La hora de los Fósforos - La Cope - CARLOS HERRERA -El hambre insaciable de Hamilton , fotos.
El hambre insaciable de Hamilton,.
El británico se lleva la décima 'pole' del año frente a Vettel, con polémica para ambos, y Sainz y Alonso no pasan de la Q1,.
Cualquiera diría que Lewis Hamilton se juega algo. El británico mostró su habitual competitividad en una clasificación del GP de Brasil marcada por la polémica y la tensión en diversos frentes, empezando por el meteorológico. Y es que la temida lluvia no cayó con fuerza en Interlagos, pero sí rozó su aparición.A quienes les cayó un chaparrón, esta vez figurado, fue a Fernando Alonso y a Carlos Sainz. Su sábado acabó mucho antes de lo esperado, al menos en el caso del madrileño, que esperaba al menos cruzar a la Q2 y pelear por verse en el 'top 10' de la clasificación. Nada más lejos de lo ocurrido finalmente: mientras que Alonso no pasó del 18º tiempo (algo que no sorprende a nadie, ni a él mismo), Sainz se quedó a una centésima de pasar el corte. El enfado del asturiano le duró lo justo, ya que horas después anunciaban a bombo y platillo su regreso a las 500 millas de Indianápolis, pero para el madrileño, que será su sustituto, fue un duro varapalo.
Pese a que el guión final dejó la misma conclusión que en tantos otros grandes premios, el nudo de la trama dejó muchos giros. Hamilton fue protagonista de uno de los grandes sustos de la sesión clasificatoria, cuando frenó de manera excesiva mientras por detrás llegaba Sergey Sirotkin al volante de su Williams. El ruso esquivó por poco al pentacampeón, y todo se quedó en un tremendo susto, ya que los comisarios ni investigaron la acción. Eso no impidió al propio Hamilton acusar a Sirotkin de «irrespetuoso» por una «maniobra innecesaria» y peligrosa para ambos.
Lo que sí investigaron los jueces de la carrera fue lo ocurrido con Sebastian Vettel en los pesajes. El subcampeón del mundo (ya lo es matemáticamente) fue sometido al escrutinio de la FIA durante la clasificación, en un momento en el que las condiciones de la pista estaban muy complicadas. El cielo amenazaba con dejar caer un chaparrón que habría dejado en nada cualquier intento de hacer una vuelta rápida, pero eso no privó a los comisarios de pedirle a Vettel (como hacen con tantos otros) que pasara por la báscula. El crono corría en contra de las intenciones del alemán, que empezó a hacer aspavientos a los técnicos para que se diesen prisa en realizar el pertinente pesaje. La norma es clara: el piloto debe parar el motor y dejar que sean los comisarios quienes lo suban a los puntos que miden el peso del monoplaza.
Pero Vettel tenía demasiada prisa. Al ver la lentitud de los jueces directamente aceleró y lo subió el mismo a los puntos de pesaje, sin tener en cuenta que ese movimiento descuidado podía afectar a la máquina. Jo Bauer, el delegado técnico de la FIA, sí que lo tuvo en consideración e hizo notar a los comisarios de la carrera lo ocurrido, so pena de que le costase un castigo más serio a Vettel.
Sin embargo y, pese a que en la nota que envió a los jueces Bauer señaló que el piloto de Ferrari había «destruido» los sensores de la báscula, lo zanjaron con una reprimenda y una multa, eso sí cuantiosa, de 25.000 euros para el piloto. Pese a que lo sucedido se zanjó con muy poco coste (deportivo, no económico) para Vettel, este se quejó de que el procedimiento no beneficia a los pilotos. «No deberían llamarnos cuando las condiciones son como las de hoy. Creo que no es justo. Quería que se dieran prisa», se justificó el alemán.
Críticas a comisarios y FIA
Sin embargo, puede darse por satisfecho de no haber recibido un castigo mayor. En el pasado, no obedecer a los comisarios en el pesaje era castigado con dureza. Carlos Sainz puede dar prueba de ello: en el GP de Mónaco de 2015 le mandaron al fondo de la parrilla por no pasar por este examen, sin tener en consideración otros factores. Ahora, a Vettel le han dejado sin castigo deportivo por una acción que a todas luces es una indisciplina, lo que no hace sino aumentar las críticas hacia los comisarios y la forma de actuar de la FIA.Enfrente de quienes se quejaron de la pobre sanción a Sebastian Vetel están los que acusan a la Federación Internacional de Automovilismo ni tener en consideración la acción de Hamilton con Sirotkin, que podría haber causado un accidente. Las bromas acerca de la presencia de un VAR en la Fórmula 1 no se hicieron esperar en el 'paddock' de Interlagos, ya que, como siempre, nunca llueve a gusto de todos y menos cuando se habla de decisiones arbitrales.
