Iguana (género) foto,.
Iguana es un género de reptiles escamosos de la familia Iguanidae nativos de zonas tropicales de Centroamérica, Sudamérica y el Caribe[cita requerida]. Fue descrito por primera vez por el naturalista austríaco Josephus Nicolaus Laurenti en su libro Specimen Medicum, Exhibens Synopsin Reptilium Emendatam cum Experimentis circa Venena1 en 1768. El género Iguana incluye dos especies: la iguana verde (Iguana iguana) y la iguana del Caribe (Iguana delicatissima).La palabra «iguana» deriva del nombre taíno para este animal: iwana.2 Iguana iguana es la especie de este género más usada para la cría en cautiverio.
Distribución
Las iguanas son propias de zonas húmedas selváticas de Suramérica, Norteamérica, Centroamérica y el Caribe[cita requerida] (América tropical).Viven normalmente en árboles, alrededor de 1,2 m sobre el suelo. A pesar de su tamaño, pueden moverse velozmente entre las plantas y son excelentes trepadoras.
Características físicas
Las dos especies de lagarto del género Iguana poseen una papada, un par de espinas que corren por la espalda hasta la cola y un tercer ojo en la cabeza. Este último es conocido como ojo parietal, el cual parece una escama pálida en la cabeza. Detrás del cuello hay unas escamas que asemejan picos, nombrados escamas tuberculares.La iguana verde (Iguana iguana) tiene 1,50 m de longitud. En el cuello y dorso tiene una alta cresta, formada por espinas independientes; otra serie de espinas similar aparece bajo el mentón. Posee cuerpo y cola alargados y estrechos; con esta última puede dar poderosos golpes, aunque es un animal inofensivo.
Las iguanas son animales herbívoros y ovíparos. Colocan sus huevos bajo tierra durante el mes de febrero. Alcanzan la madurez sexual a los 16 meses de edad, pero son consideradas adultas a los 36 meses, cuando miden 70 cm de largo.3
Visión
Las iguanas tienen una excelente visión y pueden ver cuerpos, sombras y movimiento a grandes distancias. Usan sus dos ojos para navegar a través de selvas densas, así como también para encontrar comida. Tienen también ciertas señales visuales para comunicarse con otras iguanas.Audición
La oreja de la iguana es conocida como tímpano, que es una estructura externa localizada cerca de los ojos, y en realidad no procesa el sonido, simplemente lo transmite a un oído.TÍTULO: A FONDO,Bélgica: La yihad en el corazón de Europa,.
Bélgica: La yihad en el corazón de Europa
De este pequeño país salen más jóvenes
yihadistas que de cualquier otro lugar de la Unión Europea. Esta semana,
además, se dicta sentencia contra la organización clave en el
reclutamiento de combatientes, Sharia4Belgium, con 46 imputados. Se
trata del primer macroproceso contra el yihadismo en Europa. ¿Qué está
pasando en Bélgica? Se lo contamos.
De la rotonda Schuman, en el barrio europeo de Bruselas, al
distrito de Molenbeek hay 15 minutos de autobús o 7 paradas de metro,
pero es mejor ir caminando para hacerse una idea de la gran paradoja que
anida en el corazón de la Unión Europea.
Por el camino se
cruzará con gente trajeada entrando y saliendo de edificios de acero y
cristal ultravigilados y rodeados de zonas verdes; funcionarios de la
Comisión y el Parlamento europeos; periodistas, asesores, lobistas...
Nada más cruzar el canal, sin embargo, se sentirá como en Marruecos. Ha
llegado a Molenbeek, un barrio de inmigrantes norteafricanos .La
primera generación llegó en los sesenta para trabajar en el acero. Las
fábricas cerraron y hoy son pensionistas, pero sus nietos están
desempleados (el 45 por ciento de los jóvenes del barrio). Algunos se
han ido a Siria e Irak. Es el patio trasero del yihadismo, la cantera
europea del Estado Islámico. No en vano el distrito fue tomado en enero
por las fuerzas de seguridad durante las redadas que frustraron un
atentado al estilo Charlie Hebdo y que se saldaron con dos terroristas
abatidos en un tiroteo.
Sorprende que la pequeña Bélgica, con 11 millones de habitantes, lidere el ranking de combatientes radicales de Europa Occidental: 40 yihadistas por millón de habitantes, 440 en total. Son datos de un informe del Centro Internacional de Estudios para la Radicalización (ICSR por sus siglas en inglés), publicado el 26 de enero, según el cual hay más de 20.000 extranjeros combatiendo en Siria e Irak. A Bélgica lo siguen Dinamarca (27 per cápita), Suecia (19), Francia (18), Austria (17), Holanda (14,5), Noruega (12) y el Reino Unido (9,5). España no llega al 2 per cápita (unos 70).
La psicosis en Bélgica arrecia estos días porque esta semana, el día 11, se dicta sentencia contra los integrantes de Sharia4Belgium (Sharia para Bélgica), una organización clave en el reclutamiento de combatientes. Se calcula que el 10 por ciento de los belgas que han combatido en Siria e Irak tenían vínculos con este grupo ya desarticulado. Se trata del primer macroproceso contra el yihadismo en la UE. De los 46 imputados, 37 se hallan en paradero desconocido. El líder era el jeque Fouad Belkacem, que lanzaba proclamas en YouTube y amenazó con volar el Atomium de Bruselas. Con estilo provocador, en sus webs exigía al rey y al Parlamento belgas que se convirtiesen al islam, mientras aseguraba que la sharia (ley coránica) es el mejor sistema legal. Aunque el grupo está disuelto, su inercia no se ha frenado y han surgido plataformas similares.
Belkacem usaba las redes sociales para pintar una imagen idílica del Estado Islámico: villas con piscina para los yihadistas, zumo de frutas para desayunar... Casi unas vacaciones pagadas. O una luna de miel, pues se conciertan matrimonios por Internet. Nada que ver con el escenario que dibujan las cifras de la guerra civil en Siria, donde han muerto ya unas 200.000 personas, según la ONU. En el califato del Estado Islámico, de hecho, las decapitaciones, el exterminio de las minorías religiosas, la ablación, los secuestros, las violaciones y los asesinatos son moneda corriente.Pero esta publicidad engañosa no puede explicar por sí sola el fenómeno. También hay un consumidor muy dispuesto a tragarse el anzuelo. Para Montasser Aldeemeh, investigador de la radicalización de la Universidad de Amberes que se infiltró entre los yihadistas y viajó a Siria, la razón de todo es el fracaso de la integración.El 6 por ciento de los belgas, 600.000, son musulmanes; la mayoría, de origen marroquí. Y el 80 por ciento de los extremistas son originarios de Marruecos de segunda o tercera generación. Una minoría se ha sometido a lo que los expertos denominan «proceso de reislamización», una conversión a las tendencias radicales, ajeno a sus propias familias, para las que se convierten en unos extraños. «Estos jóvenes sienten que no están representados por la política belga. No votan analiza Montasser Aldeemeh. Pero no existe un perfil único. Influye el paro, una infancia difícil, el ansia de aventura... El mensaje del Estado Islámico les resulta atractivo porque les da una identidad. Ya no se sienten belgas o marroquíes. No se sienten parte de esas sociedades. Imagine la situación: dos de tus amigos se han ido a Siria. Tú estás en contacto con ellos por Facebook y te dicen que allí tienen unos ríos muy bonitos y Kalashnikovs; que en Siria serías alguien y que en Bélgica no eres nadie. Contactando a musulmanes que se sienten igual que ellos tratan de satisfacer la necesidad de reconocimiento». Maldeemeh y otros investigadores como Christiane Timmerman y Noel Clycq también detectan un problema con los imanes: «Vienen del extranjero. No hablan francés ni neerlandés. No conocen cómo viven los jóvenes en un país occidental. El Gobierno debe exigirles que conozcan la cultura del país al que han llegado».Muchos de los radicales tienen antecedentes por delitos comunes. En las cárceles belgas hay 5000 musulmanes, el 45 por ciento de la población carcelaria. Para Gilles de Kerchove, coordinador antiterrorista de la UE, el campo de batalla está sobre todo en las redes sociales. Por eso ha pedido la colaboración de los operadores de Internet y el refuerzo de las fronteras exteriores del área Schengen y las bases de datos para controlar a los viajeros. El sociólogo de las religiones Felice Dassetto, profesor de la Universidad Católica de Lovaina, pronostica que la mitad de la población de Bruselas será musulmana en 2030. El instituto de estadística ya señaló en 2010 que allí el nombre más popular atribuido a los bebés era Mohamed.
