BLOC CULTURAL,

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sábado, 19 de junio de 2021

Mi casa es la tuya - Karina Sainz Borgo., Viernes-18- Junio,. / Pekín Express - LECCIÓN FINAL . / UN BUEN PLAN ES IR AL CINE - Shrek ,. / Días de cine -' Cine - Ned Beatty, . Viernes-18- Junio . / Saber Vivir - Tierra, tiza, tejido y otras cosas que come alguna gente. ¿Por qué?,.

 

TITULO: Mi casa es la tuya -    Karina Sainz Borgo . ,    , Viernes -18- Junio,.

 

Mi casa es la tuya',


Este viernes -18- Junio a las 22.00, Telecinco emite una nueva entrega de 'Mi casa es la tuya', con Bertín Osborne charlando con    Karina Sainz Borgo .,foto,.

 

Karina Sainz Borgo,.

Jazmines y azúcar, los aromas de la infancia,.

Para esta escritora, un día sin flores no merece la pena. Con prisa por saber, se conoce al dedillo el mundo de la ópera y los toros. Nacida en Venezuela, ha hecho de Las Ventas su patria chica,.

Jazmines y azúcar, los aromas de la infancia

Llegó a España hace quince años desde Caracas y ahora no encuentra motivos para regresar. Máxime si sus más allegados están repartidos por lejanas latitudes. Hija y nieta de exiliados republicanos españoles, Karina Sainz Borgo encontró en Madrid el lugar perfecto para desarrollar su carrera literaria. Acaba de publicar 'El tercer país' (Lumen), una novela con la frontera como protagonista y aromas de su admirado Juan Rulfo. Esta escritora y periodista ha hecho del barrio de Las Ventas su base de operaciones, con la plaza de toros como centro neurálgico. Le gusta la luz y el orden para trabajar. Mientras pasa la vida, antes de que se le escape procura anotarla en sus libretas, de las que hace buen acopio. Mahler, Bach y Boccherini le inspiran tanto como una ópera de Wagner. La muerte de David Gistau fue para ella una pérdida tan irreemplazable como lo fue para otra generación la desaparición de Francisco Umbral.

Lunes

7.00 horas. Empiezo muy pronto el día escuchando las noticias, tengo el oído pegado a la realidad. La lectura de prensa y el oír la radio consumen buena parte de la mañana. Después voy al periódico ABC, en el que trabajo después de haber estado diez años en 'Vozpópuli', y empiezo a reportear. Mi especialidad es la información cultural, y eso implica hacer entrevistas para mi diario, ir a la radio y escribir colaboraciones para Zenda, la revista literaria que fundó Pérez Reverte.

21.00 horas. Escribo ficción básicamente por la noche. De un tiempo a esta parte mi jornada está dividida casi a partes iguales entre la información y la escritura de mis novelas; quizá la balanza se inclina más hacia la primera. No tengo hijos ni familia que cuidar, y en ese aspecto nada me condiciona. Intento llevar cierto orden y disciplina pero me cuesta muchísimo, sobre todo por el desajuste del último año que lleva aparejado la pandemia.

2.00 horas. Me acuesto. Ya no me acecha el insomnio, aunque hubo una temporada en la que lo sufrí muchísimo. Ahora prima más la capacidad de desconexión y la necesidad de dormir.

Martes

7.10 horas. Por la mañana lo mejor es un café cargado, por supuesto.

12.45 horas. Tengo prisa por ver y escucharlo todo. Conforme he ido cumpliendo años, esa prisa ha dejado de ser tan acuciante, aunque sigo teniendo una sensación de insatisfacción. Siempre creo que podría estar haciendo más cosas de las que hago.

19.00 horas. Me llama mucho la atención la tauromaquia. De hecho vivo al lado de la plaza de Las Ventas. Para poder escribir sobre los toros me he terminado metiendo en ese mundo, a pesar de ser un territorio que no tiene nada que ver conmigo. Tengo muy buenos amigos en ese ámbito, desde fotógrafos a matadores, pasando por banderilleros, picadores y mulilleros. Ya llevamos un año sin poder ir con normalidad a las corridas. Desde que se instauró el estado de alarma el paisaje de Las Ventas es desolador. En Venezuela queda ya muy poca tradición taurina.