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RADIO - TELEVISION - Mundial de karate 2018: Sandra Sánchez, campeona mundial . , fotos.
Mundial de karate 2018: Sandra Sánchez, campeona mundial .
Sandra Sánchez, campeona mundial: ‘¡Pequeñina, lo has hecho!’,.
La española, de 37 años, logra el oro tras cuatro campeonatos europeos. Damián Quintero se cuelga la plata tras caer ante Ryo Kiyuna,.
“Si hubiera un pulsómetro lo reventaba ahora”. Son las seis y algo de la tarde en el Wizink Center y Sandra Sánchez acaba de ganar el oro en katas, su primer oro Mundial. Se ha puesto en una esquina del pabellón, al lado de pequeña cafetería que han montado para la prensa y desde allí, solita y sin más compañía que la de las gotas de sudor, intenta recuperar la respiración. En el tatami, mientras, Damián Quintero está compitiendo en la final masculina (fue plata).“Todavía estoy contando banderas: azul, roja, roja, azul, roja”, dice Sandra. Las banderas son las que levantan los jueces para señalar al ganador. Llevan el color del cinturón de los karatecas. El suyo este sábado era rojo. El de Shimizu Kiyou, su rival, la japonesa que ganó el Mundial de 2016, era azul. Sánchez nunca le había ganado. En la intimidad del pabellón, con toda la atención centrada en el kata de Quintero, Sandra cuenta que se ha echado una siesta antes de la final. “Fíjate si estaba tranquila. Eso sí, no he querido ver a nadie de mi familia para no ponerme nerviosa”, confiesa. Cuenta también que la organización ha cambiado el tatami con respecto a las rondas eliminatorias. “Se nota, sí que se nota, este además es nuevo”.
La de oro en este Mundial es la medalla 37 para Sandra Sánchez a sus 37 años. Ella, que nunca había ganado hasta los 32, no se baja del podio desde entonces. “Genial, es genial, no se puede decir ya nada de la edad, eh”, bromea con una sonrisa de oreja a oreja. Ella, que lleva cuatro años seguidos liderando el ranking mundial, nunca había sido campeona del mundo. “Por eso este oro significa mucho para mí. Siempre decía que era la número uno del mundo, un premio a la regularidad, pero no campeona del mundo y que había que ganar el campeonato del mundo para, por un momento, ser la mejor. Era como una espinita que me quedaba. Y ahora pues a marcar el siguiente reto que es Tokio 2020”, explica. El kárate será por primera vez olímpico y se estrenará en esos Juegos.
¿Algún antojo? “Me gusta comer sano… pero comeré chocolate para celebrarlo”, contesta Sandra mientras cuenta lo que le dijo el seleccionador, nada más terminar el kata. “¡Lo has hecho, lo has hecho pequeñina, lo has hecho y lo has hecho tú!”. La pequeñina es una gigante en tozudez. “Ser cabezona es su mejor virtud, es lo que le ha hecho estar ahí”, apunta Del Moral.
Cuando Sandra volvió de Australia, después de haber dejado el karate y de haber emigrado con una beca para aprender inglés, buscó a Del Moral. Estaba convencida de que era el único entrenador que podía hacerla mejorar. Había salido del mapa de la federación por abandonar el CAR al mes de entrar, con 20 años, para estar al lado de su madre, enferma de cáncer. En los últimos cuatro años ha recogido el fruto de su tozudez. “Jamás se ha rendido”, dice el seleccionador. “La clave de la victoria de hoy creo que ha estado en que Sandra ha salido al cien por cien, más potente que su rival. La japonesa ha salido sido más relajada, a asegurar; Sandra ha salido a arriesgar”, explica Del Moral que también ha clasificado para las finales del domingo a los equipos de katas masculino y femenino.
De momento, ha cosechado un oro y una plata. Con sabor amargo para Quintero, que estuvo un buen rato sentado cabizbajo antes de subir al podio y llorar de rabia y tristeza. "No estoy contento, no sé como ha salido el kata, tengo que ver el vídeo, he empezado brusco y he ido de menos a más. Han sido demasiadas emociones muy seguidas y a lo mejor ha sido error mío, he estado pensando primero en el ambiente que en mi trabajo. He entrado muy brusco en la primera línea de kata", explica el español. "Eso sí, he dado el cien por cien y no he dejado nada fuera. Son dos años en el pódium mundial, hay que valorarlo, seguro que mañana lo haré. Ahora me tocan diez minutos de luto y luego volverá a salir mi sonrisa", añade.
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