fotos - Karlos Arguiñano cumple 70 años: esta es la historia del cocinero más querido de España,.
El chef Karlos Arguiñano, que cumple hoy 70 años, es muy consciente de su popularidad, y suele presumir de ello en las entrevistas. “Soy más conocido que el rey”, dice, asegurando que varias encuestas sobre personajes famosos le han situado como la persona más conocida de España.Hoy pierde algunos puntos en este tipo de estudios –sigue en el top 10, pero superado por personalidades del deporte como Rafa Nadal–, pero continúa al pie del cañón, presentando a diario su programa de cocina, como lo lleva haciendo desde 1990.
Estar casi 30 años en televisión haciendo lo mismo es algo al alcance de muy pocos. Arguiñano supera incluso a Jordi Hurtado, pues este empezó a presentar Saber y Ganar en 1997, siete años después de que el cocinero vasco se estrenara en ETB, gracias a una carambola del destino.
El culpable de que Arguiñano acabara en televisión no es otro que Joan Manuel Serrat. Como ha contado el cocinero en numerosas ocasiones, el cantautor catalán fue a cenar con todo su equipo a su restaurante en Zarauz, tras una actuación en Donosti, y fue uno de sus colaboradores el que le consiguió su primer programa en televisión.
El cocinero se estrenó en ETB, en un programa en euskera llamado 14 cocineros vascos
El cocinero se estrenó en ETB, en un programa en euskera llamado 14 cocineros vascos, y en solo dos años dio el salto a Televisión Española para sustituir a Elena Santoja, que presentaba el mítico Con las manos en la masa. Paradojas del destino, nunca habría hecho televisión de no saber euskera. “Si Arzak, Subijana o cualquiera de estos hubiera manejado el euskera como yo a mí no me hubiesen llamado nunca”, asegura.
El imperio Arguiñano
A Arguiñano la televisión le cambio la vida. Se había endeudado enormemente para comprar el palacete donde hoy sigue ubicado su hotel-restaurante de Zarauz, que adquirió en 1978. Lo compró con solo 300.000 pesetas en el bolsillo, ahorradas gracias a su trabajo en los hoteles y restaurantes de este clásico pueblo de veraneo de la aristocracia española, y se metió en una hipoteca de once millones. Estaba con el agua al cuello, asegura, hasta que empezó a presentar programas de televisión.
Cada cierto tiempo aparece un vídeo suyo en redes sociales porque, entre chiste y chiste, arremete contra algún político
Pero, pese a haber ganado muchísimo dinero, el cocinero no reniega de sus orígenes, tampoco en lo que a política se refiere, algo que le ha metido en más de una polémica. Arguiñano nunca ha ocultado ser de izquierdas, “orgulloso de haber sido obrero y tener a mis hijos trabajando de camareros y de cocineros”, y cada cierto tiempo aparece un vídeo suyo en redes sociales porque, entre chiste y chiste, arremete contra algún político. La semana pasada le tocó a Trump, al que le recriminó su política migratoria.
TITULO: SABER Y GANAR - La boda, a escote,
SABER Y GANAR ,.
Saber y ganar es un programa de televisión española de preguntas y respuestas, dirigido por Sergi Schaaff. Está presentado por Jordi Hurtado y Juan José Cardenal, con la colaboración de Pilar Vázquez, y se emite, siempre en diferido, todos los días, a las 15:45 por La 2 de Televisión Española. Desde el 15 de octubre de 2011 los sábados y domingos a las 15:40 se emite Saber y Ganar Fin de Semana, pero con un formato distinto, nuevas pruebas y seis concursantes. Es a su vez transmitido en diferido, por el Canal Internacional de Televisión Española, dependiendo la hora de emisión de la zona geográfica. Los fondos musicales y sintonías están compuestos por Jordi Nicolau. También ha sido emitido durante diciembre de 2014 en La 1 de TVE a las 19:55 en un formato distinto llamado Saber y Ganar: Parte de tu Vida., etc.
La boda, a escote,
La boda, a escote / foto.
Un párroco veneciano propone una tasa a la novia en función de la «decencia» de su vestido. «La que enseñe más pagará más»,.
Bobbo escribió que estaba harto de celebrar matrimonios en los que se pierde «la simplicidad y el buen gusto» para dejarse llevar por las «deformaciones de la moda, que hoy parecen imponer modelos que aman chapotear en el fango de los sentimientos». Exhortó a «reconquistar» una vida social «seria y serena» que, a su modo de ver, resulta incompatible con los vestidos de novia poco recatados. Para tratar de promover esa reflexión entre sus parroquianos, el sacerdote bromeó con la posibilidad de instituir «una especie de oferta» que variaría según la «decencia» del traje de la novia, que a menudo resulta «grosero, vulgar e inapropiado» para ser la protagonista de una ceremonia religiosa. «Así que la que se presente menos vestida pagará más», propone Bobbo.
«Una provocación bromista»
El sacerdote reconoce que la suya es una «provocación bromista» que nace de lo poco en serio que muchas parejas se toman el matrimonio católico. En su opinión, optan por copiar en el vestido al personaje de moda en lugar de intentar que su estilismo refleje «la delicadeza, la poesía y la frescura del momento que están viviendo».«A todos nos ha sorprendido la repercusión del artículo, que utiliza con acierto la ironía para tratar un problema que lleva años produciéndose. Y eso que Don Cristiano es más permisivo que yo», cuenta a este diario Giuseppe Bacci, sacerdote que colabora con Bobbo en las tres parroquias bajo su cuidado. «A mí me ha ocurrido en alguna ocasión tener que decirle a la novia que no puedo casarla con un vestido tan escotado. Cuando celebraba matrimonios les decía siempre que teníamos que ver primero el traje. Recuerdo en particular el caso de una esposa que se presentó a la parroquia el día de la boda con toda la espalda desnuda. Me planteé qué tenía que hacer: echarles, ponerme a gritar... Al final accedí a casarles, pero en el momento de la comunión les solté cuatro cosas», explica Bacci sin querer revelar qué les dijo a los novios en su reprimenda.
Para este anciano sacerdote, la raíz del problema estriba en que muchas parejas no entienden el significado del sacramento del matrimonio, por lo que resultan nulos. «El vestido es una muestra de esa falta de conciencia. Se trata también de una cuestión de buen gusto, hay que respetar el lugar en el que estás. Si no te gusta, siempre puedes ir al Ayuntamiento a casarte incluso en bañador».
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