Según Dassetto, entre los inmigrantes «hay muchos indiferentes a la religión, pero hay otros que mantienen vínculos muy rígidos con las creencias de sus países de origen». Los líderes de la comunidad musulmana, por su parte, apuntan al peligro de la estigmatización que, a su vez, retroalimenta a los radicales y los carga falsamente de razones. Mohamed Achaibi, un portavoz, señala que estos jóvenes se sienten rechazados porque visten según el código islámico; o los miran mal por dejarse barba o porque pretenden rezar cinco veces al día en el trabajo.Pero los que traen de cabeza a las fuerzas de seguridad no son los que se van para vivir según las normas coránicas, sino los que vuelven. «Entre un 5 y 10 por ciento de los yihadistas extranjeros han muerto en combate y entre el 10 y el 30 por ciento han vuelto a sus países o esperan su oportunidad en algún país de tránsito», calcula Peter Neumann, director del ICSR. A Bélgica han regresado unos 100. A España, según Interior, 10. Ante el miedo a los retornados, el Gobierno belga ha puesto al Ejército a vigilar edificios públicos; y las ventas de chalecos antibalas se han multiplicado por 5. Todo ello en un país que, hasta 2013, era el único europeo donde se podían comprar armas de fuego libremente. Existe, además, una comunidad judía muy importante que ya ha sufrido atentados. Un rabino, Menachem Margolin, reconoce: «Los judíos tienen miedo de ir a la sinagoga, al colegio e incluso al supermercado. Yo tengo mucho cuidado por la calle, sobre todo si voy acompañado de mis hijos». El miedo conduce a la islamofobia en un país muy fracturado entre flamencos y valones cuyos musulmanes son francoparlantes de las antiguas colonias galas, lo que irrita a los flamencos y desestabiliza aún más el precario equilibrio nacional. «Nadie sabe bien por qué regresan los yihadistas reflexiona Aldeemeh. Creo que una mayoría quiere reintegrarse, pero no es fácil. Muchos padres les piden a sus hijos que vuelvan, pero se arriesgan a pasar varios años en prisión». Además, añade, un atentado lo puede cometer cualquiera que simpatice con el Estado Islámico sin haber estado en Siria.Con algunos retornados, el Gobierno belga ha sido pionero en realizar programas de 'desrradicalización', financiados por la UE. Se los detiene, se los interroga, se comprueba que quieren reinsertarse y, a veces, se les da esa oportunidad. Una estrategia de reinserción que despierta muchos recelos. «Si regresan a nuestro país, no pelearán la yihad en Siria, sino en suelo europeo», advierte el senador Filip Dewinter. Lo cierto es que, en las últimas semanas, Bélgica ha lanzado una contundente ofensiva legal. Quiere privar de nacionalidad a los que acudan a la yihad, multiplicar las escuchas telefónicas, endurecer las penas contra el reclutamiento; más controles, más seguridad. Y ahí radica el gran desafío. ¿Para combatir al califato renunciará la Unión Europea a algunos de sus principios y libertades? Yo conviví con los yihadistas Montasser Aldeemeh Estudioso de la radicalización "No es frecuente que los europeos entren en combate"
Investigador belga de origen palestino, Aldeemeh estudia la radicalización del islamismo. Para su doctorado se infiltró entre yihadistas europeos en Siria. Allí vio el califato de primera mano. XL. ¿Cómo se le ocurrió infiltrarse? M.A. Cuando empecé mi tesis sobre los europeos que se van a Siria, sentía que me faltaban muchas cosas. Todos los días vemos noticias, ¿pero quién ha estado con ellos? Así que contacté con yihadistas belgas. XL. ¿Cómo? M.A. Por Facebook. Me presenté como estudiante y me fui ganando su confianza. Un día les pregunté si podíamos vernos. Pasó un mes hasta que un emir del Frente Al Nusra (Al Qaeda en Siria) dio el consentimiento. XL. ¿No pensaron que era un espía? M.A. No. Revisaron mi trabajo en Internet, leyeron mis artículos... En Siria, de hecho, fui secuestrado