¡Qué grande es el cine! ,.
¡Qué grande es el cine! fue un programa de cine dirigido por José Luis Garci y emitido por Televisión Española por su cadena La 2.
El programa comenzaba con una presentación de la película que se emitía esa noche, posteriormente esta película se emitía y acababa con una tertulia entre Garci y los invitados del día sobre ella.1 El programa comenzó a llevarse a cabo en enero de 1995 y comenzó sus emisiones el 13 de febrero del mismo año., etc.
LA ROCA Y LA COLINA,.
foto.
El señor y la señora Plim vivían en una casita que estaba en la cima de una colina.
Como era la única colina
que había en aquella parte del país, acudían montones de visitantes. La
vista desde allí era maravillosa. Todo el mundo decía que aquél era un
lugar perfecto para vivir.
- Sería perfecto - decía la señora Plim - si no fuera por la roca.
La roca se hallaba junto a la parte posterior de la casa y tapaba la mitad de la vista que había desde la ventana de la cocina.
Un día,
el señor Plim excavó un hoyo junto a la roca, por el lado de la
pendiente. Luego empujó con todas sus fuerzas y la roca se desprendió y
bajó rodando hasta el pie de la colina.
- ¡Hurra! - gritó el señor Plim –
La señora Plim estaba encantada por poder disfrutar de una vista completa.
Aquella misma noche, la señora Plim oyó un ruido extraño.
-¿Qué es ese ruido? ¿No oyes un silbido?
Su marido estaba ya casi dormido.
La noche siguiente, el señor Plim dijo:
-¿Qué es ese curioso sonido silbante?
-No lo sé -contestó la señora Plim-.
Yo también lo oí anoche.
Al día siguiente, el señor Plim encontró más fácil el camino de regreso a casa.
Cuando llegó, vio a su mujer llorando.
-La colina se desinfla -dijo la señora Plim-. El aire escapa del interior de la colina por el agujero donde estaba la roca.
Eso es lo que produce el Silbido.
Día tras día, la colina se iba aplanando, hasta que, finalmente, desapareció.
Y luego, la casa siguió bajando y bajando hasta quedar en el fondo de un valle.
¡Pobre señor Plim! Sin colina no acudían visitantes, ni había ya ninguna vista.
Y el sonido silbante todavía duraba.
Una noche se oyó un terrible retumbar y luego un golpe sordo. El señor Plim salió de su casa con toda precaución.
-¡Es la roca! -gritó-o ¡Ha rodado por la ladera y se ha vuelto a encajar en el hoyo!
-¡Oh, no! ¡Es peor que antes! -dijo la señora Plim-. Ahora tapa toda la ventana.
-No te preocupes -dijo el señor Plim-.
Tengo una idea.
Durante el día, el señor Plim estuvo trabajando. Cuando terminó, había pintado un cuadro en la roca.
-Por lo menos, ahora la cocina tiene una bonita vista -dijo- Y ya ha cesado aquel ruido silbante.
Como el aire ya no podía escapar, la casa comenzó a elevarse otra vez. Día a día, el valle iba desapareciendo y la casa se elevaba, hasta que la colina volvió a instalarse en su antiguo lugar.
Y de nuevo, los visitantes comenzaron a ascender por la colina.
- ¡Qué suerte tienen ustedes! -le decían a la señora Plim-. Es un lugar perfecto para vivir, con esta vista tan maravillosa.
-Perfecto -asentía la señora Plim-, y mi vista favorita es la que hay desde la ventana de la cocina. Pasen a veda.
TITULO: ME RESBALA - AQUEMARROPA - ¡ QUE TIEMPO TAN FELIZ ! - UNA AVENTURA EN NOCHEBUENA ,.
ME RESBALA - AQUEMARROPA - ¡ QUE TIEMPO TAN FELIZ ! -UNA AVENTURA EN NOCHEBUENA , fotos.
UNA AVENTURA EN NOCHEBUENA
Laura, Luis y Juan eran tres herma
perdido en la montaña. Aquella era una
tarde muy especial, ib
an a celebrar la
Nochebuena, una Nochebuena
que nunca podrían olvidar.
-
Mamá, vamos al bosque a recoger mus
go para el belén y piñas para el
árbol.
-
Está bien, pero no os alejéis mu
cho. Parece que va a llover.
Los tres niños fueron a un pinar que
había a la salida del pueblo. Tan
distraídos iban buscando piñas que, sin da
rse cuenta, fueron alejándose cada vez
más. De pronto, empezó a llover.
- Vamos a refugiarnos en algún sitio- dijo Laura—Si se mojan las piñas
que hemos recogido, no las podremos pi
ntar y nos quedaremos sin decorar el
árbol de Navidad.
- ¡ Mirad, allí hay una cueva! –dijo Lu
is-. Esperaremos dentro a que pare
de llover.
Lo que a Luis le pareció una cueva er
a en realidad la entrada a una vieja
mina que llevaba muchos añ
os abandonada. Los tres niños se refugiaron en la
boca de la mina. Mientras contemplaban
cómo llovía, Luis cogió un palito y
empezó a escarbar distraídamente en la
tierra hasta que tropezó con un objeto
duro.
-¡Mirad qué piedra tan bonita! – exclamó Luis.
-¡ Y cómo brilla!- añadió Laura-. P
odríamos ponerla en el nacimiento
junto al portal de Belén.
-¡ Mirad, aquí hay otra! –dijo
Juan-. Y allí hay otra más.
Los tres niños fueron penetrando en el
interior de la mina. Aquello estaba
muy oscuro, pero por fortuna, Luis
llevaba, como siempre una linterna.
Conforme caminaban, iban enco
ntrando más piedras brillantes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario