Paleontología: Zoo milenario y sin fin / foto

Un antílope de nueve millones de años es el último descubrimiento del yacimiento del Cerro de los Batallones, en Madrid.

Es como asomarse a un zoo prehistórico. El yacimiento del cerro de los Batallones en Torrejón de Velasco (Madrid) alberga una de las mayores colecciones del mundo de depredadores del Mioceno (un periodo que comenzó hace 23 millones de años) y una enorme e inusual concentración de carnívoros (98 por ciento de los restos totales). Mastodontes, rinocerontes, jirafas, jabalíes hienas, osos, lobos, aves rapaces... y, sobre todo, tigres de dientes de sable, la joya de la corona por su grado de conservación y por lo impactante de su estructura. Entre los restos más singulares destaca un posible antepasado del panda rojo asiático, y entre los más recientes, un pariente de los tejones actuales y un antílope de hace nueve millones de años muy parecido a los actuales nilgos de la India. ¿Cómo se explica esa concentración de animales? Los investigadores sugieren que este complejo de yacimientos fue una zona salpicada de cavidades en forma de túnel creadas por la erosión que actuaron como trampas mortales para la fauna de la época.

Atraídos por los animales muertos o heridos, los depredadores que se introducían en las cuevas para aprovechar las carroñas acabaron igualmente atrapados. Estas simas tenían fácil acceso, pero hacían imposible la salida de los animales. Posteriormente, las cuevas fueron colmatándose con los sedimentos de arcillas y así permanecieron hasta nuestros días. El del cerro de los Batallones es un yacimiento único: en 2016 cumplirá 25 años y todavía siguen apareciendo restos.
Tigre con dientes de sable

El director del yacimiento, Jorge Morales, sujeta el cráneo de un depredador muy eficaz: sus colmillos aserrados alcanzan hasta 14 centímetros.
Pariente del oso panda

El falso pulgar de este fósil de Simocyon batalleri lo emparenta con el panda rojo que habita en los bosques de Asia central.
Pata de Rinoceronte

La restauradora Paloma Gutiérrez del Solar ultima, en el Museo Nacional de Ciencias Naturales, la réplica en escayola de la pata de un rinoceronte encontrada en el cerro de los Batallones.
Trabajo de campo

Un embalaje de cartón alberga los restos de un rinoceronte completo en el yacimiento número 1. Está listo para ser trasladado al Museo Nacional de Ciencias Naturales, donde será estudiado con detalle.

TÍTULO: Zoom Arte El 'oro' oculto de la Capilla Sixtina,.

Zoom Arte / foto

El 'oro' oculto de la Capilla Sixtina

Estudios recientes desvelan cálculos muy precisos en la obra de Miguel Ángel

Veinte meses enteros estuvo Michelangelo Buonarroti pintando los 500 metros cuadrados del techo de la Capilla Sixtina del Vaticano. Según cuenta Ascanio Condivi su alumno y biógrafo, el maestro se pasó día tras día él solo en los andamios, dejándose la vista y aguantando las constantes presiones de su cliente: el Papa de Roma. El día de Todos los Santos de 1512, por fin, Julio II pudo contemplar la obra ya terminada. Y, según el relato de Condivi, no tardó ni un minuto en empezar a poner pegas. ¡No había nada de oro! Podría dar sensación de pobreza, protestó. Pero las personas representadas en los frescos eran pobres, le respondió el artista, ¡así que nada de oro! Mentía. En los frescos sí hay oro, pero de otro tipo: la proporción áurea. [Aúreo procede del latín aureus: que es o parece de oro]. La también llamada divina proporción es una regla geométrica que, aplicada a la composición espacial de las figuras en una pintura, le otorga a esta un equilibrio mágico, que en el fondo es puramente racional, calculado. El biólogo Deivis de Campos y su equipo de la universidad brasileña de Porto Alegre acaban de demostrar que Miguel Ángel aplicó este otro oro en la Capilla Sixtina. El equipo brasileño ha utilizado un programa informático profesional para medir y analizar los frescos con una precisión microscópica. Los resultados de esta investigación publicados en la revista Clinical Anatomy han demostrado que el artista no solo conocía a fondo la anatomía humana especialmente precisa en esta obra, sino que la geometría tampoco le era en absoluto ajena.

Las matemáticas de la Creación
Un número irracional.
Si en la escena de La creación de Adán se traza una línea desde la mano derecha de Adán, en el extremo izquierdo de la pintura, hasta la punta del pie del Dios Padre, en el extremo derecho de la obra, las puntas de los dedos que se juntan en el centro de la representación ocupan una posición elegida de acuerdo con una medida conocida como proporción áurea. Esta se calcula mediante un valor descubierto en la Antiguedad llamado número áureo, que no se puede expresar con números enteros. Por ello, en el lenguaje de las matemáticas es definido como número irracional: no encaja en las medidas exactas.
Segmentos de una misma recta.
El número áureo surge del vínculo existente entre dos segmentos de una misma recta.Su representación decimal es 1,6180339887498... No tiene periodo. Es como un pequeño infinito. Es posible que este carácter inconmensurable sea percibido de forma inconsciente por nuestro cerebro, y que ahí resida su magia estética y la razón por la que artistas de todos los tiempos lo han empleado.