unas horas por un grupo. Vieron la carta que me había dado uno de los líderes de Al Nusra y me soltaron. XL. ¿Pasó muchos controles policiales? M.A. Fue fácil entrar. Cruzas la frontera solo con pagarle 50 dólares a un soldado turco. XL. ¿Y qué hizo allí? M.A. Entrevisté a yihadistas. Conocí a unos 40 europeos: de Holanda, Bélgica, el Reino Unido, Francia... XL. ¿Se lo dijo a su familia? M.A. Si mi madre se pone a llorar, no me voy. Se lo conté a un amigo. Me dijo que estaba loco. XL. ¿Cuál es el perfil de los jóvenes con los que se encontró? M.A. No son niños. Hay algunos de 19 años, pero la mayoría son veinteañeros y treintañeros. Y no todos estaban en paro. Hay que enviarles un mensaje claro: deben saber lo que los espera al volver. Pero, en paralelo, debemos estar abiertos al diálogo. XL. ¿Cómo vivían allí? M.A. La mayoría de los belgas están casados. Sus mujeres van a reunirse con ellos o han concertado un matrimonio por Internet. Hablaban de política, hacían deporte, jugaban con los niños... Poco después de irme, la villa donde estuve fue bombardeada. XL. ¿De dónde sacan el dinero? M.A. Iban a gastos pagados. Tienen coches a su disposición, gasolina, comida y alojamiento gratis. XL. ¿Pero combatían? M.A. Hacen de guardia fronteriza del califato. Es infrecuente que los europeos entren en acción. XL. Ahora que ha vuelto, ¿teme represalias? M.A. Seguro que a los que conocí no les gustan mis opiniones, pero no tengo miedo. XL. Alerta del riesgo de los retornados... M.A. Forma parte de su estrategia que lobos solitarios golpeen ciudades occidentales. Quieren extender la guerra, crear miedo y que reaccionemos enviando tropas allí.Creen que Occidente será derrotado en Dabiq (norte de Siria), porque así fue profetizado. XL. Ha creado una oficina para la paz... M.A. Soy investigador, pero muchos padres de yihadistas me cuentan sus problemas y trato de ayudarlos. Hablo con jóvenes e intento canalizar sus frustraciones. Doy seminarios en escuelas y universidades y recomendaciones a la Policía y los políticos. XL. ¿Ser de origen palestino ha influido en sus elecciones? M.A. Nací en un campo de refugiados, y a los dos años mi familia emigró a Bélgica. Conozco la injusticia, pero lucho contra la polarización y los conflictos. Todos somos hermanos. He visitado campos de concentración, sé algo de hebreo, he estudiado su historia.
TÍTULO:EN PRIMER PLANO,William Tallon: el mayordomo que sabía demasiado,.
Sorprende que la pequeña Bélgica, con 11 millones de habitantes, lidere el ranking de combatientes radicales de Europa Occidental: 40 yihadistas por millón de habitantes, 440 en total. Son datos de un informe del Centro Internacional de Estudios para la Radicalización (ICSR por sus siglas en inglés), publicado el 26 de enero, según el cual hay más de 20.000 extranjeros combatiendo en Siria e Irak. A Bélgica lo siguen Dinamarca (27 per cápita), Suecia (19), Francia (18), Austria (17), Holanda (14,5), Noruega (12) y el Reino Unido (9,5). España no llega al 2 per cápita (unos 70).
La psicosis en Bélgica arrecia estos días porque esta semana, el día 11, se dicta sentencia contra los integrantes de Sharia4Belgium (Sharia para Bélgica), una organización clave en el reclutamiento de combatientes. Se calcula que el 10 por ciento de los belgas que han combatido en Siria e Irak tenían vínculos con este grupo ya desarticulado. Se trata del primer macroproceso contra el yihadismo en la UE. De los 46 imputados, 37 se hallan en paradero desconocido. El líder era el jeque Fouad Belkacem, que lanzaba proclamas en YouTube y amenazó con volar el Atomium de Bruselas. Con estilo provocador, en sus webs exigía al rey y al Parlamento belgas que se convirtiesen al islam, mientras aseguraba que la sharia (ley coránica) es el mejor sistema legal. Aunque el grupo está disuelto, su inercia no se ha frenado y han surgido plataformas similares.
Belkacem usaba las redes sociales para pintar una imagen idílica del Estado Islámico: villas con piscina para los yihadistas, zumo de frutas para desayunar... Casi unas vacaciones pagadas. O una luna de miel, pues se conciertan matrimonios por Internet. Nada que ver con el escenario que dibujan las cifras de la guerra civil en Siria, donde han muerto ya unas 200.000 personas, según la ONU. En el califato del Estado Islámico, de hecho, las decapitaciones, el exterminio de las minorías religiosas, la ablación, los secuestros, las violaciones y los asesinatos son moneda corriente.Pero esta publicidad engañosa no puede explicar por sí sola el fenómeno. También hay un consumidor muy dispuesto a tragarse el anzuelo. Para Montasser Aldeemeh, investigador de la radicalización de la Universidad de Amberes que se infiltró entre los yihadistas y viajó a Siria, la razón de todo es el fracaso de la integración.El 6 por ciento de los belgas, 600.000, son musulmanes; la mayoría, de origen marroquí. Y el 80 por ciento de los extremistas son originarios de Marruecos de segunda o tercera generación. Una minoría se ha sometido a lo que los expertos denominan «proceso de reislamización», una conversión a las tendencias radicales, ajeno a sus propias familias, para las que se convierten en unos extraños. «Estos jóvenes sienten que no están representados por la política belga. No votan analiza Montasser Aldeemeh. Pero no existe un perfil único. Influye el paro, una infancia difícil, el ansia de aventura... El mensaje del Estado Islámico les resulta atractivo porque les da una identidad. Ya no se sienten belgas o marroquíes. No se sienten parte de esas sociedades. Imagine la situación: dos de tus amigos se han ido a Siria. Tú estás en contacto con ellos por Facebook y te dicen que allí tienen unos ríos muy bonitos y Kalashnikovs; que en Siria serías alguien y que en Bélgica no eres nadie. Contactando a musulmanes que se sienten igual que ellos tratan de satisfacer la necesidad de reconocimiento». Maldeemeh y otros investigadores como Christiane Timmerman y Noel Clycq también detectan un problema con los imanes: «Vienen del extranjero. No hablan francés ni neerlandés. No conocen cómo viven los jóvenes en un país occidental. El Gobierno debe exigirles que conozcan la cultura del país al que han llegado».Muchos de los radicales tienen antecedentes por delitos comunes. En las cárceles belgas hay 5000 musulmanes, el 45 por ciento de la población carcelaria. Para Gilles de Kerchove, coordinador antiterrorista de la UE, el campo de batalla está sobre todo en las redes sociales. Por eso ha pedido la colaboración de los operadores de Internet y el refuerzo de las fronteras exteriores del área Schengen y las bases de datos para controlar a los viajeros. El sociólogo de las religiones Felice Dassetto, profesor de la Universidad Católica de Lovaina, pronostica que la mitad de la población de Bruselas será musulmana en 2030. El instituto de estadística ya señaló en 2010 que allí el nombre más popular atribuido a los bebés era Mohamed.
Según Dassetto, entre los inmigrantes «hay muchos indiferentes a la religión, pero hay otros que mantienen vínculos muy rígidos con las creencias de sus países de origen». Los líderes de la comunidad musulmana, por su parte, apuntan al peligro de la estigmatización que, a su vez, retroalimenta a los radicales y los carga falsamente de razones. Mohamed Achaibi, un portavoz, señala que estos jóvenes se sienten rechazados porque visten según el código islámico; o los miran mal por dejarse barba o porque pretenden rezar cinco veces al día en el trabajo.Pero los que traen de cabeza a las fuerzas de seguridad no son los que se van para vivir según las normas coránicas, sino los que vuelven. «Entre un 5 y 10 por ciento de los yihadistas extranjeros han muerto en combate y entre el 10 y el 30 por ciento han vuelto a sus países o esperan su oportunidad en algún país de tránsito», calcula Peter Neumann, director del ICSR. A Bélgica han regresado unos 100. A España, según Interior, 10. Ante el miedo a los retornados, el Gobierno belga ha puesto al Ejército a vigilar edificios públicos; y las ventas de chalecos antibalas se han multiplicado por 5. Todo ello en un país que, hasta 2013, era el único europeo donde se podían comprar armas de fuego libremente. Existe, además, una comunidad judía muy importante que ya ha sufrido atentados. Un rabino, Menachem Margolin, reconoce: «Los judíos tienen miedo de ir a la sinagoga, al colegio e incluso al supermercado. Yo tengo mucho cuidado por la calle, sobre todo si voy acompañado de mis hijos». El miedo conduce a la islamofobia en un país muy fracturado entre flamencos y valones cuyos musulmanes son francoparlantes de las antiguas colonias galas, lo que irrita a los flamencos y desestabiliza aún más el precario equilibrio nacional. «Nadie sabe bien por qué regresan los yihadistas reflexiona Aldeemeh. Creo que una mayoría quiere reintegrarse, pero no es fácil. Muchos padres les piden a sus hijos que vuelvan, pero se arriesgan a pasar varios años en prisión». Además, añade, un atentado lo puede cometer cualquiera que simpatice con el Estado Islámico sin haber estado en Siria.Con algunos retornados, el Gobierno belga ha sido pionero en realizar programas de 'desrradicalización', financiados por la UE. Se los detiene, se los interroga, se comprueba que quieren reinsertarse y, a veces, se les da esa oportunidad. Una estrategia de reinserción que despierta muchos recelos. «Si regresan a nuestro país, no pelearán la yihad en Siria, sino en suelo europeo», advierte el senador Filip Dewinter. Lo cierto es que, en las últimas semanas, Bélgica ha lanzado una contundente ofensiva legal. Quiere privar de nacionalidad a los que acudan a la yihad, multiplicar las escuchas telefónicas, endurecer las penas contra el reclutamiento; más controles, más seguridad. Y ahí radica el gran desafío. ¿Para combatir al califato renunciará la Unión Europea a algunos de sus principios y libertades? Yo conviví con los yihadistas Montasser Aldeemeh Estudioso de la radicalización "No es frecuente que los europeos entren en combate"
Investigador belga de origen palestino, Aldeemeh estudia la radicalización del islamismo. Para su doctorado se infiltró entre yihadistas europeos en Siria. Allí vio el califato de primera mano. XL. ¿Cómo se le ocurrió infiltrarse? M.A. Cuando empecé mi tesis sobre los europeos que se van a Siria, sentía que me faltaban muchas cosas. Todos los días vemos noticias, ¿pero quién ha estado con ellos? Así que contacté con yihadistas belgas. XL. ¿Cómo? M.A. Por Facebook. Me presenté como estudiante y me fui ganando su confianza. Un día les pregunté si podíamos vernos. Pasó un mes hasta que un emir del Frente Al Nusra (Al Qaeda en Siria) dio el consentimiento. XL. ¿No pensaron que era un espía? M.A. No. Revisaron mi trabajo en Internet, leyeron mis artículos... En Siria, de hecho, fui secuestrado unas horas por un grupo. Vieron la carta que me había dado uno de los líderes de Al Nusra y me soltaron. XL. ¿Pasó muchos controles policiales? M.A. Fue fácil entrar. Cruzas la frontera solo con pagarle 50 dólares a un soldado turco. XL. ¿Y qué hizo allí? M.A. Entrevisté a yihadistas. Conocí a unos 40 europeos: de Holanda, Bélgica, el Reino Unido, Francia... XL. ¿Se lo dijo a su familia? M.A. Si mi madre se pone a llorar, no me voy. Se lo conté a un amigo. Me dijo que estaba loco. XL. ¿Cuál es el perfil de los jóvenes con los que se encontró? M.A. No son niños. Hay algunos de 19 años, pero la mayoría son veinteañeros y treintañeros. Y no todos estaban en paro. Hay que enviarles un mensaje claro: deben saber lo que los espera al volver. Pero, en paralelo, debemos estar abiertos al diálogo. XL. ¿Cómo vivían allí? M.A. La mayoría de los belgas están casados. Sus mujeres van a reunirse con ellos o han concertado un matrimonio por Internet. Hablaban de política, hacían deporte, jugaban con los niños... Poco después de irme, la villa donde estuve fue bombardeada. XL. ¿De dónde sacan el dinero? M.A. Iban a gastos pagados. Tienen coches a su disposición, gasolina, comida y alojamiento gratis. XL. ¿Pero combatían? M.A. Hacen de guardia fronteriza del califato. Es infrecuente que los europeos entren en acción. XL. Ahora que ha vuelto, ¿teme represalias? M.A. Seguro que a los que conocí no les gustan mis opiniones, pero no tengo miedo. XL. Alerta del riesgo de los retornados... M.A. Forma parte de su estrategia que lobos solitarios golpeen ciudades occidentales. Quieren extender la guerra, crear miedo y que reaccionemos enviando tropas allí.Creen que Occidente será derrotado en Dabiq (norte de Siria), porque así fue profetizado. XL. Ha creado una oficina para la paz... M.A. Soy investigador, pero muchos padres de yihadistas me cuentan sus problemas y trato de ayudarlos. Hablo con jóvenes e intento canalizar sus frustraciones. Doy seminarios en escuelas y universidades y recomendaciones a la Policía y los políticos. XL. ¿Ser de origen palestino ha influido en sus elecciones? M.A. Nací en un campo de refugiados, y a los dos años mi familia emigró a Bélgica. Conozco la injusticia, pero lucho contra la polarización y los conflictos. Todos somos hermanos. He visitado campos de concentración, sé algo de hebreo, he estudiado su historia.
TÍTULO:EN PRIMER PLANO,William Tallon: el mayordomo que sabía demasiado,.
