TITULO: EL BLOC DEL CARTERO - LA CARTA DE LA SEMANA - De guías y cabinas,.
De guías y cabinas,.
foto.
¿Cuánto hace que no ve usted una cabina de teléfonos? Cuánto hace que
no ve una cola de dos o tres personas -como las que esperan frente a un
cajero, por ejemplo- esperando pacientemente que un muchacho o muchacha
deje de hablar en una cabina cerrada o en una abierta? Aunque no os lo
creáis, queridos niños, con los teléfonos públicos pasaba lo mismo que
os conté acerca de las máquinas de fotos y los famosos negativos:
existían y eran una muy práctica forma de comunicación entre personas.
Personas que tenían teléfonos fijos, esos que vuestros padres o abuelos
puede que aún tengan en una mesita del comedor o la cocina. El de mi
casa estaba colgado de la pared y era de baquelita negra, tenía un
auricular que pesaba un quintal y un disco marcador de números con un
muelle de retroceso velocísimo, como no he encontrado otro. Los más
viejos del lugar recordamos incluso cuando los números de teléfono eran
muy cortos y se conectaba con ellos a través de centralitas. Tú no
llamabas a una casa, llamabas a la central de la telefónica local y le
decías al operador: «póngame con el 347». De la misma manera, si querías
llamar de Mataró a Barcelona -que era mi caso-, marcabas el número de
esa centralita y pedías «una conferencia». Si no había atasco, te
devolvían la llamada y oías la frase mágica: «Le pongo». A este que
suscribe, al que le van a caer los sesenta en unos meses, esa cosa de
llamar a aquella novia que tenía en el paseo San Juan de BCN de forma
directa, simplemente descolgando y marcando, le sobrevino cuando contaba
con diecisiete tacos o así. Y andabas con cuidado porque cualquiera en
casa te recordaba que «es conferencia, nene». Entonces las ya casi
inexistentes cabinas, queridos niños, no funcionaban con monedas, sino
con fichas con dos ranuras. Y se vendían en los bares que tenían
teléfono público, por ejemplo. La ranura de aquellos teléfonos públicos
mostraba las fichas que tenías colocadas y tú calculabas el tiempo que
podía quedarte. La cosa cambió y ya se accedió al teléfono con monedas,
lo que lo hacía todo mucho más operativo, ya que si te accedía una
urgencia a las tantas no tenías que ir probando por los bares abiertos
por ver si sonaba la flauta en alguno y podías avisar a casa de que ibas
a llegar más tarde de lo esperado. Recuerdo que ya metidos en los
ochenta, con el crecimiento inmobiliario de las grandes ciudades -y las
que ejercían de dormitorio-, un teléfono fijo en una casa no era
cuestión de horas ni de días. Podía tardar más de lo concebible ahora
mismo y tú tener que tirar de la cabina de la calle o las del barrio,
normalmente concurridas.
Hoy en día, a los ayuntamientos les molestan mucho las cabinas: son
una suerte de estorbo urbano, además de un objeto de deseo de todos los
vándalos que creen que en su interior se guarda un tesoro. Los teléfonos
públicos de última generación se convirtieron en objetos
indestructibles imposibles de reventar: por mucho que uno quisiera tirar
del cable, aquello no lo rompía nadie. Afortunadamente, claro. La
muerte de las cabinas circula paralela a otra no menos significativa:
¿cuánto hace que no ve usted una guía telefónica? Aquellas guías de
páginas blancas o amarillas, según el caso, contenían a casi todos los
abonados de su provincia, con su dirección incluida, y eran una fuente
de información primorosa. Hoy en día, los teléfonos fijos los consigues
fácilmente por tu buscador. No así los móviles, cuya guía no existe. Por
aquel entonces te encontrabas las guías telefónicas en las barras de
los bares o en las mesillas de noche de las habitaciones de hotel. O en
los portales de los edificios, apiladas a la espera de ser recogidas por
los inquilinos. Hoy las sigue habiendo, pero hay que pedirlas y sirven
de poco.
La telefonía cambió en pocos años de tal manera -¿se acuerda de su
primer móvil, allá por el final de los ochenta o el principio de los
noventa?- que hoy el debate está en cómo serán los nuevos chips de los smartphones
que permitan abaratar consumo, aumentar potencia y ofrecer mucha más
rapidez de descarga. De las cabinas nadie quiere saber nada.
Ofú, cómo corre el tiempo.
TITULO: REVISTA GIGANTES - BALONCESTO - LIGA ACB -BARCELONA -68- BILBAO -76-,.
Resultado Final - BARCELONA -68- BILBAO -76-, foto.
Un Barcelona sin alma vuelve a perder y agrava su crisis, etc.
TITULO: REVISTA GIGANTES - BALONCESTO - LIGA ACB - MURCIA -61- REAL MADRID -89-,.
Resultado Final - MURCIA -61- REAL MADRID -89-,foto.
El Madrid una apisonadora en Murcia, decimo triunfo seguido, etc.
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