Miércoles

8.00 horas. Hay olores ante los que soy terriblemente sensible, entre ellos el jazmín, que es muy andaluz. Su fragancia me descoloca, me lleva a la infancia y a abrir la caja de los recuerdos. Igual me ocurre con el aroma a azúcar quemada. 9.00 horas. No hay un día en casa en que no tenga flores, un día sin ellas es terrible. Y eso que no tengo habilidad para cultivar plantas, se me da bastante mal.

17.00 horas. No me considero una exiliada ni expatriada ni inmigrante económica. Me veo como una desterrada por voluntad propia: fui yo la que decidí moverme y eso ha modificado mi percepción de muchas cosas, entre ellas la idea de pertenencia. Llegué en 2006 con 23 años a España porque era un lugar idóneo, es un vértice muy importante de ese triángulo que forma con América del Norte y América del Sur. Era mi circuito natural. Además, soy hija y nieta de exiliados políticos republicanos, lo cual condiciona mi cercanía con la sociedad que elegí para vivir.

22.00 horas. No puedo escribir en un entorno excesivamente desordenado. No obstante, durante la promoción de mi anterior novela, 'La hija de la española', estuve dos años escribiendo en aviones, trenes y autobuses. Puedo sobreponerme a esas circunstancias, como les sucede a todas las personas que trabajan en una redacción. Para leer me pasa lo mismo, procuro estar en un espacio con luz y ordenado. Tengo la costumbre de marcar los libros con pósits y anotar cosas durante la lectura.

Jueves

20.45 horas. Para relajarme apelo básicamente a lo vegetativo: no hago nada. Soy muy de bares y de hablar en ellos con los amigos. Me junto poco con los venezolanos afincados en Madrid. No por nada en particular, sino porque mi llegada aquí hizo que tuviera mucha relación con España y los españoles. Me siento a la vez española y latinoamericana, una cosa no excluye a la otra. Siempre digo que soy española porque me lo he ganado en batalla.

22.00 horas. No soy una persona que consuma series y cine, en cambio me gusta muchísimo la música. Puede que dedique mucho más tiempo de mi vida a escuchar música que a ver la televisión. Me fascina la ópera, es el género total, lo tiene todo. Lo más curioso es que 'El tercer país' lo escribí sobre todo con piezas corales y vocales de fondo. He escuchado todos los misereres y misas que he podido. No me molesta la música para escribir, a menos que sea el segundo acto de Aída o una cosa así, algo que me impida abstraerme. Me gusta muchísimo Bach, Boccherini y las sinfonías de Mahler.

23.00 horas. Entiendo la literatura como parte de mi tiempo libre. El hecho de trabajar en prensa me condiciona, porque trato de recuperar las cosas que no he podido hacer. Por ejemplo, todas las vacaciones de que he disfrutado últimamente las he utilizado para leer literatura rusa del siglo XIX. El hecho de trabajar con novedades editoriales me quita tiempo para construir una base literaria.

Viernes

12.00 horas. Mi familia está desperdigada por distintos lados. Son como la diáspora. Se reparten entre América Latina, EE UU y Europa. Tengo tres hermanos y yo soy la menor. Somos dos chicos y dos chicas.

13.00 horas. Las circunstancias no ayudan a que vuelva a Venezuela. Ya no tengo familia allí y los pocos amigos que me quedan son el enlace de que dispongo para saber cómo van las cosas. No tengo pasaporte, podría entrar con el español pero sería riesgoso. No me lo propongo ni me lo planteo, no está ahí como una opción. Es verdad que en alguna ocasión he sentido la necesidad de volver, pero parece que las cosas conspiran contra ello.

19.45 horas. Colecciono corchos de botellas y libretas. Me gustan muchísimo las tiendas de material de escritura. Tengo una capacidad infinita para gastar y adquirir cosas en papelerías. Escribo en ordenador, pero las libretas son fundamentales para andar por ahí.

 

TITULO:   Pekín Express  - LECCIÓN FINAL  .

Pekín Express ,.

  Cristina Pedroche conduce 'Pekín Express: La ruta de los elefantes', una aventura en mitad del Índico, en la que 10 parejas con perfiles muy diferentes, etc.

 LECCIÓN FINAL ,.

«Una vez pedí a un alumno que me dibujara su casa. Me trazó un rectángulo y otro más pequeño en el interior, por lo que le pregunté si su casa no tenía puertas y ventanas, tejado o chimenea. Entonces, me señaló que el rectángulo pequeño era la nevera». Así explica el director del IES Antonio García Bellido de León, Rafael Gallego, la realidad a la que se enfrentan muchos de los estudiantes matriculados en el centro. Y es que subraya que algunas familias del alumnado que acude al instituto no tienen la educación como una «prioridad» ni puede estar porque tienen otras muchísimas necesidades. «Lo primordial es comer y tener algo en la nevera. Déjate de cuestiones afectivas y educativas por que antes hay que resolver otros problemas más importantes», sentencia.

Gallego es el director de uno de los 31 centros de la Comunidad acogidos al Programa 2030, al contar con un alumnado en situación de vulnerabilidad socioeducativa por tener una alta complejidad socioeducativa o en riesgo de padecerla. Son colegios e institutos con una alta concentración de minorías étnicas y población inmigrante.

El instituto leonés de Armunia cuenta con 348 alumnos, repartidos en ESO, Bachillerato y un ciclo de Formación Profesional Básica. De ese número, el 47 por ciento de los estudiantes está en una situación que se puede considerar 2030, ya sea por tener alguna dificultad de aprendizaje, proceder de otros países o pertenecer a otras etnias.

Existen diferencias por etapas ya que el alumnado con vulnerabilidad supone el 63,5 por ciento en Primero y Segundo de la ESO. En todo caso, los esfuerzos del centro han logrado buenos resultados ya que, en la actualidad, hay siete alumnos de etnia gitana (cinco chicas) y nueve inmigrantes entre Primero y Segundo Bachillerato, de un total de 62 estudiantes. «Hace muy poco, ese alumnado era cero y vemos que está creciendo, sobre todo entre las chicas gitanas por que ahí está el motor del cambio para que den el paso a la Universidad», confiesa.

Más datos para hacerse una idea de lo importantes que son estos pequeños pasos. Del 50 por ciento del alumnado de etnia gitana entre Primero y Segundo de la ESO se pasa al 16 por ciento en Tercero y Cuarto de la ESO y al 9,7 por ciento en Bachillerato. Además, hay un 12,5 por ciento de estudiantes inmigrantes en Bachillerato.

Rafael Gallego persigue que ese 63,5 por ciento de alumnado en situación de vulnerabilidad en los dos primeros cursos de la ESO baje, hasta que se corresponda con la realidad social. «El barrio cuenta con muchas personas de etnia gitana y extranjera pero no en ese porcentaje, por lo que hay que aumentar la tasa de alumnos de otras familias porque institutos como el nuestro no se pueden convertir en guetos o sirvan para esconder un problema. Apuesto por que los niños 'normalizados' salgan de su burbuja y acepten la diversidad de otras culturas», sentencia.

Otros centros

La mayor parte los centros 2030 de la Comunidad es de Primaria como el Álvar Fáñez de Íscar, el único existente en la localidad vallisoletana. De los 560 alumnos matriculados, hay un centenar de extranjeros de una quincena de nacionalidades y una treintena de niños de etnia gitana repartidos en 30 aulas, de las que dos son para menores con discapacidad. La realidad del alumnado obliga a contar con dos aulas de educación compensatoria, con dos maestras que están fuera de la clase ordinaria para atender a los niños con dificultad en el aprendizaje del idioma y prestar un apoyo y refuerzo en la lengua española.

A diferencia del IES de León, que lleva cuatro años en el Programa 2030, este centro arrancó este curso, después de decidir optar a esta iniciativa a la vista de las «circunstancias» del colegio. «Entrar dentro ha supuesto contar con un trato diferenciado al tener niños con necesidades educativas especiales», declara su director, Jesús Ángel González.

Desconocimiento del idioma

Son las 11 horas del jueves y dos maestras trabajan en un aula con tres alumnos cada una en las clases de refuerzo. Son niños de nacionalidad extranjera (Rumanía y Bulgaria), de etnia gitana y un español de un entorno favorecido, que tienen, al menos, dos años de desfase curricular, además de un desconocimiento del idioma. «Se trabaja con ellos en grupos muy reducidos para que la enseñanza sea lo más individualizada posible y obtener los mejores resultados», explica el director del centro.

En una clase contigua, otra docente, Cristina Muñoz, se centra en tres niños con discapacidad intelectual como autismo y dificultades de aprendizaje como dislexia. Son niños escolarizados en Sexto de Primero pero su discapacidad les sitúa en un nivel de Primero, por lo que es necesario realizar una adaptación curricular. «Son chicos que también tienen muchas carencias a nivel emocional y motivacional, al vivir en entornos desfavorecidos», explica la maestra.

Hoy, toca repasar los sustantivos y Cristina se ayuda de las nuevas tecnologías con un gran panel táctil (tipo pizarra digital), adquirido este año con los fondos del Programa 2030, para tratar de hacer más comprensible la explicación y captar la atención de los tres alumnos. «Este material digital nos permite mejorar la comunicación y el vínculo entre el alumnado y el profesorado, al igual que ocurrió con el reparto de tableta el curso pasado con el confinamiento», añade el director del colegio de Íscar.

Priorizar lo más funcional y básico

Ambos son conscientes que el abordaje de estos niños en el centro debe ser «priorizar» lo más funcional y básico y trabajar las competencias. «Nos conformamos en que aprendan a leer y escribir por si algún día, cuando sean adultos, tienen que ir al Ayuntamiento o saber utilizar las monedas para comprar algún producto», precisa a Ical la profesora. Jesús Ángel González incide en la idea al manifestar que hay que buscar que el niño sea competente para su vida, en función de sus capacidades.

Estos chavales están integrados en el aula ordinaria con sus compañeros de Quinto y Sexto, ya que se prima la integración, la inclusión y la «pertenencia» a un grupo, además de poder participar con su clase de referencia en asignaturas como Educación Física y Plástica.

Pese a llevar solo unos meses dentro del programa, González expresa su satisfacción al contar con más recursos de profesorado y un incremento de la asignación económica para el centro, que ya disfrutaba en parte gracias al PROA+ (Programa de Refuerzo, Orientación y Apoyo (PROA+), que gracias a la colaboración del Ministerio de Educación busca mejorar los índices de éxito escolar en centros con alumnos en situación de desventaja socioeducativa. Todo ello ha permitido desarrollar programas como la mejora de las competencias digitales y estrategias y hábitos de estudio entre parte del alumnado más avanzado de etnia gitana y sus familias, tras la firma de un convenio con la Fundación del Secretariado Gitano.

Reducir el absentismo

El director hace hincapié en el esfuerzo realizado por todo el centro para reducir de una manera importante el absentismo escolar en el colegio de Íscar. No en vano, hace ocho años era del 18 por ciento entre la población gitana y hoy se ha conseguido que el cien por cien de los nacidos en el municipio se matriculen a los tres años. «Es un paso determinante, aunque luego hay un absentismo intermitente, con salidas y entradas», destaca.

Además, deja claro que la existencia de alumnado de alta complejidad socioeducativa no está reñido con la calidad al asegurar que el centro disfrutar de una alta tasa de éxito educativo. Pone el ejemplo que el 55 por ciento de los alumnos matriculados en los últimos cursos de Primaria llega a Segundo de Bachillerato. «La atención a la diversidad no supone olvidar a los que van por delante y los resultados nos avalan», añade.

En un edificio anexo está el aula de Educación Especial, donde acuden cinco niños con grandes discapacidades (autismo y parálisis cerebral), donde son atendidos por dos maestras, una de ellas con formación de logopeda, una ayudante técnico educativo (ATE) y un fisioterapeuta (que acude varias horas al centro). Allí, coinciden desde un niño de nueve años hasta Alba, de 21, que este año le toca abandonar el centro. Una de las docentes, María Delgado, explica que los profesionales desarrollan terapias individuales con cada alumno al ser niños con discapacidad motórica, aunque eso no impide trabajar su motricidad gracias a las manualidades y la música, donde cuentan con un aliado de las nuevas tecnologías.

En su apuesta por una educación inclusiva de calidad, la Junta creó en 2018 el Programa 2030, en el que los equipos directivos pueden acudir de forma voluntaria a la convocatoria para que sus centros sean considerados de alta complejidad socioeducativa. La Consejería de Educación precisa, según la información recogida por la Agencia Ical, que ninguno de los centros ha solicitado la condición de vulnerabilidad socioeducativa para su alumnado, que es uno de los tres requisitos para beneficiarse del programa.

Por el contrario, la demanda se apoyó en las otras circunstancias que recoge la orden como son el alumnado con necesidad específica de apoyo educativo, dificultades en la convivencia (incidencias y sanciones), si los resultados académicos se sitúan por debajo de la media de la Comunidad (tasa de repetición), y por encontrarse en entornos de situación de vulnerabilidad social, según las entidades locales, ya sea por el nivel cultural o el poder adquisitivo de las familias.

Comunidades de aprendizaje

Rafael Gallego llegó al instituto del barrio La Armunia en 2008, primero como profesor, luego como jefe de estudios y desde hace seis cursos, como director. Quiere dejar claro que la apuesta no es personal si no de un equipo y del centro, que en 2012 decidió dar un cambio radical al instituto. Desde entonces, probaron con las agrupaciones flexibles que solo funcionaron al principio al comprobar que conducían más a la exclusión que la inclusión. Al final, dieron con la tecla de las comunidades de aprendizaje con los grupos heterogéneos interactivos, que ha pasado por la presencia de la comunidad en el centro que ha mejorado, sin duda, la convivencia, el aprendizaje y la inclusión desde todos los puntos de vista.

De forma resumida, el director explica que esa práctica consiste en organizar la clase por grupos con cuatro alumnos cada uno. Se forman de manera heterogénea para que haya chavales muy capaces de hacer una actividad, otro que le resultará muy difícil y uno más que le será imposible. «La idea es que resuelvan, en grupo, un tema, gracias a la ayuda entre unos y otros, con la presencia del voluntario ((padre, madre, antiguo alumno, miembro de una asociación y de la universidad) que debe garantizar que haya interacción entre los miembros y que esa cooperación sea de calidad. Luego, todos los grupos pasan por las actividades propuestas», apunta. De esta manera, añade, se logra la integración de la comunidad en el centro.

Los docentes también han tenido una formación específica en las tácticas restaurativas, al ayudar a mejorar la convivencia escolar a través del diálogo entre alumnado de varias culturas, además de tener una estrecha colaboración con la Fundación del Secretariado Gitano y la ONG Ayuda en Acción.

Etiqueta de 'gueto'

Gallego lamenta que un centro determinado lleve la etiqueta de contar con un alumnado en situación de vulnerabilidad socioeducativa. «Creemos que es conveniente evitar por que el hecho de que exista esa situación no significa que sea un 'gueto' por que este centro no es de los gitanos y los inmigrantes, aunque haya alumnos con esa condición», subrayó. No en vano, recordó que la tendencia de las familias a proteger a sus hijos y que no se «mezclen» con chicos diferentes «casi les lleva al racismo» y optan por llevarles a otros centros del barrio, sobre todo de la concertada, donde no se produce esta circunstancia.

Algo que el director del García Bellido califica de «torpeza absoluta» por que, a su juicio, la posibilidad de relacionarse con estudiantes de otras culturas o etnias les hace perderse «muchas cosas». «Siempre digo a las familias que no están en una situación de vulnerabilidad socioeducativa que la gran riqueza y el extra del alumnado que se forma en este tipo de centros es saber convivir con personas que son diferentes y extraer unas lecciones que no están en un ningún libro. Aquí, tenemos la oportunidad de ver el mundo como es y eso es un máster. Muchas familias lo ven así pero hay otras que evitan matricular a sus hijos aquí», sentencia.

La experiencia ha sido muy positiva en estos cuatro cursos hasta el punto que el director del instituto no duda en considerar que el Programa 2030 ha sido una «bendición». Y es que señala que les permite trabajar con la «tranquilidad» de poder desarrollar proyectos que desean implantar.


TITULO: UN BUEN PLAN ES IR AL CINE - Shrek,.

Shrek

Reparto
Animación,.

Hace mucho tiempo, en una lejanísima ciénaga, vivía un feroz ogro llamado Shrek. De repente, un día, su soledad se ve interrumpida por una invasión de sorprendentes personajes. Hay ratoncitos ciegos en su comida, un enorme y malísimo lobo en su cama, tres cerditos sin hogar y otros seres que han sido deportados de su tierra por el malvado Lord Farquaad. Para salvar su territorio, Shrek hace un pacto con Farquaad y emprende viaje para conseguir que la bella princesa Fiona acceda a ser la novia del Lord. En tan importante misión le acompaña un divertido burro, dispuesto a hacer cualquier cosa por Shrek: todo, menos guardar silencio.

 

TITULO: Días de cine - Cine - Ned Beatty,  . Viernes-18-Junio .

 

Días de cine - Ned Beatty,
 


Viernes - 18- Junio a las 20:35 horas en La 2 / foto,.

 

 Días de Cine - Ned Beatty (1937-2021)

El actor estadounidense Ned Beatty, cuya larga y brillante carrera en el cine le llevó a ser candidato al Óscar por Network (1976), ha muerto a los 83 años en su casa de los su casa de Los Ángeles (EE.UU.) Nacido en 1937 en Louisville (EE.UU.), Ned Beatty desarrolló una extensa carrera en el cine y la televisión que, tal vez, alcanzó sus cotas más altas durante los años 70. Fue en esa década cuando participó en películas como Network, un clásico del cine sobre periodismo y medios de comunicación que dirigió Sidney Lumet y por el que Beatty fue candidato al Oscar al mejor actor de reparto. No fue la única que vez que abordó el tema de la prensa en la gran pantalla.

Así, Beatty dejó huella en Todos los hombres del Presidente (1976), una recordada cinta acerca del escándalo Watergate con Dustin Hoffman y Robert Redford como protagonistas y Alan J. Pakula en la dirección. Curiosamente, fue Jason Robards, compañero suyo de reparto en esta película quien le dejó sin la estatuilla al mejor actor secundario a la que optaba por Network.

 

TITULO:  Saber Vivir - Tierra, tiza, tejido y otras cosas que come alguna gente. ¿Por qué?,. 

 

Tierra, tiza, tejido y otras cosas que come alguna gente. ¿Por qué?,.

Salvo casos culturales, es un trastorno conocido como 'pica',.

Tierra, tiza, tejido y otras cosas que come alguna gente. ¿Por qué?

foto / A la mayoría de nosotros, la simple idea de comernos un puñado de tierra, un trozo de tela o una barrita de tiza es suficiente para provocarnos una mueca de repugnancia. Porque nuestro cerebro, en condiciones normales, está preparado para buscar y seleccionar alimentos que nos sienten bien o nos produzcan placer. No suele 'divertirse' boicoteándonos y haciendo que nos apetezcan cosas incomestibles que ni son buenas para nuestra salud, ni estamos preparados para digerir. Así de sabia (casi siempre)es la evolución. Pero, como en todo, hay salvedades. En algunas ocasiones, hay personas que sienten un deseo irrefrenable de ingerir o lamer materiales que no son aptos para consumo humano.

Se trata de un trastorno alimentario y de la conducta conocido popularmente como 'pica'. Al parecer, este nombre no viene de la palabra 'picar', entendida como el hábito de tomar caprichitos fuera de las comidas principales, sino de 'Pica pica', que es el nombre científico de las urracas, ya saben, esos pájaros de la familia de los cuervos que tienen la costumbre de robar objetos –sobre todo brillantes– y también de comerse todo lo que encuentran.