William Tallon: el mayordomo que sabía demasiado
Fue el leal mayordomo de la reina madre
durante 54 años. Pocos como él tuvieron un acceso tan cercano a la
familia real. Venerado por los británicos, se llevó a la tumba todos sus
secretos. Hasta que una biografía ha sacado su lado oscuro. El suyo y
el de su jefa.
Tallon siempre fue discreto. Los tabloides le hubieran pagado una fortuna por desvelar los secretos palaciegos, pero él nunca cayó en la tentación. A pesar de su magro sueldo unos 13.000 euros anuales, aunque con alojamiento y comida gratis y de que terminó malviviendo de una irrisoria pensión. Tallon se llevó sus secretos a la tumba. Pero casi ocho años después de su muerte le siguen tirando de la lengua. Y esta vez no puede hacer nada. Ni él, que es el biografiado en un libro que se publica el mes que viene y ya ha provocado reacciones furiosas; ni la reina madre, que es la víctima colateral de la biografía. Según el avance de la editorial, la madre de Isabel II pasó «ebria y lunática» las últimas dos décadas de su larguísima vida. El texto está escrito por Thomas Quinn, especialista en airear los trapos sucios de las grandes familias del Reino Unido. Según Quinn, la mujer de Jorge VI veneraba a su mayordomo porque, entre otras cosas, sabía hacer los gin-tonics como a ella le gustaban: «Nueve décimas partes de ginebra y una de tónica».
Y asegura el autor: «De cara a la galería, la familia real era un modelo de recato. Pero Tallon los veía en la intimidad. Bebían, fumaban, blasfemaban y hacían bromas crueles. Los Windsor odian las conversaciones serias. Y cuentan chistes a expensas de otros miembros de la familia. La reina madre era especialmente ingeniosa. En parte, por su gran sentido del humor y, en parte, porque durante los últimos 20 años perdió la cabeza hasta el borde de la demencia».La reacción de la familia real no se ha hecho esperar. La sobrina de la reina madre Margaret Rhodes, de 89 años, califica de chismes todas estas afirmaciones. «Escribir esas majaderías sobre alguien que está muerto y no puede defenderse es obsceno. Además, ella no solía beber gin-tonics, prefería Martini con ginebra. Y se preparaba los cócteles ella misma. No bebía más que uno o dos por las tardes, porque era muy consciente de su estatus y de lo que podía o no podía hacer alguien de su posición. Es verdad que tenía un maravilloso sentido del humor. Y se reía hasta las lágrimas viendo algunos programas de la televisión. Pero no perdió la cabeza. Podía hablar con cualquiera de cualquier cosa, ya fuera del cultivo de los rododendros o de poesía persa. Tuvo la cabeza lúcida hasta el final».
La venganza de los colegas
A falta de las confidencias del propio Tallon, el biógrafo ha echado mano de entrevistas con el personal doméstico que trabajó a sus órdenes en Clarence House, la residencia de la reina madre, donde no se movía un plumero sin que él lo supiese. Y no escasean las fuentes porque entre criados, amas de llaves, chóferes, doncellas y pajes llegaron a sumar 72 personas.Tallon era atento y encantador. El príncipe Carlos lo tenía en alta consideración. Los británicos lo consideran casi como un tesoro nacional. Y lo llamaban Backstairs Billy (Billy el de la Escalera de Servicio). Era el que sacaba a pasear a los perritos corgis. El que conocía el protocolo al dedillo. El que siempre sabía qué hacer. Un perfeccionista. Y un connoisseur. Amigo de pintores y de artistas. Y siempre al quite para que la reina madre estuviese espléndida, ya fuese Elton John el invitado -con quien acabó marcándose un foxtrot, -ya fuesen veteranos de guerra, a los que Tallon servía güisqui en el té para que la reunión no decayese. Desde luego, era un mago con las bebidas. «Siempre se las arreglaba para que tuvieses la copa llena -detalla un habitual de las cenas de gala en Clarence House-. Daba igual que la taparas con la mano. Te escanciaba el licor entre los dedos».
Ese era Billy a ojos del público. Condecorado con la Medalla de Oro de la Real Orden Victoriana por sus excepcionales servicios, desde su más tierna infancia supo lo que quería: estar junto con los grandes. Coleccionaba álbumes con recortes de prensa de la familia real. Siendo un adolescente, le escribió una carta al rey Jorge VI para solicitarle un empleo. Para su sorpresa, fue llamado a palacio. Tenía 16 años. Empezó su carrera como lacayo de los Windsor en 1951. Y desde 1953 estuvo al servicio de la reina madre, a la que divertían sus modales un tanto grandilocuentes y su porte aristocrático. Tenía muy buena percha. Y era homosexual. Siempre se supo que la reina madre prefirió que a su servicio hubiera gays -mucho antes de que la homosexualidad fuese aceptada o incluso legal-, para evitarse preocupaciones con sus hijas las princesas Isabel y Margarita y porque, según comentó en una carta, podían concentrarse mejor en su tarea, al no tener que ocuparse también de una esposa y una prole; además, estaban siempre dispuestos a viajar sin quejarse.
