Siempre
le atrajeron los toros y el día que su padre le prohibió probar como
torero prometió convertirse en uno de los mejores recortadores. Debió de
conseguirlo porque a Ramón Bellver, además de como 'el Blanco', se le
conocía como 'el Ponce del recorte'.
PERSONAL
- Retirado.
- Ramón Bellver nació en
Massamagrell (Valencia) en 1980. A los 14 años se puso delante de su
primer toro. Se despidió en las Fallas de 2012, la víspera de San José,
con la plaza abarrotada.
- Manías.
- Llevar un pañuelito -un
día se lo quitó y le cogió una vaca-, estampitas y cruces, entrar a la
plaza con el pie derecho y tocar el burladero con los dedos haciendo
cuernos.
- Su peor día.
- Una cornada en el
cuello, en 2006, que le seccionó la yugular externa. «Estuve más allá
que aquí».
–¿Recuerda la primera vez que vio un toro?
–
Sí. Estaba en casa, en Massamagrell, y veía pasar a las vacas por la
calle. No llegaba bien a la barandilla y me asomaba entre los barrotes.
Tendría unos cuatro años. Luego mi padre empezó a llevarme a los
pueblos. Me dejaba en casa de alguien, en el balcón, y él se iba a
seguir al toro por la calle.
–¿La figura del recortador es relativamente reciente o no?
–
Aquí, en Valencia, empezaron los primeros concursos a finales de los
90. Pero antes ya se hacía en Medina del Campo (Valladolid), en Arganda
del Rey (Madrid) y otras zonas de España.
–¿Cuándo le entró la afición?
–
De chico. Primero me gustaba verlos y con 12 años ya me puse delante de
mi primer animal; no salió muy bien: hice todo lo que no había que
hacer y el becerro, un eral de dos años, me pegó una buena paliza. Mi
madre estaba muy enfadada. Le dije que estuviera tranquila, que no iba a
haber más animales en mi vida. A la semana siguiente, había becerras en
mi calle y yo, vendado como una momia, ya iba corriendo detrás...
–¿Y el primer toro?
–
A los 14. Fue un cambio radical: imponía mucho más. Pero no fue hasta
los 16 cuando empecé a recortar bien a los machos. Llamaba la atención
que un chiquillo estuviera recortando ya los toros con relativa
facilidad. Aunque antes no era tan extraño, ahora se echarían las manos a
la cabeza.
–¿Nunca pensó en torear?
– Sí.
Me apunté a la escuela. Llené la hoja de solicitud y cuando se la llevé a
mi padre, no quiso de ninguna manera y la rompió delante de mí. Yo, con
la rabieta, le dije que no sería torero pero que iba a ser de los
mejores recortadores.
–¿Cómo se aprende a recortar?
–
Fijándote mucho en los que van por delante de ti. No imitándolos, sino
fijándote en la técnica y en el saber estar. Luego le tienes que dar tu
personalidad y la experiencia te va enseñando. Y al final, muchas horas
de carretón, con un compañero que te enviste, e intentando depurar la
técnica.
–¿Cuándo empiezan a llamarle el Blanco y por qué?
–
En el primer concurso al que me apunté, en el 98, en Puçol, te pedían
los datos y un pseudónimo, y como a mi padre y a mi abuelo les llamaban
el Blanco...
–¿Siempre ha podido más la adrenalina que el miedo?
–
Sin duda. Todo el mundo que experimente un subidón de adrenalina,
haciendo lo que sea, sabrá que es fuerte y engancha. Te hace
acostumbrarte y si no lo tienes, te falta algo. Yo necesito la
adrenalina. Cuando lo dejé, busqué actividades que te hacen sentirla:
boxeo, carreras extremas...
Acostumbrase a la sangre
–¿Tiene hijos?
–
Uno de siete años. Le gusta el toro pero le tiene pánico. Me ha visto
llegar con heridas y creo que le causó un trauma. Pero yo quiero que se
acostumbre a ver la sangre porque forma parte de la vida. Yo, antes de
irme a un festejo, me ponía vídeos de cogidas para concienciarme de lo
que podía hacerme un toro. Mucha gente, cuando la cogen, pierde el
control porque no se lo espera. A mí me salvó la vida estar totalmente
relajado en una cogida en Valencia. Que no te suban las pulsaciones.
También me inspiró el maestro Paquirri con esa frialdad en la famosa
cogida.
–El Ponce del Recorte le han llegado a llamar
–
Sí, y me encanta. Es de lo más bonito que me han podido decir. Para mí,
Ponce siempre ha sido un ídolo y llevo un tatuaje suyo bastante grande
en la espalda. Tenía una gran capacidad para ver a los toros, sus
reacciones. Los estudiaba y sabía lo que tenía que hacerle a los toros.
–He leído que está en contra de los recortadores que convierten esto en un juego de acrobacias
–
No estoy en contra, los respeto. Pero siempre defendí que lo más
difícil es torear con el cuerpo: templar una embestida o ralentizar a un
toro con tu cuerpo. Es como torear despacio. Lo otro no tiene ese
pellizco de arte.
–¿Está a favor de todo lo que se le hace a un toro: desde embolarlo con fuego hasta lancearlo?
–
Respeto todas las tradiciones. Con el toro embolado tengo miles de
razones para demostrar que no está sufriendo ni se quema los ojos ni
otras tonterías que dice la gente desinformada. Sobre el lanceo del toro
en Tordesillas, he estado allí, sin participar, y veía la pasión con
que vivían su festejo e, independientemente de que me guste o no, lo
respeto. Yo no me veo lanceándolo, pero lo respeto. Los animales no son
de Disney ni hablan. Los pollos se matan para echarlos a la paella. Y
así todo.
–¿Cuánto han llegado a pagarle?
– El premio más alto que me he llevado fueron 5.000 euros en unas Fallas de Valencia. Luego, como fijo por ir, 2.000 euros.
TITULO: FUTBOL - Trofeo Santiago Bernabéu - Real Madrid -3- Milan -1-,.
Resultado Final - Real Madrid -3- Milan -1-,foto.
El Real Madrid vence al Milan por (3-1) en el Trofeo Santiago Bernabéu de 2018. Benzema y Bale se reivindican en la puesta de largo y Mayoral, etc.
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