BOLIGRAFO Y LIBRETA - MONSIEUR DAKAR, fotos,.
"Monsieur" Dakar,.
-
Stéphane Peterhansel tiene 50 años y ha ganado doce veces esta mítica carrera. Es tan supersticioso que no quiere ni hablar del 13. De joven fue campeón de skate,.
Harto del calor infernal, la altitud extrema y la presión durante dos semanas a toda pastilla por Argentina y Bolivia, Stéphane Peterhansel (Vesoul, Francia, 1965) regresará a la vieja Europa para recluirse en su fresco y tranquilo retiro en Suiza, cerca de Ginebra. Allí meditará qué hacer a partir de ahora. Ha cerrado el círculo y apenas se atisban retos en lontananza. A sus 50 años acaba de ganar su duodécimo Dakar, alcanzando el equilibrio perfecto. Seis títulos en moto entre 1988 y 1998 y otros seis en coche desde 1999 hasta ahora. La simetría del campeón al que se conoce como 'Monsieur' Dakar.
Siempre queda algo más que hacer, pero es necesario tener motivación, a partir de ahora el peor enemigo, quizá, de Peterhansel, el hombre que lleva 28 años pasando la Nochevieja entre motores. Primero en África, donde la carrera se convirtió en un mito, y ahora en Sudamérica, una especie de exilio para huir del terrorismo, de la inseguridad. Pero el salto de un continente a otro no afecta al zorro del desierto, al astuto, paciente y pícaro Peterhansel. Da igual que la meta esté en el lago rosa senegalés que en el Monumento a la Bandera de Rosario (Argentina). Al final casi siempre gana el francés.
Pero es posible que el tiempo traiga consigo nuevas aspiraciones, como destronar a Schlesser, que ganó el Dakar de 2000 con 51 años, como el campeón con más edad de la historia. Pero hay un problema que parece asustar a Peterhansel tanto como este año hicieron el desierto de Belén, las dunas de Fiambalá o la altitud de Bolivia. Se llama triscaidecaifobia y no es otra cosa que el miedo al número 13. El campeón no quiere ni hablar del decimotercer título. Aunque, quién sabe, es posible que el destino se lo tenga reservado, como hizo con Ángel Nieto, otro piloto con más supersticiones que un torero, en el motociclismo.
No es un temor tan extraño. El propio Dakar no entrega el dorsal número 13 a nadie, tampoco los que llevan los competidores muertos al año anterior: la carrera ya se ha cobrado la vida de 23 pilotos desde que Patrick Dodin fallaciera en la primera edición, allá en 1979.
Su afición por la velocidad fue madrugadora. Su padre, aficionado a correr en rallies, le compró su primera moto cuando tenía 8 años. Aquel niño no se entretenía en casa sino al aire libre, en el campo próximo a Vesoul, la ciudad del este de Francia donde residía la familia. Hasta que los padres se separaron y mandaron a Stéphen a vivir con los abuelos. Entonces cambió de afición y pasó a ver la vida encima de una tabla de skateboard. Se le daba francamente bien y llegó a ser campeón nacional de varias modalidades. En su ciudad bautizaron con su nombre un parque dedicado a este deporte.
Pero la gasolina le tiraba mucho más y decidió probar suerte como piloto de motos. Al principio corría con la licencia de su padre y cuando se descubría la trampa, que aún no tenía la edad mínima para competir, le quitaban los trofeos. Era bueno y con 17 años decidió apostarlo todo a las dos ruedas. Stéphane dejó el colegio. Quería ser profesional y contaba con el respaldo, y el dinero, de su progenitor. Eso sí, con una condición: si en un año no conseguía triunfar, tendría que trabajar para él en su negocio de fontanería.
28 años con un pañueloFrancia perdió a un fontanero y ganó a una leyenda. A los 18 años se proclamó campeón nacional de enduro y firmó su primer contrato profesional. La épica del Dakar se le fue colando en la cabeza y en 1988 cumplió su deseo y alcanzó el lago rosa subido a una Yamaha Teneré. Durante esos primeros años acudía al final del día, ya en el vivac, a ver los Peugeot, la marca de su país. Allí hablaba con los mecánicos y se le caía la baba con Ari Vatanen, el histórico piloto finlandés. Por eso aceptó correr para la firma del león a sus 50 años.
La primera victoria llegó en 1991. En ocho años ganó sus seis títulos sobre dos ruedas. Con todo conquistado y harto de la soledad y el aburrimiento de los pilotos de motos, decidió probar con los coches, junto a Jean Paul Cottret, a partir de 1999. El primer título, en 2004. A partir de ahí se fue perfilando su gran desafío: lograr otros cinco más. El domingo, en Rosario, respiró. «Ya está. No sé muy bien si me queda alguna motivación así de importante», dijo después de poner a buen recaudo el pañuelo que siempre lleva consigo cuando compite, el mismo que llevaba al cuello en aquel Dakar iniciático de 1988, una carrera que le mostró sus encantos y toda su crudeza. Su compañero Andre Malherbe se quedó tetrapléjico tras sufrir una aparatosa caída. Él nunca ha tenido un accidente grave. Por algo es 'Monsieur' Dakar.
AL DETALLE
Su mujer, piloto. Un aventurero como Stéphane Peterhansel no podría vivir con una mujer cualquiera. El francés conoció a su pareja, Andrea Mayer, en un rally. Ambos han coincidido en el Dakar, donde ella ha sido la primera mujer en más de una ocasión.
Aficionado a la bici. Para aguantar una prueba tan exigente como el Dakar con 50 años hay que estar muy en forma. El piloto cruzó Lesoto en bicicleta en septiembre como parte de su preparación física.
Sin accidentes graves. Hizo diez ediciones del rally en moto y nunca sufrió una caída importante. Eso sí, ha visto a pilotos muertos y otros que han acabado en una silla de ruedas, como su compañero en - la primera
edición que corrió.
- TITULO: Comando Actualidad - Cada uno con su dieta,. Miercoles 20 enero,.
Cada uno con su dieta,fotos.
- Seis de cada diez españoles no están de acuerdo con su peso
- El setenta por ciento ha puesto en peligro alguna vez su salud por hacer una dieta
¿Hasta dónde estaría dispuesto a llegar para reducir una talla?
Seis de cada diez españoles no están de acuerdo con su peso,
casi el setenta por ciento ha puesto en peligro alguna vez su salud por
hacer una dieta y sólo dos de cada diez consiguen sus objetivos. ¿Hasta dónde estaría dispuesto a llegar para reducir una talla?
Lorena quiere bajar diez kilos. Nacho, su marido, pretende adelgazar 30. Han probado de todo, están desesperados y su última apuesta es la hipnosis. En dos sesiones el hipnoterapeuta, al que pagarán 900 euros, hará creer al subconsciente de este matrimonio madrileño que tiene instalada una banda gástrica virtual en su barriga. Sus mentes pensarán que han reducido sus estómagos al tamaño de una pelota de tenis. Diez kilos ha perdido Ana en los últimos dos meses. Ha pasado de una talla 42 a una 38. No sólo lo hace comiendo menos. Cada semana se somete a un tratamiento que le quita el hambre y la ansiedad a base de descargas eléctricas. La aguja, según los expertos, le adormece la hormona del apetito.
Hacer dieta es para unos una manera de perder peso, para otros, una forma de vida. Raimunda y Vicente llevan seis meses sin probar bocado. Se alimentan sólo de líquidos, del aire y del sol. Su nevera está vacía, en su congelador sólo guardan hielo y en su cesta de la compra solo caen naranjas y manzanas. No lo hacen para perder peso, sino que pretenden no gastar energía en digestiones pesadas. Practican la dieta licuariana, una dieta cuestionada por la ciencia y una manera de vivir que algunos psicólogos consideran una secta.
Carlos y Arancha son un matrimonio de la edad de las
cavernas. Levantan piedras, se suben a los árboles para hacer ejercicio y
caminan por el parque a cuatro patas. Practican la paleodieta. Comen,
aseguran, lo mismo que comían los hombres y mujeres del paleolítico:
carne, pescado, fruta y verdura. Tienen prohibido el azúcar, los
cereales y la leche.
En la cocina de Ana no entra nada que tenga madre y ojos. No cocina, no come carne, ni pescado, ni huevos, ni lácteos y los líquidos que ingiere son vitalizados. Desayuna anacardos, pulpa de coco joven, semillas de chía y frutos rojos. En vez de microondas tiene deshidratador y la compra la hace en el huerto de su propia casa. Es vegana, ha publicado 32 libros sobre nutrición. Sus recetas sin fuego, sin olla ni sartén tienen cada vez más seguidores.
La Duquesa es el alias de Ana Pizarro, una joven de Barakaldo que pesa 90 kilos y se mete en una talla 48. Es
una modelo curvy. Una tendencia que va a más y que reivindica a la
mujer de la talla XXL. Ana no rechaza el placer de saborear un trozo de
pastel de chocolate. Está orgullosa de sus curvas, no hace dieta, reivindica a la mujer real.
‘Cada uno con su dieta’, este miércoles en Comando Actualidad.
Lorena quiere bajar diez kilos. Nacho, su marido, pretende adelgazar 30. Han probado de todo, están desesperados y su última apuesta es la hipnosis. En dos sesiones el hipnoterapeuta, al que pagarán 900 euros, hará creer al subconsciente de este matrimonio madrileño que tiene instalada una banda gástrica virtual en su barriga. Sus mentes pensarán que han reducido sus estómagos al tamaño de una pelota de tenis. Diez kilos ha perdido Ana en los últimos dos meses. Ha pasado de una talla 42 a una 38. No sólo lo hace comiendo menos. Cada semana se somete a un tratamiento que le quita el hambre y la ansiedad a base de descargas eléctricas. La aguja, según los expertos, le adormece la hormona del apetito.
Hacer dieta es para unos una manera de perder peso, para otros, una forma de vida. Raimunda y Vicente llevan seis meses sin probar bocado. Se alimentan sólo de líquidos, del aire y del sol. Su nevera está vacía, en su congelador sólo guardan hielo y en su cesta de la compra solo caen naranjas y manzanas. No lo hacen para perder peso, sino que pretenden no gastar energía en digestiones pesadas. Practican la dieta licuariana, una dieta cuestionada por la ciencia y una manera de vivir que algunos psicólogos consideran una secta.
En la cocina de Ana no entra nada que tenga madre y ojos. No cocina, no come carne, ni pescado, ni huevos, ni lácteos y los líquidos que ingiere son vitalizados. Desayuna anacardos, pulpa de coco joven, semillas de chía y frutos rojos. En vez de microondas tiene deshidratador y la compra la hace en el huerto de su propia casa. Es vegana, ha publicado 32 libros sobre nutrición. Sus recetas sin fuego, sin olla ni sartén tienen cada vez más seguidores.
- ¿Hasta dónde estaría dispuesto a llegar para reducir una talla?
No hay comentarios:
Publicar un comentario