líder del grupo. «Seguiremos con ese dilema de vivir entre el pasado, el presente y futuro, con esa posibilidad muy interesante de arreglar tus errores, aunque eso esté prohibido por las reglas de este Ministerio», comenta Fresneda.
Inyección presupuestariaRespecto a la inyección de presupuesto que ha recibido 'El Ministerio del Tiempo' gracias a la entrada de Netflix como socio de la serie (se podrá ver en dicha plataforma cuando finalice en TVE), su creador lo tiene claro. «Nunca es suficiente, es cierto que se ha mejorado en este aspecto pero se le ha dado demasiada publicidad. La pregunta es '¿cómo es posible que hayamos podido hacer las dos primeras temporadas con el presupuesto que teníamos?'. Seguramente no estemos ni entre las cinco series más caras del país. A veces hasta podíamos meter un caballo cuando sobraba algo de dinero. Pero todo se ha ido en mejorar sueldos que no estaban donde tenían que estar y en viajar fuera de plató», apunta Olivares.
Entre los viajes de los agentes de 'El Ministerio' se podrá ver la bahía de la Concha en San Sebastián como fondo; la playa de Peñíscola, que se aprovechó doblemente para reflejar la ciudad de Huelva durante la Segunda Guerra Mundial y el castillo del Papa Luna; o el monasterio de Veruela en Zaragoza, el lugar donde pasó una larga estancia el poeta Gustavo Adolfo Bécquer.
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