Tallon se convirtió en una presencia benefectora para la reina madre, que siempre le perdonó sus deslices. «El tonto de Billy ha hecho otra de las suyas», solía murmurar. Porque el mayordomo también tenía un lado oscuro. Muchos de los que estaban a su servicio lo odiaban, lo envidiaban o lo temían. Era muy promiscuo. Un depredador sexual que, según cuentan, elegía a sus conquistas entre el personal de palacio. Y podía hacerle la vida imposible a quien se resistiera a sus avances. Un criado, Liam Cullen-Brooks, lo recuerda como alcohólico y vengativo. «Había clases y clases. Y no me refiero a la familia real, ellos se comportaban bien con nosotros. La brecha era entre los criados veteranos y los novatos como yo. Tallon y su amante, Reginald Wilcock, eran unos déspotas. Y eran insaciables. Siempre estaban al acecho de nuevas presas. Castigaban a los que no se dejaban haciéndoles limpiar la plata o las hojas muertas de una higuera. Cuando habías terminado, sacudían el árbol para que volviesen a caer hojas. Asaltaban las bodegas y las cocinas reales cada fin de semana. Y se llevaban vinos carísimos. Vi a Tallon desplomarse en público, borracho. Pero tenía bula y siempre se salía con la suya», recuerda.
Murió solo y rodeado de recuerdos
Cuando la vida privada de Tallon se convirtió en carnaza para la prensa sensacionalista, hubo presiones para que la reina madre lo expulsara. Pero ella llamó a sus secretarios privados y les dijo: «Los empleos de mis criados no son negociables. Los de ustedes sí». La reina madre murió en 2002, a los 101 años, y Tallon nunca superó el golpe. Pidió que le dejasen despedirse de ella en privado, pero le fue vetado el acceso a la habitación mortuoria. Su alcoholismo se agravó. Y los que le tenían ganas se vengaron. Fue expulsado del servicio doméstico y acabó en un piso londinense, solo, rodeado de recuerdos y de los 644 objetos personales que se llevó de palacio y que fueron subastados después de su muerte. Como su pensión no le llegaba, el príncipe Carlos se las arregló para que le dieran 100 libras extra a la semana, unos 130 euros. Falleció en 2007, a los 72 años, de una dolencia relacionada con el sida. Fue fiel a su señora hasta la muerte. Pero, por lo visto, no va a poder serlo eternamente.
Retazos de un largo y fiel servicio a la corona británica
-En la sombra también hay luz: Tallon es toda una figura en su país. Condecorado con la Medalla de Oro de la Real Orden Victoriana, su vida inspiró un documental de la cadena Channel 4.
-Un hombro para los príncipes: Lady Di fue siempre cercana a Tallon, una especie de segundo padre para su marido. Al poco del divorcio, el príncipe Carlos le confesó: «Estábamos tan enamorados, William. Todo es muy triste».
-Aquella 'carta a los reyes magos': Con 16 años, Tallon escribió una carta al rey Jorge VI para solicitar un empleo... Y el monarca lo llamó a palacio. Dos años después acompañaba a la reina madre de gira por los países de la Commonwealth.
-Los tesoros del mayordomo: Tallon vivió en Clarence House hasta 2002, cuando, al morir su patrona, se mudó a un piso en Londres. A su muerte, en su vivienda se hallaron 644 objetos personales amasados en sus años de servicio real.
-Un 'paparazi' en palacio: Entre los recuerdos que lo acompañaron en sus últimos años, Tallon guardaba fotografías informales de los Windsor, como esta que él mismo tomó en sus años de servicio a la familia real.
-El sirviente apasionado: La reina madre, al parecer, prefería contratar a gays como personal doméstico, para entre otras cosas evitarse disgustos con sus hijas. En ese sentido, Tallon nunca ocultó su relación con Reginal Wilcock, su amante desde los sesenta. Wilcock murió en 2000 y la reina en 2002. Tallon lo haría, alcoholizado, en 2007.
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