«Para hablar de 'pica' se tienen que cumplir varias condiciones. Entre ellas, que la ingesta no sea de nutrientes, que dure un mes o más y que no forme parte de una tradición cultural. Por ejemplo, en la localidad estadounidense de Piedmont, en Georgia, es tradición comer arcilla», apunta José Antonio Piniés, especialista en Endocrinología y Nutrición del hospital universitario de Cruces y del IMQ. Y también ocurre en otras partes del mundo, sobre todo en países como Camerún, Namibia o Kenia, donde no es raro encontrar a la venta envases de tierra aliñada con alguna especia. Fuera del continente africano, en Argentina o Irán, también se han descrito casos con motivación cultural. Según algunas tesis antropológicas, esos vestigios de tradición quizá tuvieron en algún momento de la historia una base biológica si a la población de esas zonas les faltaba algún nutriente que podían conseguir ingiriendo tierra o arcilla (la geofagia es el tipo de 'pica' más común junto con la de comer hielo, o pagofagia). ¿Más explicaciones culturales y religiosas de comer cosas que no son alimentos? Muchas. Por ejemplo, la tribu yanomami, que vive al norte de Brasil y al sur de Venezuela, se come las cenizas de los huesos de sus difuntos (sólo si eran buenas personas) para que queden integrados en su cuerpo. Y los amantes de los remedios naturales afirman que la arcilla blanca es buena para el sistema digestivo, como sustancia depurativa. De hecho, se vende en herbolarios con esa finalidad.

«A algunas embarazadas les da por comer yeso o polvo durante los primeros meses de gestación» José Antonio Piniés, especialista en Endocrinología y Nutrición

Al margen de estos casos –que, además, no responden a deseos irrefrenables–, Piniés asegura que en la sociedad actual la 'pica' está muy limitada a ciertos grupos de personas –embarazadas, niños, personas con discapacidad intelectual o trastornos psiquiátricos– generalmente con problemas de pobreza y/o emocionales. «Necesitarían tratamiento, claro», indica Piniés, quien apunta que la 'pica' afecta a un 10% de los niños de 2 a 6 años. «Y hay embarazadas a las que les da por comer tiza, yeso o polvo durante el primer y segundo mes de embarazo. Luego este hábito desaparece tras el parto.En este caso se debería al mayor gasto en calcio que hay durante esas fases y habría que suplementarlas. Otros casos de carencias que se relacionan con la pica son la falta de hierro y sobre todo, de zinc. De hecho, en personas con falta de zinc, la 'pica' es hasta seis veces más frecuente que entre la población sin carencias. Así que... en algunos casos de 'pica', sí que el cuerpo te está pidiendo alguna sustancia, aunque en sociedades donde no hay problemas para acceder a una dieta variada es raro que ocurra», relata Piniés, quien subraya que en nuestro entorno el problema suele tener un origen psicológico o psiquiátrico.

El 75% acaba en el quirófano

Tal y como enumera el experto, hay «más de 29 tipos de fagias» según el tipo de material que se ingiera. Y enumera: «Pagofagia (ingestión exagerada de hielo), coniofagia (polvo), coprofagia (excrementos), stachtofagia (ceniza de cigarro), emetofagia (vómito), foliofagia (papel), bibliofagia (libros o revistas), litofagia (piedras), tricofagia (cabello o lana), xilofagia (madera)...».

¿Pero está nuestro cuerpo preparado para ingerir este tipo de cosas? «El 75% de los casos acaba en cirugías –imaginemos la obstrucción que puede sufrir una persona que come trocitos de tejido– y una pequeña proporción, sobre el 10%, incluso mueren. Comer excrementos de animales acarrea muchas enfermedades, lo mismo que ingerir, por ejemplo, pintura de la pared, que lleva plomo, con lo tóxico que es...», repasa el endocrino.

Los niños: no es un problema si aún están en la fase oral

A los pediatras ni les choca ni les pilla de nuevas. Están acostumbrados a recibir a padres preocupados porque sus peques comen cosas raras: papel, tierra, tela y hasta heces. Tranquilidad. No supone un problema... dependiendo de la edad del niño. Durante la fase oral, que acaba en torno a los dos años, los críos tienden a meterse todo en la boca y a explorar el mundo (las texturas, los sabores) chupando todo tipo de materiales, intentando mordisquearlos o incluso comiéndoselos. Esta práctica es fuente de muchos sustos para los progenitores, que tienen que lidiar con amagos de atragantamiento, arcadas, vómitos... y visitas a Urgencias porque sus chiquitines se han tragado piezas pequeñas de algún juego, por ejemplo. «Si, pasada esta etapa, siguen comiendo cosas que no son alimentos, sí que habría que estudiar qué pasa», aconseja Piniés.

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